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Los Estudios Centrales de Filmes Infantiles y Juveniles Gorki
AQUÍ LOS CREPÚSCULOS SON APACIBLES
Filme en dos series
Guión: Borís VASÍLIEV y Stanislav ROSTOTSKI
Dirección: Stanislav ROSTOTSKI
Cámaras: Viacheslav SHUMSKI
Decorados: Serguéi SERÉBRENNIKOV
Música: Kiril MOLCHÁNOV
Subtítulos en español: Pablo Enrique López Rodríguez
En los papeles principales:
Andréi MARTÍNOV
Irina DOLGÁNOVA
Elena DROPEKO
Ekaterina MÁRKOVA
Olga OSTROÚMOVA
Irina SHEVCHUK
En los papeles secundarios: Liudmila ZÁITSEVA y Ala MESCHERIAKOVA
N. YEMELlÁNOV y Alexéi CHERNOV
Primera Serie
EN EL SEGUNDO ESCALÓN
¿Qué subcomandante de sección es este, si no puede encontrar su bota?
¡He aquí la bota, ya apareció! ¡Yo la había metido debajo de la cama!
¡Y tú misma la encontraste!
En cuanto retiran a los combatientes de la primera línea son muy ávidos de vida.
Pero yo no permitiré una infracción de los estatutos.
¡Salud le deseo, compañero mayor!
¡Cinco días de castigo!
No se deja ordeñar si uno no se pone un pañuelo.
Bueno, me haces un informe oficial, yo te amonesto y te doy nuevos soldados.
Y después todo comienza de nuevo, ¿verdad?
Envíeme soldados que no beban y que en cuanto a mujeres, no...
¿Quieres eunucos o qué?
Ya lo sabrán los jefes.
No puedes poner orden en la unidad. ¡Hembras!
¡La población civil no se me somete y todo el mal proviene de ella!
Compañero mayor, ¿por qué no entra a mi casa? El samovar aún está caliente.
No, gracias, ya tengo que partir.
Esta bien, Vaskov.
Oye, subcomandante, arréglate la ropa y ponte a disposición del estado mayor.
A sus órdenes.
A ti, Vaskov, te daré tales,
que viren la nariz ante el alcohol y las faldas más rápido que tú.
- ¿Quizás nos quedamos? - ¡Vámonos!
¡Regresen victoriosos!
Tranquilízate...
- ¡Qué buenos hombres! - Sí, nosotras también somos culpables.
¡Transmitan al comandante nuestros respetos!
¡No guarden malos recuerdos de nosotros!
No son esmerados los jefes. ¡Oh! No son esmerados.
Ya hace tres días que la posición no tiene protección antiaérea.
Pues sí, se ha acalorado el mayor. Tremenda tarea se ha buscado.
No pueden encontrar dos pelotones convenientes.
¡Qué silencioso se ha puesto el poblado!
La culpa es de ustedes.
Hay que desalojar a todas las mujeres del territorio colindante con el frente.
¡Enviarlas a las islas Solovetskie!
¿Cómo...? Si lavarle a usted...
¡Ya llegamos! ¡Bajen!
¡Bienvenidos, compañeros combatientes!
Ha llegado la sección antiaérea.
¿Llegaron con el comandante?
No parece que sea así, Fedot Evgrafóvich.
¡Gracias a Dios! No hay cosa peor que tener que compartir la autoridad.
¡Muchachos, llegó la sección antiaérea!
¡Rápido! ¡Corramos a verlos!
¡A formar!
- ¿Llegaron? - ¡Exacto!
¡Firmes!
¡Compañero brigada!
¡Han llegado el 1er y 2do pelotón de la 3era sección de la 5ta compañía
del batallón antiaéreo independiente, para defender la posición!
¡lnforma la subcomandante de sección Kiriánova!
Conque esas tenemos... O sea, ya encontraron soldados que no beben.
- ¡Recibe...! - ¡Rápido, descarguen el camión!
- ¡Con más agilidad, muchachas! - ¡Llévalo adentro!
Dame algo más ligero.
Coloquen la cocina de campaña en la costa.
No es nada, no te extenuarás.
¿No te sostienen los pies?
¡Rápido, chicas, terminen de acomodarse!
Por cierto, los servidores antiaéreos se alojaban en las chozas.
Esos eran servidores antiaéreos, pero nosotras somos servidoras antiaéreas.
- ¿Cómo te llamas? - Isabel Bríchkina.
- ¿De dónde eres? - De Vólogda.
¿Trabajabas en un koljoz?
Trabajaba. Aunque, pasaba más tiempo ayudando a mi padre.
Hilas fino.
