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(Voz en off) Esta historia ocurre en Lisboa el último domingo de julio,
entre mediodía y medianoche.
Ese domingo la ciudad estaba desierta. Era el día más caluroso del año.
En el muelle, al otro lado del Tajo tenía lugar una cita,
pero la persona que él esperaba no llegaba.
"Dormimos la vida, eternos niños del Destino"
Fernando Pessoa (1888-1935)
El "Bola"
Extranjeros interesados por Benfica. ¡Lo que nos faltaba!
Me gustan los equipos imprevisibles.
Anoche ganamos al Real Madrid. Uno a cero.
Es poco, pero lo importante es ganar. Sobretodo a los españoles.
Contra nosotros nunca han ganado. Ni las batallas.
Hoy no he vendido mucho.
Con este calor, aparte de usted, no se ve un alma.
Pero hombre, ¿qué viene a hacer aquí?
Fantasmas...
¿Fantasmas?
Tenía una cita a las doce en el muelle pero no había nadie.
Pero amigo mío, ¿era a las doce del mediodía o de la noche?
Eh... es una pregunta interesante. No lo había pensado.
Normalmente los fantasmas aparecen a media noche.
Por ejemplo, el fantasma de mi suegra que me ha perseguido toda mi vida,
se me aparecía al alba, cuando volvía a casa de madrugada, allí estaba ella.
Hasta medianoche...
Buenos días. Necesito su ayuda.
¿Para qué?
Para comer. No he comido nada en dos días.
Dos días sin droga...
Es lo mismo, es también un alimento. ¿Le molesta?
No se trata de eso... En principio estoy a favor de todas.
Que te drogues en casa, como se hacía antes,
en compañía de amigos inteligentes y cultivados, es una cosa.
Pero destruirse el cuerpo en medio de la calle, es otra.
Sólo mil escudos. Con lo que ya tengo me bastará para mi dosis...
Lo necesito... Tengo el mono. Podría haber sido agresivo con usted.
Atacarle. Pero he sido amable, cordial y usted me niega mil escudos.
Es un burgués cargado de prejuicios.
Efectivamente, es lo que soy.
Pero estoy cambiando. Aquí tienes tus mil escudos.
Antes aparecía Fernando Pessoa en los billetes. ¿Le gusta Pessoa?
Sí, me encanta. Podría incluso contarte una historia curiosa al respecto.
Pero son alucinaciones mías. No te interesan.
Mañana es el sorteo. ¿Quiere un billete?
No hablo portugués.
No hay problema Señor. Pero si lo coje en el...
¡Espere! Le he visto a en alguna parte. Sí, yo le conozco... En un libro, quizás...
Señor, ¿no será usted un loco?
Es sin duda este calor y el hambre que me juegan malas pasadas...
Si le digo la verdad, ni sé que hago aquí.
Estaba leyendo bajo un árbol de una granja en el campo, y de golpe...
Debe ser una alucinación.
Desde luego... tiene el aspecto de un sonámbulo.
Es que lo soy.
Lo que estaba leyendo esta mañana era el Libro de la Intranquilidad.
¡Eso es! Usted es el cojo de la lotería que lió de esa manera a Bernardo Soares.
De la intranquilidad he tenido mi parte.
Permítame que me presente: Francisco María Pereira de Sousa e Melo.
Una de las familias más antiguas de Portugal.
Bernardo de hecho, era mi hermano mayor.
Dilapidó todo nuestro patrimonio con cruceros y mujeres
y yo he tenido que acabar vendiendo billetes de lotería.
Ahora mismo, me gustaría leer un poco.
He empezado un articulo de un filosofo francés, sobre el alma.
El alma está de moda ahora.
No soy católico pero creo en el alma, a la manera de algunos filósofos.
¿Usted cree en el alma?
Es una de aquellas cosas extrañas en las que creo,
aunque en este momento ha sido mi alma
o mi inconsciente quien me ha traído a este banco.
¿El inconsciente?
El inconsciente pertenece a la burguesía vienesa de principios de siglo.
Estamos en Portugal, y pertenecemos a la civilización greco-romana.
No tenemos nada que ver con la Mitteleuropa. Nosotros tenemos el alma.
Es cierto, tengo alma, pero también inconsciente.
Sabe, esto atrapa, el inconsciente, como un virus, y yo lo he pillado.
Hagamos un cambio: Le presto "Espíritu" y usted me presta "A Bola".
Creía que estaba interesado en el alma.
Sí pero ahora lo que me interesa es el último gol del Benfica.
Voy a comprarte un billete de lotería.
Búscame uno que acabe en nueve, como el mes en que nací.
