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No dejamos evolucionar a las lenguas. De todos es sabido que el latín acabó siendo
muchos idiomas, francés, castellano, portugués, italiano... El latín se mezcló con las lenguas
ya usadas en ciertas zonas y el aislamiento creó nuevos idiomas.
Hoy en día las lenguas en cambio son protegidas. Para protegerlas los gobiernos obligan a una
gran parte de personas a usar las lenguas en peligro en cargos públicos y implementan
estas lenguas en la educación. Incluso las lenguas que no corren peligro
de desaparición son protegidas a cal y canto contra cualquier tipo de cambio. Las lenguas,
si son muy usadas, empiezan a sufrir alteraciones sobre todo en regiones en las que hay más
de una lengua. La normativa de cada lengua y el tachar de incorrecto formas que la gente
usa normalmente fuera de la normativa hacen que los idiomas no avancen.
La evolución no siempre es buena, hoy en día muchos creen que lenguas desaparecerán
sin haber sido estudiadas y perderemos un patrimonio de la humanidad. En cambio hay
lenguas ya estudiadas y cualquiera puede aprender esas lenguas en libros o diccionarios. Otra
desventaja de la evolución de las lenguas es la dificultad que vendrá en comunicación
si cada lengua con gran dispersión se divide en pequeñas lenguas.
Muchos gastan dinero público en la reafirmación de lenguas minoritarias. Quizás gobiernos
y organizaciones deban dejar de interferir en las lenguas. Porque si alguien hubiese
protegido el latín, hoy en día no tendríamos la diversidad lingüística que enriquece
nuestro patrimonio.