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¡Buenos dias!
Hay una cierta mística sobre el comienzo de cada día.
Y todos tenemos un ritual propio.
Estirarse. Tener un poco de café. Ver las noticias o leer el periódico.
Y hay muchas razones para que usted pueda incorporar esta expresión en su ritual matutino:
¡Buenos dias!
Es el gesto más simple de todos.
Más sencillo que encender la televisión o abrir el periódico.
Más sencillo que verter su café.
Más sencillo que arrancar el coche o subirse al autobús.
Y, sin embargo, tiene el poder de transformar inmediatamente.
Desear un buen día es reconocer la importancia de los otros.
Es reconocer la existencia de esa persona.
Se trata de ser y dejar que los demás sean conscientes que todos convivimos y somos iguales.
Y que ni siquiera la posición social o la previsión del tiempo puede cambiar eso.
Decir "buenos días" a esa persona en el ascensor que uno nunca volverá a ver
y para todos los demás que viven en nuestras rutinas
crea algo todavía más especial:
Crea opinión, genera respeto y difunde bondad.
Lleva a la gente a pensar sobre usted: ahí va un buen tipo.
Incluso si nunca has dicho otras palabras que estas:
¡Buenos días!
Y en la primera oportunidad que estas personas pueden tener
para devolver la bondad, asegúrese: lo harán.
Con las cosas simples, como ayudar con las bolsas o con la puerta,
o algo tan noble como salvar su vida.
Pero, sobre todo, estas sencillas palabras significan:
Hola, soy consciente de su existencia y que vivimos en el mismo lugar.
Y que la lluvia que cae sobre ti es la misma que cae sobre mí.
Y que su corazón se detendrá algún día. Como el mío.
Y en este momento, vamos a ser iguales.
Así que vamos a hacer nuestro mejor esfuerzo hasta entonces. ¡Buenos días!