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Día de días
Maravilloso día de amor
Día hermoso
Que brille el sol
Día glorioso
Que hace salir el sol
La belleza reina
Sobre éste día de días
Día de días
Maravilloso día de amor
Día hermoso
Que brille el sol
Día glorioso
Que hace salir el sol
La belleza reina
Sobre éste día
de días
¡Papá!
¡Papá!
Es la tercera vez que huye de mí
Es vergonzoso. Es increíble.
¿Por qué no me das más que problemas?
En cuanto naces, tu madre huye.
Vas a casarte, y tu novia huye.
¡Nada más que huir, huir, huir!
- Si al menos no hubiera llovido. - ¿Qué tiene que ver la lluvia?
Con sol, con luna, nada podía pararla.
- Pero otras mujeres también escapan. - Sí, pero después de la boda.
Eso es distinto. Eso está bien.
¿Por qué no esperó hasta entonces? Cualquier chica decente hubiera esperado.
Ah, pero no ella. Ella es diferente.
- Ohh. - Ella es maravillosa, ¡Ohh!
Oh, ¿pero por qué tenía que llover?
Excelencia, los invitados se están poniendo nerviosos. Quieren que se les devuelvan los regalos.
¿Qué? Oh, no
Los regalos no se devolverán.
Los Liebenheims nunca han devuelto nada
Excelencia, ¿puedo sugerir quizás una pequeña explicación?
Muy bien. Muy bien.
Vete y explícaselo.
Eh, damas y caballeros,
están hoy aquí...
para asistir a la boda...
de dos personas encantadoras.
Y ahora están sorprendidos de verme aquí solo.
A decir verdad, yo también estoy sorprendido.
No, no, no, no por favor. No deben desesperarse.
Les prometo que esta boda tendrá lugar.
¡Ahh!
N-N-No hoy, sino... algún día.
¡Ohh!
No, no, no, no. No duden de que la encontraré.
La encontraré aunque tenga que buscar por todo el mundo.
Y la traeré de vuelta. Nada puede detenerme.
La traeré aunque sea a rastras.
Tengo mal carácter, aunque lo mantengo controlado.
Porque, después de todo, tengo un alma ingénua
Tiene un alma, tiene un alma Tiene un alma ingénua
Pero cuando mis semillas de amabilidad no dan su fruto
Me convierto, debo confesar en un bruto de mal carácter
Es un bru, es un bru Es un bruto de mal caracter
Y ya he aguantado bastante
Debo tratarla duro
Y mostrarle que soy capaz de ser un cavernícola
Ella me querrá y le gustará
Cuando empiece a golpearla no será muy tierno
¡Qué hombre!
Ganaré a esa pecadora
Por Dios, nos casaremos
Y ella me lo pedirá a mí
Estupendo, ¿no?
My papá me dice Que tengo encanto en abundancia
¡Ahh!
Y nunca había tenido quejas antes
Partiremos pronto de luna de miel
- Ella me querrá - ¡Ella le querrá y le gustará!
- Ella le querrá - ¡Le querrá! ¡Le gustará!
¡Ella le querrá!
Condesa, por favor.
Fue la escapada más apurada que haya hecho.
Cinco minutos más, y habría estado casada.
Hasta tenía puesto el traje de novia.
Pero por fortuna no me servía.
Y de repente comprendí que era el destino
El sastre me había salvado.
Oh, imagina lo que le debo al sastre.
¡Tambien le debo el vestido!
- Pero, condesa... - Oh, ya sé lo que vas a decir.
Le debo a todo el mundo y ahí tenía una oportunidad.
Una oportunidad de casarme con un hombre que tenía todo lo que una mujer desea.
Es rico, es adinerado,
y no tiene más que dinero.
Y qué bien nos vendría.
¡Qué bien!
Adelante.
¿Es usted la dama que subió al tren en marcha?
Sí, y me quejaré por ello. Los trenes no se marchan hasta que yo subo.
¡Oh! perdone. Acabo de venir de una boda.
No es asunto suyo de dónde vengo.
Perdone, señora.
¿Podría preguntarle a dónde va?
No lo sé. No tengo ni la menor idea.
¿Puede hacerme alguna sugerencia?
Bueno, vamos a Viena.
- Mmm - ¿Monte Carlo?
- ¿Monte Carlo? - Sí, señora.
Dos billetes para Monte Carlo.
Sí, señora.
Monte Carlo.
¡Monte Carlo!
Bertha, ¿cuanto dinero nos queda?
- Solo 10.000 francos. - Es suficiente.
Con esos 10.000 francos ganaré mi libertad y mi felicidad en el tapete verde.
Veamos. El primer día ganaré, eh, 50.000 francos.
- Pero, condesa... - No, no, no, es bastante para el primer día.
El segundo día llevaré los 50.000 francos y ganaré 100.000.
Y el tercer día 150.000. Y después 300.000.
¡Y entonces empezaré!
Saltaré la banca. ¡Eso significa millones y millones!
Escuchad, he aquí un acertijo. Y creédme, es complicado.
Viene de una boda
No lleva nada puesto. Ha dejado atrás a su marido.
No tiene billete. No sabe a dónde quiere ir.
