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Nashville, Tennessee, es la capital mundial de la música country
donde podemos oír canciones de desengaños amorosos cualquier noche de la semana.
Nashville es también el centro de otra industria
que convierte las desgracias de los demás en oro: la asistencia sanitaria con fines de lucro.
Hay 873 hospitales en poder de inversores, en los EEUU.
Más de la mitad tienen su sede aquí.
Uno de ellos es Caremark, el comerciante de recetas al por menor, más grande de la nación.
Nashville acoge a otras 300 clínicas de pacientes externos,
centros de radiología,
servicios administrativos de enfermedades y otras especialidades.
Todas son empresas médicas recién establecidas y todas ellas ganan una fortuna.
Los ingresos totales de la industria de la medicina el año pasado, fueron de un billón de dólares.
¡Poder para el pueblo, no para el Gobierno!
Reformar el sistema sanitario es el objetivo principal en la agenda doméstica del Presidente Barack Obama.
Estos manifestantes no quieren verse obligados a comprar seguros médicos.
Y no se les puede culpar: las tasas se han duplicado desde 1999.
Según el proyecto de ley, que actualmente se está debatiendo en Washington,
la población tendría que comprar un seguro médico o pagar una multa.
No necesitamos recibir una atención sanitaria que cubra a todos por igual. No es lo que necesitamos.
Lo que necesitamos es tener libertad para elegir.
No queremos que el Gobierno controle nuestras cuentas del banco o de la asistencia sanitaria.
No necesitamos nada de eso.
En realidad, es esta empresa: HCA (Corporación de Hospitales de América)
la que se hizo con gran parte de los 2,5$ billones que los americanos gastaron en sanidad el pasado año.
HCA tiene 163 hospitales y 112 clínicas de pacientes externos.
Durante años, la compañía presentó falsas demandas de Medicare con el Gobierno.
Pagaron 1,7 mil millones de dólares para llegar a un acuerdo, en 2003.
Y todavía es la cadena de hospitales más grande y más rica de América.
En el segundo trimestre de 2009, obtuvo unas ganancias de 282 millones.
Estas ganancias están dejando secos a los americanos.
Desde 1980, los ingresos medios en los EEUU han subido ligeramente, acerca de unos 3.000$,
pero los gastos de la atención sanitaria han subido tres veces más rápido
y ahora representan casi la mitad del sueldo medio del 90% de la población.
La asistencia sanitaria en América es un bien básico para algunos y un derecho para otros,
dos de cada tres americanos compran un seguro médico a través de su empleador.
Pero los ancianos y los pobres están cubiertos por dos programas federales: Medicare y Medicaid.
46 millones de americanos no tienen ningún tipo de seguro y no pueden permitirse ninguno.
Un estudio reciente de la Facultad de Medicina de Harvard estima que 45.000 americanos mueren cada año,
porque no tienen seguro médico y no pueden recibir atención médica.
- ¿Qué queremos? - ¡Un único pagador!
- ¿Cuándo lo queremos? - ¡Ahora!
Esta gente quiere tomar las primas de los seguros médicos
que acaban en cientos de compañías privadas y ponerlos en un fondo único que asegure a todo el mundo.
Señalan a otros países, donde los hospitales públicos y el seguro médico financiado por el Gobierno es la norma
y produce mejores resultados por un menor coste.
Una mujer en Canadá, bajo el sistema sanitario canadiense,
tiene la mitad de riesgo de muerte durante el embarazo que una mujer americana en la misma situación.
Esto es intolerable.
Pero la idea de un único pagador ni siquiera está sobre la mesa en Washington,
porque aquellos que intervienen en la asistencia sanitaria:
seguros y productores de fármacos, hospitales y profesionales de la medicina,
se han gastado tres mil millones de dólares desde el 2000 para convencer al Congreso que lo ignore.
El senador Max Baucus, Presidente del Comité que examina este asunto
es el cuarto receptor de los fondos del Departamento de Medicina.
Desde 2005 ha recibido tres millones de dólares por contribuciones de campañas
y donaciones del Comité de Acción Política de esta Industria.
Cuando esta doctora intentó hablar al Comité del Senado de Finanzas sobre el único pagador, Baucus le arrestó.
