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SHÔCHIKU PELÍCULA OFUNE
HERMANO MAYOR Y SU HERMANA PEQUEÑA [ANI TO SONO IMOTO]
Cámara UBUKATA Toshio Montaje KANESHU Takashi Sonido OMURA Saburo Guión SHIMAZU Yasujiro Música SAOTOME Hikaru
Reparto
SABURI Shin MIYAKE Kuniko KUWANO Michiko UEHARA Ken
KAWAMURA Reikichi MIZUSHIMA Ryotaro SAKAMOTO Takeshi RYU Chisu
OTSUKA Kimyo KOBASHI Masako SUGAI Ichiro
¿Vuelve ahora del trabajo?
- Trabajo duro, ¿eh? A pesar del frío. - Es igual.
- Últimamente vuelve tarde, ¿no? - Sí.
- Trabajar no es fácil. - Buenas noches.
Buenas noches.
- Hace mucho frío, ¿verdad? - Sí. Hasta la cabeza me duele.
¿Quieres bañarte ahora? El agua está lista.
Sí. Necesito calentarme.
¿Te apetece algo de comer?
- Lo dejo en tus manos. - Pues no hay mucho...
- No soy exigente. Lo que sea. - ¿Y te apetece sake?
- Si hay, lo tomaré. - Pues no hay.
Sonaba demasiado bien. ¿Estás constipada?
- Me duele la garganta y la cabeza. - ¿Tienes fiebre?
El termómetro está roto.
- Eso no está bien. Vete a la cama. Ya me ocuparé yo. - No es nada grave.
- No te preocupes. Si empeoras, mal asunto... - ¡Estoy bien! - ¡Qué va!
- Siento llegar siempre tan tarde. - Se trata de tu trabajo.
- Da igual. Vete a la cama. - Vale. Me voy.
- Me acostaré antes. En el aparador está... - Vale. Lo sé. Yo lo haré.
- Si no como, me despierto a medianoche. - Ya es medianoche.
Tienes razón, ya es la una.
- Toses mucho. - No, no tanto.
Me voy a bañar.
¡No desparrames el jabón!
No se puede quitar si está seco.
- ¡Akiko! - ¿Qué quieres? - ¡No hay jabón! - No puede ser.
A lo mejor está en el tocador de Fumiko. Sigue ahí después de que te lavaras la cara.
- ¿Quién es? - Soy yo. - ¿Hermano?
- Busco el jabón. - ¿Vuelves ahora? ¿Qué hora es?
- La una y pico. - ¡Qué tarde! La hermana está constipada. - Ya lo sé. - Llegas siempre tarde.
- No te metas. - Es culpa tuya. - ¡Cállate! - ¡Eso duele! - ¡Duérmete de una vez! - ¡Qué bruto eres!
- ¿Por qué no te bañas ya? - Eso iba a hacer.
No me enteraba de lo que me dolía. Hasta que pensando, pensando me di cuenta que era la patada de mi hermano en mi pierna izquierda.
- Fue a medianoche. Casi me olvidaba. - Le dijiste algo en contra, ¿no?
¡Eso es! ¡Me tiró pullas!
- Akiko, ¿como vas con el constipado? - ¡Aún no está bien! - ¡No te pregunto a ti!
Estoy mejor que ayer.
¿Por qué no continúas en la cama y le dejas las tareas a Fumiko?
No tengo tiempo para dormir.
- Ya son las siete y media. - ¿Ah sí?
¿Te duele algo?
La pantorrilla derecha.
- Me pisaste muy fuerte. - ¿Quién ha sido?
- ¿Te haces el inocente? - Lo siento.
- Enséñame a ver. - No.
- ¿Hoy vuelves pronto? - No lo sé. - ¿Por qué?
- ¿Dónde está el periódico? - ¡En el armario! - Sí, aquí está.
- Hermano... - ¿Qué?
- ¿Por qué pones esa cara de perro? - Porque eres una pesada.
- Piensas que soy una pesada porque te sabe mal. - No he hecho nada malo para sentirme así.
Por eso te estoy insistiendo en que reflexiones sobre tu conducta.
- ¿Y la tuya? - Puedes opinar cualquier cosa sobre mí.
- Lo reflexionaré detenidamente. - No seas tan engreída.
- No tienes nada que decirme, ¿verdad? - Sí que tengo. - ¿Qué es?
Llevas una vida prosaica.
¿Prosaica? ¿Quieres decir que carezco de brillo?
Se puede decir.
¿Puedes especificar más?
Demasiado meticulosa y carente de humanidad.
- No te entiendo. - ¿No entiendes?
Me refiero a que trates de llevar una vida más flexible.
Pero eso es cuestión de carácter, no de la vida.
Tu sueño se hunde, hermano.
- Por eso no te puedes casar, tan orgullosa. - No es lo que pueda, es lo que quiera.
Si quisiera, podría casarme mañana.
Esa confianza te vale sólo a ti. Pero el matrimonio es algo...
...de dos personas. ¿No lo sabías?
Eso es tan evidente que no que requiere explicación.
Discutir contigo me da dolor de cabeza.
Por cierto, Akiko está resfriada, así que...
- Regresa pronto a casa. - Yo también quiero volver pronto.
Si juegas al go, hazlo en el despacho del director.
- Dentro del horario de trabajo. - No desatines.
Me parece que dedicas tu tiempo libre a los directores.
Esa es tu opinión.
Comprendo que te guste el go, y juegas bien,
y no te digo nada aunque juegues hasta tarde si es por hobby.
Pero aprovechas ese hobby para...
¿Para adular a los directivos?
Eso es lo que pensará la gente.
Me da igual lo que piensen.
Además, afectaría a la familia.
Es una tontería.
Pero tampoco puedo oponerme a los jefes.
No quiero decir eso.
Por ejemplo, en la empresa en la que trabajo...
...valoran la capacidad de cada uno con sus tareas.
- Entiendo. - Tanto los jefes...
...como los trabajadores han de ser conscientes de eso.
Pero eso se opone totalmente al trato humano.
Qué va. Si no mezclas el interés público con el privado.
- Fácil de decir y difícil de realizar. - Es fácil.
Sólo tienes que volver pronto a casa...
...y no ir a las casas de los directivos.
¿Esa es la conclusión?
- Ya son las ocho. - ¿Ah sí?
- Tengo que apresurarme. - Acércate.
A ver si tienes fiebre.
Sí, parece que un poco.
Tal vez tengas 38º.
¿Tanto tengo?
Es mejor que te vea un médico.
Sólo es un constipado. No hay de qué preocuparse.
¿Te sabe diferente la comida?
Un poco.
De camino avisaré al médico.
Sí, por favor. Aunque sea por la tarde.
Dile, si es posible, que venga esta mañana.
Voy a llegar tarde.
¡Tengo prisa, tengo prisa, tengo prisa! ¡Tú también, hermano!
¡Calla!
¡Vaya control!
¡Compórtate!
- ¡Me voy! - Que te vaya bien.
¡Hermano, date prisa o llegarás tarde!
- ¡Lo sé! ¡No te olvides del médico! - ¡Vale!
Tren llegando a andén 5.
Tren llegando a andén 5.
Estación Kawata, Estación Kawata.
Transbordo a línea 2.
Aquí hay hueco.
Adelante.
Gracias.
