REGENERACIÓN CEREBRAL [Neuronas] ¿Cómo puede repararse un cerebro dañado? La solución quizá se halle en el propio cerebro Fred H. Gage Durante más de 100 años, la neurología ha aceptado un dogma central: el cerebro de un individuo adulto permanece estable, sin cambios, como un ordenador de memoria y velocidad de procesamiento fijas. Se pueden perder neuronas, fallecen a lo largo de la vida, pero, dice el dogma, no es posible adquirir otras nuevas. ¡Cómo podría ser r de otra forma! Si el cerebro conociese cambios estructurales, ¿qué íbamos a recordar? ¿De qué manera mantendríamos una misma identidad a lo largo de nuestra vida? La piel, el hígado, el corazón, los riñones, los pulmones y la sangre generan nuevas células que sustituyen a las dañadas, al menos en cierta medida. Pero hasta hace poco se pensaba que esta capacidad de regeneración no se daba en el sistema nervioso central, que comprende el cerebro y la médula espinal. No había más que un consejo neurológico posible: “Guarde su cerebro de todo daño porque no hay forma de repararlo”. Sin embargo, en los últimos cinco años se ha descubierto que el cerebro cambia a lo largo de la vida. Esta revisión es positiva. Las nuevas células y conexiones que hemos descubierto podría aportar al cerebro una capacidad adicional para afrontar las dificultades de la vida. Tal plasticidad ofrece una vía para inducir la autorreparación cerebral tras una lesión o enfermedad. Hasta valdría tal vez para mejorar las capacidades mentales y sensoriales de un cerebro sano. Durante docenas de años, se ha tratado de encontrar soluciones a las lesiones y disfunciones del cerebro. Se fundaban sobre todo en aumentar el número de neurotransmisores, los agentes químicos que trasmiten la información entre las neuronas. Por ejemplo, en la enfermedad de Parkinson el cerebro pierde la capacidad de producir el neurotransmisor dopamina porque las células que lo sintetizan mueren. Un compuesto químico emparentado con la dopamina, L-dopa, mejora temporalmente los síntomas de la enfermedad pero no es ninguna cura. Se ha intentado, con no mucho éxito, implantar tejidos cerebrales de fetos procedentes de abortos para reemplazar las neuronas que mueren en la enfermedad de Parkinson (o en otras afecciones neurológicas, como la enfermedad de Huntington y las lesiones de la médula espinal). En fecha más reciente, algunos han prestado atención a las neuronas derivadas de células madre embrionarias. En determinadas condiciones de cultivo in vitro, estas células troncales dan origen a todos los tipos de células cerebrales. Aunque los trasplantes de células madre ofrecen muchas ventajas, valerse de la capacidad innata del sistema nervioso adulto para autorrepararse resultaría mucho más directo. Como objetivo final, se querría disponer de fármacos que estimulasen al cerebro a reemplazar sus propias células y reconstruir los circuitos deteriorados. No se vende el video, ni se obtiene ingresos por él. Uso exclusivamente Educativo, Académico y Científico - "NO Comercial". Recopilación, corrección y subtitulado por Gino Bosio