Pongamos la mesa.
Óiganme bien. No pueden alejarse de la posición, sin que yo se lo ordene.
- ¿No se puede ir ni siquiera por bayas? - Todavía no hay bayas.
¿Y acederas...? ¿Se pueden recoger?
No podemos comer sin condimentos, pues enflaquecemos.
No den ni un paso más allá del río. Exactamente hasta su rivera.
Liuda, Vera y Catalinita están de centinela.
¿Cómo entender esto?
¿Qué cosa compañero brigada?
- Katia será el cabo de guardia. - Le agradecemos la confianza.
La colocación de centinelas se debe hacer cumpliendo el reglamento.
Y esto es pura burla.
¡Mientras que el reglamento...! ¡Para el soldado es lo más...!
Pues, tenemos permiso para ello, compañero brigada, del comandante.
Para conservar la posición en secreto.
Será mejor que se retire usted, tenemos que cambiarnos de ropa.
Además, debe preocuparse por el excusado.
¿De qué excusado hablas?
Cerca de aquí no hay ningún matorral.
¿Te esmeras por complacerlas, Fedot Yevgrafovich?
Mide bien, no equivoques las dimensiones del hueco.
Pero no te afanes mucho.
Pues eres el único hombre que tenemos ahora, como un semental.
Vas a ir de casa en casa a pastorearnos.
¡Polina, ten vergüenza! ¿Eres esposa de un soldado o una damisela cualquiera?
- Compórtate como es debido. - ¡Ah, Evgrafóvich...!
Como es sabido, las mujeres viven de pellizcos.
Así que recibe las gracias...
...de nuestra parte, de parte de las mujeres.
¡María! ¿Tienes aguardiente casero?
¿Vamos a beber té, Rita?
¡Ya es hora de dormir, chicas! ¡Toque de queda!
¡Primero hay que tocar y después entrar! Esto no es un cobertizo, sino un cuartel.
- ¿Qué es esto? - ¿Acaso no lo sabe?
- Desenmascara la posición. ¡Quítenlos! - Hay una orden.
- ¿Cuál? - La correspondiente.
A los militares del sexo femenino
se les permite secar la ropa interior en todos los frentes para enmascarar.
Lo comprobaré. Si no existe, lo quitaré todo y lo quemaré.
¿Quién le permitirá quemar los bienes del estado?
¡Los bienes!
¡Miren, que vejete más sensible!
¡Basta ya!
¡Alarma de combate! ¡Ocupen todas sus puestos!
¡Rápido!
¡No olviden las armas!
¡Bríchkina! ¡Chetvertak!
¡Más rápido, muchachas, más rápido!
- ¡El primer pelotón a la derecha! - ¡El segundo pelotón a la izquierda!
¡Que la población se esconda en el sótano!
¡Disparen al avión!
¡Sobre el doce!
¡El de la derecha está cargado!
¡El de la izquierda está cargado!
- ¡Velocidad 140! - ¡Así es, velocidad 140!
- 18! - ¡Así es, 18!
¡Disparar ráfagas cortas!
- ¡Ya estoy apuntando al blanco! - ¡Fuego!
¡Velocidad 150!
¡Doce!
¡Diez!
¡Ocho!
¡Hay unos Messeresch mitt a la derecha! ¡Apunten al cabecera!
¡Velocidad 180! ¡Disparen ráfagas largas!
¡Fuego!
- ¡Distancia 16! - ¡Así es, distancia 16!
¡Lidita!
¡Fuego!
¿Por qué disparan contra dos al mismo tiempo? ¡Había que apuntar a uno sólo!
¿Les indicas? Ellas combaten, mientras te escondes cual cucaracha. ¡Qué héroe!
¡Ve al lado de ellas! ¿Por qué te inflas entre las mujeres?
En la guerra cada cual tiene su lugar.
¿Qué tiene Isabel? ¿Cómo está ella?
- Está herida en la carne. - Ya se curará.
¡Los Messerschmidt se van!
¡Disparen al fuselaje! ¡En el tercero!
¡Velocidad 140!
¡Precisa el blanco!
¡Disparar ráfagas cortas!
¡Dispara, Rita!
¡Dispara!
- ¡Ya estoy apuntando al blanco! - Fuego.
¡Le dieron! ¡Bravo!
- ¡Denles, chicas! - ¡Túmbenlos!
Ahora comienza mi trabajo.
- ¿A dónde vas? - A cogerlo vivo.
¡Regresa!
¡Bravo, Osiánina!
- Su paracaídas no se abrió. - ¿Quizás esté herido?
No es nada, en el lago pasará las de Caín.