- Cuánto tiempo. - Es verdad. - Siento tanta ausencia.
- ¿Cómo está tu hermano? - Bien.
- Sigue con trabajo, gracias a Dios. - Eso está bien.
Cuando tu hermano dejó el anterior puesto, yo lo hice después.
¿Ah sí?
He montado una empresa pequeña.
Cuando se entere mi hermano, se alegrará mucho.
Llamé una vez a su trabajo, pero no estaba.
- Se lo diré cuando regrese. - Dale recuerdos.
Cuando tenga tiempo, tomaremos un café.
- Seguro que le visitará. - Insístele.
¿Cómo le va con el go?
Justo por eso hemos reñido esta mañana.
¿Sigue jugando con los directivos?
Casi nunca llega a casa antes de las doce.
Llega sólo para dormir.
Vaya... ¡qué hombre!
- Cuando lo vea, le reñiré. - Sí, por favor.
Aunque el go sea su hobby favorito,
despertará celos en sus compañeros.
Eso es lo que le digo.
- Los demás no valorarán su capacidad. - Efectivamente.
En cualquier empresa hay gente ladina.
Sí... La gente resentida con él puede actuar como en el otro trabajo.
Eso es un problema. También yo sufrí en esa época, y estuve a punto de irme con él.
Pero desistí porque en ese momento no me atreví.
Le entiendo.
Me sentí mal por tu hermano.
- Pero al final lo dejé. - Ahora Vd. se ha independizado.
- No tendrá ese tipo de carga. - No te creas.
Ahora tengo la carga de controlar a los empleados.
- Es interminable, ¿verdad? - Absolutamente.
Buenos días.
- Buenos días. - Buenos días.
Buenos días.
Buenos días.
- Buenos días. - Buenos días.
- Buenos días. - Buenos días.
- Buenos días. - Buenos días.
Mamiya.
Ven aquí.
- No se trata de trabajo. - ¿Sí?
Mi segundo hijo...
...acaba el instituto esta primavera y estoy pensando en su futuro.
¿Puedes darme algún consejo?
Buenos días.
- ¿Enseñanza pública? - Sí, el Instituto Loku.
- Tiene que tener buenas notas. - Sí, mejores que las del mayor.
¿Qué tal si se presenta a la Universidad Ichiko?
Lo intentó cuando estaba en cuarto, pero suspendió.
- Es una lástima. - Sí.
Pero escucha, es un chico raro.
Me dijo que iba a dejar los estudios y...
- ...quiere trabajar como aprendiz en la Sociedad de Valores. - ¿Ah sí?
- ¿Por qué se le ocurriría eso? - No tengo ni idea.
Un chico de 18 años aún no tiene criterio.
Dijo algo espantoso. Me enfadé y le pegué en un arranque de cólera.
- Vaya... - Hay un dicho: los hijos desconocen el corazón de sus padres.
- Le entiendo. - Todavía me da rabia cuando me acuerdo de eso.
- Buenos días. - Buenos días.
Si quiere, puedo aconsejar a su hijo.
Te estaría muy agradecido si lo hicieras.
- Cuando le venga bien, le acompañaré. - Muchas gracias.
Hoy en día a los títulos académicos se les concede importancia.
Por eso quiero que vaya a la universidad. Es mi deber.
- Si mal no recuerdo, acabaste la Escuela Superior de Comercio, ¿no? - Sí.
- Por eso destacas. - Qué va.
No te hago la pelota, ¿eh?
- Vaya corte... - No te cortes. Cuando ves las estadísticas, las miras seriamente.
- ¿Ah sí? ¿Tan serio me pongo? - Sí que te pones.
Te observo desde aquí. Tienes una mirada penetrante.
- Lo siento. - No tienes que disculparte. - Buenos días.
Así... a simple vista,
ves que no hay errores.
- Me admira. - Gracias. - Es cierto.
Yukita, que aún no ha llegado,
- lleva muchos años, pero se equivoca con frecuencia. - ¡Buenos días!
- Gracias por el tiempo dedicado. - No hay de qué.
- Buenos días. - Buenos días.
- Buenos días. - Buenos días.
¡Oye, Kyuji!
¿Anoche jugaste también?
- Sí, pero volví a casa un poco antes. - Eso está bien.
Demasiada obligación social a veces perjudica a la salud.
No pasa nada, es mi hobby favorito.
¿Es así?
¿Diga?
- ¿Mamiya? Un momento. - Gracias.
Hola, soy yo. El médico vino enseguida. No es grave.
¿Fiebre? 37º. Si descansa 4 ó 5 días, se recuperará.
- Está bien. - ¿Quién se encuentra mal? - Mi mujer.
- Bien. - ¿Quieres que comamos juntos?
Yo te invito. Venga.
Aún no ha llegado mi jefe. Está muy tranquilo.
Ah, esta mañana me encontré al Sr. Utsumi en el tren.
Me ha dado su tarjeta de visita.
Ya te comentaré cuando comamos. Que trabajes mucho.
- Buenos días. - Buenos días.
Qué sorpresa.
- Qué extraño. Qué raro. - ¿El qué?
- Tienes dos ojos, una nariz y una boca. - ¿Y qué? - No has cambiado nada.
- Sería muy interesante que cambiara todos los días. - Así no me aburriría.
Qué malo es Vd.
Escribe esto:
Muy señor mío, muy señor mío, muy señor mío.
International Trading Company
en relación a la carta del 15 de abril respecto a los pedidos,
hemos considerado todas las posibilidades, sin embargo,
debido a los controles de importación,
debido a los controles de importación...
¡Debes tener más cuidado!
¡Tu cálculo es disparatado! ¡Se puede tolerar un error en un dígito,
pero te equivocas en las cifras con ceros! ¡Eso afecta mucho!
- ¡Tengo que tener mucho cuidado con tu cálculo! - Procuro ir con cuidado.
Yerras teniéndolo, tienes mala cabeza.
- Trato de estar atento... - ¡Sólo lo intentas!
- ¡Todo el departamento pagará tu error! - Lo siento. - ¡Por fin te disculpas!
Arregla eso.
¡Mary, Mary!
¡Mary!
Se ha ido. Qué tonta.
Oiga, Sr. Mamiya. Estoy harto de recibir reprimendas.
Ya. Yukita es un poco severo.
- Además, me riñe delante de todos. - No le hagas mucho caso.
Imagínate, cuando me siento en la mesa, me ocupo sólo...
...de los números. Eso me ilusiona a veces.
- Sí, entiendo. A veces yo también me siento raro. - ¿Cómo?
- Los números son una lista enumerativa, de 0 a 9. No hay otra cosa. - Es cierto.
Por eso, a veces me invento una cifra.
A veces a mí también me entra esa obsesión.
Por ejemplo, el nº7 como si fuera una zeta hace un 17.
Qué curioso.
Estos números inventados nos confunden mucho, ¿verdad?
Sí, son más complicados.
Siempre que te riñen pienso que, cuando calculas, no piensas mucho el contenido.
- ¿Cómo? - Por ejemplo, calcular la comisión de los empleados.
- ¿Es un secreto tuyo? - No, es algo normal.
- En fin, piensa en la unidad de comisión. - ¿Unidad?
Sí, suele ser fija. Muchas veces un dígito, dos es muy raro.
