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Invierno
Si dejamos esto aquí hasta la mañana...
¿Qué?
Creo que se rompió. ¿Ves la grasa en el borde?
Mira.
No puede ser.
-¿Y de dónde sale? -No sé.
Deja eso ahí.
Gíralo.
Y esto...
Muy bien...
-No pises las chapas. -Está bien.
Podrías caerte en el fuego.
No es que me importe, pero arruinarías mi ahumadero.
-¡Dios! -¿Qué pasa?
-¡Dios, olvidé el balde! -Ve a buscarlo.
Sostén esto.
Voy a poner un palo ahí.
Vengan a comer una salchicha, todos.
Sí, sí...
Hola, Liviu. Para y come una salchicha.
Las voy a sacar.
Toma, fresca y sabrosa.
Dios te bendiga por esto.
-Por la paz del alma de tu hijo. -Dios te bendiga.
Le beso la mano, señora.
¡Hola, Liviu!
-Le di salchicha. -Hiciste bien.
-¿Qué hiciste? ¿Dónde las pusiste? -Para probar...
-¡Ponlas aquí! -Ten paciencia, hay más.
-Cuidado, se pueden romper. -Toma.
Muy bien.
"Cuidado, se pueden romper".
Sí, se rompieron...
-Ni un perro comería esto. -Es cierto.
Y el gato, siempre con nosotros.
-Llevemos todo de una vez. -No podemos.
-¿No? ¿Y si usamos la soga? -No, no te molestes.
Sostén esto un momento. Voy a subir.
-¡Dios! -Pero arriba no hay luz.
Sí, desde la última vez. ¡Sube!
¿Hay luz?
-Sí, la veo. -Ah, sí, ahora la veo.
Volvamos al molino Hagamos girar la rueda
Toma.
Para ahí, agarra esto primero.
Dios...
-Cuidado, el balde está roto. -No...
No puede romperse.
¿Adónde fuiste, viejo?
¡Hola!
Tú subiste, ahora quédate ahí.
Me quedo aquí...
¿Por qué no? ¿Yo te puse ahí?
¡Dios! ¿Funcionará?
Te lo dije.
Agárralo de ese lado.
No puedo. Traje el otro. Vamos, súbelo.
Arriba, ariba...
Arriba la grúa.
Suéltala ahora. Bien.
A ver si puedo desatarla. Tiene un nudo grande, señor.
-Así no se escapa el cerdo. -Claro.
-El trineo que usamos era de Ana. -¿En serio?
Sí, se lo hice cuando era pequeña.
Quizá ahora lo use Joana... su hija.
Podría. Pero ellos no vienen casi nunca.
-Seguramente tendrán otro trineo. -¿Qué?
-Ya habrán comprado otro trineo. -Sí, uno moderno. Un beto trineo.
Muy bien...
Te agradecemos, Señor
¿Qué haces?
Deja el canto para la iglesia. Te ayudo a vestirte.
Te agradecemos, Señor
¡Vamos!
Te damos las gracias
Y Te rogamos
¡Vamos! Quiero verte vestido.
Y rezamos
Rezamos
Déjate puesto eso.
Rezamos
Toma.
Bien.
Oye... ¿cuántos años hace que nos casamos?
Bueno... haz la cuenta.
1953...
-El 9 de febrero... enero.
-De 1953. -Sí.
Y ahora estamos en el 2008.
Así que este mes completamos solamente... 55 años.
¡Dios, son muchos!
-Qué invierno tuvimos ese año. -La nieve te llegaba a la cintura.
Sí.
Qué invierno, querido. Cada vez que me acuerdo...
Como si nunca hubiera sido invierno...
¿Recuerdas cómo bloquearon nuestro trineo antes de la boda?
-La tradición del "control". -Sí.
-Pero no les diste nada. -Sí, claro que sí.
-Cuando vinieron a la boda. -Sí, les di.
Qué tradición!
Voy a llevar mi reloj. Así sabré cuándo debo volver.
Pasaron tantos años... Tiempos buenos y malos. Penas y alegrías.
¿Qué?
Tantos años...
Es inútil llorar.
Pasaron los años, envejecimos.
Mañana o pasado... nos iremos.
Los jóvenes ocuparán nuestro lugar.
Siempre ha sido así.
-Deja la manga o no verás el reloj. -Tienes razón.
-Así puedo mirar el reloj. -Sí, quizá tengas una cita.
Sí, con una abuela.
Sí.
Una abuela...
-He tenido mis citas, ¿no? -Es verdad.
Pero fue hace mucho tiempo.
Ve, vete Vuelve, ven
Sí, quieres que vuelva para alimentar las vacas,
limpiar el establo.
Si no, podría venir otro tipo...
-¿Cuál? -Uno más joven, más trabajador.
Creo que haces bien tu trabajo.
Bien. Ahora busquemos algo que huela bien.
Espera, primero tengo que limpiar esto.
Ya está.
-No te di plata. ¿Tienes? -Sí, cuatro monedas. Es suficiente.
Me parece que no funciona. ¿Qué pasa?
Éste no, el otro.
Guarda éste para ti.
¿Para qué lo quiero?
Úsalo cuando...
¿Cuándo qué?
Ah, ése también funciona.
Pero éste es para mujeres.
-¡Vamos! Ya sabes qué significa. -¡Tendré perfume de dama!
¡Muy bueno!
-¿Cómo se te ocurrió? -¡Ay! Pica.