No gastes cartuchos, no le darás.
El segundo cuelga.
Mira, Vaskov fue a salvarlo.
Ahora lo capturará.
Sería interesante saber: ¿caerá en el agua o en el bosque?
¡Detente!
¡Le dio!
El segundo está listo.
- Muchachas, traigan una camilla. - ¿Quizás, la llevamos en brazos?
En camillas será mejor.
¡Con qué destreza lo derribó!
¡Cuidado!
Todo está bien.
No, no está bien. ¡Había que cogerlos vivos!
¡Vete al diablo!
¿Conoces el camino o hay que enseñártelo?
¡Firmes!
- ¡Compañero mayor! - ¡En su lugar, descanso!
Ya lo veo. ¿Quién lo hizo?
La sargenta Osiánina, en persona.
No en persona, sino con el pelotón.
¡Bravo! La presentaremos para una condecoración.
No necesito ninguna condecoración.
- ¿Detuvieron a los pilotos? - Cayeron en el lago.
El paracaídas de uno no se abrió.
El otro iba a caer en mis manos, pero ella lo...
- ¡Qué lástima! - Eso mismo digo yo.
¿Para qué ellos necesitaron explorar su posición?
Tenemos dos combatientes heridas.
Nos llevaremos a las heridas. Les traje nuevas reclutas, conózcanlas.
¿Puedo hablar con usted, Margarita?
Buenas, reclutas.
- ¿Vinieron por mucho tiempo? - Si nos agrada.
Los botines son de moda.
Un comandante del estado mayor, digamos, casado,
se hizo, digamos... de una amiga.
¿Qué tengo que ver yo con eso?
No se ofenda, escúcheme.
Un miembro del consejo militar se enteró de eso.
Al coronel aquel lo castigaron y a mí me ordenaron
darle ocupación a esa amiga.
Entendido.
- ¿Me permite ir? - Váyase.
¡Chicas, ahí viene Rita!
La comandante del pelotón Osiánina.
La combatiente Komelkova.
La combatiente Gúrvich.
¿Por qué te negaste a recibir el premio?
Tengo que cobrarles una deuda personal.
¡Cómo eres! ¡Qué independiente!
No puedo entender a algunas.
- ¿A mí? - Aunque sea, a ti.
¿Ya te informaron? ¡Bueno, adelante, edúcame!
¿Me vas a educar ahora o después del toque de queda?
- Mi esposo... se llamaba Evgueni. - ¿Te lo quitó alguna mujer?
Pues no te quejes, no te tendré lástima.
No me lo quitaron, me lo mataron, el 24 de junio.
Cuando él, como se dice, se atrincheraba en las nieves,
su esposa estuvo de juerga con el veterinario del regimiento.
Después, él le quitó a ella el hijo, mediante un juicio.
Y lo envió a casa de la abuela.
Declaro mañana día de baño en la guarnición bajo mi mando.
El jabón... cada una lo recibirá de mis manos.
Por eso pedí que me enviaran aquí, para estar cerca de él y de mi mamá.
Ahora no estoy sola.
Mañana volveré a ir a verlo.
¡Qué feliz eres!
Yo no tengo a nadie.
A mi hermanito, a mi hermanita, a mamá, a todos los ametrallaron.
- ¿Cayeron en un tiroteo? - No, fueron fusilados.
Los familiares de la alta oficialidad fueron aprisionados y ametrallados.
Una estonia, que vivía en la casa de enfrente, me escondió.
Yo lo vi todo.
¡Evguenia! ¿Y el coronel...?
¿Cómo pudiste hacerlo, Evguenia?
Pues ya ves, lo pude hacer...
El mayor Luzhin llegó a su disposición.
Bienvenido.
Le presento a mi hija Evguenia.
Lo pude hacer.
Dame para dos, para mí y para Tatiana.
- ¿Quién nos lavará la espalda? - El comandante.
¡Pues sí! ¿Acaso el comandante no es un hombre?
Tendremos que sortearlo.
¡Bah! Si anda por la aldea como un tronco musgoso.
Sólo pronuncia 20 palabras y todas sobre el reglamento.
No lo creas... su patrona está muy satisfecha de él.
¡Eso no es verdad!
¡Se enamoró! ¡Se chaló!
¡Muchachas, nuestra Bríchkina está chalada por esa alma militar!
¡Festejaremos una boda!
¡Debería darles vergüenza!
No deberías contarnos todo lo que te dicen las mujeres de la aldea.
¡Qué gran cosa, la viuda de un héroe!
¡Harías mejor con callarte! Tú misma...
Por cierto, compañera sargenta mayor,
yo soy una mujer muy nerviosa y no tengo nada que perder.
