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Muy cerca de Santiago, en Milladoiro,
Ramón Conde trabaja en sus esculturas de volúmenes rotundos.
son bien conocidos sus "gordos",
que se exhiben en importantes espacios artísticos,
como las calles de las principales ciudades gallegas.
son obras como "Los Rederos" de Vigo, o "La Lechera" de Ourense.
Luisa Castro visita su taller
para conocer, en primera persona,
el universo que rodea al reconocido escultor orensano.
Ramón, muchas gracias por recibirnos en tu taller.
Es un privilegio tener esta entrevista en tu lugar de trabajo.
Quería empezar preguntándote: ¿a ti que te gusta transmitir cuando trabajas?,
¿tienes muy claro lo que quieres hacer llegar?.
No de una manera racional y premeditada,
pero sí las obras me tienen que dar una sensación de fuerza, de inmediatez, de tensión...
osea, transmitir algún sentimiento que a mi se me haga muy vivo,
para darla por válida.
El simple hecho de que sea una cosa formalmente aceptable,
si no tiene estas características, no la considero acabada.
¿Y cuál es el origen de una obra, por ejemplo, como la que se está exponiendo ahora en la Fundación Araguaney?
De esas figuras humanas voluminosas... "gordos". ¿Tú como los defines?.
En cierto sentido, y durante un tiempo, fueron mayoritariamente gordos,
pero no creo que sea una característica per se y constante de mi trabajo.
Fue, o es, una etapa.
Pero aparte de esas figuras voluminosas, hay otras con una gran tensión,
más bien fuertes, que no caen exactamente en el arquetipo de gordos.
Sí, porque a priori el espectador se puede quedar con esa imagen de lo físico,
pero hay algo dentro que transmite, ¿no?.
Sí, para mi el carácter más definitorio de la obra es esa tensión de la que hablábamos.
O una sensación de movimiento congelado.
Algo que para mi tenga una sensación como de vida.
¿Y cómo se consigue esa vida?.
¿En qué punto del trabajo tú sabes que estás trabajando algo que es bronce,
que es una materia muerta, pero que la consigues hacer vivir?.
Pues yo creo que ese es el mismo misterio que tiene un escritor cuando realmente consigue una obra con tensión,
o un cineasta...
Osea, los medios que utiliza en relación a otro que hace otro tipo de trabajo,
más tranquilo, o con menos dramatismo, o más... "normal",
aparentemente no hay diferencia,
la diferencia está en el momento psicológico que estás viviendo,
en la necesidad que tienes de expresar determinadas cosas.
¿En qué momento empiezas a elaborar este lenguaje artístico que te define?.
De hecho, todo el mundo reconoce una escultura de Ramón Conde.
La formación teórica, o la intencionalidad, se fue enriqueciendo con el tiempo,
pero es muy constante en todo mi trabajo.
Yo creo que cuando tenia veintipocos años, ya apuntaba hacia lo que estoy haciendo ahora.
En aquel momento estaba muy en auge el psicoanálisis, el expresionismo...
el surrealismo también.
Y yo creo que todas estas cosas, más determinadas corrientes filosóficas que había en aquel momento,
configuraron, por así decirlo, el cuerpo teórico que hoy puedo tener.
¿Qué referentes tienes cuando trabajas?.
A lo largo de tu carrera, ¿qué referentes artísticos fueron importantes para ti?.
Artísticos muy pocos.
¿De otro tipo, quizás?.
Sí. Porque te hablaría de determinados arquetipos –no de la Grecia clásica–, pero sí del siglo III, del Helenismo,
o me iría a Miguel Ángel, incluso algunas cosas de Rodin...
Pero hoy me iría mas a Lucian Freud,
me gusta la manera que tiene de reflejar determinadas cosas.
Hace años, hoy no tanto, me gustaba Bacon.
Y a veces estilos que, aparentemente, son muy limítrofes, vienen de fuentes muy diferentes,
porque, por ejemplo, Botero, que es un referente dentro de la escultura de volumen,
de la figura humana gorda, o aumentada...
¿Tú siempre te encuentras con esta comparación, ¿no?.
¿Cómo reaccionas cuando te ves comparado?.
En la época que nos toco vivir, donde el eclecticismo es muy amplio,
y las tendencias figurativas son minoría,
se llevan más otro tipo de cosas,
pues, evidentemente, al encontrar dos individuos que hacen personajes gordos,
se establece el paralelismo, es lógico.
Pero dejando de lado esa salvedad,
yo creo que son dos mundos totalmente distintos.
El interés a la hora de trabajar no tiene nada que ver.
Yo noto que las intenciones de él van por un camino totalmente distinto del mio.
De alguna forma, yo vería, por poner solo dos o tres pinceladas,
que el trata de reflejar el mundo de su infancia, pero casi en plan documental.
Es lo que vio. Determinados personajes haciendo esto o aquello.
Los ve a todos desde una estética un tanto engordada, como si fuera con una lente...
Y lo mio, yo lo veo más bien como figuras de sueño, de obsesión.
En concreto, en muchas figuras de gordos, a primera vista parece una figura, quizá muy elástica,
o con cualquier característica física que quieras,
pero parece una figura real.
Porque, además, como suelen ser muy vivas de gesto, de expresión... pues lo parecen.
Pero, si te fijas un poco más, es una mezcla como la que hacemos en los sueños.
Osea, las cabezas normalmente son como de hombres viejos,
mientras que la elasticidad, la sensación de fuerza... es de una mujer joven.
Con respecto a la obra pública,
tienes una obra fundamental, que son Los Rederos de Vigo, y tantas otras...
¿Tú qué opinas de la obra pública? ¿cómo te enfrentas a ella?.
Y concretamente en Los Rederos, ¿cuál fue su gestación?, ¿cómo la pensaste?.
Los Rederos, inicialmente, fue una obra con una necesidad de reflejar algo respecto a la pesca,
que para mi, que soy de interior, era un tema bastante ajeno.
Y, como en general hice en casi todos los monumentos públicos,
traté, por un lado, de que el aspecto para el que me lo encargaban fuera evidente.
Entonces, evidentemente, tenía que reflejar esa sensación de esfuerzo, de pesca...
Pero, por otro lado, a mi lo que realmente me importaba era la interiorización que yo hacía de esa temática.
En ese caso se ve muy claro: cada uno tira de su propia red.
Y es un esfuerzo que, si te olvidas un poco del motivo, tiene un dramatismo como muy personal.
Pues muchísimas gracias, Ramón, por expresarnos tan bien lo que hay en la escultura que haces.
Muchas gracias.
Gracias a vosotros.