Tip:
Highlight text to annotate it
X
Isaac Asimov, Philip K. ***, Julio Verne, Mary Shelley,
nombres inmortales de autores visionarios.
Ellos fueron capaces de ver más allá de la ciencia de su presente,
y, lo que es más importante,
acercaron esta disciplina al público,
a través de artículos o novelas.
Historias imaginadas en un presente paralelo,
un futuro cercano o muy, muy lejano.
Pero siempre con una base científica.
Aquí comienza "Más ciencia que ficción",
la ficción al servicio de la ciencia.
Era mayo, 1816, Ginebra, y en una alejada mansión
se reunieron para pasar las vacaciones varios nombres ilustres.
El anfitrión, Lord Byron,
y su médico personal, John William Polidori,
que más tarde escribiría el aplaudido relato "El Vampiro".
También Percy Shelley
y su futura esposa, una joven llamada Mary Godwin,
y la hermana de ésta, Claire Clairmont.
Lord Byron lanzó un reto
después de que el grupo pasara las noches leyendo
y escuchando relatos de fantasmas.
¿Quién sería capaz de escribir el relato más terrorífico?
La respuesta es ampliamente conocida:
la joven Mary Godwin,
desde entonces conocida universalmente como Mary Shelley,
autora de "Frankenstein o el moderno Prometeo".
En este capítulo de "Más ciencia que ficción",
nos acercamos a la figura de una mujer que marcó un punto y aparte
en la literatura fantástica o de terror,
y quien, para muchos, inauguró la ciencia ficción,
gracias a la creación de un monstruo
que deseaba ser aceptado, pero no lo fue.
Hay que entender que el mito del monstruo de Frankenstein
es el primero en toda la historia de la mitología
que no proviene de una creación femenina
y tampoco de una creación divina,
es decir, es una creación que se produce por medios científicos.
Esto es único en toda la historia de la mitología.
Y luego, el monstruo de Frankenstein
ha quedado representado
como uno de los grandes iconos de toda la historia,
no ya de los mitos, sino, también dentro de la cultura popular,
a través, no sólo del cine,
sino de otras muchas manifestaciones artísticas
y otras recreaciones literarias
que se han ido haciendo de esta figura tan absolutamente polisémica,
con tantos significados.
En una noche repleta de truenos, rayos y relámpagos,
Víctor Frankenstein cumplió su sueño.
Los miembros cercenados por el estudiante de medicina
y extraídos del cementerio,
encajaron, se unieron para dar forma al monstruo.
Entre aparatos científicos y herramientas médicas
fue formando un cuerpo de grandes proporciones,
de gesto rígido y de semblante misterioso.
Lo que para Víctor era su obra maestra,
presentaba unos rasgos mortecinos, cuanto menos enfermizos.
Algo humano que reflejaba la fisonomía de la muerte
sobre la mesa de operaciones y experimentos
del curioso aspirante a doctor.
Y una vez que las piezas encajaron,
llegó del tormentoso cielo un rayo que le proporcionó conciencia, vida.
Algo similar es lo que tuvo que imaginar Mary Shelley
mientras escribía lo que se convertiría, años más tarde,
en un clásico de la literatura universal.
Dentro de la obra hay suficientes referencias
a la ciencia del momento,
para que nos inmiscuyamos en este apartado.
Más específicamente, en el estudio y manejo de la electricidad.
El paso cualitativo respecto a la novela se dio en el año 1780.
Un médico italiano, llamado Luigi Galvani,
haciendo un experimento, diseccionando una rana,
por accidente, tocó con su bisturí
el gancho de bronce en el que estaba colgada esa rana, y entonces,
el anca de rana se movió, era algo muerto y se movió.
Esto le sorprendió y siguió investigando,
y durante bastante tiempo fue haciendo experimentos
y vio que siempre que ocurría eso, la rana se movía.
Esto que nos puede parecer un poco ridículo,
en aquellos momentos despertó muchísima expectación.
De hecho, Galvani, repitió su experimento delante de auditorios
de mucho prestigio científico en aquella época,
y, al final, llegó a la conclusión de que,
lo que Franklin había dicho que había dos tipos de electricidad,
una positiva y una negativa,
había un tipo más de electricidad, que era la electricidad animal,
era ese algo que daba lugar a la vida,
que daba lugar a que todos los seres vivos se movieran.
Una de las personas que estuvo viendo estos experimentos
fue un compatriota suyo, el físico Alexandro Volta,
que no quedó muy convencido.
Hizo experimentos,
y se dio cuenta que uniendo dos metales en una solución salina,
se producía electricidad, saltaban esas chispas,
sin que hubiese ninguna rana, ni ningún tipo de animal.
En esa parte final del siglo XVIII,
hubo bastante controversia sobre la veracidad de la teoría de Galvani,
y luego quedó zanjada cuando en el año 1800,
Alexandro Volta, presentó e inventó la pila eléctrica.
Una forma de producir electricidad
a partir de dos metales y una solución salina sin ningún tipo.
Quedó demostrado que esa electricidad animal
no tenía ningún tipo de fundamento científico.
Pero yo creo que sí que quedo en el subconsciente de la época
esa relación entre la electricidad y la vida,
y quizás esa fue una de las ideas
que hay detrás de la obra de Mary Shelley.
Prometeo, el ***án que robó el fuego de los dioses
para dárselo a los hombres,
es comparable a la figura de Víctor Frankenstein.
En este caso, nos encontramos
a un aspirante a médico que consigue la chispa de la vida
y con ella es capaz de que la materia muerta
recupere eso, la vida.
Cuando se escribió la novela era un momento de cambio científico.
Se habla de algunas teorías de medicina que hay,
el hecho de robar cadáveres
para hacer prácticas y estudios de anatomía
era algo que existía en aquella época,
pero, científicos no había muchos.
De hecho, en la novela,
en algunos momentos se le pregunta a Víctor Frankenstein:
¿cómo ha logrado hacer vivir a su monstruo, a aquel ser muerto?,
y no da detalles,
tampoco da detalles de ninguna manera de cómo era su laboratorio,
su laboratorio era algo que tenía en el piso superior de su casa,
pero nada más, entonces, en ese sentido, no hay.
Yo creo que esa especie de visión científica que tenemos de la novela,
la dan más las películas que todos hemos visto, es decir,
ese laboratorio de Víctor Frankenstein
en el que había interruptores de cuchillas,
que había arcos eléctricos, por los cables y todo eso,
eso no existía en aquella época.
Es la primera novela de ciencia ficción de la historia, como tal,
aunque haya antecedentes con elementos de ciencia ficción,
pero esta sería la primera novela de ciencia ficción.
En ese sentido, la obra es fundamental,
y lo mismo desde lo que supone con respecto al estudio,
tratamiento de la monstruosidad,
por supuesto, ha habido literatura de monstruos
desde los orígenes de La Odisea,
pero también, es justo a raíz de Frankenstein,
que habrá una obsesión por recrear, por tratar,
por darle forma literaria y artística a la figura del monstruo.
Es innegable la trascendencia de Frankenstein
en novelas posteriores como Drácula,
El retrato de Dorian Grey, El corazón de las tinieblas
o El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde.
Pero de lo que tampoco hay duda es de la universalidad del mito.
El monstruo que ante el rechazo se escapó, y se ocultó en el bosque.
Allí observó y se encontró con otra historia de terror, la exclusión.
Frankenstein, una novela con trasfondo científico,
social, filosófico, y claro está, muy terrorífico.