¿Qué dijiste?
¡Chicas! No debemos reñirnos.
¿No quisieran que yo les recite versos? ¿Lo quieren?
¿Por qué lloras tontuela?
No sé Rita, no sé nada...
Nuestra familia vivía sola, en un vedado.
Mi padre era un guardabosque.
Mi mamá me decía:
"Hijita, cree en la felicidad, cree,
quizás llegue a ti mañana,
no te dejará a un lado".
¿Se va usted?
Mañana.
- ¿Quién está allí? - Yo.
¿Estás aburrida?
Lo estoy.
No se deben cometer tonterías, incluso para acabar con el aburrimiento.
En primavera me envió una postal.
Liza, debes estudiar.
Ven en agosto a la ciudad. Tendrás una beca en un tecnológico, con albergue.
Eso fue el año pasado, en 1941.
Cree en ello, Liza, no dudes.
Quizás sea cierto, que la felicidad anda cerca.
Y mañana llegará a ti.
Sólo que no hay camino de retorno a él.
¡Sonia! Recita otro verso. ¡Dale!
La he amado y puede que el amor,
en el alma aun no se haya extinguido;
pero nunca más le ha de causar dolor;
No quiero con nada haberla afligido.
La amé en silencio y con ansiedad,
y la timidez y los celos me abatían;
la amé con tanta ternura y sinceridad,
como quiera Dios la ame otro algún día.
¿Por qué lloras?
¿Qué tienes?
A Osiánina todo le ha salido bien.
Ella ha tenido tiempo de casarse y de tener un hijo.
Mientras que yo... Desde los 18 ando con este uniforme. Yo también...
No hace falta.
Ya lo tendrás todo.
Evguenia, él está casado.
Pero yo lo amo, papá.
¡Deténganse!
- ¡Compañero coronel! - ¿Qué quieres?
¡Mire!
¿Evguenia? ¿De dónde viniste, Evguenia?
¿Qué hacen ustedes!
¡Deténganse!
¡Asesinos!
¿Qué te pasa, Evguenia?
Yo también tengo que cobrarles una cuenta personal.
- ¿Para quién? - Para Komelkova.
- ¿Para quién? - Chetvertak.
- Coge. - No hace falta.
Coge.
- ¿Para quién? - Para Yólkina.
Gracias.
Chicas, no me maten, pero yo...
Ayer lo oí todo, casualmente.
Guardaré ese secreto, seré una tumba.
Aquí tienes azúcar y concentrado. Me quedará.
Vamos al baño de vapor.
Coge, Rita.
¡Pelotón, alto!
¡En su lugar, descanso! ¡Despejen!
- ¿Va a pescar, compañero brigada? - No, va a bañ***.
El agua está fría, no se congele.
En el baño de vapor se está mejor.
¿Y si lo pica un cangrejo?
¡Venga con nosotras, nos lavaremos las espaldas!
- Liza, déjalo. - ¡Espere!
¡AI diablo todas ustedes!
¡Buenas, chicas!
¡Oh, Evguenia! ¡Eres una sirena!
Tu piel es transparente.
¡Puedes servir de modelo para una escultura!
Eres hermosa...
Y esa figura hay que embutirla en un uniforme...
¡A ver! ¡Voy a aumentar el vapor!
¡Niños! ¡No toquen nada!
¡Oh, que bien!
En la vida de una soldado el baño es el primer placer.
Cuando seamos viejas, cuidaremos nuestros nietos
y recordaremos este baño de vapor.
Primero hay que tener hijos.
¡Oh, chicas, miren!
La ropa interior bonita es mi debilidad.
Si te pones esa "debilidad", te haré hacer guardia fuera de turno.
¡Me han obligado hacer muchas guardias fuera de turno por ello!
- ¿Y así y todo te lo ponías? - Además, ¿para qué ponérselo?
¡Oh, chicas, qué feita estoy...!
¡No digas eso, Galina! Basta.
Ven acá.
¡Qué esbelta eres!
¡Te convertiremos en una mujer hermosa!
- ¡Organicemos un baile! - ¡Dale!
- ¿Qué hecho alegre vamos a festejar? - Si no lo hay, ¡lo haremos para joder!
He aquí nuestra aldea. Este es el lago Legóntovo.
El ferrocarril de Murmansk. Aquí está el canal del mar Blanco.
Y alrededor hay dibujadas flechitas y circulitos. ¿Para qué será?
Todos los caminos están señalados.
¡Lo saben todo!
Todo no, casi todo. Conocen el camino en torno al lago.
Y el pantano está señalado. Pero pusieron que es intransitable.