- Tienes razón. - Por eso, si recuerdas el número...
de trabajadores, las horas y los días,
- no se diferenciará mucho de tu cálculo mental. - ¡Es verdad!
En fin, no es sólo calcular las cifras, sino también tener en cuenta su contenido.
Eso es lo que se me pasaba.
- Si lo haces, en seguida te darás cuenta del número de dígitos. - ¡Vaya!
Ahora entiendo por qué nunca cometes errores. Es tu táctica secreta.
Después de muchos años trabajando, lo capto de forma natural.
Sólo siguiendo los números con la mirada sé cuántos 3 y 7 hay y cuánto es la suma.
- Yo no podría. - Hay que estar concentrado...
- ...y entrenarse también. - Hay que entrenarse cada día. - Como cualquier trabajo.
¿Qué crees que tengo que hacer?
Eso lo hablamos otro día. Hoy tengo un compromiso.
Vale. Me lo enseñarás con tranquilidad.
Creo que el go también iría bien...
- Es diferente, ¿eh? - Ya. Nosotros dependemos del ábaco.
- Le agradezco que me lo haya explicado así. - Es cierto. Sin gritar.
- Desde que él está aquí, al Sr. Ikuta se le ve inquieto. - Se trata de su capacidad.
¡Qué bien huele! ¿Qué es?
- ¿Lo adivinas? - No lo sé, pero hasta aquí llega el olor.
A lo mejor cuando te lo comas, te sabe mal.
Ya estoy en casa. ¿No tendrías que estar en cama?
Me bajó la fiebre con la desinfección de las amígdalas.
- He comprado helado de Ginza. - Gracias.
- Está frío. - Me apetece frío por la fiebre.
- Qué tierna parece. - Lleva cociendo más de dos horas.
- Akiko, hoy me ha pasado una cosa curiosa. - ¿El qué?
El amigo de mi jefe viene...
...a menudo a la oficina para ver a mi jefe. Pero cada vez que viene habla muy mal de mí.
Creo que no es mala persona, pero habla cuchicheando.
Que cuchichee no me importa. Pero ayer se dejó llevar por la euforia.
Es como si un médico usara el alemán para que los pacientes no se enteren.
Empezó a hablar en inglés delante de mí.
Mi jefe tuvo el mal gusto de dejarle hablar en inglés, mientras me miraba asintiendo.
- Y después le dijo: "Mi mecanógrafa habla muy bien inglés," señalándome. - Vaya corte.
- Se puso todo rojo. - ¿Te hizo gracia?
- Me apenó que perdiera su serenidad. - ¿Qué decía de ti?
Dijo que cuando me veía trabajando sentía la belleza intelectual y la jovialidad,
- y que eso era digno de admiración. - ¿Entonces te elogió?
Hasta ahí estuvo bien. Pero...
...dijo que fuera del trabajo era una chica normal y corriente y que destaco...
...por carácter fuerte de mujer trabajadora que carece de elegancia,
y eso le desilusiona.
- Vaya tomadura de pelo. - ¿Qué le dijiste?
Se escabulló. Pero luego se lo comenté así:
- "Tiene todo mi desprecio por tener un amigo que ofende a las mujeres". - ¿Se enfadó o no?
- Dijo que era un ignorante y permaneció inmutable. - ¿Y cómo es ese hombre?
- ¿Por qué no comes helado? - Tomaré después de cenar.
Entonces cenemos, no esperemos a mi hermano. Nunca se sabe cuándo llega.
- ¿Y cómo era ese hombre? - Dicen que es hijo de familia rica. - ¿Es joven?
- Unos 30, buena presencia. - Insignificante. - Qué incisiva eres.
Es un tipo que va a las oficinas a pescar chicas.
¿Crees que quiere algo de mí?
- Sí, cuando crea oportuno. - Qué descarado. - Ten cuidado. - No es mi tipo.
- Eso fue anteayer. Y ha venido hoy. - Qué fresco.
Cuando mi jefe estaba en el banco,
llamó a la puerta, abrí y era él.
Vaya sorpresa. Él también estaba avergonzado.
- Disculpe por lo del otro día. - Eso es lo que dijo con educación.
Pero yo le contesté con brusquedad: "¿Qué desea?"
- Quisiera ver al gerente. - Ahora mismo no está.
- ¿Ah sí? Se quedó pensando un rato. Entonces dije: - Si es urgente, le llamaré.
El banco está abajo. Puede ir directamente a verlo.
- Si no le importa, esperaré aquí. Y así pasó dentro.
Qué atrevido. No le hice caso durante un instante.
- ¿Le molesto? - No.
Qué alivio oír eso.
¿Le importaría si, para disculparme, le invito a cenar?
Lo siento, pero mi marido estará esperándome.
Ah, su marido...
- Entiendo. Y así, de repente...
- ¿Se fue? - No, volvió desde la puerta...
...y dijo: "Qué suerte tiene su marido." Y me preguntó dónde trabaja. -
¿Qué dijiste?
Le dije que era un pintor pobre que vagaba por ahí.
- Él asintió diciendo que era un artista. - ¿Y qué más?
Y justo en ese momento volvió mi jefe y se fueron juntos.
- Me hace gracia sólo con acordarme de eso. - Pero...
¿De dónde sacaste la idea de que tu marido era un pintor pobre?
- Me salió de la boca sin querer. - A lo mejor, tu hombre ideal es...
- ...un artista, ¿no? - ¿Para casarme?
No me importaría, pero dicen que muchos pintores son caprichosos.
¿Quién será?
- ¡Estoy aquí! - Es mi hermano.
Vaya, cómo cambian las cosas.
Hoy no me han convocado para jugar al go.
- Bienvenido a casa. - ¿Cómo estás?
- La fiebre ha bajado. - Qué bien.
Hermano, no has cenado, ¿verdad?
No, pero tengo que salir ahora.
- ¿Sin cenar? - Sí. - ¿Adónde vas? - A casa de mi jefe.
Dijo que me invitaba a cenar.
- Por un día que llega pronto... - No hay remedio.
Fumiko, me ha llamado Utsumi.
- Yo se lo recordé cuando lo vi. - Puede ser.
- He quedado para comer. - ¿Cómo está el Sr. Utsumi?
Está bien, pero con un montón de trabajo desde que se independizó.
Sí, debe tener mucho.
Pero habrá muchos alicientes...
En todo esto siempre hay cosas buenas y malas.
- Vaya idea más resignada tienes. - ¿Qué quiere decir "resignada"?
Quiere decir conformarse.
- ¿A qué vas a casa de tu jefe? - Preguntas demasiado.
- ¿Vas a volver tarde? - Esa es la frase de mi mujer.
Me voy.
- Es para aconsejar al hijo de mi jefe. - ¿Así es?
Parece que dice que quiere ser aprendiz de sociedad de valores.
- ¿Has acabado ya? - Sí.
- ¿Sabes si se ha ido ya el jefe? - No, está en el despacho del director.
De acuerdo.
¿Conoces el dicho de "A la vejez, viruelas"?
-Sí, lo conozco. - Eso es lo que haces. Es importante abandonar cuando pierdes.
No creas que puedes recuperar todo sólo con 300 yenes.
- Entiendo. - Si lo entiendes, ¿por qué insistes en las acciones?
- Como le he dicho antes... - Ya no haces acciones.
Desde el año pasado no escucho las acciones por la radio...