-¿Le echaste al abrigo de piel? -Sí.
Bien.
Te voy a dar velas.
Creo que ya tengo... ¿Cómo se llaman?
-Tenía algunas. ¿Dónde las puse? -Toma, enciende esta grande.
-¿Qué es esto? -Enciéndela en la tumba. Durará más.
Una vela.
-Hola, Vasile. -Hola, tío Costica, yo también voy al valle.
¡Entonces, ven!
Vamos, te llevo gratis.
Y yo a ti.
Nos llevamos gratis mutuamente.
-A la iglesia. -Yo también, supongo.
Vamos, Gheorghe, ¡arriba!
-Es difícil subir, ¿no? -Sí, bastante.
Es difícil.
Sólo Dios sabe cuántas veces mi padre subió esta misma escalera.
¿Qué vamos a hacer? Al menos nos ayuda a mantenernos en forma.
Así es.
Luz de luz, Dios verdadero del verdadero Dios.
Concebido, no creado, de una sola esencia con el Padre
Creador de todas las cosas...
Santo Dios Santo Inmortal
Benditos los de corazón humilde
Porque de ellos será el Reino de los Cielos
Benditos los que sufren
Porque serán consolados
Benditos los que siguen las palabras del Dios
Voy a poner alambre aquí, alambre blando,
hago pequeños cuadrados y tú lo pones sobre la olla.
Y así podrás sacar el agua cuando haces queso verde.
-¿Entiendes? -Sí. Muy bien.
Bueno, tu canoso sabe muchas cosas pero ahora está muy débil.
-Está demasiado viejo. -¿Se necesita fuerza para eso?
-Se necesita talento... -Sí, un poco de caviar aquí.
Pero mi cabeza está vieja y podrida, casi no sirve.
Sí.
Mi cabeza, mi pobre cabeza.
Está bien así como está.
-Primero saco esta pieza. -No creo que puedas.
-¿No crees? -No.
Tú no, pero yo sí.
-¿De dónde sacaste eso? -Del viejo lavarropas.
De ahí lo saqué.
Mira lo que encontré aquí.
Encontraste tu cuaderno.
Sí. Lo estuve buscando.
¿Dónde estaba?
Hay un poema, no muy viejo. Es de cuando nos jubilamos.
-¿Quieres escucharlo? -Sí.
"La vida es hermosa"
Cuando eres joven, sientes que el mundo es muy claro.
Los años pasan sin cesar y cada día envejeces más.
Cuando eres joven lo tienes todo: amor, vida, poder, es una fiesta.
Y no te das cuenta que cada cosa pende del hilo más débil.
Ahora eres joven, apuesto y fuerte, sabes cómo arreglarte.
Después verás que todo eso te dejará sin nada.
Tus manos no obedecerán, tus ojos no verán.
Te harás esta pregunta amarga: ¿Tiene sentido seguir viviendo?
Es verano, los pájaros cantan, y los grillos juegan con el rocío.
Un oído te parece sordo, y a veces, los dos.
Es verdad...
A tu alrededor, los niños crecen y todos se vuelven inteligentes.
Tienen casa y un buen empleo, y a otros niños darás tu amor.
Tus nietos son flores preciosas, heredan la vida, matan el dolor.
Piensa en su mundo, amigo, desde ahora hasta el implacable fin.
aunque ahora no tengas opción y te cansen sus agudas voces
Sigue tus ideas viejas y sabias, porque ellos serán tu futuro.
Y si después de todo, amigo, esto no trae una gran bendición,
puedes exclamar a viva voz: sea como sea, la vida es hermosa".
Bravo!
¿Has visto?
-Es verdad... -No es tan viejo.
Sí, es verdad.
-Seguimos viviendo en nuestros hijos. -Sí, ¿verdad?
Me describiste bien en tu poema, escuchando con un oído.
¡Pero no eres sólo tú!
Con un oído sordo, ¿no? ¿TÚ escuchas con un oído?
-No, con los dos. -Sí, pero oyes menos.
Escucho bien, por lo menos.
Yo también oigo bien, pero no entiendo mucho.
No es claro.
Cuando escucho las noticias,
sólo escucho y entiendo a esa señora...
Gabriela, Vranceanu-Firea.
Entiendo todo lo que dice.
Los otros no tienen sentido para mí.
-Mira, qué hermoso. -Te lo dije.
Lo voy a lavar de nuevo cuando hayas puesto el alambre.
Dejo estos anteojos aquí y salgo con los oscuros.
Voy a ver si ese alambre sirve.
Si no, pensaré en alguna otra cosa.
Ve a ver las vacas.
Controla si están bien.
Asegúrate de que el ternero no seque a la madre.
Primavera
¡Vamos, sal, gato feo!
Toma.
-¿No le cantas? -¿Perdón?
-¿No le cantas, como de costumbre? -¿Qué?
A la vaca, cuando la ordeñas, ¿no le cantas?
No entendí.
Pregunté si ya no cantas cuando ordeñas las vacas.
-¿Cantarle? -Sí, para que te dé su leche.
Te alabamos, Señor
Me senté muchos días en mi ventana
Esperando que pasaras
Pero te fuiste a otra parte, Gheorghita
Nuestro caminos no se cruzaron Adiós
Si hubieras venido Te habría contado muchas
Muchas cosas que llevaba dentro
Junté para ti muchos sentimientos
Que te habrían hecho cambiar de idea
La próxima vez que vengas
Tómame de la cintura apasionadamente
Estrecha mi cabeza contra tu pecho
Y bésame sin cesar.