¿Qué día? Yo también soy de septiembre.
En el equinoccio de otoño
Es una buena señal. Tendrá suerte.
La necesitaré...
Hoy debo encontrarme con gente que no existe más que en mi recuerdo.
Creo que este ultimo domingo de julio es un día muy indicado
para encontrar gente que no existe más que en el recuerdo.
Su inconsciente va a tener mucho trabajo en un día como este. Buena suerte.
Calle das Pedras Negras, por favor.
¿Puede indicarme por dónde cae?
Es una calle que frecuentaba mucho hace más de diez años,
pero no me acuerdo de cómo llegar. Está al lado de un castillo.
Vamos, ya veremos...
¿No conocerá un lugar donde poder comprar una camisa nueva?
La mía esta completamente empapada. Con este calor...
Es la ansiedad... A veces la ansiedad me hace sudar...
Hoy es domingo. Todo esta cerrado.
Incluso hoy debe haber algún lugar donde comprar una camisa ¿no?
¡Gitanos! Sí, claro, ¡los gitanos!
En la puerta del cementerio dos Prazeres.
Venden toda clase de cosas, montones de ropa, incluso en domingo.
Sólo que yo no sé llegar al cementerio dos Prazeres.
¿Dónde estamos?
Estamos en el Sodré, cerca de la estación.
Tendrá que indicarme dónde girar.
Gire ahí, la calle de la izquierda.
Pero es contra dirección.
No importa. En domingo no hay nadie.
Pero a mí puede costarme la licencia. No estoy legal del todo.
Si hay policía yo pagaré la multa y me responsabilizaré de todo.
¿No ve usted cómo sudo? Necesito una camisa.
No va a dejar que me ponga enfermo en medio de la calle ¿no?
¿Está usted seguro de que es por aquí?
Le he dicho Campo de Ourique.
Perdóneme Señor. Conozco muy bien la ciudad.
Nunca me pierdo, pero no conozco el nombre de las calles.
Se me está acabando la paciencia.
No es muy difícil acordarse del nombre de las calles.
Pare cuando vea un bar.
Vengo de Sao Tomé, soy taxista en Lisboa desde hace un mes...
Antes era ingeniero. Pero no había lugar para ingenieros allá, entonces...
¿Qué le pasa? ¿Se encuentra mal?
Es el calor...
Qué tienes hijo mío, ¿tienes fiebre? ¿Te caíste al Tajo?
No sé lo que me pasa. Lo que sé es que necesito una camisa limpia.
Después te diré lo que tienes.
Primero, tienes que cambiarte, si el sudor se seca en tu espalda, enfermarás.
Te recomiendo una camisa Lacoste.
Una imitación son mil escudos, una auténtica cuesta mil cien.
¿ Y cuál es la diferencia entre una auténtica y una falsa?
Si quieres una Lacoste auténtica primero compras una falsa.
Después compras el cocodrilo, que es adhesivo y así tienes una verdadera.
Por cien escudos yo te doy cuatro cocodrilos porque siempre se despegan.
Y por quinientos mas te digo por qué estás sudando de esta manera.
Te digo por qué estás aquí y quién te espera en este domingo de calor.
¿Quieres saber tu destino?
Está en tus manos.
Siéntate aquí.
No puede ser...
No puedes vivir en los dos lados al mismo tiempo.
En el sueño y en la realidad, tendrás alucinaciones.
Eres como un sonámbulo que anda con los brazos extendidos
y todo lo que toca se transforma en parte de su sueño.
Incluso yo siento que me esfumo en el aire cuando toco tu mano.
¿ Y qué debo hacer?
Nada. No puedes hacer nada.
Este día te espera y tu no puedes escapar de tu destino.
Será un día de tribulaciones, de purificación y después, estarás en paz.
Debes visitar a alguien,
pero la casa que buscas sólo existe en tu recuerdo o en tu sueño
y la persona que quieres ver está aquí, detrás de ese portal.
Ve, hijo mío, ve a tu cita.
TAXISTA: ¿Está usted mejor?
Sí, estoy mejor, Puede marcharse, ya no le necesito.
Bien. Entonces hasta la vista, Señor.
Perdone, no quería molestarlo, estaba usted comiendo.
Feijoada,
la como todos los días,
mi mujer no sabe hacer otra cosa.
¿Quiere probar?
No gracias, le esperaré fuera.
¿Por el calor? Haría usted mejor quedándose aquí.
¿Qué le trae por el cementerio a esta hora?
Primero, si me lo permite, me gustaría cambiarme.
Estoy empapado.
Busco a un amigo.
