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Hay tres cosas que están sucediendo en China al mismo tiempo. En primer lugar, una desaceleración económica significativa,
la cual está afectando la confianza y el futuro de la economía y el país. En segundo lugar un cambio en el liderazgo,
un nuevo equipo económico y político ha llegado al país y tiene que mostrar su determinación de manejar, entre otras cosas, la crisis económica.
Pero también con este cambio político se debe intentar llegar a una mayor libertad en China.
En tercer lugar el papel de la economía mundial ha cambiado, China se ha convertido en un jugador importante y por lo tanto tiene que asumir
responsabilidades internacionales, no sólo puede pensar en términos nacionales.
Estos tres factores están relacionados y tienen que ver con la necesidad de cambiar el modelo económico que ha tenido tanto éxito en China.
Hasta ahora China ha crecido de manera constante gracias a un crecimiento impulsado por las exportaciones,
básicamente porque se ha convertido en un motor mundial, casi el 50% de las mercancías mundiales se producen y son enviadas desde China.
Esto significa que la economía ha sido capaz de ser gestionada e intervenida por el gobierno.
Por ello resultó una situación política fácil para uno de los partidos del régimen, ya que la economía fue determinada por el propio gobierno.
Si China quiere alejarse de un crecimiento impulsado por las exportaciones a un crecimiento más dirigido al consumo,
a un crecimiento basado en el consumo en China, el consumidor tiene que tener acceso a los bienes.
Esto significa que el sistema fiscal en China tiene que cambiar, por ello significa que el consumidor debe guardar
menos y empezar a gastar más para hacer que más bienes sean producidos, además más bienes públicos deben ser entregados por el sector público,
lo cual también refleja una necesidad de cambio en todo el sistema de gestión en la economía de China.
El problema para el gobierno y el nuevo régimen es que esto significa otorgarle poder a los habitantes de China.
El pueblo Chino tiene que tener un papel cada vez mayor en la decisión sobre qué hacer con sus excedentes y sobre lo qué hacer con sus enfoques en el poder.
Y, por supuesto, en algún momento esto conducirá a una mayor demanda de libertad política, esto sucederá al mismo tiempo que China tiene que cambiar su papel en el mundo.
China debe comenzar a valorar todas las decisiones políticas y económicas que se tomarán en el país, ya que estas
repercutirán de manera significativa en otros países como EE.UU, Europa y América Latina, además de en el resto del mundo.
Este es el reto que supone el nuevo liderazgo en China y será una buena noticia para el mundo si el nuevo
liderazgo chino es capaz de resolver las tres cosas a la vez, pero es una tarea muy difícil ya que va a tener que cambiar
muchas de las formas en las que ha liderado al país.
El papel del gobierno en la economía china sólo puede disminuir, mientras que el papel social en China sólo puede aumentar y esto conducirá a una cierta clase de libertad política.