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...en 2 Corintios 12,9
«Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad.
Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades,
para que repose sobre mí el poder de Cristo.»
Y esto lo podemos ver a través de toda la vida de Pablo,
que el poder de Cristo moraba en él.
No venía de visita de vez en cuando
cuando Pablo tenía algunos destellos
sino que moraba en él.
Estaba en su corazón día a día.
Así fue en su vida.
Y en el espíritu del Señor hay espíritu de consejo y fortaleza.
Ahí permanecemos en Cristo, en esta línea descendente.
En sus padecimientos. En su muerte.
Por ejemplo, piensa un poco en el temperamento.
¿Cuántos tienen realmente victoria sobre esto?
Se requiere de un gran odio y una muerte para vencer por completo sobre el temperamento
en todas las situaciones de la vida.
Y sobre todo cuando uno tiene hijos pequeños-
- ¡Ahí uno se da cuenta! Esto no se logra en un momento, y ya eres totalmente libre.
¡Tienes que odiar tu propia vida!
Y debes estar con Cristo en esta línea descendente
en esta línea donde te humillas a ti mismo,
ahí llegas a una verdadera victoria sobre esto.
La mayoría no tiene victoria. Su naturaleza se manifiesta.
Cuando te humillas entras en esta línea ascendente
en su resurrección y en su gloria.
Entonces recibes este poder de la resurrección en tu vida.
Pero debes reconocer tu propia debilidad y creer en el poder de Dios.
Y cuando la mente es doblegada y humilde,
en el reconocimiento del poder de Dios,
que también está presente en tu vida -
- ¡entonces Dios permite que la salvación venga!
Entonces Él te salva.
Por eso, él de buena gana se gloriaba más bien en sus debilidades -
para que el poder de Dios pudiera morar en él.»
Esta lección la aprendió Pablo en la vida.
Él era un hombre fuerte según la carne,
pero comprendió que allí era impotente.
Entonces ahí llegó a un reconocimiento-
que en esta debilidad tenía que creer en el poder de Dios.
De este mismo modo es contigo y conmigo.
Tú piensas en tus situaciones y tus asuntos, y cómo es contigo.
Y reconoces tu debilidad.
Bueno, ahora tienes que creer en el poder de Dios.
Ya que es por fe que vencemos al enemigo.