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Como avanzamos en el primer vídeo, uno de los rasgos que más delimitan el lenguaje de especialidad son los términos.
El objetivo de esta presentación es que conozcáis la ciencia que los estudia, la terminología.
Empezaremos por una caracterización general del término en contraste con las palabras del lenguaje general.
En la vertiente práctica, daremos un vistazo a cómo se estructuran los diccionarios de especialidad,
concretamente el uso del árbol de campo y la estructura de una ficha terminológica.
Y finalmente, focalizaremos la atención en el tratamiento de neologismos y en la normalización de los términos.
Entendemos por “terminología” el conjunto de términos de una disciplina,
pero también la ciencia que estudia la estructura, la formación/adaptación y el uso de los términos.
En general es la ciencia que fija los criterios lingüísticos y terminológicos para gestionar los términos.
En el contexto catalán, el centro que desarrolla e integra la terminología en los sectores especializados
y en la sociedad en general es el TERMCAT.
Junto con esta autoridad en materia lingüística desarrollan el lenguaje de especialidad
principalmente universidades de nuestro ámbito lingüístico, como la UPF, la UIB, la UV, etc. Y también la AVL.
Como una característica compartida con el lenguaje de especialidad en general, los términos tienen que ser precisos.
En la lengua general las palabras suelen tener diferentes significados, según el contexto,
pero en el lenguaje de especialidad, como por ejemplo veréis, se tiende a la monosemia.
Observad las definiciones siguientes.
La primera es del “Diccionari de l’Institut d’Estudis Catalans”.
En el lema ‘libro’ encontramos definiciones, ejemplos, frases hechas, sintagmas con el formante ‘llibre’, etc.
Es el conjunto de significados que la lengua común en catalán tiene para ‘libro’.
En cambio, si vamos a una definición terminológica, concretamente del Diccionari d’educació,
encontramos una ficha dedicada exclusivamente en la entrada ‘libro electrónico’.
Hay un concepto descrito como un “Libro editado en soporte digital...”,
asociado con la denominación ‘libro electrónico’, o con sinónimos.
Por lo tanto, en contraste con el diccionario general, una definición, por lo tanto, un concepto en un contexto determinado.
Y esto hace que en educación, como es el caso, ‘libro digital’ sólo se pueda entender de un modo.
La ficha que hemos visto se incluye dentro de un diccionario terminológico.
Si vamos a la estructura general de este tipo de productos vemos como, en el trabajo previo
de preparación del trabajo terminológico se establece el esqueleto general del diccionario, forma de árbol de campo.
Aquí vemos dos ejemplos de árboles de campo, con diferente grado de complejidad.
Los conceptos generales que derivan de videojuegos son relativamente pocos, por eso está simbolizado
por una palmera con el tronco común y unas cuantas ramificaciones de las que cuelgan los términos.
Un diccionario como el de educación, en contraste, tiene muchas disciplinas derivadas,
y requiere un árbol de campo completo y un diccionario con un número de termas elevado.
Una vez hemos establecido el árbol de campo
asignaremos cada concepto de la disciplina a un área temática.
Así nos aseguramos de que el trabajo sea completo y equilibrado.
Si ‘selectividad’ es la denominación la ficha nos indica que tiene un término preferente, ‘prueba de acceso a la universidad’,
dos sinónimos e incluso una sigla que conocemos bastante, PAU.
Vemos también los equivalentes en otras lenguas y una nota que nos aclara
qué es la prueba equivalente en los EE.UU. y en el Reino Unido.
Por último, la definición, que empieza por un descriptor, una palabra más general que selectividad,
hiperónima, como es ‘examen’.
Nos describe de manera precisa y concisa todos los aspectos que la caracterizan, en una sola frase.
Aquí tenéis el área temática y el lugar que ocupa en el árbol de campo.
Dentro de todo el conjunto de términos que incluimos en un diccionario
tenemos que dedicar especial atención a los neologismos.
Son conceptos nuevos que aparecen por el intercambio cultural
o bien por avances en la sociedad.
El neologismo es la parte creativa del lenguaje, puesto que una idea nueva quiere una denominación inédita.
El lenguaje es variado en cuanto a mecanismos de creación de nuevas palabras,
y aquí vemos los más habituales.
Préstamos adaptados como patrocinador o gazpacho,
afijos como semipresencial o hardware, compuestos, sintagmas y abreviaciones.
Entre los objetivos de la práctica terminológica está el de fijar las formas lingüísticas más adecuadas,
lo que se conoce como normalización, que tiene en cuenta las soluciones de las otras lenguas.
Sería el caso de sushi, que en catalán no se escribe con X sino con SH.
En otros casos se ha recurrido a la forma catalana porque reflejaba claramente lo que el concepto explicaba:
es el caso de software (que significa “conjunto de programas”),
y que se ha consolidado en la colocación software libre.
Por último no se descarta recurrir a la variación geográfica o histórica de la lengua.
Es el caso de alquena, puesto que estaba presente en textos medievales.
Por lo tanto no hacía falta el préstamo henna.
Por lo tanto, recapitulamos.
La terminología estudia los términos de una lengua y crea las bases teóricas para normalizarlos.
Perfecciona el léxico de una lengua, y por lo tanto, desarrolla la variedad estándar.
Es la herramienta que perfecciona el estándar.