La gitana que vende las camisas me ha dicho que le encontraría aquí.
Es un viejo amigo,
éramos como hermanos, tengo una pregunta que hacerle.
¿ Y usted cree que le responderá?
Los muertos no son muy habladores. Los conozco bien
Puedo intentarlo al menos.
Me gustaría comprender algo que se me escapa. Murió sin explicármelo.
Una historia de mujeres...
Son siempre historias de mujeres en estos casos.
Dígame su nombre y le daré el número de su tumba.
Suwatki, Pierre Suwatki
Páseme ese libro.
- ¿Ése? - Sí.
Curioso nombre...
¿No era Portugués?
Su padre era francés de origen polaco. Pero él vivió siempre en Portugal.
¿ Y a qué se dedicaba?
Era escritor. Escribió bellas páginas en portugués.
Bueno, bellas no es la palabra. Digamos más bien, páginas amargas.
Aquí tiene: Tumba número 4664. ¡Toma! Capicúa... ¿Su amigo era un bromista?
Se pasó la vida gastando bromas. Se las hacía a sí mismo.
Pero fue también un poeta lleno de emociones y amarguras.
Me anotaré el número.
He aquí un buen número parajugar a la lotería.
Puede darte el gordo. Le dejaré ir solo. Con este calor...
Muchas gracias.
- Buenas tardes - Buenas tardes.
Te acuerdas, ¿Pierre? Fui yo quien tomó esta foto.
Acababas de salir de la cárcel, bajo la presión de la opinión pública.
Un periódico francés había escrito.
"Salazar debe liberar a los intelectuales"
Y ahora, aquí estoy.
He venido a verte.
PIERRE: Pasa Paul.
Y bien, pasa Paul, ya conoces la casa.
PAUL: ¡Qué lujo!
PAUL: ¿Sin sueldo y has comprado todo esto?
Ni un monje... ¡Qué exageración!
No seas tímido.
Es la casa que siempre has conocido,
has dormido aquí, has comido aquí, has besado aquí.
He venido a aclarar algunas cosas.
Te has muerto sin decirme nada
y hace ya años que me corroe la duda.
¿Has desayunado?
No, he tomado un café esta mañana.
Entonces vayamos a desayunar abajo en casa de Casimiro.
No sabes lo que te espera,
ayer pedí un "sarrabulho a moda do Douro", buenísimo.
No conozco el sarrabulho,
debe de ser uno de esos platos venenosos que te gustan.
Con este calor...
No me des la lata con tus sermones sobre alimentación.
Moriré de infarto dentro de unos años y tú vienes a adoctrinarme.
PAUL: De acuerdo.
- Pero me debes una explicación. - Más tarde.
Hablaremos en el restaurante.
Con el champagne se habla de literatura.
Voy a buscar hielo.
¿Qué estás escribiendo?
Una pequeña novela en verso.
La historia de los asuntos amorosos entre un párroco y una monja,
ocurre en el Portugal del siglo XVll,
es una historia sombría y sórdida,
una metáfora de la abyección.
- ¿Qué opinas? - Pues no lo sé.
Seguramente se comerá sarrabulho en tu historia.
Te reconozco en esas palabras, pensando sin cesar en el alma.
Pero yo, es un cuerpo lo que tengo, y no por mucho tiempo.
¡A tu salud!
¿Qué te pasa Pierre?
No lo sé.
Quizás una crisis de melancolía,
la nostalgia de la época en que caminábamos así, por las calles,
todo era distinto, todo tenía luz.
Era lajuventud.
(Suenan las campanas del tranvía)
En todo caso, has hecho bien viniendo a verme.
Teníamos que hablar de lo que nos pasó.
Hay algo que me intriga de verdad,
es el billete que me distes el día de tu muerte, en el hospital.
Tenías tubos por todas partes y la muerte en el rostro,
hiciste un esfuerzo terrible y ¿recuerdas qué escribiste?
No, estaba agonizando,
cómo quieres que lo recuerde.
Escribiste: "Ha sido culpa del *** zosteriano"
¿Crees que ése es un mensaje de despedida para tu mejor amigo?
Bah, no debía estar con pleno conocimiento.
O quizás haya querido gastarte una última broma,
para irme con una pirueta, olé.
No lo creo.
Creo que esta frase está relacionada con Isabel.
Quiero hablarte de ella.
Tienes razón. Es una auténtica delicia.
Una de las mejores cosas que he disfrutado en mi vida.
Y bien, querido, ¿por qué has venido a verme?
Ya te lo he dicho, es por el billete.
Las palabras que me escribiste ese día me obsesionan.