Y va a Monte Carlo.
¿Cómo de viejo es su marido?
¡Demasiado viejo!
Pita, sirena
Llévate
Llévate el pasado
Camina, máquina
A cualquier parte
No me importa cuan lejos
Adelante, de la oscuridad al amanecer
De la lluvia al arco iris
Vuela conmigo
Lleva, lleva
Tódas mis penas y mi dolor
Qué importa a dónde voy
Si soy libre
Más allá del horizonte azul
Espera un hermoso día
Adiós a las cosas
Que me aburren
La alegría me espera
Veo el horizonte azul
Mi vida acaba de empezar
Más allá del horizonte azul
Se encuentra el naciente
Sol
Más allá del horizonte azul
Espera un hermoso día
Adiós a las cosas
Que me aburren
La alegría me espera
Veo el azul
- Horizonte - Azul horizonte
Mi vida acaba de empezar
Más allá del horizonte azul
Se encuentra el naciente
Sol
¡Veintinueve! ¡***! ¡Impar!
Si yo tuviera tu suerte. Dime, ¿cómo lo haces?
No tiene misterio. Tengo un sistema que no falla.
Si estoy junto a una morena, apuesto al rojo.
Si estoy junto a una pelirroja, apuesto al ***.
¿Y que pasa si estás junto a una rubia, qué haces entonces?
Le pregunto dónde vive.
Ahí está tu rubia.
Bueno, ¿por qué no hablas con ella?
- No me digas que tienes miedo. - Lo tengo.
Y por primera vez, no sé qué me pasa.
Necesito un pretexto.
Si al menos tirara algo, yo... yo podría recogerlo.
Si tuviera un perrito, podría dejar que me mordiera.
Ya lo tengo. Tú me la presentarás.
- Pero si tampoco la conozco. - Esa es precisamente la idea.
Tú vas y hablas con ella, ella se ofende mucho,
entonces yo aparezco y te abofeteo dos veces.
Oh, no. Oh, no.
Muy bien, entonces sólo una.
Vete y preséntate tú.
50 francos, por favor, señora.
Merci, madame
Es supersticiosa.
No golpee, madame
Si quiere suerte debe acariciar .. acariciar suavemente.
Naturalmente, no mi espalda, madame Ahí no hay suerte.
Sino mi nuca... Acaricie mi pelo y verá lo que pasa.
Es magia, madame A partir de entonces, magia.
Todo lo que toque se convertirá en oro. Millones en la punta de sus dedos.
¿Qué? ¿Que no quiere? Muy bien, madame
Pero se lo advierto... si no lo hace, no tendrá suerte.
Perderá todo. Acabará como una pordiosera.
Pero no me culpe cuando sea demasiado tarde.
Armand, si gana ahora... el resto será fácil.
- ¡Adiós, amigo! - ¡Buena suerte!
- ¿Quién es? - Vive en el Hotel Palace.
Creo que se llama Condesa Mara
¡Dieciseis!
Va a ganar. Tiene que ganar. Tiene que ganar. Tiene que ganar.
Va a ganar. Tiene que...
¡Dieciseis!
Todo al 16, por favor.
¡Dieciseis!
Todo al 16, por favor.
¡Dieciseis!
¡Todo al 16!
¿Hola? ¿Hola? ¿Palacio de la Danza?
Soy el conde Rudolph Farriere. Quiero un comedor privado para dos.
¡Veintinueve! ¡***! ¡Impar!
Once... Cuatro... Cinco...
Quinientos mil...
Once y nueve y cuatro...
hace dos millones...
seiscientos mil treinta francos.
Eso es hasta el 15 de Septiembre.
1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11...
9, 10, 11... 4, 8, 6, 11...
5, 6, 11...
Cinco millones...
Buenas noches, condesa.
Ha contratado los sirvientes, ¿no?
Sí, condesa, ya lo he hecho.
Dos criados, un chófer, un lacayo y una doncella extra.
Eso está bien.
Nos han prometido las otras cinco habitaciones para mañana.
Tendremos la planta completa.
Eso está muy bien.
"Querida condesa, disculpe por favor por haber mandado tan tarde estas flores,
pero he tenido que sacar primero a la florista de la cama."
SI QUIERE CONOCER AL HOMBRE RESPONSABLE DE SU INFORTUNIO,
LLAME POR FAVOR AL 32-65 CONDE RUDOLPH FARRIERE
¡Qué insolencia!
- Buenas noches. - Buenas noches, condesa.
¿Diga?
¿Tampoco puede dormir, condesa?
Perdone, madame, si le
Parezco un insignificante descarado
Pero mi pequeña historia
Debe ser contada
Es usted muy grosero
No sé quién es
Pero ningún verdadero caballero
Molestaría así a una dama
Concédame un momento, por favor
Un momento, por favor
Una palabra, una sonrisa
Una emoción
Lléneme de éxtasis
y hábleme
Debería, debe
Lo hará
Nunca imaginé
Que alguien como usted
Pudiera ponerme
De rodillas
Eléveme
Déjeme subir
Al paraíso
Sólo por un momento
Por favor
Concédame un momento, por favor
Un momento, por favor
Una palabra, una sonrisa
Una emoción
Lléneme de éxtasis
Y hábleme
Debería, debe
Lo hará
Nunca imaginé
Que alguien como usted
Podría ponerme
De rodillas
Eléveme y déjeme subir
Al paraíso
Déjame que te diga que ella ni siquiera sabe que existes.
