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El nombramiento de un nuevo general que tomaría las riendas del ejército
estadounidense
era una decisión muy fácil de tomar
en términos militares aunque sin la simpatía del presidente Polk.
El petulante general Winfield Scott
fue elegido para comandar el llamado Ejército del Sur
que se acantonó en Puerto Isabel, Texas
esperando refuerzos provenientes de las tropas del general Zachary Taylor
estacionadas en el Norte de México.
En febrero de 1847,
los barcos de guerra estadounidenses zarparon
rumbo al puerto de Veracruz.
Toman el puerto de Tampico, Tamaulipas
y para el 5 de marzo divisaron
las torres de coral blanco del Castillo de San Juan de Ulúa.
Comenzaba así,
el asedio al puerto jarocho y la segunda fase
de la guerra contra los Estados Unidos.
Figura principalísima en la guerra con México
y el personaje militar más destacado que tendrían los Estados Unidos hasta
su Guerra de Secesión, lo fue
Winfield Scott.
Con 1.96 metros de altura,
nació el 13 de julio de 1786
en la hacienda familiar del condado de
Dinwiddie, en Virginia.
Educado para abogado,
Wilfield Scott
se enroló en el ejército y participó en la guerra de 1812 contra los ingleses.
Es por esos años
cuando Scott
recibió el apodo de 'Viejo fastidioso y pomposo"
por su fama en el estricto cumplimiento de los reglamentos
y por su carácter vanidoso.
Después de la guerra contra México
Winfield Scott
se convirtió en héroe nacional y en 1852
fue candidato perdedor a la presidencia de los Estados Unidos
por su reputación anti esclavista.
En 1861,
es Comandante General
del ejército de los Estados Unidos
en los inicios de la Guerra de Secesión.
Y aunque no tomó parte activa en la contienda por su edad avanzada,
el general Winfield Scott
vivió lo suficiente para ver derrotados a los Confederados con la estrategia
militar ideada por él llamada "Plan Anaconda"
y morir
en 1866 a los 79 años de edad
en su amada academia militar de West Point.
Los restos de Winfield Scott aún se encuentran descansando en el cementerio de dicha
Academia en el Estado
de Nueva York.
El sitio de Veracruz fue, francamente,
un exceso brutal de fuerza por parte del general Scott
donde la población civil sufrió la peor parte.
Los generales mexicanos Juan Esteban Morales
y José Juan Landero
comandantes de la plaza,
contaban con cuatro mil hombres repartidos entre la ciudad
y el fuerte de San Juan de Ulúa
con una cuántas piezas de artillería.
Las tropas invasoras sumaban 12 mil soldados de infantería
entre voluntarios y regulares y los cañones de la Armada estadounidense.
Sin embargo, Winfield Scott
no quiso arriesgarse.
Prefirió el asedio en vez de un ataque directo de sus tropas a Veracruz.
El 9 de marzo de 1847
comenzó el desembarco estadounidense en el punto llamado "Antón Lizardo"
30 kilómetros al sur de la ciudad,
y actualmente la Heroica Escuela Naval Militar
sin encontrar
resistencia alguna.
45 naves de guerra repletas de tropas
podían divisarse a lo largo de la bahía veracruzana.
Fue el primer desembarco anfibio exitoso a gran escala de hombres y equipo
en la historia militar en tierra firme.
Esos soldados anfibios se han vuelto ampliamente conocidos
a lo largo de las guerras estadounidenses como los "marines"
o tropas de infantería de marina de los Estados Unidos.
Después de algunas escaramuzas sin importancia contra los mexicanos
las tropas invasoras se dirigieron al norte
para preparar fosas, trincheras
y colocar baterías de cañones en los alrededores de las antiguas murallas
que rodeaban a la ciudad de Veracruz.
Era una maniobra envolvente
para evitar cualquier auxilio por tierra a la ciudad
y minimizar
los daños causados por los cañonazos lanzados desde el fuerte de San Juan
de Ulúa
contra sus posiciones.
Trece días después, el 22 de marzo,
Winfield Scott
exhortó la rendición de la ciudad con la previsible negativa mexicana.
Tal vez hubiera sido lo mejor.
Sin ninguna consideración hacia la población civil
los cañonazos hacia Veracruz y San Juan de Ulúa por parte de la artillería en tierra
y de los barcos de guerra del Comodoro Matthew Perry comenzaron.
Según el historiador y periodista mexicano Carlos María de Bustamante
más de mil cañonazos
fueron lanzados a Veracruz.
Unos obuses
destruyeron el Edificio de Correos
y otros alcanzaron un hospital.
Cinco días después,
el resultado del ataque fue la destrucción de la ciudad
y un saldo de
500 a 1,000 personas muertas y heridas
en su gran mayoría civiles y relativamente
pocas de militares.
Cuenta Bustamante:
¡ Cuanta desolación !
Por todas partes se ven charcos de sangre, huesos y pedazos de carne
de las infelices víctima del fuego enemigo.
Imposible parece que sean tan bárbaros los americanos
que en lugar de venir a medir sus fuerzas
cuerpo a cuerpo con nosotros
incendien la ciudad como lo están haciendo.
El Inspector General del Ejército de los Estados Unidos
el coronel Ethan Allen Hitchcock
anotó en su diario:
Nunca olvidaré el fuego horrible de nuestros morteros
dirigiéndose con una certeza terrible y estallando con tonos macabros en el
centro de las viviendas
era horrible.
Me estremezco sólo al pensar en ello.
El general José Juan Landero y Coss
comandante sustituto de la plaza al caer enfermo el general
Juan Esteban Morales fue
fue quien capituló la ciudad a los estadounidenses
el 27 de marzo de 1847.
Dos días después, el coronel Hitchcock traspasó las murallas de
Veracruz y anotó en su diario la impresión que le dejó:
La ciudad está prácticamente en ruinas
edificios incendiados
cuyos restos no son más que paredes ennegrecidas
otros
destruidos y hechos pedazos
pocos vecinos han permanecido quedando sólo la gente más pobre
y soldados de aspecto tan miserable como nunca antes lo había visto.
El coronel Hitchcock
habrá estado horrorizado pero, al fin soldado,
no tenía más remedio que cumplir órdenes
y órdenes fueron las que recibió del general Winfield Scott
no se sabe con certeza si en Veracruz o Puebla
para redactar
un manifiesto en inglés y español dirigido a los mexicanos.
El trasfondo de su lectura anticipa la contradicción moral
que reclamará siempre
a la conciencia del pueblo estadounidense por su política exterior.
Después de la destrucción de Veracruz y de la muerte de inocentes, mujeres
y niños, al invadir una república sin provocación alguna
y sin igualdad de circunstancias, entre aquellos caracteres redactados por un
militar culto y sensible, los Estados Unidos sin darse cuenta,
comenzaron
trágicamente a perder la bondad de la inocencia.
"No tenemos ningún ápice de mala voluntad hacia ustedes
los estamos tratando con civilidad
de hecho, no somos sus enemigos
no saqueamos a su pueblo o insultamos a sus mujeres y su religión.
Estamos aquí, no con propósitos
mundanos,
sino con la esperanza de conseguir la paz."