- ...ni he llamado a la oficina. - ¿Es verdad? - Sí, se lo juro.
Me extrañó mucho que saliera ese rumor.
Creo que hasta ahora te he tratado bien.
Estando a punto de ascenderle a un puesto importante del dpto. financiero,
vacilaría con ese rumor.
- ¿Salió ese tema en la reunión de ejecutivos? - Yo negué el rumor, confío en ti.
Tienes que abandonar totalmente las acciones.
Sobre ese asunto, el otro día...
...pegué a mi hijo.
- ¿Qué quiere decir con "ese asunto"? - Mi hijo quiere trabajar como aprendiz...
...en la sociedad de valores.
No era para tanto como para pegarle. No está tan mal ser un profesional, aunque sean acciones.
- Pero como padre... - Y como empleado importante...
...que quieres ser...
Hablaré con otro director del resultado del dpto. financiero.
Se lo ruego.
Dile a Mamiya que salimos juntos.
Para jugar al go, ¿verdad?
Me retiro.
El director te espera para salir juntos.
De acuerdo. ¿Desea algo más?
Mejor que te vayas ya, el director está hoy un poco de mal humor.
- Pues con su permiso. - Espera...
No, no... Da igual. Mañana.
- Mamiya, tienes una llamada. - Gracias.
Sí, soy yo. ¿Eres Fumiko? Sí... Sí... Entiendo.
Qué complicación.
Es sólo una vez al año.
¿Por que no rehúsas ir a la partida del director?
Y tráeme un regalo.
Vienen cuatro o cinco amigas.
Procuraré llegar antes. Llevaré el regalo.
Vale, vale.
- Hasta luego. - Hasta luego.
¿Es cierto que le promueven al departamento financiero?
He oído un rumor.
- ¿Dónde lo has oído? - En la comida. Lo oí por ahí.
¿Es cierto que hay movimiento?
- ¿Pero de dónde has sacado eso? - No lo puedo decir, causaría problemas.
Si Vd. se va a otro departamento, ¿el jefe será Mamiya?
¿Por qué? No creo que sea así. Llevas más tiempo que él.
No, no quería decir eso. No tengo esa ambición.
Es sólo que pensé que sería un poco incómodo para mí.
No te preocupes de momento. Por cierto, ¿por qué no me acompañas a cenar?
Estoy algo irritado, el jefe me acaba de regañar.
De acuerdo. Salgamos y así se desahogará.
¡Disculpen!
- Adelante. - ¿No ha vuelto aún Fumiko? - Estará a punto.
Gracias.
Por aquí.
- Siento haber estado ausente tanto tiempo. - Lo mismo digo. Gracias por la visita.
Gracias por la invitación.
Ponte cómoda.
- El año pasado estaba recién casada... - ¿Estabas incómoda? - No, sólo inquieta.
- Por eso no pude visitaros. - ¿Qué tal está tu familia?
- Bien. ¿Y qué tal Fumiko? - Bien, sigue trabajando.
Perdona que te pregunte... ¿Estás embarazada?
¿Se nota?
- Qué vergüenza. ¿Lo notarán también las demás? - No pasa nada.
- Dicen que aumentar la prole es beneficioso para el país. - Es verdad.
Como dicen que no es recomendable en bus, he venido en tren.
Por eso he llegado antes.
- Por mí no hay problema. - Yo te ayudo.
- Dicen que trabajar un poco es bueno para el embarazo. - Parece que no sea...
- ...tu primera vez. - Lo aprendí en una revista.
- Cuídate mucho. - Me retiro. ¿Me disculpas?
Sí, por favor.
- Masako, ¿ya estás aquí? - ¡Bienvenida a casa!
- Hemos venido todas juntas, Sachiko y Michiko. - ¡Qué pronto has llegado, Masako!
- No sabes nada de las vidas de los empleados. Qué raro. - Sí.
No sé si es por mi carácter, pero no me interesan esos asuntos.
- Eso es porque sólo piensas en el go. - Tal vez. - Los hay que lo saben todo.
Conocen asuntos de familia de compañeros, jefes, la cantidad de perros y pájaros que...
...tienen; incluso si la gata parió un gatito tricolor con el que ganaron mucho dinero.
- Vaya sorpresa... - Es admirable esa sabiduría por el detalle...
Entonces sabrán mis asuntos.
He oído que tienes una mujer y una hermana muy guapas.
- Qué bochorno. - No te abrumes tanto.
- Muchas gracias por el té. - Ahora, juguemos.
- ¿Qué quieres? - Ha llegado el Sr. Michio.
De acuerdo, que pase.
- Maki. - Sí. -Acompaña a Mamiya al despacho. - Sí.
Vete preparando. Enseguida voy.
- ¿Tenías una visita? - No pasa nada. Es de mi empresa.
- ¿Me invitas a algo? - De acuerdo.
- Oye, tráenos whisky. - De acuerdo.
¿Cómo te fue?
Ya sé especular.
¿Cómo quedó el coste de la cesión?
Échale un vistazo.
- Son 17.600 libras, ¿verdad? - Así es. Unos 290.000 yenes.
- ¿La comisión es del 10%? - Siete por ciento.
En la anterior reunión de ejecutivos hablamos de negociar esa cifra...
- Así que creo que llegaremos a un acuerdo. - ¿Sólo lo crees? ¿No estás seguro?
No te preocupes, no voy a destronarte como comisionista.
- Pero tío, disminuyes la comisión del comisionista. - Déjate de bromas.
No soy tan tacaño.
Me costó mucho trabajo por las relaciones internacionales.
Y en la sede de Londres fueron duros.
Has hecho muy bien.
- Conseguiste este precio. - La primera vez que me elogias.
Quédate. Ponte cómodo. Mi mujer también quiere verte.
Y otra cosa,
- tengo algo que contarte. - ¿Qué es?
- Tal vez haya encontrado a una mujer... - ¿Para casarte?
Aún no está claro.
Eso es una sorpresa.
- Cuando se aclare la cosa, ¿me ayudarás? - Bien, bien...
Habla con mi mujer para más detalles.
- De acuerdo. - Tengo una visita esperando para el go.
- Discúlpame. - Adelante.
Una cosa...
- Dáselo a mi mujer para que lo guarde en la caja fuerte. - Vale.
- Perdona que te haya hecho esperar. - No pasa nada.
¿Por dónde íbamos ayer?
Dos de wa.
Hace tiempo que salí de mi país.
Con este caballo estaba dispuesto a morir...
Mientras atacamos, avanzamos por montañas y ríos.
En las manos que agarraban las riendas corría la sangre.
Ha llegado el regalo.
- ¿De quién es? - Hay una carta. - ¿Se ha ido ya el mensajero?
Ábrela y verás.
Qué sospechoso...
- Ni idea de quién es. - ¡No disimules! - ¡Venga, ábrelo!
¡Qué bonito!
- Huele muy bien. - Tiene mucho significado.
Enséñanos.
Qué mala eres.
¿Es de tu novio o de un pretendiente?
Confiesa antes de abrir la carta.
Vale. Tengo la conciencia tranquila.
- Qué tipo tan cursi. - Gracias...
- Akiko, es de ese hombre. - ¿Quién es?
El que viene a menudo a la oficina.
- Ah, ese chico descarriado. - Qué criticona eres.
