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Si en un experimento de lingüística-ficción,
tratáramos de poner de acuerdo a un grupo de críticos de arte,
seguramente, en lo único en que coincidirían
sería en confirmar la dificultad de definir el concepto de arte.
Además, nos encontraríamos con tantas definiciones
como críticos hubieran participado en el experimento.
En las últimas décadas, la llamada revolución digital,
así como el inevitable encuentro de la institución arte
con las nuevas tecnologías,
ha producido una nueva vuelta de tuerca en el intrincado camino
de conceptualización del fenómeno artístico.
Es en el marco de ese encuentro dónde se gesta lo que,
recientemente, se ha dado a conocer como arte digital.
Uno de los ámbitos más activos en el terreno de la investigación
de estas nuevas praxis, es el universitario.
Precisamente, con el objetivo de reflexionar
sobre la condición de lo digital así, como de su rol
en el desarrollo del discurso artístico contemporáneo,
la universidad Complutense ha organizado encuentros digitales.
Una muestra, que en palabras de los propios organizadores,
persigue mostrar la madurez de las artes digitales,
apoyándose en dos nociones esenciales
del pensamiento contemporáneo:
la profanación tecnológica y el retorno de la estética.
-La idea de la exposición era hablar de arte digital
sin hacer una feria de tecnología.
Encontrar aquellos artistas que trabajen sobre la tecnología digital
pero de una manera transversal:
que busquen la poética de la tecnología
más que el mostrar los nuevos dispositivos
o la espectacularidad de las nuevas tecnologías.
Reproducción de sonidos
Una de las cosas clave es que queríamos
artistas nacidos en la sociedad digital,
como los están llamando ahora: nativos digitales.
Es decir, la tecnología digital juega parte de lo cotidiano.
No se tienen que plantear si usar o no la tecnología.
Es algo que ya está ahí.
Una herramienta, un método o un imaginario que pueden utilizar.
La dificultad de la empresa, sin embargo,
no nos desanima a la hora de esbozar,
aunque sea por aproximación,
una posible definición con la que acotar
lo que se conoce, como arte digital.
El arte digital es un término
que se usa como cobertura a unas manifestaciones artísticas,
des de Met-Art, Imagen sintética, Projection Mapping,
Bioarte, Arte robótico...
Hay un montón de manifestaciones singulares,
con sus propias características englobadas en torno al arte digital.
Por eso es conflictivo hablar de una estética homogénea
ya que cada una de las manifestaciones
tienen su propia genealogía.
Música tranquila
¿Se puede pensar el arte digital más allá de la tecnología?
Sí, claramente.
A mi izquierda tenemos una escultura
hecha con métodos completamente tradicionales
pero la lógica creativa,
el imaginario que nos transmite es digital.
Muestra una malla tridimensional como la que se utiliza
para hacer los efectos especiales o la imagen sintética
pero está hecha de alambre.
El arte digital tiene que ver con ese lenguaje,
con ese imaginario, con esa visión del mundo digital.
Cualquier reflexión que tienen que ver con las nuevas tecnologías,
más allá del uso de las mismas, puede ser considerado
como arte digital, sin ser un despliegue tecnológico.
Las nuevas tendencias en ese terreno, nos dan a entender
que hablar de arte digital, comienza a vincularse naturalmente
con el discurso tradicional de lo poético.
La idea de la que partió la exposición
era destilar esa esencia de lo digital.
Muchas veces, para encontrar la esencia de algo,
hay que llevarlo al límite, donde deja de ser digital
y empieza a ser ***ógico o se enfrenta con el ***ógico.
Campanas
OutComes de Daniel Palacios también tiene que ver
con esa transferencia de las ondas electromagnéticas
que son ***ógicas y se transforman en digitales
y como fluye por la sala. Es un encuentro entre dos mundos.
Música electrónica
Una vez desmontada, a lo largo del siglo XX,
la sólida idea que, acerca del sujeto que nos legó Kant,
huérfanos de las seguridades de los grandes paradigmas
a través de los que interpretábamos el mundo,
el artista de la era posdigital, se lanza a experimentar
con una realidad que se vuelve a presentar como inexplorada, virgen,
recuperando como fin último de su obra,
el placer obtenido a través de lo bello.
-Yo considero que la idea esencial estética
tiene que ser lo sublime,
el acontecer de lo sublime. Lo sublime no es algo
que produzca placer, es algo que produce pensamiento,
que lleva la imaginación a un límite y eso te hace pensar
el resto del mundo, algo que te hace plantear qué es el espacio,
el individuo, qué es el sujeto, qué soy yo...
