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[música de introducción]
>> ERIC SUNDRUP, SJ: En una de sus cartas, usted exhortó a los jesuitas a que recobrasen
el espíritu de silencio. Usted dijo muy específicamente que ello no implicaba el abandono de estos
medios y de toda la información que circula, pero que necesitábamos recobrar aquel sentido
del silencio para poder colocarnos en ese lugar. Porque estamos tratando con una generación
que está inmersa en sus smartphones, que está en todas estas redes sociales. Hay información,
como ya lo hemos dicho, llegando. En ese contexto ¿qué significa que un hombre recobre un
espíritu de silencio?
>> P. GENERAL: Pienso que eso tiene que ver con la su educación, la de nuestros corazones
¿no? En primer lugar, nada importante — y pienso que el silencio es importante — nada
importante se adquiere rápidamente. Entonces no existe una fórmula instantánea, no hay
una palabra mágica para obtener el silencio. Y no se trata de una cuestión de esfuerzo;
toma mucho tiempo. Pero debemos formar, en nuestros hombres y en nosotros mismos, una
especie de gusto por el silencio, por este espacio donde sólo Dios consigue entrar,
donde podemos oír el espíritu. Como dijo un obispo ortodoxo, al que le gustaba la Compañía
y que pensaba en convertirse en jesuita, siendo ortodoxo, porque los jesuitas son monjes de
la ciudad, en el medio de la ciudad. Para que en el medio del ruído podamos crear un
espacio de silencio, a veces, nos quejamos de que necesitamos una casa con un jardín
y una capilla ¿si no no podemos rezar, no? ¿Qué es esto? No. Nos gusta el silencio
interior; esa capilla que llevamos dentro de nosotros todo el tiempo. Y no tenemos paredes
y capillas y todo ese tipo de cosas. Podemos vivir con gran simplicidad, en el medio de
la gente, y aún así ser los mensajeros del silencio.