Alguna vez fuimos jóvenes.
Es lindo recordar las canciones de nuestra juventud.
-No éramos jóvenes. -¡Claro que sí!
Estábamos gastados por el trabajo.
Sí, pero teníamos coraje... fuerza.
Y ahora tejo esto para nuestras funerales.
Sólo éramos jóvenes los domingos, cuando íbamos a bailar.
-Pero tuvimos nuestros bailes. -Sí, era muy lindo.
-Las chicas venían con sus madres. -Así es.
Nuestras madres nos tenían los abrigos, mientras nosotras...
Ahora las chicas van a los bares, fuman cigarrillos.
Ya nadie escucha a mamá o papá.
En verdad era mejor en nuestra juventud.
¡A casa! ¡Ahora!
¡a casa, pato feo! Si no...
Estos programas de TV no son más que mentiras.
Quieren hacernos creer que todo eso es verdad.
Tratan de engañarnos.
-¿Por qué miras si no te gusta? -Me gusta, ¿pero por qué mienten?
Yo miro porque me gusta. Es un arte, hecho por hombres talentosos.
¿Qué tiene de bueno?
No tienes que creer todo lo que ves.
Dijiste que no empezara el juego de alfombras. ¿No lo terminé?
-¿Qué? -Esos tapices.
Dijiste: "No empieces otro juego, no lo vas a terminar..."
No quería que trabajaras tanto.
Es primavera, hay que mover el telar.
Sí, pero trabajaste día y noche.
Sí.
Trabajaste demasiado.
-¿Y si uno de nosotros muriera? -¿Qué?
Si uno de nosotros muere, ¿qué vas a hacer?
Si yo muero, te los quedas tú.
No, los regalo en el funeral.
¿Cómo vas a regalar tanto trabajo?
¿Trabajas tanto y los regalas en un funeral?
Sí, así la gente te recuerda.
Sabrán que hiciste algo hermoso en tu vida con tus propias manos.
-Es una buena cosa. -Igual te mueres.
Hagas tapices o no, terminarás bajo o tierra.
Sí, pero es mejor ser recordado por algo que has hecho.
La gente saldrá del funeral con una buena impresión.
No nos morimos todos el mismo día, sabes.
Así es la vida.
-¿No tomas el de abajo? -¿No tomo qué?
-El de abajo. -No. Voy a mover toda la pieza.
El enchufe del televisor.
Deja eso. Y toma ése con cuidado.
-¿Y si cae en mi cabeza? -No se caerá.
¿Cómo sabes?
-¿No agarras ése primero? -No.
Primero éste, la otra pieza irá directamente al lugar correcto.
Espera...
Espero que ése no se caiga.
Cuando dejé el convento, la madre superiora me dio un telar.
Era liviano, no como este gigante.
Cuando nos veían cargándolo, pensaban que era nuestra cruz.
La gente no sabía lo que estábamos haciendo.
Suéltalo.
Eso es.
-¿Viste, querida? -Sí.
Vi que eres el mejor.
-Bueno, voy a poner algo... -¡Cómo me cansé!
¿Sí?
En Pascua podrás descansar.
Agarra la mesa.
Pongámosla en su lugar.
Constantin, Constantin...
Los vecinos nos gritarán: "¡Su marido está en llamas!"
¡Tonterías!
¡Vaya!
Ves, dijiste que no había que limpiarlo.
No dije eso.
-¿Es tan importante? -Dije que no lo limpiáramos ahora.
¿Y cuándo entonces? ¿Después de Pascua?
Pensaba ordenar en poco.
¿Qué haces? ¡Sal de aquí!
¿Por qué sólo pasto fresco?
Traje un poco para las gallinas. ¡Toma!
-Basta. No lo des a las gallinas. -Ya está.
-Les diste mucho. -Sí.
¿Quieres guardarlo?
Miren, puse eso para que no puedan subir al granero.
¿Te acuerdas cuando me dejaste en el granero con el cesto del vino
mientras le contabas cuentos a Vasile?
Pero es bueno tener a alguien.
Si no fuera por tu viejo marido, ¿quién te ayudaba a bajar?
En esa época no eras tan viejo.
-¿No? -No tanto. Un poco.
¿Un poco más joven?
¡Dios!
Soy viejo desde que me casé.
Oye...
¿Cómo no voy a ser viejo a los 83 años?
¿Ya tenías 83 cuando me casé contigo?
Y todavía corto el paso, excavo, y cargo cosas en mi espalda.
Crié dos vacas agachando el lomo.
Lo hago, y tengo 83 años.
¡Qué bueno que puedas!
Puedo, no puedo... debo.
Tenemos nietos, bisnietos, otro en camino.
¿Acaso no necesitan leche?
-¿No necesitamos leche? -Sí, por supuesto.
-¿No está demasiado dulce? -Muy rico.
Le puse chocolate, por eso es tan rico.
-Café con chocolate... azúcar. -Bueno, un pequeño gusto.
Sí, ¿y si tu viejo contrae diabetes?
-Bueno, desde ahora... -Ya no importa. Puedo morir, ¿no?
No, pero a esta edad no contraes diabetes.
No puedes morirte, ¿sabes lo que cuesta un funeral?
-¡Ni se te ocurra morir! -Es caro, pero...
Puedes tirarme en un pozo.
¿Crees que haría eso?
Todos dirían que viví en vano.
