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Justamente cuando yo estaba cenando en el albergue de Castro Urdiales
llegó el peregrino que había visto en la carretera.
Había tomado una habitación en un hotel después de haber llegado a Castro
porque no sabía si el albergue que está en la salida de la ciudad estaba cerrado o no.
Habló un poco conmigo y con el hospitalero y se fue para cenar.
¿Si lo veré hoy en el camino otra vez?
Allí está. Poco después de haber pasado por Cérdigo lo veo y acelero mis pasos para alcanzarlo.
Se llama Josep y es un catalán de la provincia de Tarragona.
Dice que en casa tiene el apodo de "el monje" por ser muy callado,
y apenas lo puedo creer porque tenemos una conversación muy intensa, y casi todo el tiempo habla él.
Parece que no está menos contento que yo por haber encontrado a alguien para hablar por fin.
Toda esta falta de comunicación durante los últimos días ya me estaba desanimando bastante.
Pero con un interlocutor como él, el tiempo pasa volando.
Hay poco oleaje, no llega la ola.
En Islares veo los únicos bufones en acción en este camino, pero están bastante lejos.
En Asturias hay otros más y el camino pasa directamente delante de ellos, pero con marea baja son inactivos.
Entre Islares y Liendo el camino es por la N-634, pero en vez de seguir la carretera aún más
he convencido a Josep de tomar el camino de la costa por un acantilado que ofrece unas vistas hermosísimas.
Mientras que yo me paro varias veces para grabar las vistas de los montes, de la costa y del mar,
Josep acelera sus pasos y va aumentado la velocidad.
Parece que considera la subida al monte como un desafío.
De repente ya no lo veo.
Bueno, en algún momento lo veré delante de mí o me va a esperar en algún sitio, pienso.
No vuelvo a verlo, Josep no está en el albergue, pero mencionó el albergue juvenil de Santoña.
Según mi guía no es seguro que el barco entre Laredo y Santoña circule.
Josep me afirmó esto y dijo que quería tomar el autobús. Lo habrá tomado directamente.
Para aclararme esto del barco voy a la oficina de turismo donde me dicen lo mismo:
El barco no va definitivamente, sólo a partir de la semana santa sería posible tomarlo por las mañanas.
Como no tengo ganas de caminar unos catorce kilómetros por toda la bahia por carretera
decido tomar el autobús también, mañana por la mañana.
Lo lamento mucho porque me encanta el paseo por la playa al Puntal de Laredo donde normalmente hay que tomar el barco.
Y todavía no sé que es una mentira lo que me han dicho en la oficina de turismo, una desinformación.
Peregrino exagerando en la playa de Laredo.
Después de haber ido a un ciberlocutorio me he enterado de que Kevin, el amigo peregrino australiano,
también va a venir a León para acompañarnos a mí y a Joaquín en el camino del Salvador.
Pero nuestro encuentro se pospondrá un día más por la llegada de Kevin.
Por primera vez veo en Laredo que la depresión económica española
provocada por el estallido de la burbuja inmobiliaria en el año 2008 es evidente por todas partes.
Muchas tiendas que hace tres años aún existían están cerradas y vacías ahora.
Laredo, que tiene la playa más larga del norte de España, es un balneario del turismo nacional,
sólo pocos extranjeros vienen aquí porque aquellos normalmente prefieren el calor de las playas del Mediterráneo.
Y como los españoles no tienen dinero para venir y pasar las vacaciones aquí, es muy malo para la economía local.
Josep ha hablado de una generación perdida, jóvenes que vienen de los colegios y de las universidades
que no encuentran ningún trabajo desde hace cinco años ya.
Cuando vuelvo al albergue está otro peregrino:
Ricardo, un joven italiano alto y muy atlético. Es un deportista, un nadador.
En seguida sabe quien soy yo.
Conoció a Hannah en el albergue de Deva donde ella se había quedado para recuperarse.
Habían hecho dos etapas juntos, a Cenarruza y a Guernica.
Después ha hecho dos etapas de casi cincuenta kilómetros cada una,
de Guernica a Portugalete y de Portugalete a Laredo, todo por carretera.
Parece que está huyendo de algo.
En el albergue de las monjas en Laredo.
Ricardo, el peregrino italiano que ha conocido a Hannah también, ya se ha ido.
Se ha marchado a las seis en punto.
Está lloviendo, y el barco no va a Santoña.
Hasta haber desayunado y hecho la mochila, las nubes de lluvia se han ido afortunadamente.
Hace otro día espléndido.
Joaquín me dijo por teléfono que tenía que ver a su amigo de infancia Robert.
Una vez llegado a Santoña veo que el barco está. Pregunto a la tripulación si circulan entre Santoña y Laredo.
Me lo afirman. Tienen que hacerlo para que la gente pueda ir al hospital en caso de enfermedad, me explican.
Pero los de Laredo, añaden, no lo saben,
porque el barco es de Santoña y por ende de otra municipalidad.
¡Qué rabia!
Voy a la oficina de Robert, el amigo de Joaquín, pero tiene que trabajar.
Menos mal que viene otro viejo amigo de Joaquín, Toni, que me muestra Santoña y su entorno.
Santoña es el pueblo natal de Luís Carrero Blanco,
un admiral y político español designado a ser el sucesor de Franco hasta su asesinato por la ETA en Madrid,
pero por la cercanía del lugar del atentado a la embajada estadouniense nunca se callaron los rumores
que la CIA también estaba involucrado.
Sea como sea, fue un momento clave en la historia de España
porque así el rey Juan Carlos fue proclamado jefe de estado después de la muerte de Franco
y al final España se convirtió en un país democrático después de 37 años de dictadura.
Los fuertes de Santoña parecen ser hechos para películas de piratas.
Ahora estoy en la ermita de Santa María de Bareyo y bueno, es un día inolvidable,
tuve unas experiencias muy buenas con los amigos de Joaquín
y por estar aquí, hace un día espléndido...
Por fin llego a Güemes, a la cabaña del abuelo Peuto.
Cada vez que llego aquí el albergue es más grande y más confortable.
Además me espera una sorpresa: ya están otros peregrinos aquí.
Josep por ejemplo que había dormido en el albergue juvenil de Santoña.
También está Ricardo, pero no se siente bien.
Tiene problemas con las rodillas, apenas puede moverse.
Pensé que iba a hacer otra etapa maratón a Santander, pero no ha podido.
Lo que hay que evitar en el camino es la explotación abusiva del cuerpo.
Además está una familia de San Sebastián.
En los albergues de Cenarruza y de Castro Urdiales ya había leído sus nombres.
Un padre con sus tres hijos.
La hija tiene 18 años, los chicos son menores.
Pertenecen a una comunidad religiosa un poco peculiar, los Doce Tribus, por esto no van al colegio.
El padre intenta blindarlos de otras personas.
Es una pena porque sus hijos me parecen muy curiosos e inteligentes.
Don Ernesto, el cura que fundó el albergue, intenta averiguar algo
sobre las dogmas y de la estructura administrativa de los Doce Tribus,
pero las respuestas del padre son poco claras y bastante evasivas.
Uno de los hospitaleros voluntarios, un andaluz, también comenta algo acerca del tema,
pero no entiendo absolutamente nada.
Me parece que va a empezar un cante con un grito en cada momento.
Lo nota y me pregunta si hablo español.
Obviamente no lo hago...