Seguro que sí. La he escrito todos los días esta semana.
Sí, y como si nada.
No lo entiendo Lo he intentado todo.
Nadie podría hacerlo mejor. Ya no sé que más hacer.
Concédame un momento, por favor
Un momento, por favor
Una palabra, una sonrisa, un...
Usted... ¿tambien conoce a esta dama?
¿Que si la conozco?
Es la condesa Mara, ¿no?
Ciertamente. La condesa Mara. Vive en el Hotel Palace.
Tercer piso, habitaciones 300 - 325.
Entrada: 306
- ¿Puedo preguntarle dónde vive usted? - En el Hotel Palace, por supuesto.
Antes vivía en el Grand Hotel,
pero ella insistió en que me mudara al Palace
Bueno, ya sabe lo que hay que hacer para complacer a una mujer.
Especialmente cuando es tan hermosa.
¿Hermosa? Eso apenas le hace justicia.
No tiene idea de su aspecto. ¿Cómo puede decirlo sólo por haberla visto por la calle?
Por supuesto.
¿Qué aspecto tiene por la mañana? Eso es lo que cuenta.
Debería verla en negligé.
Su cuello y sus hombros...
Y esa adorable cabellera rubia.
Solo hay un inconveniente... No tiene dinero.
- ¿Qué quiere decir? - No tiene nada de dinero.
Bueno, nadie vive del aire.
¡Ya ha dicho bastante! ¿Sabe lo que es?
Oh, no, no lo soy. Se lo aseguro. Por Dios, hable más bajo.
Haré lo que quiera, pero cállese o perderé mi puesto.
¿Su puesto? ¿Y quién es usted?
Soy peluquero. El peluquero personal de la condesa Mara.
- ¿Su peluquero? - Sí, señor.
¡Vaya! Esto se pone interesante.
¿No irá a hacer algo contra mí?
Al contrario, estoy encantado de conocerte.
- Debemos vernos a menudo. - Sí.
Tenemos intereses mutuos.
- Debemos intercambiar ideas. - Sí, claro.
- Debemos ser amigos. - Oh, sí.
¿Pero qué estoy diciendo?
- ¡Somos amigos! - ¡Sí, claro que lo somos!
- Amigos. - Armand
Quiero presentarte a un buen amigo.
- ¿Cómo está usted? - ¿Cómo está usted?
Sí.
- ¿Quién es?
- ¿No sabes quién es? - No
Es el peluquero de ella,
y yo...
soy su mejor amigo.
Déjeme que me presente. Mi nombre es conde Rudolph Farriere.
Encantado de conocerle. Mi nombre es...
Llámeme Paul.
Llámalo Paul.
¿Paul?
Es un tío con suerte y yo le envidio
Por su provisión de información interna
Disfruta de la gloria cuando una dama necesita un arreglo
El trabajo para mí es una diversión
Caramba, vaya ocupación
Por qué malgastar tu juventud
En busca de la verdad
Para qué ir a la universidad Puedes aprender
Arreglando mujeres
Ha! Quién necesita un montón de griego
Para acariciar la mejilla de una dama
Cuando puedes lograrlo en privado
Arreglando mujeres
Si te gustan las bellezas
Sé un especialista en belleza
Acaricia el pelo de las damas
Y nunca se resisten
Para qué ejercer otro oficio
Los peluqueros acarician y les pagan por ello
Puede convertirse en una especie de deporte de salón
Arreglar mujeres
Ven aquí
Para qué intentar comprender
En qué consiste este mundo
Olvida los grandes libros Llena tus libros de citas
Arreglando mujeres
Los tipos tímidos y los que sienten
Que no tienen atractivo
Tienen muchas oportunidades románticas
Arreglando mujeres
Nunca ningún peluquero
Tuvo que llevar doble vida
Puede acariciar a una guapa morena
Y seguir siendo fiel a su mujer
Por qué suspirar y desear tanto
La piel que anhelas tocar
Satisface ese deseo
Arreglando mujeres
¡Ahh!
¡Acabo de escuchar un acertijo!
Es genial.
Ella sube al tren. Viene de la boda.
El marido no está con ella. Ella no está vestida.
No tiene billete. No sabe a dónde quiere ir.
¡Y va a Monte Carlo!
¿Cómo de viejo es el mar...?
- Oh, ¿es usted el nuevo peluquero? - Todo nuevo, señorita.
Puede pasar.
Intente dejarme fuera.
Espero que le guste a la condesa.
Paul me ha contado todo sobre ella. Sé exactamente qué debo hacer.
Eso no importa. Lo que importa es que sepa lo que no debe hacer.
Nunca intente contarle cuentos. No mencione el juego.
No hable para nada de dinero. De hecho, no hable en absoluto.
Entendido.
Y recuerde, la condesa es muy estricta con esto...
nunca flirtee con las doncellas.
