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Hola, me llamo Andrea, mis amigos me dicen Andy y tengo 26 años.
Pago mis cuentas gracias los califas que llaman a mi celular…
En busca de sexo telefónico.
Jugamos con ***, cadenas, lencerías… ¡Lo típico!
¡Ah! Y a algunos les gusta que les grite o les hable con diferentes acentos.
Tengo varios personajes.
Mi favorito, se llama Inga,
Y básicamente, grita mucho y dice cosas como...
Ponte en cuatro, cómete mi estrudel ¡Ahora! ¡Más! ¡Más!
Get to the choppah!
Es algo así como la prima perdida de Arnold Schwarzenegger.
También, doy conferencias en universidades cuando me llaman…
¡Pero no como Inga!
Sino porque escribí un libro cómico…
Acerca de la filosofía Nietzscheana en contraposición con las teorías de Freud, pero...
Parece que a nadie le dio risa...
Porque se convirtió en un objeto de estudio serio.
Ah, no sé si esto es un defecto, pero el otro día fuimos a un bar con una amiga.
Y todo estaba yendo bien, perfect, habíamos conocido a unos tipos bien piola...
Bueno, el más decente era el que le faltaba una pierna…
La cosa es que mi amiga se va al baño y olvida su cartera en la mesa.
Y yo, obvio, como buena amiga que soy, le grité que se le habían quedado los tampones.
Pero ella se da vuelta, con una cara… Como si le hubiera salido un Orco de adentro.
Y me empezó a gritar en frente de todo el mundo, diciendo que yo era una desatinada...
Y que había reglas acerca de lo que uno podía o no decir…
¿Desde cuando existen esas reglas? Porque… Nadie me avisó.
Lo peor, es que no es la primera vez que me pasa.
Mi mamá ya no me invita a reuniones familiares desde que Inga, respondió una llamada en el funeral del tata.