Quiero saber. Quiero poder vivir en paz,
y que tú puedas descansar en paz.
¿Qué? ¿Les ha gustado?
¡Fantástico! Mi amigo dice que es lo mejor que ha comido en toda su vida.
Pero si es algo muy simple.
- ¿Simple? - Sí.
Es una obra de arte.
Es típico de mi tierra, mi madre me lo enseñó.
La receta debe de ser muy complicada.
No mucho. Pero hay que saberla hacer.
- ¿Quiere saber la receta? - Me encantaría.
Si quieren hacer un buen Sarrabulho tienen que preparar la carne.
Se corta el cerdo en pedazos regulares
y se sazona con ajo, sal, pimienta, vino, cominos y se deja macerar.
Al día siguiente se coloca en una cazuela de barro
y se corta en trozos la grasa que envuelve las tripas,
después se deja derretir a fuego suave
y luego se doran los riñones a fuego vivo y luego se deja cocer.
Cuando esté casi hecha se riega con la marinada y se deja evaporar.
Mientras se cortan las tripas y el hígado y se pasan por la paella.
Se trocean los riñones, se sazonan con aceite y se añade a la cazuela.
Mezclamos bien y ya tenemos nuestro sarrabulho.
PIERRE: ¡Bravo! ¡Magnífico!
PIERRE: ¿Sabe cómo se llama esto, Sra. Casimira?
Un Sarrabulho.
PIERRE: No, eso se llama una sublime lección de cultura material.
Prefiero lo material a lo imaginario. Antes de lo imaginario esta lo cómico.
Quiero saber por qué se mató Isabel.
¿Por qué no se lo preguntas tú mismo?
No es a mí sino a ella a quien debes preguntar.
¿ Y cómo voy a encontrarla?
A ti he podido verte gracias a la gitana del cementerio, ¿pero a ella?
Yo te ayudare. Quizás sea más fácil de lo que crees.
Pero al final, ¿fuiste tú quien la indujiste a abortar?
¿Preferías ver nacer un pequeño bastardo con dos padres?
Yo no conocía tu historia con Isabel.
No la supe hasta mucho mas tarde.
Me traicionaste, Pierre.
¿Pero el niño era tuyo o mío?
Por lo que sé...
Eso nos hubiera hecho desgraciados a todos: A Isabel, a mí, a ti y a él.
Isabel fue igualmente desgraciada.
Después del aborto cogió una depresión,
y fue a raíz de esta depresión que se suicidó.
Por hacerla abortar, darle consejos... ¿fuiste tú?
Te lo repito. Es a ella a quien debes preguntar, yo no sé nada.
Fue eso, lo veo claro, fuiste tú.
Eso no tiene nada que ver con su muerte.
Si quieres saber por qué se mató, pregúntaselo a ella.
¿Dónde puedo encontrarla?
Donde quieras. Escoge el lugar. A ella le va a dar igual.
En casa del Alentejo, Calle das Portas de Santo Antao. ¿Qué opinas?
Seguramente es un lugar que ella hubiera querido conocer.
Ella no habría pisado nunca ese lugar, ¿Por qué no?
Muy bien, pues, Casa del Alentejo, esta noche a las nueve.
Puedes trasmitirle el mensaje.
Tu sarrabulho era demasiado pesado.
Con el sol y mi medicación necesitaré una siestecita.
- ¿Qué medicación estás tomando? - Tranquilizantes.
Todos los medicamentos para el alma son porquerías.
- El alma se cura por el estómago. - Quizás...
PAUL: Tienes suerte, con tus convicciones, yo no tengo.
Ven a casa a dormir, tengo una buena cama en la habitación de invitados.
No, no voy a ir. Es la última vez que te veo, Pierre.
Es verdad que no tengo mucho dinero.
El hotel será muy caro.
¿Conoces alguna pensión que pueda alquilar una habitación por 1 hora o 2?
Nada más fácil.
Ve a la pensión Isadora y dile a la patrona que vienes de mi parte.
Estájusto allí, pasado el restaurante. Te recibirán bien.
Adiós Pierre.
(Tiene la televisión encendida)
- Buenas tardes. - Buenas tardes.
- ¿Es usted el dueño? - Soy el portero. El dueño esta muerto.
¿Quiere ver mis papeles?
Sus papeles... ¿Para qué?
No sé. Es la costumbre.
¿Quiere usted provocarme o qué?
¿ Yo? Claro que no, yo sólo le muestro mi carné de identidad.
(Murmulla)
Encantado de conocerle, pero debo ir al baño.
Tengo problemas de próstata.
(Tira de la cadena del retrete)
¿Aún está usted aquí? ¿Qué es lo que quiere?