- Nunca lo hago. - Muy bien.
Pero para evitar futuros malentendidos...
yo no soy una doncella.
Aún así... nunca lo hago.
Ahora le anunciaré a la condesa.
Que pase Estoy listo
¿Cómo está usted?
- Desde cuando es peluquero? - Oh, desde hace mucho, madame
He atendido a muchas, muchas damas.
- ¿Dónde trabajaba? - En mi casa.
Quiero decir... las señoras venían siempre a mi casa.
Oh, sí. Sí, claro.
- Naturalmente, eso se acabó. - Me doy cuenta de ello.
Usted trabaja ahora para mí, y se dedicará únicamente a mí.
Solo a usted, condesa.
- Y espero que no sea el trabajo de un día. - Eso depende solo de usted.
Entonces seguro que será al menos de... una semana.
¿Quién sabe? Quizá meses.
Quizá años.
¿Quién sabe?
- Por cierto, ¿cómo se llama? - Rudolph
- ¿Rudolph? - Sí, Rudolph
¡Rudy!
No me gusta ese nombre. No quiero volver a oírlo.
Oh, no se preocupe. No es culpa suya.
Veamos. Le llamaré... Paul
Llámeme Paul
¡Rudolph!
¿Sí, condesa?
¿No le acabo de decir que su nombre era Paul? Como me vuelva a contestar a Rudolph, yo...
¿Diga? ¿Sí? ¿Quién?
¿Con quién quiere hablar?
¿Con Rudolph?
Paul para usted.
Gracias, madame Perdone, por favor.
Hola, soy...
Paul.
¡Paul!
No Paul
R-U-D-O-L-P-H
¡Paul!
¡Sí! Paul está aquí también.
Lo que queremos saber es, ¿cómo van las cosas?
¿Qué? No estás solo.
¡No está solo!
¿No puedes hablar? Oh, entiendo.
Sí, bueno, yo preguntaré y tú sólo contesta.
Sí.
¡Sí, sí!
No
Bueno, eso espero.
Adiós. Hasta la noche.
Mis sirvientes no reciben llamadas aquí.
- Recuerde eso, por favor. - Muy bien, condesa.
Y por favor, no adquiera compromisos sin consultarme antes.
Y no va a tener esta tarde libre.
Se quedará aquí.
Muchas gracias, condesa.
Está haciéndose notar demasiado.
-Equipaje - Sí. Muy bien. Sí.
Disculpe, madame. Mi equipaje acaba de llegar.
Bien, no lo deshaga todavía. No estoy aún segura de quedarme con usted.
Hasta ahora no ha hecho más que ponerme nerviosa.
Ahora me gustaría ver qué más puede hacer.
Córteme el pelo.
Corte "à la Marotte".
¿La condesa ha dicho "à la Marotte"?
Sí. Sí, "a la Marotte".
"À la Marotte".
¡Oh! "À la Marotte".
Claro. Qué tonto soy.
"À la Marotte".
¿Y a esto llama un corte de pelo? ¿Es que está loco?
¡Sí, madame! Oh, condesa, perdone por favor, pero no puedo hacerlo.
Cortar esa preciosa cabellera, no sería sino un asesinato a sangre fría.
- ¡Está despedido! - Oh, por favor, ¡deme otra oportunidad!
¡Haré lo que sea! ¡Condesa, perdóneme por favor!
- Haré lo que me diga, lo prometo... - Quiero que abandone esta casa..
¡Rudolph!
¡Rudolph!
Paul
No quiero volver a verle.
Quiero que se vaya en cuanto acabe.
- Por favor, condesa. - Immediatamente.
- Y no voy a cambiar de opinión. - Deme otra oportunidad.
Por favor, por favor, condesa.
Por favor, ¡deje de molestarme!
Oh, estoy tan nerviosa que voy a gritar.
- Oh, tengo dolor de cabeza. - ¿Dolor de cabeza?
Oh, sí. Y es todo culpa suya.
No, no. No, no haga eso. No haga eso. No.
¡No, no, no, no! ¡No!
No No No
Ohh Ohh
¡Ohh!
Oh, que bien sienta.
¡Ohh!
Oh, eso sienta aún mejor.
Debe tener electricidad en sus manos.
Oh, nunca me había sentido así.
¡Magnífico!
Por supuesto que se queda.
Gracias, madame
Y de cualquier forma que le llame...
Paul, Rudolph, o Rudy...
siempre que le llame...
venga, por favor.
Condesa, incluso cuando no me llame, vendré.
Madame, usted me inspira
Pruebe y despídame
Esto es algo nuevo para mí
Es difícil de entender
No sé lo que me hace
Sea lo que sea
Es magnífico
Desde que nos conocimos hoy
Me siento en el país de las maravillas
No puedo explicar
Lo que siento
Sea lo que sea
Es magnífico
Nunca he conocido un remedio para el dolor de cabeza
Más delicioso
Vale igual para corazones rotos
que para rodillas de criada
Si me doliera la cabeza esta noche
Necesitaría la ayuda de una mano
Puede que esté mal
Puede que esté bien
Sea lo que sea
Es magnífico
Honorable condesa...
si su cuenta con nosotros...
no es saldada mañana por la noche...