Dios te bendiga.
A ti también.
Ahí viene otra vez.
-El yuyo frena su trabajo. -Que lo haga dos veces.
Es lo que hace, ¿no ves? Hasta ahí arriba.
Por favor, pregúntale cuánto le debo. Oyes mejor que yo.
Apártate.
Es un fenómeno.
Por supuesto. Trabajó en Alemania, ¿no te das cuenta?
Es otro mundo, ¿sabías?
210... 5 por 5, 25... 250.
-Buen trabajo, ¿no cree? -Sí, muy bueno.
Se nota el arado que hice el último otoño.
Nos vemos el próximo otoño.
Ve a tu lugar.
Toma, come.
Ahora apártate y déjame limpiar tus excrementos.
Vamos...
Muy bien.
Parece que tengo que hacer más tapices
para nosotros dos.
-Ojalá esta vez sean para nosotros... -Espero...
-¿Para quién? -Para mí.
¡No digas! Yo los hice y tú los quieres para ti.
Sí, porque si yo muero primero, sabrás qué regalar.
Pero si te mueres tú, Dios sabrá qué hago con todo eso.
Regalas lo que hay en mi cuarto.
Sí.
Tenemos 52 tapices. Necesitamos más.
-¿Cuántos?
¿Eso es todo?
-Necesitamos más. -Sí.
La Sra. Nazaria finalmente se lo dijo.
Este telar es la dote que me dio mi suegro.
¡Un verdadero tesoro!
Gracias a tus manos que trabajan en él.
Así es.
Y el cerebro.
La vida pasa muy rápido. Uno es feliz por lo que deja.
Sí.
Tenemos... ocho nietos.
-Y bisnietos. -Dos bisnietas.
Y un tercero en camino.
Me siento como... Como decía esa historia:
"Con un ojo lloro, con el otro río".
Uno llora por los que se fueron,
el otro es feliz por los que llegan.
Así son las cosas.
Así es la vida.
Así es la vida.
Así es.
¡Santo Dios! ¿Qué haces...?
-No sé qué haría con esa panza. -¿Qué harías?
Es una panza cara.
-Estoy segura. -¡Claro que sí!
Mira estas lindas manos arregladas.
¿Cómo no van a estar limpias si eres un panadero?
Vamos a hacer pan dulce, ¿no?
El delantal apenas te va. Pareces un queso grande.
Tengo muchos delantales pero no te entran.
Yo tenía un lindo delantal cuando criaba abejas.
¿En serio?
Claro.
No lo recuerdo.
Tenía uno.
A mis abejas les gustaba.
Les gustaban los colores blanco, azul, verde...
Cuando era niña, me encantaba visitar a mis abuelos.
-Los chicos ya no sienten eso. -Sí.
Sólo si los mandas.
Están ocupados aprendiendo el nuevo estilo de vida.
¿Crees que en la escuela les enseñan sobre los viejos tiempos?
-¿En la escuela? -Sí.
En la escuela les enseñan...
A tener relaciones sexuales.
Cómo protegerse, cosas así.
Ésa es la educación actual.
Gracias a Dios que no enseñan esas cosas a las vacas
porque no se reproducirían.
Estoy contento de que mis hijos y nietos me amen.
¿Cómo no amarte?
Claro, tienen un solo abuelo.
-Un abuelo. -Y un bisabuelo.
Siempre preguntan: "¿Cómo está el abuelo?"
"¿Cómo está la abuela?"
Mira, me olvidé el reloj.
No puedo alimentar a la vaca sin mi reloj.
Yo era joven cuando me casé
Tú eras joven y nos apuraron
La noche de nuestra boda Llovía furiosamente
Estaba oscuro y no vi La chica sentada a mi lado
Era una fea solterona Y yo era joven cuando me casé
Yo era joven cuando me casé
Tomé su dote Y a la chica oculté
Yo era joven cuando me casé
Los ratones se comieron la dote La fea se quedó, yo no miento
Yo era joven cuando me casé
Los ratones se comieron la dote La fea se quedó, yo no miento
Yo era joven cuando me casé
Cuando dije "vamos a una boda" Se acostó y empezó a roncar
Yo era joven cuando me casé
Cuando digo "vamos a bailar" Se esconde en lo que puede encontrar
Yo era joven cuando me casé
Cuando busco la crema La encuentro lleno de hongos
Yo era joven cuando me casé
Toma.
Cuando busco la sopa Tiene gusanos que se retuercen
Yo era joven cuando me casé
Ven y sálvame de su mamá Podría comerme sin más
Menos, ahora menos.
Ven y sálvame de su mamá Podría comerme sin más
-"Anoche no me comió porque yo tenía mi hacha a mano". -Sí.
Anoche no me comió Porque yo tenía mi hacha a mano
Yo era joven cuando me casé
Si yo cantara eso, se pondría furiosa.
No, me olvidé una parte.
Yo era joven cuando me casé
No eras tan joven cuando te casaste.
Ya tenías cierta edad.
-No tan joven, ¿no? -No demasiado joven.
-No tan joven pero elegí a una joven. -Sí, te casaste con una joven.
Elegí a una chica joven.
Con plata y un telar.
Elegí a una "chica-telar".
Ponlo aquí.
Elegí a una chica joven con un telar
Y ella teje de la noche Hasta ¿la tarde?
Dos, cuatro... dos, cuatro, seis, ocho...
Creo que entrarán bien en el horno.
Me voy a sentar un minuto.