Las chicas le pidieron la gramola a Polina, van a andar de parranda.
Vela por ellas, no vaya a ser que se emborrachen después del baño de vapor.
Ya les daré parranda.
Bueno, ven.
¡Oh, Evguenia, eres una hechicera!
Es una lástima que no haya caballeros.
Bueno, que sea lo que sea.
Orfanato N. K. Krupskaia.
ÉI me decía,
sé por siempre mía
y empezaré a vivir.
Una ardiente pasión he de sentir.
Con encantadora sonrisa
y mirada esplendorosa,
me prometía
del paraíso, la alegría.
A mi pobre corazón, Así él decía.
A mi pobre corazón, Así él decía.
Pero no me quería,
Pero no me quería,
No, no me quería.
¡Misha!
¡Misha!
Hoy partimos.
Esto es para usted.
Gracias.
Sé que te gustan los versos.
Los alemanes han ocupado Minsk.
Yo no sé.
¡A sus órdenes!
¡Ahí viene nuestro caballero! ¡Habrá que aguantarle la perorata!
- ¡El comandante! - Ahí viene Vaskov.
¡Como nos ha asustado! ¡Firmes!
¡El compañero jefe de la guarnición!
La unidad confiada a mí descansa.
Cuatro están de guardia. No tenemos enfermas.
Gracias por el baño de vapor.
Informa el sargento de primera, Kiriánova.
Bailen, que yo miraré cómo lo hacen.
- ¿Tendrás tiempo para regresar? - Temo que no lo tendré.
...una canción rusa. - Ahora le preguntaré.
¿Qué le gusta más?
Ya es hora de dormir, mañana nos levantaremos a las 6.
Espera, Rita.
Que Evguenia nos vuelva a cantar. El compañero brigada la escuchará.
Es todo, chicas, el concierto ha terminado... los estatutos.
Cierto, ¡qué sueño tengo!
Bueno, si hay que dormir, vamos a dormir.
Polina, no te vayas. Está lloviendo, te vas a empapar.
Bueno, entonces...
Pero, si no queremos dormir, todavía alumbra el sol.
¡Basta chicas! ¡El toque de queda! A dormir, ¡todas!
¡Compañero comandante! ¡Compañero comandante!
¡Compañero comandante!
¿Qué quieres?
En el bosque hay alemanes.
- ¿Cómo te enteraste? - Los vi. Son paracaidistas.
Son dos, con ametralladoras.
¡Alarma de combate! ¡Que Kiriánova venga acá! ¡Corriendo!
¡A sus órdenes!
¡Alarma de combate!
¡Kiriánova, te llama el comandante!
¡Son dos!
La sargenta Osiánina.
He dado la alarma, compañero tercero, pienso peinar el bosque.
¿Me permite organizar la búsqueda?
Pues son sólo dos alemanes. Yo mismo los capturaré si es necesario.
Antes que perdamos el rastro.
¡A sus órdenes, compañero mayor!
¿Qué hacías en el bosque a las 4 de la madrugada?
Simplemente... Por asuntos nocturnos, de mujeres.
Pero si yo mismo, con estas manos, les he hecho el excusado.
¿O no cabe allí?
Hay preguntas a las que las mujeres no están obligadas a responder.
¡Aquí no hay mujeres!
Sólo hay combatientes y comandantes. Estamos en guerra.
Y hasta que no termine, todos seremos de género neutro.
Por eso es que su cama no está ordenada, compañero jefe de género neutro.
¡Firmes!
¡En su lugar, descanso!
Osiánina, ordene quien irá.
¡Evguenia!
- ¡Galina! - Espere, Osiánina.
No vamos de pesca, sino a capturar alemanes.
Por cierto, están armados con ametralladoras.
- Escoge a las que sepan disparar. - Todas saben.
¿Puedo ir?
No estoy en contra.
Por cierto, ¿sabe alguna alemán?
Yo sé.
¿Qué pasa? ¿No han leído el reglamento? ¡Hay que dar el parte!
¡Combatiente Gúrvich!
¿Dónde están las gorras de ustedes?
¿Cómo se dice en alemán "Manos arriba"?
¡Hände hoch!
Exacto.
Bueno, dale, Gúrvich. Vamos por dos días.
¿Estás sola, María?
Estoy sola.
En caso de que descubran al enemigo o vean algo incomprensible...
¿sabe alguien cantar como un ave o gritar como un animal?
¡Pregunto en serio!
En el bosque no se puede hablar, los alemanes también tienen orejas.
Yo sé.
- ¿Cuál animal puedes imitar? - A un asno.
Se parece.
Aquí no hay asnos.