Una habitación, por supuesto.
¿Una habitación? ¿Para qué?
Para dormir. Necesito dormir un poco.
Aquí, Señor, somos una pensión seria, no aceptamos personas solas.
Únicamente gente con compañía.
Ni mirones ni viciosos. ¿Entendido?
No del todo. Se lo he dicho, quiero simplemente dormir un poco.
¿ Y por qué no va a un hotel?
Sería largo de explicar.
Digamos que llevo poco dinero encima y he comido muy pesado.
Tendré acidez toda la tarde y necesito dormir un poco.
¿Pero cómo ha venido usted a parar aquí?
PAUL: Bien, escuche, ¿lsadora está? Quiero hablar con ella.
¡lsadora! ¡lsadora!
ISADORA: ¡Ya voy!
PORTERO: Hay un gabacho que quiere hablar contigo...
Perdone, pero el portero a veces tiene unos modales un poco rudos,
pero con todo lo que pasa en el mundo, nunca se es demasiado prudente.
Tendría que haber preguntado directamente por mí.
Vengo de parte de Pierre, él me ha recomendado su pensión.
Me gustaría dormir una hora o dos, no me sostengo en pie.
No dormí la noche anterior por culpa de un perro y
acabo de comerme un sarrabulho del infierno con Pierre.
No hay problema, querido.
Pero por qué Pierre ya no viene nunca.
No lo sé. Debe tener otras preocupaciones.
Te daré una bonita y fresca habitación con sábanas limpias.
¡Viriata! ¡Viriata! Prepara la quince para este Señor.
¡Ya está! Ya tiene lista la cama.
¿Quiere que le haga un poco de compañía?
No gracias. Simplemente quiero dormir un poco.
Si quiere, puedo quedarme sin moverme. No le molestaré.
Prefiero estar solo.
Podría rascarle la espalda. Usted podría dormir mientras lo hago.
Eres muy amable, pero quiero estar tranquilo un rato.
Ven a despertarme en una hora y media.
Muy bien.
PADRE: ¿Qué día nació tu madre?
Padre, ¿qué está haciendo en esta "pensión"?
PADRE: ¿ Y tú? Estamos en 1932
y mi barco hace escala en Lisboa algunos días.
PAUL: Pero por qué siempre tienes que hacerme preguntas tan absurdas
como la fecha de nacimiento de mamá o historias de este tipo.
Nunca recuerdo las fechas, no sirvo para los números,
siempre me persigues con tus preguntas. ¡Ya estoy harto!
Quiero saber si eres un buen hijo. Por esto te pregunto.
PAUL: Padre, nunca me han gustado los exámenes,
tienes que parar de aparecerte así por un sí o un no.
Deja de perseguirme.
Si estoy aquí, es porque hay algo que tengo que saber.
Quiero saber cómo va a acabar mi vida.
Hoy es domingo 30 de julio de 1932 y tú estás en el presente.
Eres el único que conoce la verdad. Necesito saberlo, ahora.
PAUL: ¿De qué servirá? La vida es como es, no hay nada que hacer.
Lo olvidaré cuando salga de la habitación.
Una mujer me espera.
Pero ahora, quisiera saber.
Muy bien, como quieras. Pues bien, acaba mal, con un cáncer de laringe.
Absurdo, puesto que nunca has fumado.
Te opera un otorrinolaringólogo, vaya palabrita.
Una forma complicada para hablar de la nariz y amígdalas.
Ese tipo me asusta. Paso las noches en el hospital donde nadie se ocupa de ti.
Te metieron un tubo en el estómago para alimentarte.
Un día empiezas a toser y el médico de guardia dice que sufres un infarto.
Mentira. Tienes la cara azulada y me miras con aire desesperado.
Me haces señas. El tubo te ha perforado el estómago y toca al pulmón.
Me espabilo para llevarte fuera. Me ocupo de todo.
Te traslado a otra clínica. Un neumólogo te abre la espalda.
El aire sale y el pulmón se deshincha.
Te tienen en reanimación durante 15 días y consigues sobrevivir.
Durante todo este tiempo el ilustre director de la clínica,
que te había operado no vendrá más a preguntar por ti.
¿ Y luego...,
qué me pasa luego?
Un amigo cirujano reconstruye tu esófago perforado y vives aún tres años más.
No puedes hablar, nos comunicamos por escrito,
sobre una de esas pizarras mágicas de niños, yo también renuncio a hablar.
Son tres años tranquilos y agradables. Comes con normalidad.
Luego tu enfermedad vuelve y esta vez no hay nada que hacer. Mueres.