Condesa Mara, Hotel Palace.
Querida condesa,
lamentamos informarle...
¡Rudolph! ¿Te has vuelto completamente loco?
¡No! Nada de eso.
Resulta que mencioné que era un buen conductor...
y al día siguiente el chófer fue despedido.
- ¿Y qué te parece esto? - ¿Qué?
Ayer le serví el desayuno...
e instantáneamente dos criados perdieron su empleo.
En otras palabras, yo conduzco su coche, la peino...
la sirvo...
Espera que eche a su criada.
¡No, señor! ¡Esto es un insulto, señor!
¡Ni hablar! ¡No puede sobornarme!
Y si vuelve a preguntarme por la dirección de la señora, ¡llamaré a la policía!
Adiós. Hasta luego.
¡Fuera de mi vista!
Condesa, quería verme por algo muy importante.
Rudolph, voy a tener que despedirte.
Lo siento.
Pero no me voy.
Y tampoco será fácil deshacerse de mí.
Vaya, yo... no esperaba esto...
Yo he dejado todo por usted.
El pequeño negocio que tenía...
He perdido todas las damas para las que solía trabajar.
He reordenado toda mi vida para ajustarla a la suya...
y ahora, sin razón alguna, quiere echarme.
Ya lo sé, ya lo sé. Todo lo que dice es cierto, pero...
Bueno, yo...
sencillamente ya no puedo permitirme mantenerlo.
¿Quiere abrir la puerta?
- ¿Qué desea? - Quiero hablar con la condesa Mara.
Mucha gente quiere eso.
- ¿Qué pasa ahora? - Por favor, señor. ¿Quiere oírme?
Fuera. No quiero seguir perdiendo el tiempo con usted.
Su Excelencia. ¿Qué está haciendo? Pase por favor, su Excelencia.
¿Quiere disculpar esto, su Excelencia? Es nuevo.
No tiene ni idea de quién es Su Excelencia.
Ya se enterará.
Por favor, su Excelencia
Sí.
Sí.
Helene
¿No sabe quién es? Es su prometido,
el duque Otto von Liebenheim
Parece tonto, ¿no?
¿Sabe por qué? Porque es tonto.
Otto, te he dejado tres veces porque quería ser justa contigo.
Pero a veces, si estás en un aprieto serio, las mejores intenciones se van como humo.
Sobre todo cuando una tiene todo tipo de facturas
no tiene dinero, y el hotel le invita a marcharse.
No tengo a dónde ir.
Bueno, en momentos así, Una no es muy responsable.
Una es capaz de tener las ideas más horribles.
Muy bien. Cásate conmigo.
Otto, si te prometiera eso ahora, sería sólo por tu dinero.
¿Y te atreves a decirme eso a la cara?
Sí me atrevo.
Oh, eres tan distinta.
¿Qué otra mujer en el mundo...
se casaría con un hombre por su dinero y se lo diría?
Espléndido.
Tu eres preciosa. Yo soy rico.
Tu compras, y yo pago. Tú me lo cuentas todo...
y yo te perdono.
Será el matrimonio más feliz del mundo
De verdad eres muy amable.
Ojalá pudiera amarte.
Me querrás y te gustará
Soy rico pero sano
- Y te seré fiel - Qué hombre
Mis ingresos son de casi un millón de libras al año
Pero podríamos salir adelante si te tomo cariño
Te construiré castillos incomparables
Me temo que estás construyendo castillos en el aire
- Imagina qué emociones - Ah, pero cuando veas las facturas
- Te querré - Y te gustará
Me encantará
Me encantará
Me querrá y le gustará Me querrá y le gustará
Buen hombre. Se quedará con nosotros.
Rudolph
Creo que al final seré capaz de mantenerle.
Condesa.
Yo... quisiera contarle un secreto, pero...
pero temo que me despida.
- ¿Y qué es? - Bueno,
no es tan facil de explicar, pero yo...
- yo no soy... - ¿No es qué?
No soy pobre.
De hecho, tengo una pequeña fortuna.
Si me lo permitiera, yo estaría encantado de...
Cómo se atreve a insultarme. Cómo se atreve.
Oh, por favor. Por favor, no me eche.
Me ha malinterpretado. Solo quería ofrecerle consejo.
Estamos en Monte Carlo, ¿no?
Muy bien. Esto es lo que quiero decir:
No hice esa fortuna peinando.
Oh, no.
- Fue heredada. - ¿Heredada?
Quiero decir... yo heredé...
de mi padre...
toda mi suerte en el juego.
Yo no fui tan afortunada.
No he ganado en mi vida.
Condesa, ¿me permitiría jugar por usted? ¿Sólo una vez?
- No, no, no, no - Tengo un sistema que no puede fallar.
No me lo diga. No quiero oír hablar de ello.
- ¿Cómo es? - Se lo diré.
Si estoy junto a una morena, apuesto al rojo.
Si estoy junto a una pelirroja, apuesto al ***.
¿Y qué pasa si está junto a una rubia?
Bueno, cuando estoy junto a una rubia, da igual.
Rojo o ***, *** o rojo, nada puede pararme. Gano siempre.