Bueno, aprendamos a parpar como patos.
Así llama el pato a la pata.
Dos gritos significan atención, veo al enemigo.
Tres gritos: Vengan todos a mi lado. ¿Entendido, compañeras combatientes?
¡A formar! ¡Más rápido, más rápido! ¡Bríchkina!
¡Firmes!
Designo a la sargento Osiánina
como mi suplente, mientras dure la operación.
No se olviden de imitar a los patos.
¡A la izquierda! ¡De frente, marchen!
¡Regresen rápido, chicas!
¡Eugenita!
¡Formen en columna de a dos! ¡En marcha!
¡Galinita! ¡No te metas donde no haga falta!
¿Están vivos tu papá y tu mamá o eres huérfana?
¿Huérfana? Pues sí, parece que estoy huérfana.
¿No estás segura de ella?
¿Quién puede estar seguro de algo ahora, compañero brigada?
Tienes razón.
En Minsk estaban mis padres. Yo estudiaba en Moscú, cuando...
- ¿Has recibido noticias? - ¿Qué dice usted!
- ¿Son tus padres hebreos? - Naturalmente.
Naturalmente... Si ellos estuvieran en Moscú, yo no preguntaría.
¿Quizás lograron escapar?
¡Ah, cara...!
¿Quería usted soltar ajos? Blasfeme, ya estoy acostumbrada.
- ¿Se ha lastimado? - No.
A ver, combatiente Gúrvich, parpa tres veces.
- ¿Para qué? - Para comprobar la capacidad combativa.
¿Te olvidaste cómo se hace?
¿Qué pasó?
Si hubiera pasado algo, ya estuvieran hablando con los arcángeles.
Has hecho tanta bulla, como una ternera, que corre con la cola en alto.
- ¿Están cansadas? - ¡No faltaba más!
Bueno, está bien. Mientras andaban, ¿No notaron nada?
Creo que no. Aunque, en la curva una rama estaba rota.
Es cierto, bravo. ¿Y ustedes?
Nada, todo estaba en orden.
- Alguien tumbó el rocío de los matojos. - ¡Qué buena vista!
Bravo, combatiente Bríchkina.
Pero, también habían dos huellas de botas alemanas, para paracaidistas.
Ajuzgar por sus punteras, ellos andan alrededor del pantano.
Van corriendo, a buen paso. Cubren unas 40 verstas por hora.
¡Que sigan corriendo! Nosotros atravesaremos el pantano.
¿Cómo?
Por aquí no. Conozco un sendero.
Ahora descansemos 10 minutos, se puede fumar.
¡No se rían a carcajadas!
¡Rompan filas!
¡No se vayan lejos!
¿Es muy hondo allí?
En algunos lugares llega hasta... En fin... hasta ese lugar.
Les llegará hasta la cintura. Cuiden las armas.
¡Síganme! No se desvíen ni un paso!
¡Qué diablos!
- ¡Komelkova, no te detengas! - ¡Ya voy!
Dale, dale...
¡Chetvertak, no te acerques a ella! ¡Osiánina, sal sin ayuda de nadie!
Sigue andando, Galina.
- ¡Compañero brigada! - ¿Qué quieres?
¡No se detengan! ¡Se las tragará el pantano!
¡He perdido una bota!
- ¿La encontraste? - ¡No!
- ¿A dónde vas? ¡Párate! - ¡Voy a ayudarla!
¡Detente! ¡No se puede virar para atrás!
¡Bríchkina, tiéndele tu palo!
¡Sale de allí, Komelkova!
¡Síganme, adelante!
¿Y la bota...? ¿Qué hacer?
¿Acaso la podrás encontrar ahora?
¡Dale, Komelkova, esfuérzate un poco más!
¡Sostente mejor, Evguenia!
Con calma, con calma. La isla está al cantío de un gallo.
Hay que seguir andando. ¡Adelante!
¡Avancen detrás de mí, pisando sobre mis huellas!
¿Se cansaron?
No importa.
¿Hay sanguijuelas aquí?
Aquí no hay nada, ni nadie. Es un lugar fatal, todo muere.
No teman, es el gas del pantano, que sale a la superficie.
Los ancianos cuentan que en tales lugares vive el gnomo del bosque.
- ¿Quién? - El genio del bosque.
Son cuentos de hadas, naturalmente.
¡Otra vez, Dal!
Pero no se apuren. Tranquilícense, aquí descansaremos.
¡Que bien...!
¿Se agotaron?
- Nos agotamos. - Descansen, que aún hay tiempo.
¡Qué calamitosa eres, Galina! Tenías que haber encogido los dedos.
