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Cada mañana me levanto
y antes que "na" veo mi negra.
Qué haces ya "levantá",
mi cabecita "pelá",
tan garbosa y tan tiesa.
Porque ella es muy cumplidora,
está dispuesta a todas horas,
no sabe decir que no, huy, que no.
Para ella es mi homenaje,
porque esto ha sido lo más grande,
que me ha dado a mi el Señor,
sí señor.
Chiquitilla y regordeta
pero ella no se acompleja
con su cabeza siempre "alzá".
Negrita zumbona,
cabeza pelona
que lustrosa estás.
A ti nadie te machaca,
por eso ahora mismo,
busco una muchacha
que te quite los problemas,
que te haga las faenas
y tú a disfrutar.
Salimos de cacería,
poca chicha en mi panza,
ver especies protegidas,
cacatúas, pitilargas.
Acercarme muy despacio
apuntarle con mi arma...
Qué bicho más raro, qué bicho más raro.
¡Pero si es la Rosi de Palma!
No le gusta la cara
que hasta la lanza se desempalma.
Hemos visto juntos a cuatro monos del Kalahari,
una especie rara que van en fila, van de safari:
el Risitas, el Pulga, el Catalatrava y de guía el Fari.
Soy de Pata Negra como el jamón,
y meneo la breva con con este son.
Ya cayó en la trampa una orangutana,
de nariz chata, pelo naranja
y está gritando desesperada
¡Sácame!
y al sacarla me ha dicho: yo no sé nada, yo no sé nada.
Ya se oyen los tambores, las guitarras y los pitos.
Papelillos de colores, ya se marchan los negritos.
Salta, ríe, baila, canta,
que esto no se puede aguantar,
esta rumba africana
que te traigo en Carnaval
pero la tienes que sentir, pero la tienes que gozar,
esta rumba africana
que te traigo en Carnaval