¿Es una muerte dulce o dolorosa?
Te apagas como una vela.
Justo antes de entrar en la oscuridad, me haces una señal con la mano.
Quisiera saber si has sido un buen hijo.
¿Cuál fue tu reacción ante el cirujano que me operó?
Debería haberle abofeteado, simplemente.
Pero fui incapaz. Sólo sé escribir. La escritura no es suficiente.
Esto me deja un sentimiento de culpabilidad.
Debería haberle pegado, habría sido un acto noble, como antaño.
PADRE: Mejor así. Es mejor servirse de la palabra que de las manos.
Me alegro de que me digas esto, no estaba muy satisfecho conmigo.
PADRE: Es por eso que he venido.
Para que te sientas seguro, para que me sienta seguro.
Ahora ya estoy mucho más tranquilo.
PAUL: Entonces ya no te aparecerás más de esta forma tan inquietante.
Que sepas hijo, que no ha sido por mí que me he aparecido en esta habitación.
Has sido tú quien me ha llamado, tú querías soñar conmigo.
PADRE: La criada va a llamar a tu puerta de un momento a otro.
Debo irme. Adiós hijo.
(Viriata esta cantando el Alentejo)
(Llama a la puerta)
Señor, es hora de despertarse.
¿Qué es lo que cantaba?
Una canción de mi país, el Alentejo. Sólo los hombres la cantan.
Pero yo la conozco bien. Debería grabarla.
¿ Vas a grabar un disco?
No, es un... ehh, en fin, alguien que recoge canciones populares.
¿Una etnóloga?
Sí, eso es. Ella es francesa como usted.
Nos hemos hecho amigas. Le suelo cantar muchas canciones.
Hoy ha venido con sus aparatos y cuando tengo un momento voy a buscarla.
¿Quiere usted venir conmigo?
Gustosamente.
Pero antes, páseme la cartera que esta en el bolsillo de mi pantalón.
Ah! No, ni hablar. No quiero propinas.
Ha sido usted muy amable conmigo,
y la amabilidad es el mejor regalo que se puede hacer a alguien.
Además, soy del Alentejo.
No aceptamos propinas en mi país.
(Escuchan grabaciones de canciones tradicionales)
Cristina...
- Buenas tardes. - Buenas tardes.
¿Le interesan las tradiciones portuguesas?
En principio estoy de vacaciones.
Estoy preparando una tesis en Nanterre,
sobre las canciones populares de la Europa del sur.
Encontré a Viriata en la Feria de artesanos.
Cantaba canciones en el stand del Alentejo. Simpatizamos.
Se acuerda de canciones que cantaba su abuelo, que era pastor.
Un salto generacional y la tradición se pierde.
Qué tiene de particular el Alentejo.
Los villancicos de los campesinos. Y los cantos de los mineros también.
Son cantos corales, todos con voces de hombres.
Algunas con tono muy bajo, otras con tono muy agudo, casi con voz infantil.
Eso crea efectos polifónicos extraordinarios.
Y además, están también los cantos de las mujeres,
los de las tejedoras de tapices, o de las mecedoras o los cantos de la siega.
En el Alentejo, son las mujeres las que recogen la cosecha.
PAUL: Son mujeres valientes las del Alentejo.
¿Sabes quién era Catalina Eufemia?
Por supuesto.
Fue la que se hizo matar por la policía de Salazar, con su hijo en brazos.
- ¿Conoce el poema que le dedicaron? PAUL: - No
"Ya que no enviaste un hombre en tu lugar"
"y no te quedaste en casa cocinando intrigas"
"según el ancestral método femenino"
"ya que no usaste maniobras ni calumnias"
"y no serviste más que para llorar a los muertos"
¿Bonito verdad?
- ¿Está pasando unos días aquí? PAUL: - No
¿ Y en Lisboa, va a quedarse mucho?
No, Ni siquiera estoy seguro de estar aquí.
Es necesario que esté.
Tengo que irme, por el calor.
VIRIATA: ¿Por este calor?
PAUL: Tengo una cita. Tengo que visitar un cuadro.
¿Un cuadro? Qué tontería, ¿qué cuadro?
PAUL: La Tentación de San Antonio, de Jerôme Bosch en el museo de las Artes.
Tengo que preguntarle algo a ese cuadro.
No es imposible que me de una respuesta hoy.
Es un día realmente particular...
Si quiere ver ese cuadro, dése prisa, están a punto de cerrar.
Lo he arreglado con el guardia.
¿Está haciendo una copia?
Sólo un detalle.
Nunca he visto un detalle de un cuadro de Bosch en tales dimensiones.