-Hasta el perro canta. -Escucha.
A ver, escuchemos.
Le gusta.
¡Qué perro tonto!
¡Señor Costica!
Debe ser el cartero.
-¡Señor Costica! -¡Sí, pasa!
-Buen día. -¡Hola! Te estábamos esperando.
-¿En serio? -Durante un mes.
Siempre ocupados, ¿no?
Sí, nos estamos preparando para Pascua.
-Siéntese. -Tome asiento.
-Seis, ocho... nueve. -Nunca vi esos billetes nuevos.
10, 11...
50, 60, 70, 80, 90...
¡Espera! A ver qué recibimos.
Espero que no sea algo malo.
-Si fuera malo llevaría un sello: MALO. -¿Una tarjeta de Pascua?
Una invitación de Lucian y Roxana, nuestros hijos queridos.
-Debería guardar algo de dinero. -Voy a hacer un tapiz.
-¿Qué, una invitación? -¡Mira! De Lucian.
Lucian y Roxana.
-¿Son sus nietos? -¡Sí, mi querido nieto!
-Déjame ver la fecha. -Creo que es en julio.
Una jubilación más y ya está.
-El 5 de julio, ¿no? -Sí, el 5.
-Veremos si podemos ir. -Iremos, aunque sea de rodillas.
Tengo que apurarme con el telar.
Lo movieron. ¿Está aquí en verano y adentro en invierno?
Aquí está bien. Veo mejor en esta luz.
Aquí también puede ver las vacas, las gallinas, todo el patio.
Puede ver el halcón cuando persigue a nuestras gallinas.
-Adiós. Felices Pascuas. -Igualmente. Cuídate.
¿Le di su periódico?
No sé.
No, aquí está.
Muchas gracias.
Salud.
Adiós.
A ver si Vasile está en casa.
-Éste no es bueno. -Pobre, es demasiado grande.
No funcionará.
Tienes que hacerle un agujero pequeño. Lo arruinaste.
-Ayúdame a ponerme esto, por favor. -Sí, enseguida.
-Ésas eran muy buenas. -¿Cuáles?
Esas velas en una especie de vaso.
Dentro.
¿Entiendes, abuelita?
No lo sé.
Lleva ésta para la tumba.
Ésta.
-¡Mira! ¿Ves? -¡Muy bien!
Llévate un huevo. Para decir: "Cristo ha resucitado".
Tienen suficientes huevos ahí. No voy a llevar un huevo.
-¿Para la tumba? -Sí, es la que dura más.
-¿Te despierto cuando vuelvo? -Veremos. Me despertaré sola.
-Entonces diremos: "Cristo ha resucitado". -Sí.
-¿Y ahora qué se dice? -Buenas noches.
-Buenas noches y perdóname. -Que Dios te perdone, viejo.
Viene un auto. Salgamos del camino.
Pudimos pasar este año.
-Tal vez lleguemos al próximo. -Sólo Dios sabe.
Vivimos con esperanza, ¿no? Nadie tiene un contrato con Dios.
Cuando llega la muerte, te encuentra.
-No puedes esconderte de ella. -No, te encuentra en todas partes.
Mi vaca está enferma, pobre criatura.
-¿Por qué? -No puede apoyar una pata.
-Puede tener algo en la pezuña. -Me fijé, no hay nada.
¡Ven y toma la Sagrada Luz!
Cristo resucitó entre los muertos
Aplastando muerte por muerte
Y otorgando vida A los que están en la tumba
-Hicimos lío. -"Ruega por nosotros" se repite. Y después viene esto.
Sí, por eso.
Dirígenos, por favor, desde "Ruega por nosotros".
"Ilumínanos, San Juan, y ruega por nosotros".
Bueno, algo así...
-¿No vas a dormir un rato? -¿Qué?
¿No vas a dormir?
-¿Qué? -¿No vas a dormir?
Sí, hasta que salga el sol.
Bien.
-Por lo menos una o dos horas. -Me olvidé de mirar la hora.
Deben ser las cuatro.
¿Las cuatro?
Ah...
¿Estuvo lindo?
Sí, pero después del servicio sólo se quedaron unos pocos.
¿Cantaste?
Claro.
Estuvo muy lindo.
-Debe haber habido mucha gente. -Sí, mucha.
Hasta vino gente de la ciudad, ¿sabes?
Verano
-Estás muy apuesto. -¿En serio?
-¿Realmente me amas tanto? -No hay duda.
Sólo tú sabes cuánto lloraste cuando me casé contigo.
No recuerdo nada de eso.
Debes haberlo lamentado, estoy seguro.
Podrías haberte casado con alguien más joven y no un viejo como yo.
-Creo que no eras tan viejo. -No, ¿pero no me volví viejo?
-¿Y yo no me convertí en abuelita? -¿Me llevo el sombrero?
No lo sé...
Creo que no voy a ninguna parte porque no encuentro mis zapatos.
Bueno, no vengas. Los vi por aquí.
¡Dios mío! ¡Los puse en el horno!
-¿Dónde estaban? -¡En el horno!
¡Debo estar loca! Los busqué tanto.
Ahora el talón.
-Eso es. Pon el otro. -Puse el otro.
-¿Tienes un solo pie? -Sí, uno solo. ¡Vamos!
"Pon el palo y cierra la puerta. Podemos irnos sin temor".
Que Dios nos ayude.
Pon el palo ahí para que la gente sepa que no estamos en casa.