Estoy muy furiosa, ya he tenido bastante. Quiero volver y cuidar a los pacientes.
La industria del seguro médico, tal y como es ahora, se entromete entre mis pacientes y yo
de una forma en la que Medicare nunca lo hace.
Darnos Medicare a todos y estaré muy contenta.
En 2006, las compañías aseguradoras privadas ingresaron 186 mil millones de dólares.
Si ese dinero realmente se usara para el cuidado de los pacientes, cubriría a más de la mitad
de los 46 millones de americanos sin seguro.
El mes pasado, un grupo de médicos condujo de Oregón a Washington, parando en el camino
para explicar a la gente cómo funcionaría el sistema de un único pagador.
¿Va a ser más difícil ir al médico cuando necesitemos ir a verle?
Debería ser 10 veces más fácil. Si tuviésemos un único pagador, todos en el país
tendrían sus pagos hechos mediante la misma organización: una agencia pública.
Y todos los doctores y hospitales serían privados. Podría elegir cualquiera de ellos.
Usted tendría una tarjeta de identificación universal, exactamente igual que una tarjeta de crédito del banco.
Esa tarjeta le identifica.
Si va a la farmacia y presenta esa tarjeta, le darán su receta sin gasto alguno.
Nuestros compatriotas americanos están sufriendo y muriendo innecesariamente.
Por eso estoy muy furioso.
Los "Doctores furiosos" como ellos mismos se llaman,
hablaron al público delante de la sede central del HCA el mes pasado.
Cuando hablaron de dinero,
incluso los detractores que vinieron a irrumpir el mitin de los médicos,
se mantuvieron en silencio.
Los americanos tienen la oscura distinción de ser el único país del primer mundo
en el que la gente se va a la quiebra a causa de sus facturas médicas.
Esto no pasa en Canadá, Inglaterra, Alemania, Suiza, Escandinavia, Israel, ***ón, Taiwán.
Y podría seguir nombrando.
Todos esos países proporcionan un sistema sanitario de calidad por mucho menos de lo que nosotros pagamos.
A todos. Y nadie se va a la quiebra y lo hacen por menos dinero.
Perder el empleo significa perder el seguro médico para la mayoría de los americanos.
Según la Coalición Nacional independiente del sistema sanitario,
las facturas de medicinas impagadas fueron la causa principal del 62% de las quiebras personales en 2007.
Tener un seguro médico malo en América que no cubra el coste de las recetas que uno necesita,
puede suponer el deterioro de la salud y por tanto, la pérdida del trabajo.
Recuerdo cuando llamaba a United cada día y les decía: "¿No pueden entender que si no me dan este medicamento,
me voy a poner muy enferma? Voy a quedarme sin trabajo.
Todo va a empeorar".
Y como era de esperar, en mayo de este año tuvieron que intervenirme de urgencia:
lo que hizo que me hospitalizaran durante dos semanas y me quedara dos meses sin trabajo.
¿Tiene problemas al dormir?
Si eres pobre o estás enfermo en los EEUU y no puedes pagar atención médica, puedes ir a un hospital público
como el hospital general de Nashville, si puedes encontrar alguno.
El hospital general trata alrededor de 70.000 casos de caridad al año.
En 2008, la factura fue de 65 millones de dólares.
El coste de todas las obras de caridad en Tennesee el año pasado, fue de 1,2 mil millones de dólares.
Los hospitales de carácter público en los EEUU suman cerca del 20% del total, pero los números van a la baja.
Siempre en números rojos, pocos permanecen abiertos para tratar a los pobres.
Ninguna dosis médica puede curar lo que falla en el sistema sanitario en América.
Los defensores de un único pagador dicen que solo las intervenciones de urgencia funcionarán.
Si se recortaran los gastos, el fraude y el beneficio,
habría dinero más que suficiente para pagar un sistema sanitario públicamente financiado para todos.
Si el congreso encuentra la manera de hacer esto: aprobar una ley sobre la asistencia sanitaria
que cubra a todos y no lleve a la quiebra a nadie,
entonces la gente de Nashville y el resto del país
realmente tendrá algo sobre lo que cantar.