Tip:
Highlight text to annotate it
X
Todavía creo en la majestad de aquel tribunal eterno.
Con el Rey de reyes, el Señor de señores, el Juez de jueces.
Y todavía creo que habrá un esplendor tan majestuoso.
No hay posibilidad de volver atrás, y sabe una cosa, no hay posibilidad de alguna repetición.
Porque, una vez más, este es el juicio final, y para algunos Dios dirá:
'Bienvenidos', y para otros dirá: 'Apártate de mí'.
No creo que allá habrá envidia.
Ahora no, pero podría recordarles que habrán, por lo menos, 5 coronas que serán dadas como recompensa.
Pablo dice que el Señor dará una corona de justicia, de la cual dice que:
'El Señor no lo dará solamente a mí, sino para todos aquellos que amen Su venida'.
Habrá una corona para los mártires, aquellos que murieron y los que han de morir,
hay una corona que va a ser dada a ellos.
Coronas, coronas, coronas.
No seremos todos iguales en el cielo. Habrán grandes distinciones en el cielo.
Puede pensar en el ladrón de la cruz. Sí, él estará en el cielo, pues él dijo:
'Acuérdate de mí, cuando entres en tu Reino'
y tengo la certeza de que Dios hará eso, Jesús dijo que lo haría.
Pero el ladrón desperdició su vida.
Veamos a una persona, John Wesley.
El fue salvo aparentemente cuando tenía 35 años de edad, invirtió 35 de 53, si sumamos,
él tenía 88 años de edad cuando murió en 1891.
El ladrón de la cruz quedó feliz de percibir que, a pesar de haber vivido vílmente,
Jesús quitó sus pecados, óptimo, pero da para sugerir que: ¿ese hombre que fue salvo
en el último tic tac de su vida, va a tener la misma recompensa que John Wesley?
Si, Wesley levantó una enorme cantidad de dinero, ¿ud. sabe que hizo con ese dinero?
El construyó orfanatos, el construyó iglesias, el imprimió Biblias y libros de canciones
No hubo tiempo desperdiciado en su vida, el era metódico, sistemático.
El fue invitado, a una cena, por el mayor hombre de la literatura inglesa, y este hombre dijo:
'Bien, ahora que ud. terminó su cena, vamos a jugar con nuestras piernas debajo de la mesa y
y tengamos un buen momento de conversación'.
Y Wesley le dijo: 'Perdóneme, pero me tengo que ir'.
'Pero todavía no son ni las 9 de la noche'.
'No, no lo es'.
'Entonces, ¿por qué se tiene que ir?' El dijo: 'Tengo un compromiso por la mañana a las 4 de la mañana'.
'¿A las 4 de la mañana?'
¿Mañana en la mañana?
'Todas las mañanas de mi vida', dijo.
'¿Con quién?' - 'Con Dios'.
El disciplinó su vida, el disciplinó su cuerpo al comer, el disciplinó su mano dentro de su bolsillo.
El comparecerá en el trono del juicio de Cristo.
Un prospecto maravilloso para cualquiera de nosotros.
Pues, el escritor de la canción dice: 'La Eterna gloria brilla a lo largo, para nutrir mi débil esfuerzo.
Ahora, para asistir, para trabajar, para guerrear, y entonces descansar para siempre'.
Había una mujer en la iglesia en la que era pastor, en verdad pastor asistente,
y la señora era la mujer del pastor titular, Dr. Tozer.
Y ella no tenía una voz espectacular, pero ellos acostumbraban pedirle a ella que cantara.
Y ella cantaba la misma vieja canción, todas las veces. Y el último verso de aquella canción decía lo siguiente:
'El no quiere que algunos se pierdan'.
¿Soy yo su seguidor?, ¿podré vivir su voluntad, existiendo un alma que perece
perdida por la falta de ayuda que yo le pueda dar?
El no quiere que nadie se pierda.
Maestro, perdónanos e inspíranos nuevamente.
Quita de nosotros nuestra mundanidad, ayúdanos a vivir siempre con los valores eternos a la vista.
Dijo aquel gran hombre que inició aquel avivamiento:
'Dios, grabe la eternidad en mis ojos'.
Sabe, si no logramos vivir como una raza de personas diferentes en esta tierra,
no tenemos derecho de vivir aquí.
Nosotros no deberíamos preocuparnos por cambiar de ropa, o cambiar de estilo,
o cambiar de opinión, o si el mercado financiero subió o bajó,
o preocuparnos si las nubes se están juntando para...
eso no hace la diferencia.
Nosotros deberíamos vivir cada día como si recién acabásemos de salir de otro mundo
y viviendo para ese mundo, pero con el poder de aquel mundo sobre nosotros.
Vivir, hablar, movernos, y todo nuestro ser en Jesucristo.
Va a ser un día terrible.
¿Ud. ya percibió cómo va a ser cuando esté allá?
Delante de todos los santos de toda la historia, ud. y yo, estaremos allá, solos, listos para ser juzgados.
Por las obras del cuerpo, por cada aspecto de nuestras vidas, por nuestra oración
por nuestra donación, por nuestro vivir, por nuestro hablar.
No es tan simple ser un cristiano, al final de cuentas.
Es algo majestuoso.
Recuerdo haber atravesado la plaza de la ciudad de Bath en 1940.
Vi a 2 jóvenes muy gentiles. Bien, una de ellas era una joven y la otra apenas una muchacha.
Ellas estaban bellamente vestidas y ellas caminaban por aquella plaza, y yo pensé:
algo diferente tienen estas muchachas, y después cuando fui por otro lado,
descubrí que eran las princesas de aquella época,
era nuestra actual reina de Inglaterra, la reina Elizabeth, y su hermana, Margarita.
Eran princesas de la familia real. Y había en ellas una dignidad diferente de todos los demás que caminaban
Y la Palabra de Dios dice: 'Como El',
entonces nosotros, en este mundo, debemos vivir con la conciencia eterna en el tiempo,
prontos para ser cortados en cualquier momento.
Suponga que sea cortado en este momento: ¿A ud. le gustaría que la historia de su vida fuese leída
delante de millones en la eternidad?
¿Cree que ud. se contraería si oyese como Dios usó a David Brainerd, o John Wesley,
o cualquier empleada doméstica que tenía una vida de intercesión?
¿O una pequeña mujer irlandesa que tenía 2 tiendas. De una de ellas, ella destinaba todo el sustento para la familia,
y de la otra tienda, ella guardaba el dinero que ganaba para las misiones.
Ella envió a 4 de sus hijos para el campo misionero, y los financió a ellos.
Hombre, ella tendrá una bella recompensa un día, ¿no cree?
Porque ella hacía eso, como si fuese para El.
Y no me importa, no hay fardo demasiado pesado, no hay situación demasiado difícil,
para Aquel que ud. ama
Y si somos controlados por el amor, y motivados por el amor, energizados por el amor,
todo andará bien cuando esté allá delante de El.
Porque si tiene algo el amor, es la obediencia.
Y si volvemos a ser un pueblo que es realmente bautizado en obediencia,
sumiso a la voluntad total de Dios, no preocupados por la opinión humana,
no viendo donde gastar más prodigamente en nosotros mismos,
sino diciendo: 'Oh Dios, yo quiero mi vida ajustada para que cuando comparezca en Su terrible presencia,
como dice Juan: 'No seamos avergonzados con su Venida'.
Oremos.