Eso es a lo que nos tiene que llevar el arte.
La obra de Carlos Corpa, en general y en particular,
“Automatic noise ensemble”, seleccionada para formar parte
de esta muestra, sirve perfectamente para ejemplificar
los conflictos y las dificultades que surgen al tratar de acotar
un rol tan esquivo como el del artista digital.
-En esta pieza mía, lo digital tiene una importancia relativa
en cuanto a que el sistema nervioso que mueven estos robots,
es un ordenador que, obviamente, es digital,
pero tampoco va más allá. Es decir, un conjunto de relés y transistores
podían sustituir perfectamente lo que hace aquí un ordenador.
No, no me tengo como un artista digital
en el sentido en el que yo creo que es alguien que hace arte
con código, con programación.
-Aunque pueda parecer lo contrario, estos modos de creación
se reconocen como deudores de un saber científico
en el que es difícil establecer dónde terminan los haberes
estrictamente técnicos y dónde los artísticos.
-Yo parto de materiales que han sido desarrollados por científicos.
Aquí hay un background, una obra de ingeniería
en la que yo ni he participado excepto para escoger
tal o cual pieza en la chatarrería que forma parte de las piezas.
A ese nivel, digamos que es una colaboración a ciegas
entre esos ingenieros que hicieron un motor para un coche
y que ha terminado siendo un hombro de un robot para mover un brazo
que hace tal cosa.
-De esta necesidad, nace la colaboración
con la profesora Ana García Serrano fruto de la cual surge PACO,
siglas de Poeta Automático Callejero Online.
Como su propio nombre indica un robot poeta, para más detalles,
mendigo y callejero.
-Me parecía un poco pobre sencillamente llenar una base
de datos de poesías ya existentes y que un autómata
fuera repitiéndola así. Entonces, se me ocurrió
que a lo mejor no sería tan difícil fabricar un software
que tuviera una bolsa de artículos, una de verbos, de adjetivos
y sujetos y que, aleatoriamente, fuera tirando de ellos.
Entonces empecé a buscar a alguien que supiera hacer esto.
Así llegué a una disciplina que se llama lenguaje natural
y me dirigí a alguien que me pareció una lumbrera en este tema.
-Yo llevaba muchos años trabajando en el grupo de investigación
de tratamiento del lenguaje natural y entonces aparece esa información
que la gente no sabe lo que es.
Y es que intentamos hacer programas que simulen o emulen
de alguna manera las capacidades lingüísticas de los humanos.
Con artistas nunca había trabajado ni sabía muy bien
cuál era su idea porque todavía la tenía en desarrollo
dentro de su cabeza. Y, yo, dentro de lo que son
las tareas propias de investigación, le fui contando
hasta que encontramos un punto en común que le interesó y dijo:
“Eso es lo que quiero”. Y yo apliqué lo que,
hasta ese momento, sabía hacer.
Yo reutilicé también, quiero deciros que, de alguna manera,
en ningún momento abandoné las características propias
de investigación teniendo en cuenta que esto era más bien
como un demostrador de lo que podemos hacer.
-Ella desarrolló un software que es un analizador morfológico
vuelto al revés que en lugar de analizar, genera,
y luego hay otro que verifica los resultados del primero.
Ella te puede contar las complejidades de PACO
mucho mejor que yo, pero fue lo que enriqueció el proyecto
y que convierte a PACO en ese robot dadaísta poeta absurdo que es.
-La parte de creación de poemas consiste en reutilizar software
que yo tenía cuando estábamos trabajando en ingeniería lingüística
que es como se llama el área de investigación
y entonces tenemos analizadores morfológicos, sintácticos, etc...
Y también conocemos algo de cómo generar narraciones
a partir de hacer resúmenes y etc.
Lo que hice fue tomar
la parte de analizador morfológico,
de alguna manera darle la vuelta y buscar palabras que rimasen
y que concordasen con la reutilización de un recurso
para el que teníamos una licencia de una empresa tecnológica española
que se llama Daedalus.
Y cuando nos dan ese tipo de licencias para investigación...
Una cosa que os puedo comentar es que no nos dan
todas las palabras habituales y yo tengo palabras
que tengo que poner juntas, hacer un análisis morfológico
para que las frases tengan sentido según su estructura sintáctica
y a Carlos le encantó.
