Tip:
Highlight text to annotate it
X
En mi caso, las afinidades son muchas.
Tengo varias familias literarias.
(Todas) extremamente estimulantes, extremamente gratificantes.
Bueno, para empezar estoy conectado a la tradición de la literatura brasileña,
que es la literatura nacida en un país
que tiene muchas peculiaridades
y que a lo largo del tiempo fue generando familias de escritores, digámoslo así.
Por ejemplo, en el siglo XX tuvimos
la generación de 22, la generación de los años 30, la generación de 45
y yo mismo formo parte de una generación que empezó a publicar a finales de los años 60
y al final de los años 70, y que tenía mucha cosa en común.
Par empezar,
todos empezamos a publicar durante el período de la dictadura militar.
Un período en el que la libertad de expresión era una causa fundamental.
La lucha en contra de la censura gobernaba el trabajo de los escritores
y todos éramos comprometidos políticamente.
Todos teníamos la visión de que el mundo tiene que cambiar,
que la sociedad brasileña es una sociedad injusta.
Es verdad
que esa generación vio también la caída del Comunismo, vio cambios profundos
en el mundo, pasó por una desilusión muy grande,
pero, de cualquier forma, teníamos ese pasado en común.
Eso, por otro lado,
nos conectaba con los escritores que nos habían antecedido
y particularmente con los de los años 30,
que eran escritores como nosotros, comprometidos.
Jorge Amado, Graciliano Ramos, Erico Verissimo en gran medida.
Eran personas consideradas de izquierda, que hacían una literatura realista.
Una literatura que, en gran parte, era una denuncia de las desigualdades brasileñas.
Pero tengo raíces aún más profundas que me llevan a la tradición judía
en la que me crearon, aunque mis padres no fueran personas religiosas.
Es una tradición extremamente rica,
milenaria y que gira, en gran parte, alrededor de la palabra escrita.
Es un grupo humano que en el pasado no dejó grandes templos y tampoco grandes obras de arte,
tampoco dejó un imperio,
pero dejó un texto que es básico para la civilización occidental, que es al Antiguo Testamento.
Y el Antiguo Testamento, que puede ser considerado un documento ético-religioso, es también
una compilación de historias soberbiamente narradas.
La biblia es, digamos, una incubadora de escritores.
La narrativa bíblica es absolutamente modelar
porque es una narrativa sintética, objetiva.
Trata de temas trascendentes de la condición humana.
Eso explica como textos escritos hace mil, dos mil, tres mil años
sobreviven y son best-sellers.
De otra parte, realmente es una cultura que valora la palabra escrita,
que le dio grandes nombres a la literatura.
El número de escritores de origen judío que ganaron el Nobel de Literatura es muy grande,
y yo leí esos escritores desde niño y me han influido mucho.
Así que tuve ese influjo también.