Fumiko le mintió diciéndole que tenía marido.
Ya, pero según esta carta parece que mi jefe le dijo la verdad.
Un poco complicado, ¿no?
Vamos, léela.
- La que está casada no tiene derecho a escuchar. - ¿Por qué no?
- Ya no te hace falta una historia de amor y de matrimonio. - ¡Qué mala eres!
Voy a leerla.
Te felicito en tu cumpleaños.
Si te molesta,
tírala a la papelera o a la basura.
Qué lástima.
El Sr. Arakawa me dijo...
...que no estás casada.
Confío que este acto no sea grosero.
Arita Michio.
Para la Srta. Mamiya Fumiko.
Parece que te ha descubierto por completo.
En resumen, es un regalo con mucho cariño hacia Fumiko.
- ¡Salud! - ¡Salud! - ¡Salud! - ¡Salud!
- Me siento un poco rara. - ¿Rara?
No sé explicarlo bien.
- No le des muchas vueltas. Acéptalo y ya está. - Estoy de acuerdo.
- Akiko, ¿hay otro jarrón? - Sí.
- ¿Cómo es ese hombre? - ¿Es delgado? - ¿Es gordo? - ¿Es de talla mediana?
Aquí tienes.
¡Qué bonito!
¡Ay, qué dolor!
Enséñame.
- Por eso. - Sí.
El problema viene de ahí.
¿De ahí?
- ¿Te refieres a Mamiya? - No puedo afirmarlo, pero...
Por ahí andará.
Creo que sí.
No solamente la gente de la sección de investigación...
Mire, el Sr. Hayashi, de contabilidad...
- Ah, ése al que han relegado... - Sí, así es.
El motivo por el que le apartaron fue...
- ¿Por malversar? - No, no es eso.
Es un adicto a las carreras de caballos, y un directivo se enteró.
Bonito seco para los gatos. Dinero para las carreras de caballos.
Qué peligro.
- Por eso el director lo apartó antes de que malversara. - Lógico.
¿Cómo supo Mamiya que...
...el Sr. Hayashi apostaba a las carreras?
Lo habrá oído en el comedor o por ahí. A menudo hablaba de carreras.
Una historia con agudeza.
No puedo despistarme.
De hecho, mucha gente...
...últimamente no habla delante de Mamiya.
Claro, sería peligroso si los directivos se enterasen.
Eso es lo que acabo de decirle.
- El asunto de sus acciones... - ¡Qué va! No...
- ¡Los hechos demuestran mi inocencia! - Sí, eso es.
De haber invertido, invertiría con mi dinero.
Así no molestaría a nadie.
Además, un empleado de una Sociedad Anónima...
...no es nada raro que lea un boletín diario de acciones.
Tengo razón, ¿verdad?
Claro que sí.
- El director se preocupó por su bien. - Ya, pero...
Lo que me enfada es la persona que le dijo al director que invierto acciones.
Eso es. Esta es la causa por la que...
...Mamiya va a casa del director.
Eso me parece que no está bien.
Qué poca vergüenza tiene.
Tome, tome.
Bebamos.
Sí, bebamos.
Y otra cosa...
- No, dejémoslo... - ¿Qué es? Dilo.
Poco a poco.
- No hace falta que me acompañes. - Pero el camino está oscuro...
- Además, por si tropiezas... - Acepta su ofrecimiento. - Así estamos más tranquilas.
- Masako, deja que te acompañe. - Entonces, acepto. Gracias.
Fumiko, pásame esa linterna.
- Cuídate mucho. - Muchas gracias por todo. Hasta la vista.
Cuando nazca tu bebé, ven a enseñármelo.
- De acuerdo. - Cuídate. - ¡Adiós! - ¡Cuídala, Akiko!
¡¡Adiós!!
Venga, Fumiko, continúa con la historia...
- No quiero. - Ahora que no está tu cuñada...
Puedes opinar más libremente.
- Michiko, eres una maestra en filosofía matrimonial. - Por supuesto.
¿No sabes que la vida real empieza con el matrimonio?
Sí, lo sé.
- En fin, la postura de Fumiko es avara. - ¿Por qué?
Porque te apegas a tu salario y capacidad profesional...
No es un gran salario.
Ah, disculpa...
Me refiero a que tienes la misma capacidad para ganarte la vida que los hombres.
- Estás, entonces, fuera del ámbito matrimonial. - Pueden trabajar los dos.
- ¿Por qué habláis sólo de dinero? - Disculpa.
- Piensa que si tu marido gana menos que tú... - Lo obligatorio es lo contrario.
No me refiero a eso.
Creo que si es un amor verdadero, lo material es secundario.
Eso es lo que viene después de casarse.
Cuando buscas a alguien para casarte tienes que pensar en el beneficio.
- ¿Verdad, Michiko? - Efectivamente.
Por eso, en tu caso tienes que sacrificarte o exigir mucho...
Tienes que elegir una de las dos opciones.
Por eso el concepto de matrimonio es complicado.
¿Te refieres a mi entorno?
Cuando observo la vida de Akiko,
me hace pensar.
Desde fuera, no se comprende el sentimiento de una pareja.
En mi caso, es muy simple.
- Los hombres me huyen. - No creo que sea eso. - Es así.
Si es un hombre normal,
no puede cargar con toda mi familia.
- ¡No seas envidiosa! Piensa en positivo. - También podéis trabajar los dos.
Yo no podría trabajar como tú, Masako.
Dejemos ya el tema y cantemos.
- Cantemos todas juntas. - Así, desesperadamente. - No te preocupes.
- Nos disculpamos. - Quedaos un poco más. - Ya está aquí Akiko.
- Vamos a recoger los platos. - Dejadlo.
- Está bien. - No pasa nada. - Entonces, ayudamos.
- Voy fatal... - Aún da tiempo.
Estoy ansioso por la próxima partida.
- ¡Akiko! - ¡Estoy acabando!
- ¿Por qué no lo haces mañana? - Es poca cosa.
- Mi hermano estará a punto de llegar. - ¿Qué hora es?
- Las once y pico. - ¿Por qué no te acuestas ya?
Aguantaré hasta que venga.
Mañana lo notarás.
Por cierto, ¿cuánto te ha costado la fiesta?
- Unos 9 yenes. - Dímelo de verdad.
- 9 yenes con 70 sen. - Vale.
Gracias por todo.
Toma, es lo que te debo.
Aquí tienes el cambio.
- Esto es un detalle para ti. - Gracias.
- Qué bien. Estaba a punto de comprarlo. - ¿Te sirve? -Ya lo creo.
A cambio, este domingo te llevaré a un sitio.
- ¿Y dejamos a tu hermano en casa? - Sí, eso es.
- Iremos entonces. - Pues...
Me apetece ir al teatro.
Te invitaré.
Te doy las gracias por adelantado.
- Gracias, Fumiko. - No te preocupes.
Por fin he acabado.
Trabaja con empeño.
Hoy es el día siguiente al de la paga.
- ¿Y tú? - Hace tiempo que he acabado.
Estoy escribiendo una carta personal.
¿Te casarías si alguien te lo propusiera?
No lo sé.
Claro que... depende de quién sea.
- Tiene que ser alguien con buenas condiciones. - Es cierto.
Porque tú te puedes ganar la vida sola.
Si la persona vale la pena, no me importa sacrificarme, pero...