En la actualidad, desde la UNED, el grupo de trabajo
del que forma parte la profesora García-Serrano sigue trabajando
en el ámbito de los lenguajes informáticos, concretamente,
el que tiene que ver con buscadores
y con la recuperación de la información.
-Pero deciros que ahora estamos trabajando en hacer búsquedas
y análisis de cómo interactúan las personas en las redes sociales,
de cómo mejorar los buscadores. Ahora estamos en un proyecto
CENIT que nos ha financiado el Ministerio
en el cual estamos trabajando con muchas empresas,
empresas tecnológicas grandes y pequeñas,
donde buscamos buscadores que sean más precisos
donde puedas buscar imágenes asociadas
o encontrar en una parte de un vídeo aquella información
que buscas... Hay gente que trabaja en imagen y buscan caras y etc.
Yo quiero animar un poco a los investigadores
a que si alguna vez por azar o por suerte alguien les llama,
tipo Carlos Corpa como me hizo a mí,
que realmente que le escuchen, que lo intenten,
porque no solamente les das a ellos una solución artística,
sino que es muy motivador también para nosotros.
Este tipo de colaboraciones nos recuerda al espíritu
propio del Renacimiento, un tiempo en el que era difícil diferenciar
entre artistas e ingenieros, un tiempo en el que el hombre
pasó a ocupar el centro del universo.
Hoy descubrimos, no sin cierta estupefacción, que en el proceso
de actualización hemos llegado hasta las mismas coordenadas,
pero, esta vez, acompañados por una máquina, una compañía
que como las creaciones de Carlos Corpa nos inquieta
porque nos cuestiona, y nos cuestiona porque,
de alguna manera, somos nosotros los que le inquietamos a ella.
-Soy consciente de la estética decrépita de las máquinas
y soy muy consciente de las texturas del óxido
y de la chatarra y de cosas que, evidentemente, fueron diseñadas
y sirvieron para otros usos y que han sido rescatadas
de un montón de basura y puestas a hacer otra función
completamente distinta... Todo eso crea unas sensaciones
que transmiten el sentido social último
que creo que tiene mi obra,
que es la de contar el mundo y de cómo nos desasosiega
porque no es como debería ser para una escala humana.
Paseando por la muestra podemos hacernos una idea
de la versatilidad fenomenológica de esta manifestación del arte
tan poco afín a la tentación de la categoría.
Trampas perceptivas y virtualidades en las que el propio espectador
se convierte en parte de la obra de arte, moldean la conciencia
de estar transitando un terreno en el que lindan ilusión y realidad
separadas por una línea que tiende compulsivamente a diluirse.
El paseo se convierte, rápidamente, en un tránsito hacia una nada
que por incomprendida produce horror y fascinación,
un espacio en el que nos sentimos observados por máquinas
en las que por ósmosis con nuestras propias angustias y anhelos
se produce el milagro de la consciencia.
-Somos sustituibles, económicamente somos intercambiables
y que una tarea la ejecute una máquina o un humano
depende de lo que sea más barato.
Cada vez es más barato que lo ejecute una máquina.
vamos viendo como la Revolución Industrial acabó con el músculo
y la Revolución informática está acabando con el cerebro.
¿Qué nos queda a nosotros?
La pregunta es:
¿seguirá siendo, el arte digital, un compartimiento estanco
condenado al vínculo íntimo con la vanguardia tecnológica,
o, por lo contrario, conseguirá permear, transversalmente,
diluyéndose entre las demás disciplinas tradicionales?
-El otro día, estuve en una charla, en la facultad de Bellas Artes
y no había ningún artista digital;
había 50-60 estudiantes de arte
pero ninguno se denominaba artista digital.
Todos habían usado la tecnología en algún momento de su creación,
ya sea como parte del proceso creativo,
distribución o una herramienta más.
En ese sentido, lo digital,
va a cubrir con un velo a toda la creación.
No va haber arte, manifestación artística
que no tenga un diálogo con lo digital.
No tiene que ser que utilicen
todas las herramientas digitales sino que participen o dialoguen,
que haya una transferencia de lo digital a su creación.
En ese sentido, pienso que el impacto de lo digital
sí que va a influenciar
en la creación artística contemporánea.
Estos encuentros digitales, a los que desde la organización,
se les ha asociado un premio, se repetirán cada dos años.
La obra galardonada en esta primera edición
ha sido "Reloj solar electrónico", de Guillem Bayo,
que desde su hierática pose de indiferencia,
parece marcarnos la cuenta atrás que nos conduce indefectiblemente
hacía nuestra cita con los próximos encuentros.