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Shlaj Lejá, Di-s dice a Moisés:
Envía espías a la Tierra Prometida,
a la que los israelitas están por entrar.
Averigua, ¿es la tierra estéril o fértil?
¿Habitada o vacía?
Y si hay personas viviendo allí,
¿recibirán a los israelitas
o tratarán de matarlos?
Así es como comienza la parasá Shlaj Lejá.
Lo que sucede después es que
Moisés obedece el pedido de Di-s
y manda doce espías,
uno de cada tribu,
a una misicón de reconocimiento de la Tierra Prometida.
Cuarenta días después,
los espías vuelven con noticias mixtas.
Por un lado, reportan, la tierra
es un paraíso, que mana leche y miel.
Los espías traen un racimo de uvas
tan grande que toma dos personas para cargarlo.
Por otro lado, diez de los doce espías
dicen que la tierra está habitada por gigantes,
y que los débiles israelitas
no tienen oportunidad de conquistarla.
Dos de los espías disienten:
Josué, quien luego
se convertirá en el líder de los israelitas,
y su compañero Caleb.
Dicen que los israelitas no deben preocuparse,
que pueden vencer
a los histiles habitantes de la tierra
y podrán disfrutar de toda la leche y miel de la tierra.
Pero el pueblo no los escucha.
Están en pánico
y lloran por su temor.
Basado en esta reacción, Di-s decide
que esta generación de israelitas,
recién liberados de Egipto,
no es capaz de heredar la Tierra, después de todo.
Di-s causa que vaguen en el desierto
por cuarenta años, el tiempo suficiente
para que nazca una nueva generación,
una generación que nunca ha vivido como esclavos,
y por lo tanto puede ser lo suficientemente segura
de sí misma para poder conquistar la tierra.
Por supuesto, si Di-s lo sabe todo,
puedes preguntarte: ¿por qué molestarse en enviar a los espías?
¿Por qué no simplemente decirle a Moisés acerca de la tierra
y ahorrarse el paso intermedio?
La respuesta es que, tal como nosotros,
los antiguos israelitas
tenían que aprender la lección ellos mismos.
No somos bebés,
y Di-s no nos da todas las respuestas--
ni hoy ni en aquél entonces.
Tenemos que resolver las cosas por nosotros mismos,
porqueso es lo que hacen las personas.
Y algunas veces, entendemos mal.
Los Hijos de Israel
se dejan ser gobernados por el temor y el pánico.
Podrían haber heredado la tierra
pero como pensaron con podrían,
bueno, finalmente no pudieron.
Los espían no fueron en verdad enviados
para conocer la tierra--
fueron enviados para aprender de sí mismos.
Piénsalo: ¿qué es una
tierra que mana leche y miel después de todo?
No es que hubieran ríos descremados
y charcas de dos porciento de grasa.
Lo que los espías vieron fue una tierra apta para vacas,
abejas, cabras y dátiles; una tierra con potencial.
Es una cuestión de perspectiva.
Una persona ve un lote vacío
y otro un espacio ideal para un jardín.
Una persona ve a un potencial enemigo
y otra ve a un potencial amigo.
Esto es lo que los espías
realmente tenían que explorar: ellos mismos.
Tal vez por eso el título
de esta parashá sea "Shlaj Lejá",
que literalmente significa "Envía a Tí".
Porque lo que los espías debían aprender en realidad
era sobre ellos mismos.
No se trataba de juntar
inteligencia militar.
Como los caballeros Jedi en entrenamiento,
los espías tenían que confrontar sus temores
antes de poder conquistarlos.
Tal vez no fue tan malo que los israelitas
entrasen en pánico con el reporte de los espías.
Es difícil admitir que tienes miedo,
pero es mejor que pretender
que todo está bien, cuando no lo está.
Los israelitas eran
una nación que había sido esclava,
traumatizada por la violencia.
¡Quién podría culparlos
por su falta de confianza para pelear una guerra!
Pero para ganar confianza,
primero hay que enfrentar el temor.
Lo mismo es cierto para nosotros.
A veces, los antiguos hábitos están tan arraigados
que no se van fácilmente.
A veces, el cambio toma
largo tiempo; a veces lleva
una generación entera,
una que no esté cautiva de temores
y de suposiciones de un tiempo pretérito.
Esto es lo que descubren los espías
en la Parashá Shlaj Lejá:
que ellos no estaban listos para el cambio.
Cuarenta años después, Josué enviará a
sus propios espías para explorar la misma tierra,
pero esta vez el reporte será diferente:
"Podemos hacerlo", dirán.
¿Era la tierra o sus habitantes otros?
No. Pero las personas
y sus puntos de vista lo eran.
Productora: Sarah Lefton
Director de animación: Nick Fox-Gieg
Animación: Colleen MacIsaac
Director editorial: Matthue Roth
Tema musical: Tim Cosgrove
Escrito y narrado por Jay Michaelson
Grabación: Sarah Lefton