...nunca he encontrado a esa persona.
Veo que lo has pensado bien.
No sólo yo, todas las chicas.
Porque es algo que determina tu vida.
Pero... creo que las mujeres...
...no tienen muchas oportunidades si alguien no lo pide o hay un mediador.
Tal vez sea así.
Últimamente hay parejas que viven juntos y no están casados.
Pero dicen que están casados. Parece que está de moda, pero no me gusta.
Pero el destino de las mujeres es acabar en casa.
Aunque sea por una vía diferente,
al final es lo mismo.
Es un tema muy difícil.
¿Por qué de repente ha sacado ese tema?
Me he acordado de...
- ...la hija del gerente. - ¿Se refiere a Elena?
Para ella es complicado.
Dice que no hay muchos hombres convenientes en ***ón.
¿No puede volver a su país?
Eso es.
Es lo que le preocupa al Sr. Thomas.
¡Me olvidaba que tengo que visitarlo!
El jefe te buscaba.
¿Tenía prisa?
No lo sé. ¿Dónde estabas?
Estaba en Asuntos Generales.
¿Por qué?
- Me ha sorprendido las tonterías que me dijo. - ¿Quién?
El Sr. Hayashi.
- Creo que hay un malentendido conmigo. - ¿Cuál?
Sacó mi curriculum y me dijo que algo estaba mal.
Qué raro.
Como el cuño estaba mal puesto...
...y mi avalista falleció...
Y más cosas que me aburren...
Como al Sr. Hayashi lo han relegado, estaba de mal humor.
Además dijo que la causa de eso fue culpa mía.
- No le hagas caso a ese tipo de gente. - No me importa mucho.
- El director ejecutivo dice que vayas a su despacho después de comer. - Vale.
Vaya lata, me quedo sin salir siendo sábado.
Sra. Mamiya...
Sra. Mamiya...
Tome. Siento haberle hecho esperar.
- Por favor... - ¡Ya hemos cerrado!
Por favor, mañana tengo que abrir la tienda.
- Así nunca acabamos. - Por favor...
- ¿Qué desea? - ¿Ya has terminado el trabajo?
- Sí, hoy es sábado. - Así es.
Tengo una reunión y aún no puedo salir.
- Siéntate. - Sí.
No se trata de trabajo.
Esto...
Es tu hermana, ¿verdad?
Tiene 24 años, ¿no?
Sí.
¿Cómo sabe esto?
El mundo es pequeño.
Mi sobrino conoce a tu hermana.
Por eso tiene la foto.
Mi sobrino dice que quiere casarse con ella.
¿Qué te parece?
Me gustaría conocer a tu hermana.
Mi mujer también.
Bueno, supongo que tendrías que conocer a mi sobrino.
Mi hermana nunca me lo ha comentado.
No, claro que no.
No tienen relaciones.
Solamente la ve, en ocasiones, en el trabajo de tu hermana.
- Dice que tiene talento para los idiomas. - Sí.
¿Algún inconveniente familiar?
Depende de lo que ella opine.
- Por mí no hay... - ¿No hay problema? - No.
Lo único que quiero es que encuentre una buena pareja.
Pero es difícil...
Ya. Tu hermana tiene un buen sueldo.
Por eso no hay mucha oportunidad.
Ya. Mi hermana es consciente de eso.
En ese punto, mi sobrino...
...creo que reúne buenas condiciones.
Es él.
Terminó la carrera en Oxford.
Ahora es corredor de patentes extranjeras.
Déjalo por ahí.
No tengo hijos.
Quiero que él me suceda.
Parece un chico excelente.
Mira, si ves las fotos juntas, hacen buena pareja.
- ¿Qué edad tiene? - Justo 30. Es un chico listo.
Si llegan a un acuerdo, seremos familiares.
Llevaré su foto.
- Habla con tu hermana y venid a casa. - Sí.
No hables con nadie de todo esto.
Si no llegan a un acuerdo, nos sentiremos incómodos.
Parece una chica intelectual, moderna y...
- ...guapa. - Gracias.
Qué insolencia, si esto resulta cierto.
Cálmate, Hayashi.
- Tienes rabia porque te han relegado. - Para nada.
- Mamiya parece alguien serio, ¿no? - Es su táctica.
Su táctica es hacerle la pelota a los directivos.
- Mira tu jefe. - ¿Ah, el Sr. Shimura? - Es un pusilánime.
- Es un chaquetero. - Cuando fracasó, era el portero del director.
- Está en deuda con él. - Si las víctimas de Mamiya...
...se enterasen de lo de su hermana pondrían el grito en el cielo.
Hayashi, eso es un secreto.
Sí, lo sé.
Me disculpo.
¡Mamiya!
- El número que has inventado... - Ah, ¿lo has probado?
Sí, como referencia.
No funciona mucho hasta que no te acostumbras, ¿verdad?
Mira...
V es cinco, ¿verdad? Cuando hay dos V son diez.
- Entonces aumenta un dígito. - Sí, sí.
Cuando observas cuántas V hay,
- más fácil es calcular. - Qué interesante la idea.
En fin, un número se compone de dos letras.
- Es cierto. - Mamiya...
Si no entregas...
- cuanto antes lo del avalista, pierdes el derecho del empleado. - Sí.
Diga lo que diga el director, no se pueden cambiar las disposiciones de la empresa.
¿Comprendido?
¡Ya estoy en casa!
Qué pronto has vuelto. De haberlo sabido, habría limpiado antes.
Si quieres te ayudo.
- ¿Qué quieres? - ¿El qué?
¿Quieres irte a los baños mientras limpio?
Porque el de casa no está preparado.
Como he vuelto pronto, te puedo ayudar con la bayeta o con algo.
- ¿En serio? - Sí, lo que sea.
¿Y Fumiko?
Aún no ha vuelto.
Hoy ha sido al revés.
En fin...
- Limpia tú, mientras preparo el baño. - Sí.
¡Gracias!
- ¡Akiko, Akiko! - ¿Qué?
- ¡Deja mi ropa tal cual! - ¡La he colgado!
- ¡Hay algo importante en los bolsillos! - ¡De acuerdo!
- Aún está fría el agua. - Yo escurro y tú friegas. - No pasa nada.
- ¿Echo agua caliente de la tetera? - No, no hace falta.
Cuánto tarda Fumiko. ¿Le has encargado algo?
Como dijo que mañana hay excursión, estará de compras.
¿Se va sola?
No, nosotros tres. Yo ya estoy recuperada. Está tan contenta que te arrastrará.
¿Yo también? Suena bien.
Llevamos tanto tiempo...
- Oye, Akiko. - ¿Qué? - Un hombre quiere casarse con Fumiko.
- ¿Es una proposición matrimonial? - Sí.
- ¿De dónde ha salido? - Del Sr. Arita.
- ¿El director? - Sí, es su sobrino. Parece un chico excelente.
- ¿Te lo ha comentado hoy? - En el trabajo. Es su sobrino, futuro hijo adoptivo.
¿Cómo ha conocido a Fumiko?
Dice que por trabajo a veces visita la empresa de Fumiko.
Es por eso.
Recuerdo que en su cumpleaños alguien le envió un ramo de flores. ¿Será el mismo?
- ¿De veras? ¿Pasó eso? - Sí.
Pero si esto viene del director, puede que sea diferente.