Muy bien.
- Iremos a jugar esta noche. - Sí.
Pero...
¿Pero cómo puedo ir al casino con mi peluquero?
Oh, condesa. No se preocupe, por favor.
Nadie en el casino sabe que soy un peluquero.
Mi ropa está arriba,
y cuando la condesa salga conmigo esta noche,
todo el mundo pensará que soy el conde.
- Vaya a vestirse. - Sí, mi condesa.
Adelante
Ya no la necesito.
No parece un conde.
Sino mucho mejor.
Mis últimos mil francos.
Mi felicidad estará en juego, Rudolph
Todo mi futuro está en sus manos.
Porque siento la urgencia
De su suprema emergencia
Madame, no puedo fallarle y no lo haré
Para bien o para mal tómelo todo
Sólo por usted lo apuesto todo
Y dejo que mis castillos se eleven
O caigan
Para siempre
Siempre, de todas las maneras
Cuente conmigo
Si surge cualquier duda
Tenga esperanza en el desenlace
Siempre, de todas las maneras
Pase lo que pase
Contaré solo con usted
Confiaré en usted
A veces, en pequeñas cosas
Podremos estar en desacuerdo
Pero capearemos juntos las dificultades
Espera y verás
Tendremos un final feliz
Si sigues teniendo confianza
Siempre, de todas las maneras
En mí
Su actitud comprensiva
Se ha ganado mi más profunda gratitud
Espero que no tengamos que despedirnos
Si tuviera que irse
La seguiría como un polizón
Algún día puede que sea capaz
De recompensar
Su amabilidad
Siempre, de todas las maneras
Cuente conmigo
Si surge alguna duda
Tenga esperanza en el desenlace
Siempre, de todas las maneras
Pase lo que pase
Contaré sólo con usted
Y confiaré en usted
Siempre, de todas las maneras
Podremos estar en desacuerdo
Pero capearemos juntos las dificultades
Espera y verás
Tendremos un final feliz
- Si sigo - Si sigue
Contando
Siempre
De todas las maneras
En
- Usted - Yo
Perdí otra vez
Mala suerte en el juego. Buena suerte con ella.
Oh
¿Le apetecería comer algo a la condesa?
No, gracias
Ya hemos cenado
La condesa ha perdido una de las hebillas.
Debí perderla mientras bailábamos.
Pero la condesa quería jugar esta noche.
Oh, sí. Eso es lo que queríamos hacer.
Pero el duque Otto estaba allí, así que nos resultó imposible quedarnos.
Bueno, teníamos que hacer algo.
Así que salimos y...
echamos un vistazo por ahí.
Bertha, no tienes idea de lo bello que es Monte Carlo.
El parque... simplemente divino.
Y el paseo... como caminar por las nubes.
Y tan lejos como uno podía ver, ni un alma.
Así que nos sentamos juntos.
Muy juntos.
Veras, tenía tanto frío.
Sí, hay una fuerte brisa marina esta noche.
Sí. Es cierto. Es cierto.
Una fuerte brisa marina.
¿Y cuando la condesa tenía tanto frío...?
Bueno, al final estaba tan...
estaba tan helada,
que no quería arriesgarme.
¿Qué sentido tiene coger un resfriado?
Así que le dije, "Rudolph, no debemos esperar más.
Vuelve tú solo al casino y juega por mí."
Así que fue.
Y ahora estoy esperando que vuelva.
Oh, ojalá estuviera aquí.
Ya no te necesito.
Adelante.
200.000 francos.
Cómo te atreves.
Esto será todo por esta noche.
Concédeme un momento, por favor
Un momento, por favor
Una palabra Una sonrisa
Una emoción
Deja que rodee tus encantos
Entre mis brazos
Deberías Debes
Lo harás
Nunca conocí
A nadie como tú
Que pudiera ponerme
De rodillas
Elévame y déjame subir
al paraíso
Sólo por
Un momento
Por favor
Basta ya
Te lo ruego
Déjame hasta
Mañana
Siempre, de todas las maneras
Hasta que consientas
Yo continuaré
Luchando para ganarte
Espera y verás
Tendremos
Un final feliz
Si continúas
Confiando
Siempre
De todas las maneras
En
Mí
Adelante
Oh, dónde...
¡Oh!
Oh, la llave.
Un momento, por favor.
Esta cerradura debe estar estropeada.
Se lo diré a Rudolph.
¿Rudolph? ¿Por qué Rudolph?
Sabe hacer tantas cosas. Él la arreglará.
Lo encontré anoche en el suelo.
La condesa debió dejarlo en la mesa y la brisa marina debió tirarlo.
- Está bien, está bien.
La condesa pagará ahora a Rudolph ¿no?
- Mm-hmm - No ha cobrado desde que está aquí.
Y trabaja tan duro.
Incluso hace horas extraordinarias.
Y ahora que podemos permitirnos otra vez un chófer y un lacayo...
creo que deberíamos contratarlos.
Y, condesa, de verdad, si yo fuera usted...
No dejaría a mi peluquero hacer otra cosa
más que peinarme.
- Buenos días. - Buenos días.
