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Traductor: Amaranta Heredia Jaén Revisor: Sebastian Betti
Buenas.
(Risas)
Lo he hecho por dos motivos.
Uno: quería causarles
una buena impresión visual.
Pero sobre todo porque
esto es lo que ocurre cuando tengo que usar
un micrófono repulsivo como el de Lady Gaga.
(Risas)
Estoy acostumbrado a los micrófonos fijos.
Es lo razonable cuando hablamos en público.
(Risas)
Pero con esto en la cabeza me ocurre algo.
Me pongo raro.
(Risas) Lo siento.
Ya me he ido del tema.
(Risas)
Damas y caballeros,
he dedicado los últimos 25 años de mi vida
a diseñar libros.
"Sí, LIBROS. Esos papeles encuadernados llenos de tinta
que no se apagan con un interruptor.
Avisen a sus hijos".
Empezó como un error afortunado,
como la penicilina. (Risas)
Yo quería
ser diseñador gráfico
en un estudio grande de Nueva York.
Pero cuando llegué,
en otoño del 86, fui a muchas entrevistas
y lo único que me ofrecieron fue
el puesto de asistente de Director Artístico en Alfred A. Knopf,
una editorial.
Era estúpido,
pero no tanto como para rechazar la oferta.
No tenía ni idea
de en lo que me metía,
pero tuve muchísima suerte.
Pronto me di cuenta de que mi trabajo consistía
en responder a esta pregunta:
¿qué aspecto tienen las historias?
De eso trata Knopf.
En la industria de la historia es una de las mejores del mundo.
Acercamos historias al público.
Las historias pueden ser cualquier cosa,
incluso algunas son ciertas.
Pero todas tienen algo en común:
necesitan una apariencia,
necesitan un rostro.
¿Por qué? Les daré una idea
de lo que estamos hablando.
Un diseñador le da forma al contenido,
pero también
busca un equilibrio entre los dos.
El primer día
de mi formación en la Universidad de Pensilvania,
mi profesor, Lanny Sommese, entró
y dibujó en la pizarra una manzana
y justo abajo escribió "manzana"
y dijo: "Bien. Primer lección. Escuchen".
Tapó la imagen y dijo:
"O bien dicen esto", pasó a tapar la palabra,
"o muestran esto.
Pero no hagan esto".
Porque eso es tratar al público como si fuera imbécil.
(Risas)
Y se merecen algo mejor.
Y mira por donde, muy pronto
pude poner en práctica esta teoría
en dos libros que hice para Knopf.
Uno eran las memorias de Katharine Hepburn
y el otro la biografía de Marlene Dietrich.
El de Hepburn
estaba escrito como si fuera una conversación,
como si estuvierais charlando en una cafetería.
El de Dietrich era las observaciones
de su hija en forma de biografía.
El de Hepburn eran palabras
y el de Dietrich eran imágenes, e hicimos esto.
Aquí lo tienen.
Contenido puro y forma pura.
Sin peleas, señoras.
[¿Qué es un parque jurásico?]
¿Cuál es la historia aquí?
Alguien
ha rediseñado dinosaurios
a partir del ADN
de un ámbar prehistórico.
¡Genial!
(Risas)
Por suerte,
vivo y trabajo en Nueva York,
donde hay muchos dinosaurios.
(Risas)
Entonces,
me fui al Museo de Historia Natural
y miré los huesos, visité la tienda de regalos
y compré un libro.
Y me gustó especialmente esta página,
en concreto el ángulo inferior derecho.
Tomé este diagrama
y lo puse en fotocopiadora.
(Risas)
Tomé un papel de calco
y lo pegué a la fotocopiadora
con cinta adhesiva Scotch (párenme si voy demasiado aprisa)...
(Risas)
... y luego con un estilográfico...
(explíquenselo a los jóvenes)
(Risas)
... redibujé al dinosaurio.
No tenía ni idea de lo que estaba haciendo.
No sabía adónde iba.
Pero entonces paré
cuando continuar parecía pasarse de la raya.
Y logré una representación gráfica
de nuestra visión del animal.
Eso es la mitad del proceso.
Luego le puse algo de tipografía,
algo muy básico,
como sugiriendo las prohibiciones en los parques.
(Risas)
A todos les encantó en la editorial
y se lo enviaron al autor.
Incluso entonces,
Michael era un vanguardista.
[Michael Crichton responde por fax:]
[¡Guau! Una sobrecubierta de la hostia]
(Risas) (Aplausos)
Fue una alegría ver esa nota salir del fax.
(Risas)
Echo de menos a Michael.
Y, por supuesto, la Universal MCA
llamó a nuestro departamento para
comprar los derechos de la imagen,
en caso de que la quisieran usar.
Y sí que la usaron.
(Risas) (Aplausos)
Estaba contentísimo.
Fue una película sorprendente
y fue muy interesante ver
cómo se metía en la cultura y acababa en un fenómeno
con múltiples ramificaciones.
Pero no hace mucho,
encontré esto en Internet.
No, ése no soy yo.
Pero sea quien sea,
no puedo evitar imaginar que un día se despertó:
"¡Ay, Virgen! Esto no estaba aquí anoche. ¡Ay, ay, ay!
Qué borrachera".
(Risas)
Si lo piensan... desde mi cabeza
a mi manos a esta pierna.
(Risas)
Qué responsabilidad.
Y no me la tomo a la ligera.
La responsabilidad del diseñador es triple:
hacia el lector, el editor y, sobre todo, hacia el autor.
Quiero que vean un libro y digan:
"¡Guau! Tengo que leerlo".
David Sedaris es uno de mis autores favoritos
y el ensayo principal
de la colección es sobre su viaje a una colonia nudista.
Y la razón de su visita era
que le tenía miedo a su cuerpo
y quería saber qué había debajo de todo eso.
