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Morimos en las reocupaciones por nuestro pequeño pedazo de tierra.
Como le ocurrió a nuestro líder Marcos Verón,
el ganadero lo asesinó delante de nosotros.
el ganadero lo asesinó delante de nosotros.
Sin ninguna compasión por él, las autoridades vinieron con el ganadero,
para matar a nuestro líder.
Aquí, dentro de nuestra reserva indígena.
Yo vi, fiona, la muerte de Marcos,
y no pude soportarlo,
el asesinato que cometieron.
¡Pegándole en la cabeza con esa pesada arma!
Matando a Marcos.
Incluso lo cogió y nos lo tiró,
estábamos atormentados, viéndolo ahí sufriendo.
No se tomaron represalias contra las autoridades, contra ese ganadero asesino,
que mató a ese pobre hombre,
por nuestra demarcación, para que nuestra tierra pudiera ser demarcada.
Y esta lucha, ¡no vamos a dejar caer nuestra bandera!
¡Vamos a mantenerla alta! Porque nuestra sangre vale más que el mundo entero.
¡Vi el asesinato de nuestro líder
con mis propios ojos!
Y hoy las autoridades dicen... dicen que el ganadero asesino ha huido.
No ha huido.
¡Ayudadnos a hablar en nuestro favor al presidente Lula!
También a los gobernadores, para que demarquen nuestra tierra,
¡aquí donde Marcos derramó su sangre!
Y su voz no ha sido silenciada.
Y su espíritu está aún con nosotros.
Por eso os pido a todos que nos ayudéis
a hablar con el presidente,
con los gobernadores,
para la demarcación de nuestra tierra. Para que podamos vivir aquí para siempre.
Éstas son las palabras que te doy, Fiona.