Arrégleme el pelo, por favor.
Bueno, yo...
Pensé que esta mañana sería algo diferente.
Esperaba decirle algo muy importante.
- No siento curiosidad. - Algo acerca de mí mismo.
Algo que... podría importarle.
Le he dicho que me arregle el pelo.
- Helene... - Por favor.
Por supuesto que aprecio lo que ha hecho por mí.
Nunca había estado en una situación así y usted me sacó de ella.
Por favor no piense que no estoy agradecida.
Naturalmente debe saber eso.
Anoche me dejé llevar por ello.
Y ahora... olvidémoslo.
Un momento.
No comprendo.
O sea que tengo que olvidar aquello...
Oh, no. Ni hablar.
No podría olvidarlo y no lo haré.
Si es así, entonces deberé devolver el dinero
Tome.
Ahora quiero que se marche inmediatamente.
De modo que puede echarme así,
como si nada hubiera pasado.
Bueno, eso está bien.
¿Sabe lo que pensé anoche?
Pensé que me quería. ¿Puede negar eso?
Uno hace a veces cosas por la noche que lamenta a la mañana siguiente.
Sí. Y de las que también se averguenza, ¿eh?
Por favor. ¿Quiere tratar de entenderlo?
Despues de todo, hay una pequeña diferencia entre nosotros.
La única diferencia entre nosotros es que usted es una mujer y yo un hombre. Eso es todo.
Oh, me temo que no. Resulta que yo soy una condesa.
Sí, y yo soy un... Yo soy un peluquero.
Muy bien, soy un peluquero.
Sí, eso soy, ¿y eso qué?
Le diré algo más.
Me enamoré de usted porque pensé que era la mujer perfecta.
Ahora sé que solo es una condesa engreída y no muy mujer.
Y para mí usted no es hombre en absoluto.
¿Qué es esto? ¿Que yo no soy un hombre?
No, en mi opinión, no.
Bien, vamos a verlo.
Muy bien, ya no soy un hombre.
- ¡Ven aquí! - Abra la puerta y saga de la habitación.
Un paso más y pediré socorro.
Apártese de mí. Quite esa mano
Bruto.
Gritaré para que todos puedan oírme.
Oh. Eso es lo que sacas por tratar bien al servicio.
Adiós.
Y ahora, madame, olvide todo esto,
como sin duda habrá hecho para cuando oscurezca.
Yo ya lo he olvidado.
Salón de belleza de Madame Renee.
¿Un peluquero llamado Rudolph?
No, no está con nosotros. Lo siento.
United Hair Service
¿Quién? ¿Rudolph?
No. No hay nadie aquí con ese nombre.
¿Qué? ¿Que también responde al nombre de Rudy?
No.
Bueno, lo siento, madame, pero...
- No. Yo...
Un momento, por favor.
¿Diga?
¿Busca a un peluquero llamado Rudolph?
Dígame.
¿Qué aspecto tiene?
Oh, un aspecto maravilloso.
Ya veo.
¿Qué? Oh, quiere que la peinen para ir a la ópera esta noche.
Sí, bueno. Siento no conocerle. Le enviaré otro peluquero.
¿Qué?
No quiere a nadie más.
Oh, pero, madame, tenemos muy buen personal aquí.
¿Que no hay otro como él?
Oh, madame, esa es solo su opinión.
Sí.
Bueno, si no vale ningún otro, me temo que nunca irá a la ópera.
Adiós.
Helene, son las 8:00. La ópera va a empezar.
Helene, la ópera ya ha empezado.
¿Quieres dejar de ponerme nerviosa?
Sabes que no puedo ir hasta que me arreglen el pelo.
Pero, querida, estás preciosa así.
Tonterias. Y eso muestra lo que sabes de mujeres.
Me he pasado todo el día tratando de encontrar a Rudolph.
- ¡Otros hombres lo hubieran apreciado! - Pero, querida...
¿Quieres hacerme un favor? Vete a la ópera. Te veré allí.
Te prometo que haré todo lo que pueda para encontrar a Rudolph.
Y cuando lo encuentres...
Oh, cuando le encuentre, nunca le dejaré que se me pierda de vista.
Cómo se atreve a marcharse sin preguntar a la condesa Mara.
Si vuelve a suceder, le despido.
Un momento. ¿Es tu peluquero o el mío?
Oh, vete a... vete a la ópera. ¡Ahora mismo!
Muy bien, querida.
Estoy demasiado nerviosa.
Está muy nerviosa.
Tómese su tiempo.
Rudolph.
Rudy.
¿Sabes que llevo buscándote todo el día?
Eso me dijeron.
- ¿Y sabes por qué? - Madame quiere ir a la ópera.
No. No quiero ir a la ópera.
¿No? Entonces no había necesidad de que viniera.
- Oh, sí, sí que la había. - Madame, estoy aquí por una sola razón:
Estrictamente profesional.
- Así que... - Madame.
Lo que usted me ha hecho no lo olvidaré nunca.
Pero los negocios son los negocios.
Había decidido no volver a entrar jamás en esta habitación.
Pero cuando oí que iba a la ópera, me dije:
"Rudolph, ahí está tu oportunidad...
una que no puedes perderte".