- ¿Tanto lo desean? - Sí, hasta la mujer del Sr. Arita quiere conocerla.
- Si Fumiko está de acuerdo, la cosa irá rápido. - Así es.
- Echa un vistazo a la foto. - ¿Te la ha dejado? - Sí.
Parece que tiene buena presencia.
Terminó la carrera en Inglaterra.
Por eso le gusta Fumiko: sabe inglés.
Es un factor fundamental.
Si es una propuesta del director y no llegan a un acuerdo,
te sentirás incómodo, ¿no?
Eso no importa comparado con la vida de Fumiko.
Pero afectaría a tu trabajo.
Los asuntos personales están aparte.
- ¿Estás de acuerdo con esta propuesta? - Si te parece a ti bien, sí.
Entonces hablaré con Fumiko.
- Tienes que hablarle cuando esté de buen humor. - ¿Ah sí?
Es algo muy importante en la vida de una mujer.
Ah, se me olvidaba...
- ¿El qué? - Tengo que ir a casa de Utsumi.
¿Necesitas algo de él?
En "Asuntos generales" me han advertido que hay un documento equivocado.
- ¿A estas alturas? - Son muy exigentes.
¿Recuerdas que mi avalista, el Sr. Ikawa, falleció?
Por eso me piden otro avalista.
- ¿Y se lo pides a Utsumi? - Sí, lo tengo que entregar el lunes.
- Me voy ahora. - ¿Te vas así?
Sí, cojo una chaqueta y vuelvo en dos horas.
De acuerdo.
- Últimamente la empresa es muy exigente, ¿verdad? - Sí, piden cosas absurdas.
Por cierto, lo de Fumiko...
- Se lo comentaré más tarde. No le digas nada aún. Yo se lo diré. - No le diré nada.
Me marcho.
¡Estoy en casa!
- Bienvenida a casa. - ¿Ha vuelto mi hermano? - ¿Cómo lo sabes?
- Están sus zapatos. - Se ha ido de nuevo.
- Es el colmo. - Pero volverá en seguida.
- He ido al cine con una amiga. - Por eso llegas tarde. - Lo siento.
- Le dije a tu hermano lo de la excursión. Se alegró. - ¿Dijo que quería ir? - Claro.
Qué bien. Hace tiempo que no vamos juntos los tres.
¿Es para mañana?
- Son recién casados. - ¿Les tienes envidia?
Si te casaras, ¿adónde te gustaría ir?
Quisiera algo como Hawaii.
Vaya derroche.
No me gustaría ni Hakone ni Izu.
- ¿Por qué no? Estaría bien. - Porque no.
Pues qué tonta. Con ese frío no habrá ningún insecto.
- Quiere ver brotes de vegetación alpina. - ¿Ah sí?
- Sólo le gustan las tonterías. - Tiene más valor que tu go.
No seas irónica.
- Le comentaré ese tema... - Muy bien.
- ¿Qué buscas? - Hermano, mira esto.
- ¿Qué es? - Es un brote de Hakone-Hida.
- Eres una erudita. - Lo investigué cuando estaba en la universidad.
- Suena interesante. - ¡Qué a gusto se está!
Hermano, mira esto.
El monte Fuji está encima de mi mano.
Cierra un ojo.
Es cierto. Parece que está encima de tu mano.
Qué curioso.
También me lo enseñaron en la universidad.
Se lo enseñaré también a Akiko.
- Ya se lo enseñé antes. - ¿Ah sí? ¿Lo has hecho?
Qué pena.
Hay un hombre que se quiere casar contigo.
- ¿Quieres verlo? - ¿Conmigo?
Lo conoces.
¿Quién será?
Lo conoces, ¿verdad?
Sí.
¿Fue directo a ti para pedir el matrimonio?
No.
Un tío suyo me lo dijo.
¿Conoces a su tío?
Más que eso... Es el director de la empresa con quien juego al go.
Qué pequeño es el mundo.
Akiko y yo creemos que este matrimonio será bueno para tu felicidad.
Aunque dejes tu trabajo, creo que este chico es conveniente.
- ¿Qué te parece, Fumiko? - Te lo agradezco, hermano.
El Sr. Arita dice que quiere conocerte.
¿Puede ser mañana?
Hermano, déjame pensarlo un poco.
De acuerdo.
Se trata de algo importante para tu vida.
No necesito mucho tiempo.
Sólo un poco.
De acuerdo.
El café está listo. ¿Quieres tomar?
Qué lujo tomar un café casero mirando las montañas.
Tiene que estar bueno.
Qué rico.
A Fumiko también le gustaría, ¿no?
Voy a llamarla.
¡Fumiko! ¡Fumiko!
- ¡Fumiko! - ¿Qué?
¡El café está listo!
- ¿Quieres? - ¡Gracias!
¿Qué ha dicho Fumiko?
Lo quiere pensar un poco.
Es normal.
Hasta yo...
...me lo pensé contigo.
¡Qué cansada estoy!
- Toma. - Gracias.
Qué rico.
Akiko, mi hermano me acaba de enseñar una foto.
¿Te acuerdas del chico del que te hablé?
¿Es ese chico?
Sí.
Dice que tú estás de acuerdo también.
Pero depende de tu decisión,
aunque yo esté de acuerdo.
Eso lo sé.
Entonces, danos tu sincera opinión.
No sabéis cuánto os agradezco...
...vuestra preocupación. Porque no se trata...
...de la primera vez.
No andes con preámbulos.
¿Quieres o no quieres?
No seas tan contundente.
- ¿No es cierto, Fumiko? - Lo tengo decidido.
Dínoslo, entonces.
- ¿No te enfadarás? - No.
Yo...
...quiero rechazar esta propuesta.
Vale.
No quieres, ¿verdad?
No.
Lo he pensado bien.
Hay algo que no me conviene, aunque se considere contradictorio.
- ¿A qué te refieres con contradictorio? - Si me equivoco, lo siento.
En fin, la persona que se propone,
y que está relacionada con tu trabajo,
- no me implica sólo a mí... - Entiendo.
¿Crees que uso a mi familia,
casando a mi hermana, para ascender?
No lo pienso, pero...
...me da miedo que, debido a eso,
la gente pueda llegar...
...a despreciarte.
Rechazas una ocasión de matrimonio por mi bien.
Puede que ésa sea la verdad.
Te has dado cuenta.
Respetas mi puesto de trabajo y me quieres.
¿Verdad, Akiko?
Sí, es cierto. Se preocupa mucho...
...cuando acudes a jugar al go con los directivos.
Sí, porque la gente de su trabajo le miraría con desprecio.
Me da mucha rabia.
Entiendo muy bien...
...lo que piensas.
No me importa lo que diga la gente.
Sólo deseo tu felicidad.
Tema zanjado.
Pero...
¿No tendrás problemas si lo rechazo?
No te preocupes.
- ¿De verdad? - Sí.
- Venga, Akiko, prepara la comida. - Está lista.
¿Quieres?
Gracias.
No está tan dulce.
¿Ah sí?
Toma, es para este mes.
Vale, perfecto.
Mi hermano está profundamente dormido. Debe estar cansado.
Al final, Mamiya...
...sabe desenvolverse bien.
- Qué rabia. - ¿Se ha anunciado oficialmente?
El Sr. Shimura tiene la carta de nombramiento.