Si, los encogí.
No importa, ya le haremos un calzado.
¡Entendido!
- Al salir del pantano. ¿Lo aguantarás? - Lo aguantaré.
¡Qué bien se está después de un baño de vapor! ¿Verdad que sí?
Estoy empapada hasta... Bueno, a usted le llega hasta la cintura.
Es una lástima que no me pusiera la ropa interior esa.
¡Evguenia!
¡De pie!
No dejen huellas y síganme en el mismo orden.
Nos secaremos y entraremos en calor allá, en la otra orilla.
¡Evguenia! ¿Tienes un espejito?
Evguenia, péiname.
Así mismo eres bonita. ¡Tú misma...!
- ¡Evguenia, deja de lavarte! - Ahora voy.
¿Están todas listas? Venga, ya se puede.
Y bien, compañeras soldados rojas, ¿ya se han aseado?
Sí, compañero brigada.
- ¿No sienten frío? - Da igual, no hay quien nos caliente.
- Ahora vas a echar vapor por los poros. - ¿Por qué será?
¡Póntelo!
¡Qué buen calzado!
- ¿Te queda bien? - Muy bien. Mejor que la bota.
En marcha, compañeras combatientes. Todavía tenemos que andar hora y media.
¡Síganme corriendo!
¡Más rápido! ¡Con más energía!
- Bueno, Komelkova, ¿entraste en calor? - ¡No echo vapor todavía!
Aquí comienza la cordillera de Siniujin.
Al otro lado de esta cordillera se encuentra el segundo lago.
Se llama Legóntovo.
Aquí vivía un monje que se llamaba Legont.
Buscaba un lugar tranquilo.
Aquí hay tranquilidad de sobra.
Los alemanes sólo tienen un camino: Entre estos lagos, por la cordillera.
Estamos en un combate eterno, la tranquilidad sólo se sueña.
Por sangre y polvo pasando, la yegua de la estepa vuela,
el esparto aplastando...
¡Compañeras combatientes!
El enemigo, en número de dos alemanes, se dirige a la región del lago Vop
con el objetivo de penetrar en secreto a la vía férrea de Kírov
y el canal Stalin, que une al Mar Blanco y al Báltico.
Yo decidí recibir al enemigo en la posición principal
y proponerle que se entregue.
En caso de que hagan resistencia, maten a uno y al segundo cójanlo vivo.
- Todo está claro. - Manténgase tan quietas como ratones.
- Seré el primero que hablará con ellos. - ¿En alemán?
¡En ruso! Y usted traducirá, si ellos no entienden. ¿Hablo claro?
Si ustedes se asoman así cuando estén combatiendo...
¡No tenemos cerca ni un batallón sanitario, ni a sus mamitas!
Con los alemanes se combate muy bien de lejos.
Mientras sacudan sus carabinitas, ellos las convertirán en coladores.
Por eso les ordeno yacer tranquilas.
Estense quietas, hasta que yo les ordene "abran fuego".
Si no lo hacen, no me detendrá el hecho de que son mujeres...
¡Y no se duerman! ¡Vigilen como es debido!
- ¿Son los alemanes? - ¿Dónde?
¡Fu! ¡Genio del bosque...! Me pareció.
Mejor duerma, Fedot Yevgrafovich.
No, Osiánina. Simplemente estoy cansado.
Tendré un sueño eterno, si hemos dejado pasar a los alemanes.
Si ellos matan a tiros a algún jefe o explotan algo importante,
cómo explicar entonces al tribunal,
por qué yo me fui el diablo sabe a dónde, en lugar de peinar el bosque
y capturar a los nazis.
¿Le tuve lástima a mi gente?
Tuve miedo de enviarlas al combate abierto, pero no es una justificación.
No, no es una justificación, si no se cumple la orden de combate.
¿Quizás estén durmiendo ahora?
- Durmiendo... - Son personas.
Usted dijo que la cordillera es el único paso conveniente al ferrocarril.
- Y para llegar allí ellos deben... - Andar 50 verstas.
Además, andan por un lugar ajeno y tienen miedo a cada arbusto.
Margarita... ¿cuál es su patrimonio?
Llámeme simplemente Rita.
¿Puedo...?
A un estimado defensor de la Patria.
Es un regalo.
- Fume, compañera Rita. - Yo no fumo.
Pues sí, yo no había pensado que ellos también son personas.
Has hecho bien en indicármelo.
- ¿Te pintaste el cabello? - ¡Es su color natural!
Eres una sirena.
Una no puede ni peinarse siquiera.
Aderézate.
Compañero brigada, ¿me permite hablarle?
Hábleme.