-Perdón, nos fuimos a la iglesia. -¿A quién le pides perdón?
Que Dios nos perdone a todos. Que tú también seas perdonada.
-¡Hola! ¡Feliz Santo para ambos! -Gracias.
Los social-demócratas.
"Vote Ion Munteanu, presidente del Concejo Comunal".
"El mejor para la mayoría". Que Dios nos ayude.
Este camino está mucho mejor.
-Trajeron las piedras desde el río. -Hola. ¡Feliz Santo!
Gracias. Dios te bendiga.
-Aquí teníamos un pantano. -Por suerte trajeron estas piedras.
Sí, hicieron un gran trabajo.
Vendrás a visitarnos, ¿verdad?
-No lo sé. -¿Por qué no lo sabes?
¿Un regalo sin visita?
-¿Es una cerveza? -Ya verás en tu casa.
Que Dios te dé salud y puedas ser feliz con los vivos.
Que Dios te dé fuerza y puedas... Olvidé lo que iba a decir.
Siempre me olvido...
Cada Constantin y cada Elena recibe un delantal.
Es bueno para la casa. Te lo pones en el cuello...
¡Ah, sí!
¡Viva el intendente y los demócratas liberales!
¿Qué hay aquí? ¡Mira!
Oh, esto te hace volar.
-Espera, hay algo más. -No hay nada más.
Sí, hay.
¡Vaya!
Es una especie de cerveza.
Pepsi.
Es gaseosa.
Cambiémonos y a trabajar. Las vacas están esperando.
Ioana.
¿Hola?
¡No sé qué hice!
"Mañana estaré otra vez contigo, no sé cómo.
Entonces no sabía qué hacer, ahora lo sabré".
Eso es.
-Un viejo poema de nuestra juventud. -Esto no es tan viejo.
Podemos lamerlo.
Ábrela. Puedes abrirla si tienes buenas manos.
-No puedo. No sé hacer esto. -Puedes, mira.
Lo sabía. Y dijiste que no podías.
Mira lo que has hecho.
Apriétala.
¡Salud! Larga vida.
Creo que viene Limu.
Tengo trabajo que hacer.
El gato otra vez duerme aquí porque está lindo y ordenado.
-Dios, cómo me voy a emborrachar. -Sí.
"Hermano, te estuve buscando para decirte nada más que la verdad.
Me gustaría dejar las vacas y unirme a tu banda de Robin Hood".
¡Olvídalo, ve con las vacas!
"Puedes unirte a mi banda si juras que no traicionarla".
"Bebida refrescante gasi... gasificada".
Contiene cafeína. ¿Viste?
¿Qué haces? ¿Qué hay para leer ahí?
-No me permiten hablar. -¿Quién te prohibió hablar?
Tú.
Es una impresión tuya. A veces imaginas esas cosas.
"Distribuida en la República de Moldavia". ¿Puedes creerlo?
-Leo de qué está hecho esto. -¿Qué?
De qué está hecho esto.
Dijiste que ibas a dar de comer a los animales.
Tengo tiempo.
"El Valle de los Osos".
Una vez estuvimos ahí, ¿no?
Estuvimos.
-¿Qué fuimos a hacer allá? -Fuimos a una boda.
-¿De quién? -De... Ion Pavel.
Exacto.
Sí, me acuerdo.
Todos tomamos la molestia de ir y al final ellos se divorciaron.
Vengan, bebés, vengan con mamá.
Vengan con mamá. ¿Dónde están?
Trae a tus bebés, ¡ven aquí!
Llama a todos tus pequeños. ¡Muy lindo!
Éstos no son todos.
Sigue llamándolos. ¿No ves que no están todos?
Sigue llamando. Eso es. Muy bien.
Fuera de aquí, pato. ¡Sucio pato! ¡Animal estúpido!
Ahí viene otro.
¡Fuera de ahí, pato!
La gallina te va a comer.
¡Te lo tenías merecido!
Muy bien.
Come bien.
"Cuando sus ojos se posen la hermosa vista del lago,
le quitará la respiración".
Querida, tú ya no respiras.
Si vas al lago, dejarás de respirar.
¡Imagínate lo fresco que es el aire allí!
Es verdad, ¿pero no es fresco aquí también?
Con un bosque que se alza sobre tu patio,
¿puedes desear un aire más fresco?
La pura evidencia:
a los 83 años, corto el pasto, cargo cosas, crío muchos animales.
¿Acaso no es por el aire?
Y la comida, y... ¿Puedes vivir sólo del aire?
De ambición también.
Querido, estás enfermo, no te queda ambición alguna.
Cada ser necesita ambición, pasión y amor.
Casi 80.000 personas del condado de Neamt
corren el riesgo de contraer diabetes.
Es por la buena vida.
Hace mucho tiempo, cuando comíamos polenta con arándanos
era imposible contraer diabetes.
-¿Tú comías eso? -Sí, cuando nos robaban los víveres.
Estábamos varados en el bosque, sin comida, durante la hambruna.
No había comida, y para poder trabajar
tuvimos que comer polenta con arándanos.
-¿Y no les robaron la polenta? -La mitad, y dejaron la otra.
No se llevaron todo. Eran ladrones amables.
Pensaron:
"Tenemos que dejarles algo para que trabajen,
así podremos robarles algo la semana próxima también".
¿Y volvieron a la semana siguiente?
No sé. Yo tuve suerte porque me enrolaron en el ejército.
Y en el ejército teníamos comida, incluso durante la hambruna.