Mamiya también la recibirá.
- Ojalá supiera jugar al go... - No es sólo el go...
Ha regalado a su hermana.
- Qué fastidio. - Por eso ha ascendido. - Ya se verá...
- Tengo que hacer algo. - Nos metió legalmente en una trampa.
No durará mucho.
- ¿Y su hermana a qué se dedica? - Es mecanógrafa.
Yo creo que...
- Buenos días. - Buenos días.
- Buenos días. - Buenos días.
¿Cómo está tu niño?
- Está bien, gracias a Dios. - Muy bien.
- Buenos días. - Buenos días.
- Mamiya... - Dígame. - Yo... gracias a Dios...
Me han nombrado jefe del departamento financiero.
Felicidades.
Tú también debes alegrarte.
- ¿Por qué? - Te encargarás de mi puesto.
- ¿Yo? - Sí, eso es.
Me ha dicho que vayas al despacho del director.
- Acude. - De acuerdo.
¿Está ya el ejecutivo?
- Sí, hoy ha venido pronto. - De acuerdo.
- Buenos días. - Buenos días.
Entra.
Buenos días.
Qué lástima lo de ayer.
Te llamé para jugar, pero no estabas.
¿A mi casa? Sí... Ayer no estaba en casa.
Llamé muchas veces.
Lo siento.
- ¿Has hablado ya con tu hermana? - Pues...
- Aún no he tenido ocasión. - Mi sobrino insiste mucho.
Por cierto, te entrego el nombramiento que fue decidido en la reunión de ejecutivos.
Te encargarás con afán del puesto del Sr. Shimura.
Esta tarde hay reunión de jefes. Has de acudir también.
- De acuerdo. - Trabaja con empeño.
- Habla con tu hermana. - Sí.
- Vaya ascenso. - Por cierto...
Aquí está el aval que me pedía.
- No me lo des en el pasillo. Llévalo al departamento. - De acuerdo.
Sé más educado para ser jefe.
- Lo siento, ha sido un descuido. - ¡Tú...!
- ¿Qué tienes en contra de mí? - ¿En contra de Vd.?
- No tengo nada. - ¡No disimules!
Fuiste tú quien le dijiste al director que soy un loco de las carreras de caballos.
- No se equivoque. - ¡No me equivoco, tengo testigos!
- ¿Quiénes son? - ¡Hay muchos!
¡No conozco a nadie tan vil como tú!
¡Para ascender, le das coba al director!
Espere un momento... ¿Cuándo he hecho todo eso?
¡Me han descendido de jefe de contabilidad!
¡Ahora soy un simple empleado!
¿Afirma que le he puesto una trampa?
¡No es lo que parece, es lo que es!
Eso me ofende mucho.
¿Qué dices?
¡Desgraciado, voy a darte tu merecido!
¡No se ponga violento!
¡Toma!
[Nombramos al Sr. Mamiya jefe del departamento de investigación]
¿Qué te ha pasado? Tienes la corbata sucia.
Pues...
El Sr. Hayashi me ha pegado.
¿El Sr. Hayashi?
¿Es cierto?
¿Por qué lo hizo?
Aún no lo entiendo.
Vaya mequetrefe.
- ¡Cálmese, Sr. Hayashi! - ¿Pero qué dices?
- ¡A ti también te ha fastidiado! - A mí no...
¡Pelearé, o se va él o me voy yo!
- ¡Sr. Hayashi, Sr. Hayashi! - Cálmese, Sr. Hayashi.
- Mamiya me ha pegado. - Fue Vd. el primero que pegó. Sin motivo.
¡Tengo muchos motivos! ¡Por tu culpa, hasta Yukita se ha quedado sin puesto!
No es cierto, se debe a su capacidad.
¿Qué clase de capacidad? Ah... la capacidad de darles coba a los directivos.
- ¡No sea insolente! - No sólo juega al go,
- si no que también regala a su propia hermana. - ¡Basta de insultos!
¿Tienes algo que explicar?
- Sr. Hayashi, ¿tiene pruebas para lo que dice? - ¡Por supuesto!
- ¡Es suficiente, Sr. Hayashi! - ¡No, no es suficiente!
- También tú deberías protestar. - Yo no... - No tienes que tener miedo.
Parece que su opinión no tiene fundamento. Está ofuscado por la demagogia.
¿Qué dices? ¿Demagogia?
Vd. se inventa la realidad.
- ¡Dices que la invento! - Calma, calma...
- Oye, Yukita, tú lo sabes, ¿verdad? - Sí...
- ¿Dónde ha escuchado eso? - Nunca he oído nada semejante. ¿Verdad, Sr. Shimura?
- Tampoco sé de dónde viene. - ¿Dónde lo ha escuchado, Sr. Shimura! - Me lo contó Yukita.
- Y a ti, Yukita, ¿quién te lo contó? - No puedo decirlo.
Entiendo...
Yukita, tú querías esto, ¿no?
- No digas tonterías. - Lo entiendo muy bien.
Sr. Hayashi, voy a hacer lo que desea.
[SOLICITUD DE DIMISIÓN]
Sr. Shimura, ¿puede entregar esto al director?
¿Vas a dejar el trabajo?
Sí, porque si no la verdad no sale a la luz.
Oye, espera, no hagas tonterías.
Soy alguien que nunca he hablado mal de la gente.
Soy una persona sincera. Sólo eso quiero que lo sepan todos.
Sr. Mamiya...
Esta noche también llegará tarde por culpa del go.
¿Por qué no te acuestas ya?
Sí, no quiero volver a constiparme.
¿Quién es Vd.?
Soy Mamiya Keisuke, quisiera ver al dueño.
- Espere un segundo. - Siento la visita tan ***ía.
- Perdona que interrumpa tu descanso. - ¿Qué te ocurre?
Ha sido en vano el aval que me ofreciste.
- ¿Otra vez lo has dejado? - Sí, lo dejé.
- He caído en una maniobra de intriga. - ¿Se debe a que jugabas al go? - Puede ser.
Déjame pasar aquí la noche. No quiero preocupar a mi mujer y a mi hermana.
Claro. Quédate.
Estarás en el paro hasta que encuentres algo.
No hay otro remedio.
¿Quieres ayudarme en mi trabajo?
- ¿Hablas en serio? - Ya que no sé jugar al go...
No seas irónico.
Mi empresa se va a expandir al continente.
¿Te puedes encargar de eso?
Sí, lo haré. Trabajaré duro. ¿Te refieres a Manchuria?
Sí. Según tu capacidad, puedes expandirte por toda Asia.
¿En serio?
Confío en ti.
Entonces, no duermo aquí. Vuelvo a casa.
- Vaya buena noticia voy a darles. - Sí, vete mejor a casa.
Te lo agradezco.
Te lo agradezco mucho.
- Mamiya, trabaja duro. - Sí, haré todo lo que pueda.
Srta. Fumiko, que le vaya bien.
Fumiko dice que no se casará hasta que yo tenga éxito.
Qué suerte tener una hermana tan buena.
Gracias.
Venga, vámonos.
- Adiós. - Adiós. - Lo haré bien. - Muy bien.
Hermano, mira eso.
Hay hierbas enganchadas en la rueda.
Es cierto, parece que no se van a caer.
Ojalá arraiguen en el continente.
Akiko, mira eso.
FIN