Es enorme.
Quizás, pero es mi trabajo.
Hace diez años que trabajo en los detalles de este cuadro.
¿Diez años? Entonces debe saberlo todo sobre este cuadro.
Absolutamente todo. Por ejemplo, ¿sabe usted que tuvo poderes curativos?
Los enfermos venían a postrarse ante él con la esperanza de una cura milagrosa.
- ¿No lo sabía? - No, no lo sabía.
El cuadro estaba expuesto en el Hospital de San Antonio de Lisboa.
Era un Hospital donde se trataba las enfermedades de la piel.
En la mayoría de los casos eran enfermedades venéreas.
Pero había también el terrible fuego de San Antonio, con pústulas muy dolorosas.
Un virus indestructible.
¿Cómo ha sabido todo esto?
Pasé un tiempo delante de este cuadro. No tiene secretos para mí.
PAUL: ¿Que más sabe sobre ese virus?
Probablemente todos los llevamos dentro.
Ataca cuando las defensas del organismo son débiles.
Luego se duerme y reaparece como cuadro clínico.
Actualmente le llamamos: *** Zosteriano.
La medicina moderna lo ha hecho menos grave.
COPISTA: Voy a decirle algo, creo que el *** se parece al remordimiento.
Está dentro de nosotros, se despierta y ataca, luego se duerme de nuevo.
Pero sigue estando dentro de nosotros.
No podemos hacer nada contra el remordimiento.
Voy al lado de la Calle del Alacrim.
Bien, tengo que tomar un tren en la estación de Sodré.
- Podemos hacer parte del camino juntos. - Está bien. Perfecto.
¿Cree que sigue teniendo poderes curativos?
¿Para la piel?
No, para los remordimientos.
Ya sabe, un remedio no es eficaz si no se cree en él.
Es una cuestión de convicción.
¿Puedo fumar? El ***ón esta vacío.
Ahora está vacío, pero a la vuelta será un infierno.
Los domingos es siempre así: Todo el mundo va a la playa para tostarse.
Eso provoca cáncer de piel. Lo saben pero no les importa.
- ¿Qué fuma usted? - "Multifilter"
En Portugal no se encuentra. Es dulce y ligero... como fumar aire.
Sigue siendo una porquería. También provoca cáncer.
Todo provoca cáncer. Ahora, ser feliz provoca cáncer.
Tenía un amigo que murió de un cáncer por ser infeliz.
En EEUU han denegado su último cigarrillo a un condenado a muerte.
¿Se da cuenta? El famoso "último cigarrillo".
- Buenas tardes señora. - Buenas tardes.
He venido a ver la casa. Me gustaría visitarla, si no le molesta.
¿ Visitar mi casa?
No su casa. La casa grande, la del faro.
¿La casa del faro? Pero si está cerrada desde hace tiempo.
Yo creo que pronto va a derrumbarse. Es una ruina.
Por eso desearía visitarla, antes de que se derrumbe.
¿Es usted un comprador?
No, pero viví un año entero en esa casa, hace mucho tiempo.
Usted no estaba aquí en esa época.
Ahora se entra por aquí.
El próximo invierno verá como toda la primera planta se hunde.
En abril pasado, cuando las tormentas, el tejado cedió sobre dos habitaciones.
Las que dan al mar están en un estado lamentable. ¿Fue usted feliz aquí?
Fue un año embrujado, sí, lo podemos decir así, me embrujaron.
¿Cree en brujas? En general es la gente simple la que cree.
PAUL: Yo sí creo. Por lo menos en algunas brujas.
Nunca se puede sugerir la forma en que las cosas pueden ocurrir en el futuro,
se corre el riesgo de pasar exactamente de esa manera.
Cuando mi hermano estaba en la guerra de Guinea,
fui a una bruja porque había soñado que nunca más regresaría.
La bruja me dijo que había de volver pero deforme. Volvió, pero sin un brazo.
PAUL: Siempre la misma bruma.
MUJER: ¿En Lisboa hacía buen tiempo?
Sí, claro.
¿Quería ver también el primer piso?
Sí, me gustaría.
Iré delante. Tenga cuidado con las escaleras, son inestables.
Aquí no podemos entrar, el suelo no resistiría.
Sólo un vistazo. Para ver el faro.
Cuando no podía dormir, subía aquí y dirigía la luz del faro por telepatía.
Al menos eso creía yo. Enviaba mensajes.
¿A quién?
Pues digamos que hablaba con ciertas presencias que no veía.
Le hablaba a los fantasmas.
Dios mío, ¿tiene usted el valor de hablar a los fantasmas?
A veces es necesario.