Para mí fue la excusa perfecta para diseñar un libro
que te dejara en calzoncillos.
Pero cuando lo desnudas,
no encuentras lo que esperabas,
sino algo mucho más profundo.
Y a David le encantó el diseño
porque cuando firma libros, que es a menudo,
puede dibujar esto.
(Risas)
¡Hola!
(Risas)
Augusten Burroughs escribió una autobiografía
titulada [En el dique seco] sobre su rehabilitación.
En su juventud era un ejecutivo publicitario importante
y, como aparece en Mad Men, un alcohólico empedernido.
Él no opinaba lo mismo,
pero sus compañeros le dijeron claramente:
"Vas a desintoxicarte o te despediremos y morirás".
Vi claramente que la solución sería tipográfica,
lo contrario de la Tipografía Elemental.
¿Qué significa?
En el primer día de Introducción a la Tipografía
normalmente tienes que elegir una palabra
y hacer que parezca lo que significa. Eso es la Tipografía Elemental.
Muy simple.
Esto iba a ser lo contrario.
Quería que el libro mintiera
de manera desesperada, como si fuera un alcohólico.
La respuesta fue lo más simple que puedan imaginarse.
Elegí la tipografía, lo imprimí con una Epson
de tinta soluble en agua, lo pegué a la pared
y le arrojé un cubo de agua. ¡Listo!
Entonces fuimos a la imprenta
y allí le dieron un acabado brillante a la tinta
y de verdad parecía que caían gotas.
No mucho después de publicarse, Augusten estaba en un aeropuerto
escondido en la librería
espiando quién compraba sus libros.
Esta mujer tomó uno,
lo miró de reojo y lo llevó a la caja:
"Éste está estropeado".
(Risas)
Y el cajero le contestó: "Lo sé, señora. Todos vinieron igual".
(Risas)
Eso es un buen trabajo de imprenta.
Una portada
es una destilación.
Es un haiku,
si lo prefieren, de la historia.
Esta historia en concreto
de Osama Tezuka
es la vida épica de Buda
en ocho volúmenes. Pero lo mejor es que
en la estantería ves la vida entera
de Buda de su juventud a la vejez.
Todas estas soluciones
se inspiran en el contenido del libro.
Pero cuando el diseñador lee el libro,
tiene que interpretarlo,
traducirlo.
Esta historia era un gran rompecabezas.
Este es el argumento:
[Intriga y asesinatos entre los pintores de la corte otomana en el siglo XVI.]
(Risas)
Bien, tomé una serie de pinturas,
las miré, las deconstruí
y las volví a montar.
Y este es el diseño, ¿ven?
Aquí ven la portada y el lomo en un plano.
Pero la gracia empieza cuando está en un libro puesto en una estantería.
¡Ais! Aquí los vemos,
los amantes secretos, saquémoslos.
¡Uy! El sultán los ha descubierto,
se enojará.
¡Oh! El sultán está en peligro...
Y si queremos saber cómo continúa
tenemos que abrir el libro.
Intenten algo así en un Kindle.
(Risas)
No me hagan hablar,
de verdad.
Podemos ganar mucho con los e-books:
comodidad, sencillez, transporte.
Pero se pierden cosas: tradición,
la experiencia sensual, la comodidad de un objeto físico...
un poco de humanidad.
¿Saben lo primero que hacía John Updike
cuando Alfred A. Knopf le mandaba
una copia de uno de sus libros nuevos?
Lo olía.
Luego pasaba la mano por las trazas del papel,
con el olor acre de la tinta y las barbas en los bordes...
Nunca se cansó de esos libros.
Estoy a favor del iPad
pero créanme, por más que intenten olerlo...
(Risas)
Los chicos de Apple están anotando:
"Diseñar un plug-in de emisiones odoríficas".
(Risas)
La última historia de la que les hablaré es toda una historia.
***ón, 1984,
una mujer llamada Aomame logró salirse
de una autopista elevada a través
de una escalera en espiral. Cuando llega abajo,
no puede evitar sentir, de repente,
que ha entrado en una nueva realidad,
una realidad un pelín diferente a la que acaba de abandonar.
Muy similar, pero diferente.
Trata de planos paralelos de la existencia,
como la portada de un libro y el libro en sí.
¿Cómo podemos mostrarlo?
Volvemos a Hepburn y Dietrich y las mezclamos.
Hablamos de diferentes planos, de diferentes hojas de papel.
Esto está en una vitela semitransparente,
parte a la vez de la forma y el contenido.
Cuando está sobre el libro,
que es el complementario, forman esto.
Incluso si no sabes nada sobre el libro,
te enfrentas a una persona que lucha
entre dos planos de la existencia.
Y el objeto invitaba a la exploración,
a la interacción, la consideración
y al tacto.
Empezó como el número dos
en la lista de los mejores vendidos del New York Times.
Algo inaudito
para el editor y para el autor.
Hablamos de un libro de 900 páginas,
tan extravagante como irresistible,
con una escena clave
en la que una horda de personas diminutas
salen de la boca de una chica dormida
y hacen explotar a un pastor alemán.
(Risas)
No es exactamente Jackie Collins.
14 semanas en la lista de los más vendidos.
Ocho reediciones y aún sigue ahí.
Aunque amemos la edición como un arte,
también sabemos que es un negocio.
Si hacemos bien nuestro trabajo y con un poco de suerte,
el magnífico arte puede ser un magnífico negocio.
Esa es mi historia. Continuará.
¿Cuál es su apariencia?
Sí. Puede pasar, pasa y pasará.
Pero para este diseñador editorial,
pasador de páginas,
amante de marcar las páginas,
apuntador de notas en los márgenes,
oledor de tinta,
una historia es así.
Gracias.
(Aplausos)