Compañero brigada, ¿está usted casado?
Estoy casado, combatiente Komelkova.
¿Dónde está su esposa?
Es sabido dónde, en su casa.
¿Tienen hijos?
¿Hijos?
Tuvimos un niñito.
¿Qué le pasó?
Nada, no lo cuidó la mamita.
¿Cómo fue eso?
Mi esposa nos dejó.
Rita, cuéntale todo.
Se lo contaré cuando regresemos.
Enseguida se ve que eres una persona extraordinaria, combatiente Bríchkina.
Te has acomodado de forma inteligente y parpas muy bien.
- ¿No has notado nada? - Por ahora todo está tranquilo.
Debes notarlo todo, Isabel.
Si se mueve algo en los matorrales o las aves dejan de cantar.
Eres una persona del bosque, todo en él lo entiendes.
¡Qué bien se está aquí!
Como si no hubiera guerra alguna.
Isabel, Liza, Liza, ¿por qué no me envías saludos de prisa?
¿Por qué no cantas algo? ¿O tu amigo no es gallardo?
Así cantaban en nuestro terruño.
Compañero brigada, ¿es usted de aquí?
Durante mucho tiempo, he prestado servicio aquí.
Pues, en nuestra tierra cantan...
Isabel, después cantaremos.
Cumpliremos la orden de operación y cantaremos.
- ¿Palabra de honor? - Ya lo dije.
¡No lo olvide, compañero brigada, lo prometió!
Los nacidos en años brumosos
su camino tienden a desechar.
Somos hijos de Rusia en años pavorosos,
que nada podemos olvidar.
¡Años de gran calamidad!
¿Habrán sido de locura o de ilusiones?
Los días de guerra y los de libertad
dejaron huellas de sangre en las facciones...
dejaron huellas de sangre en las facciones.
¿A quién lees en voz alta?
- ¿A quién lees, te pregunto! - A nadie. A mí misma.
¿Por qué lees en voz alta?
Pero, si son versos.
Te vas a dañar la vista.
Aun hay claridad, compañero brigada.
Lo digo en general. No te sientes en las piedras peladas.
Se enfriarán y empezarán a captar tu calor. Extiende el capote.
Está bien, compañero brigada, gracias.
Bueno, de todas formas, no leas en voz alta.
Aquí, al atardecer, el aire es húmedo y denso, y los crepúsculos son apacibles.
Por eso, cualquier ruido se oye hasta a 5 verstas de distancia.
A Sonia, para siempre. Mijail.
¿Por qué estás tan contraída?
Tengo frío.
No seas tan esquiva.
Tienes fiebre, compañera combatiente.
Eso es lo que da el pantano... lo que da la pérdida de una bota.
¿La beberás así o le añado agua?
- ¿Qué es eso? - Una mixtura.
- Mixtura... ¡Es alcohol! - Alcohol.
¡No lo tomaré!
¡Bébelo sin comentarios! Te lo ordeno, bébelo.
¡Bébelo!
¡Oh, mamita!
¡Aguanta la respiración!
Tendrán mamás, los que sobrevivan a la guerra.
¡Oh, la cabeza me da vueltas!
No es nada, mañana se detendrá.
- ¿Cómo pasará la noche, sin capote? - No temas, soy muy saludable.
Sólo que, mañana deberás recuperarte. Te lo ruego de favor, recobra la salud.
Me esforzaré.
Tendrán mamás, los que sobrevivan a la guerra.
¿Qué pasa? ¿Vieron a los alemanes?
- Acuéstate, todas debemos dormir. - ¿Qué tal, Galina?
- ¿Dónde está Rita? - Se quedó con Vaskov.
¿Qué pasa?
¿Oyes?
Los pájaros gritan.
¡Son urracas! Las urracas están graznando.
O sea, alguien está pasando por su lado y las inquieta.
Corre Osiánina, despiértalas. ¡Rápido! Y que Gúrvich venga aquí.
¡Pero, sin hacer ruido! ¡Ninguno!
¡Buenas, compañero brigada!
Buenas. ¿Cómo está Chetvertak?
Duerme. No la despertamos.
Es una decisión correcta. Te quedarás aquí de enlace. Pero, no te asomes.
No me asomaré.
¡Helos allí!
¿Los ves? Helos allí a los dos.
Tres.
Cuatro.
Cinco.
Seis.
Seis, siete.
Ocho, nueve.
Nueve, diez.
Once.
Doce.
Doce, trece.
Catorce, quince.
Quince, dieciséis.
Cuco, cuco, ¿Cuánto voy a vivir?
Una.
Dos.
Tres...
Fin de la primera parte