Santos emperadores Constantino y Elena.
Hoy, los ortodoxos celebran a los santos emperadores...
-Hace rato que los celebraron. -No hoy. Entonces.
La festividad cristiana es representada
por los santos emperadores Constantino y Elena.
San Constantino fue el 32º emperador del Imperio Romano,
después de August...
-Augustus. -Sí, August.
Toda su vida luchó
para liberar a la iglesia cristiana de la dominación pagana.
Él y su madre. Pero ella era pagana.
Elena, solo por ti Bebo noche y día
Me ayuda a ahogar mis penas Calma el fuego de mi corazón
Llega la mañana, Elena Y sueño despierto contigo
Las chicas me señalan Todo el pueblo se ríe de mí
Elena, mi querida Elena Si pudiera tenerte una vez más
Te mostraría Lo que mi amor significa
Elena, mi querida Elena Si pudiera tenerte una vez más
Te mostraría Lo que mi amor significa
Qué voy a mostrar a mi edad lo que significa el amor.
Pero el amor... Amor es amar a alguien,
respetarla.
Llevarse bien.
Eso es el amor.
Elena, mi querida Elena Si pudiera tenerte una vez más
¡Ay, querido, querido!
El otoño
Que en paz descanse para siempre
-Rogamos por su alma. -Que en paz descanse.
¿Su mujer, la señora Elena, no vino?
No, no puede caminar hasta aquí.
No puede.
Si no hubiera sido por nuestro vecino Cica, habría muerto en 10 minutos.
¿En serio? ¿Cuándo?
Este otoño.
Que sea perdonado por Dios y por todos nosotros.
Es un gran dolor... un momento difícil.
Perder a un pariente...
Pero... lo más duro es perder a un hijo, como nosotros...
Dios no lo permita...
Así de lento iba el cortejo.
-¿Por qué? -Le dijeron al conductor.
Era su auto, todo era de ellos.
Y nosotros caminábamos así, y llegamos a la iglesia a las 12:30.
Fue una caminata larga. Después empezó la ceremonia.
Siéntate y habla.
Con todos esos curas.
¡Cinco curas!
Cantaron maravillosamente.
Qué bien.
Luego siguieron la tradición en detalle, todos.
Debe ser Ana.
Entonces...
¿Hola? Sí...
¿Cuánto hace que te usé?
Ahora te necesita la bisnieta.
Qué hermoso cuando mecía a su madre en ella.
Toma.
-Suéltala. -¡Bisabuelo!
Vamos, con cuidado. ¡Sostenla!
Y sacó dos vasos de vino.
Uno para Sadoveanu, otro para él.
Y dijeron "salud". Estaba sediento, había venido de lejos.
¡No la pongas encima del gato!
-Se llevó el vaso a los labios... -Déjala, déjala.
Y bebió.
No, déjala, la voy a limpiar. Tiene polvo.
Y bebieron, querida, bebieron...
Cuando vio eso, él dijo: "Es un borracho, igual que yo".
¡Vaya!
Así mecía a mis nietos.
Mis bisnietos...
Y ahora esta nueva bisnieta.
Bueno...
Está bien así.
Está bien así.
Está bien así. Aunque sea difícil.
Ésta es la caja de Pandora. No se puede abrir ni cerrar.
¿Por qué? No la fuerces, la vas a romper.
No... ¿Pero qué hay aquí?
-¿Qué había aquí? -Quién sabe.
Botellas.
Es buena para huevos.
-Puedes poner huevos en cada compartimiento. -Sí.
Y los mandas a Bucarest para Andrei.
-¿Crees que no se van a romper? -No se rompen.
Los envuelves.
No la voy a abrir, la dejo así.
-Déjala... -¿De dónde la sacamos?
-Debe ser de Nina. -No, no...
No, creo que es de Florin.
De helado o algo así... La voy a limpiar.
Ponla en esa cama afuera.
El perro está ladrando. Creo que llegan nuestros hijos.
¡El bebé! ¡Llegó el bebé de la abuela!
¡Buenas noches!
¡Bienvenida!
-¿Duerme? ¿Estás durmiendo, bebé? -Sí, está dormida.
¡Déjame abrazarla!
Mira, el gatito...
-Mira quién vino de visita. -¡Hola, abuelo!
Bienvenida.
¿Dónde está Ioana?
Tiene una clase de piano, está preparando un concierto.
Hola.
Cierra la puerta.
-Está creciendo. -Sí, me estoy dejando la barba.
-¡Mi muñequita! -Hola, bisabuela.
Pon la piedra tradicional en su boca.
Por primera vez está con su bisabuela.
¡Toca madera!
¡Mira, bisabuelo! ¡Mira este milagro!
¡Me está mirando, angelito!
¿Cuándo vas a decirme "abuelita"?
¿Cuándo?
Su hermana le enseñará.
La aburrimos con estas cosas.
Mira, tesoro, la cuna de madera donde dormía tu mamá.
Sí, sí.
Es todo lo que tiene la abuela. Lo pongo ahí para la buena suerte.
Aquí está...
No llores, no llores...
Nana, nana
Duérmete
Dulce bebé de la abuela.
Le di algo para la buena suerte.
Dios te bendiga.
Le hubiera dado más pero el cartero no nos trajo la jubilación este mes.
No necesitamos plata sino que estés sana para hacer la dote de la niña.
Sí.
-Queremos una dote... un tapiz. -Que Dios me ayude... a vivir.