Madame, como peluquero...
tengo el mayor interés en que acuda a esa ópera esta noche.
¿Qué quieres decir?
La peinaré como nunca he peinado antes.
Estará tan bella que no se reconocerá a sí misma.
Y cuando se siente en su palco con su Excelencia, el duque Otto von Liebenheim,
todo Monte Carlo la mirará.
Todas las señoras la envidiarán y dirán, "¿Quién es ese gran artista...
que puede hacer que una mujer parezca tan bella?"
"Debemos encontrarle."
Y lo harán. Yo me encargaré de ello.
¿Quieres decir que yo seré un anuncio para ti?
Sí, madame.
- Y así todas las señoras acudirán a ti? - Sí, madame.
- ¿Las rubias? - Sí.
- ¿Las morenas? - Sí.
- ¿Y las pelirrojas? - Sí, madame.
¡Oh, no!
Así es como iré a la ópera.
Sí, y me exhibiré por todas partes.
En la platea, en la orquesta, en la escalera, en la entrada.
Y cuando me pregunten quién lo hizo, les diré que tú lo hiciste.
Voy a arruinarte.
Solo te quiero a ti
Soy tuya para siempre
No importa lo que ocurra
Nadie podrá separarnos
Desista, Lady Mary
No sabe que este hombre no es un noble
Es un peluquero
Un vulgar barbero
Un barbero, un barbero, un barbero. Un vulgar barbero.
Solo soy un peluquero
Lo confieso
Pero si lo soy
Me quieres
Menos
- Hola, querida. - Hola.
- ¿Me he perdido mucho? - Oh, no, no. Solo el primer y segundo acto.
- Me alegro de que tu peluquero... - Por favor, no le menciones.
No quiero volver a oír otra palabra de pelo o peluqueros.
¿Sobre qué es la ópera?
Te pregunté que sobre qué es la ópera.
Es... es sobre... un peluquero.
Bueno, yo... no puedo evitarlo.
Yo no la escribí.
- ¿Quieres ir a otro sitio? - No.
¿Y qué pasa con ese peluquero?
Oh. Es una historia tonta, solo posible con música.
Imagina a una mujer enamorándose de un peluquero.
Eso es posible incluso sin música.
Esas cosas pasan todos los días.
Eso diría yo.
Dime, ¿se casó con él?
Oh, no. Ella no tenía ni idea de que era un peluquero.
- Acaba de enterarse. - ¿Y qué hizo entonces?
- ¿Qué podría hacer? - Lo echó, claro.
Se arrepentirá.
Qué estupidez.
Oh, sí. Descubrirá su error.
Pero entonces, claro, será demasiado tarde.
Siempre es demasiado tarde.
Piensa en una mujer que se enamora de un hombre, y entonces le echa.
Bueno, no hay final feliz para eso.
¿Te digo cómo acaba? Se casará con un duque.
Le estará bien empleado.
- ¿Es esa la mujer? - Sí.
No me gusta. Ni siquiera es guapa.
Y fíjate como va vestida.
Y esa mujer tiene el coraje de echar a un hombre.
Está loca.
Lady Mary, dígame.
Si volviera con usted ¿qué haría?
¿Qué haría?
Lo mismo que antes.
Le echaría.
Buenos señores y señoras.
Preparaos para una disculpa.
Por un funesto error
El hombre que conocíamos como el barbero Beaucaire
No es un barbero
Y no es Beaucaire
Es un príncipe
Un príncipe de Francia
Es un príncipe.
- Es un príncipe - El barbero es un príncipe
- El barbero es un príncipe - Es un príncipe
Es un príncipe Es un príncipe
Es un príncipe Es un príncipe
- Es un príncipe - Es un príncipe
- Es un príncipe - Es un príncipe
Es un noble
- El barbero es un noble - Es un príncipe, es un príncipe, un noble
- El barbero es un noble - Es un príncipe, es un príncipe, un noble
- Es un príncipe - El barbero es un príncipe
- Es un príncipe - Es un noble
Es un príncipe Es un príncipe
Es un príncipe
Tengo una horrible sospecha.
Dime, bajo palabra de honor, ¿eres un peluquero?
No.
- ¿Quién eres? - Permítame que me presente.
Mi nombre es conde Rudolph...
- Farriere. - Sí, madame.
Oh Oh.
- Me siento tan estúpida... - Sí, madame.
Quiero decir... o sea, me siento tan estúpida como la mujer de la obra.
Sí, madame.
- Conde Farriere. - ¿Sí, madame?
Rudolph, puedes...
podrás...
Su Alteza, ¿puede perdonarme?
No hay nada que perdonar.
Siendo una mujer decorosa
Solo obedeció los dictados de la sociedad
Pero una cosa sé
Nunca de verdad
Me amó
Así que adiós
Así que adiós
Mi Bella
Dama
Pobre mujer.
No me gusta el final.
Me gustan los finales felices.
Más allá de horizonte azul
Espera un hermoso día
El cielo me sonreirá
Mientras sepa que me amas
Veo un nuevo horizonte
Nuestra vida acaba de comenzar
Más allá del horizonte azul
Está el sol naciente