Tengo un tapiz para ella.
¿Mamá te da la teta?
¿Cuál te parece más bonito?
Mira.
Mira qué lindos son.
¿Cuándo los hiciste? ¿Ahora?
-Hice más. Tuve que regalarlos... -Me gusta este azul.
Sí.
¿Puedo dejarla elegir? ¿Cuál quieres, princesa?
-Me gusta realmente el azul. -El que quieras.
-Déjala jugar con él. -Párate y juega en él, bebé.
Cuando crezca un poco.
¿Sabes que Ioana se arrodillaba en uno de éstos para rezar?
-Muchas gracias. -¡Es un placer!
Que Dios te ayude a estar sana y a hacer una dote.
Que Dios nos ayude.
¿Duerme?
Comer y dormir. ¿Qué más puede hacer?
Es tan hermosa...
-¿Cómo están tus manos? -Ahora, mejor.
¿De verdad? No se ven mejor.
Si no hago nada, siento el dolor. Pero generalmente tengo trabajo.
Muevo las manos constantemente y no siento dolor.
-¿No extrañas al médico? -No extraño a nadie.
-Pero debo decir que él me ayudó. -Sí.
Me dio esas pastillas que sigo tomando.
Una noche dije: "las tomo mañana".
Y al día siguiente las manos y piernas me dolían mucho.
Ahora me hice adicta a ellas.
-Sí. -Tengo que tomarlas siempre.
Voy a cambiar de tema.
Sabes, arriba de mi cama, en la pared,
tengo el tapiz que me diste en mi boda.
Y traté de recordar los nombres de las flores que están en él.
Quería contarles a mis hijas sobre cada flor pero no me acordaba.
No sé cuáles son las amapolas o los lirios, como me enseñaste.
-No puedo recordarlo. -Bueno, te lo digo ahora.
Durante mucho tiempo junté color tras color
Y con ellos bordé La más orgullosa flor
Del hilo amarillo-dorado Con mucha maestría
Hice las espigas de trigo De nuestra amada campiña
Con rosa y rojo intenso Con manos muy atentas
Hice la amapola más bella Vestida para un baile de gala
Azul es el bello hilo que uso Para la mañana que despierta
Flor tras flor, amigos No-me-olvides y violetas
Para los lirios del valle Uso del blanco la pureza
Igual que para la azucena Que asoma después de la nevada
Y muchos, muchos pájaros Bordé con mis colores mágicos
Si miras atentamente Verás que están cantando
Trabajé muchas horas Amo tejer tapices
De Oltenia o Moldavia Pongo mi alma y mi corazón
Porque son de Rumania
Pero las flores más hermosas
Son mis dulces nietos
Acuno a la más joven en mis brazos Y canto una canción casi olvidada
Y la sostengo hasta que despierta Y los demás escuchan atentos
La pequeña juega con mi pelo Con su manita tan pequeña
Luego me susurra al oído: "Abuela, ¿por qué tu pelo es blanco?"
Yo le respondo apenada "En mi vida hay muchos inviernos".
Mis alegrías son raras Y hay nieve en mis cabellos
La niña baja la cabeza Le pregunto: "¿estás triste?"
Ella no dice una palabra Y yo enjugo una lágrima solitaria.
¿Viste? Ésas son las flores.
Las flores de la abuela.
La más hermosa de todas.
La más preciosa.
¿Realmente te has puesto triste, querida?
Un ingeniero, tan enclenque como yo, pero sin mis tres panzas, dijo:
"¿Ud. es el señor Vinca?"
"Sí".
"A partir de este momento, Ud. trabaja para nosotros".
Me dejó sin palabras.
Cortemos la torta.
-Nosotros podemos ir al otro cuarto. -No, quedémonos todos aquí.
Baja el gato.
Como dije, me dejó sin palabras.
Termino. Y me llevó a una cabina.
En una construcción, ¿sabes?
-¿Estaban construyendo la fábrica Savinesti? -Sí.
-¿Recién empezaban? -Sí.
-¿Por dónde vas con tu historia? -Todavía falta mucho.
-Cuando era un muchacho. -Empezaron a construir Savinesti.
Y me quedé allá, estudié allá.
Después me tomaron como electricista. Entré a la escuela de electricistas.
-¿Dónde estudiaste? -En Savinesti.
Después un año en Piatra.
Y un año más en una escuela especializada.
Deberías ver mis notas: sólo 10.
¿Y trabajaste en Savinesti hasta jubilarte?
-¿Qué? -¿Te jubilaste ahí?
No, me contrataron para construir el hospital de Piatra, trabajé ahí.
Ahí se jubiló.
-Ahora tú nos cuentas una historia. -Sí, cuenta.
Toma la cuna.
Pero sin esta manta.
Como quieras.
-¿Puedes llevarla, querido? -Por supuesto.
-Mejor vuelves a buscarla. -No, la llevo ahora.
Qué marido fuerte tengo.
La puerta, por favor.
Démosle un beso a la abuela, ¿no?
-Rápido, empezará a transpirar. -Sí, vámonos.
Adiós.
Que Dios los bendiga y les dé salud.
Besos. Adiós, bisabuela.
Déjame besarla.
Mantente sana, así podrás hacer la dote.
Que Dios me ayude.
Y cantarle a mis hijas.
Tengan mucho cuidado.
Que Dios nos ayude a seguir.
Qué viento.
Un viento feo y helado.
-Está llegando el invierno. -Sí.