El piano...
Aquí también es peligroso, el trozo de techo que tiene puede caer.
(El piano suena desafinado)
Me gustaba tenderme en esta cama.
Digamos que es un adiós.
Fue a partir de entonces que nuestra vida cambió.
Eran noches solitarias, en invierno la casa se sumía en la bruma.
Nuestros amigos estaban en Lisboa y no venían nunca a vernos.
Yo escribía, y me preguntaba por qué lo hacía, mi historia no tenía solución.
No podía imaginar que mi vida acabaría por parecerse...
quizás fue entonces cuando Isabel comenzó a perderse...
¿lsabel es su mujer?
No, ella tocaba el piano... no muy bien, pero eso me gustaba.
(Suena el timbre)
Buenas noches.
¿El señor es socio del club?
- ¿ Y usted? - No, vengo de visita.
Francés... Esta casa en principio esta reservada a los miembros,
yo soy el dueño del hotel, pero ha hecho usted bien en entrar,
es la primera persona que veo en todo el día.
Tengo una cita aquí dentro de nueve horas.
Una persona que pertenece a mí pasado...
Pero todo aquí pertenece al pasado.
Si quiere usted comer, no puede escoger, el cocinero ha preparado un solo plato,
un "ensopado de borreguinho a moda de Borba"
Gracias, no creo que vaya a comer aquí. Además no tengo hambre.
Ya veo que no le gusta la cocina del Alentejo...
Al contrario, me encanta.
¿Le gusta la Poejada?
Hay dos formas de hacerla, con queso blanco o con huevos.
Siempre lo comía cuando era pequeño,
Hoy la cocina es un poco más sofisticada,
la Poejada se ha convertido casi en un potaje para gente distinguida.
Las cosas de la infancia no vuelven.
Sí, no vale la pena hacerse ilusiones.
- ¿Le gustajugar a billar? - Sí, mucho.
¿Le apetece una partida? Me paso los días jugando solo.
Como usted quiera, es a la antigua. Sin trampas.
Hoy todo el mundo juega a la americana, con un montón de bolas,
me parece una barbaridad, ¿a usted no?
Una barbaridad.
Aparentemente, estoy perdido, pero no me doy por vencido.
¿Está prohibido hacer carambolas?
No, pero si rompe el tapete, va a tener que pagarlo.
Voy a intentarlo.
Quisiera hacerle una propuesta. Un golpe como éste merece una apuesta.
Tengo una botella de Oporto del cincuenta y dos.
Creo que es el momento de abrirla.
Si usted gana se la regalo, si pierde usted, la paga.
Me apetece mucho un oporto del cincuenta y dos. Trato hecho.
Aquí esta.
PAUL: He hecho dos apuestas:
Una real con usted y otra... digamos mental, conmigo.
Vamos a beber por mi apuesta mental.
¿Sería muy indiscreto preguntarle sobre su apuesta mental?
Un golpe de billar puede parecerse a ciertas situaciones de la existencia.
Si consigo hacer carambola evitando las bolas del medio,
la persona que espero vendrá.
Si no lo consigo, no la veré más.
DUEÑO: Hacía una eternidad que quería abrir esta botella.
Esta es la ocasión ideal.
- Una ronda más, la ocasión lo exige. PAUL: - Ya tengo bastante,
tengo que tener buenos reflejos para intentar mi golpe.
DUEÑO: Creo realmente que el momento ha venido a tentar su suerte.
Voy a necesitar un poco de tiempo.
Por la carambola.
(Suena el timbre)
Perdóneme, voy a abrir.
Una señora pregunta por usted. Dice que se llama Isabel.
(Suena "Valsa em Fá")
¿Para esto querías verme? ¿Para reprocharme e insultarme?
Pero has sido tú quien ha venido. Tú me has pedido que venga.
No importa. Digamos que me gustaría saber qué intenciones tienes conmigo.
Escucha, he pasado toda mi vida haciendo hipótesis sobre ti, y ya estoy cansado.
Esto es lo que tengo que decirte.
El mundo entero te admira pero yo quiero dejar de necesitarte. Eso es todo.
¿Tanto te ha disgustado mi compañía?
Al contrario. Ha sido muy importante.
Pero me ha causado problemas. Ha perturbado mi tranquilidad.
No crees que sea precisamente eso lo que debe hacer la literatura,
¿provocar cierta intranquilidad?
Esta noche puedo ofrecerle como entrante...
el potaje "Amor de perdición" y la ensalada "trágico-marítima".
INVITADO: ¿Qué me dices?
Tenemos un menú literario. Es la especialidad de la casa...
Ahora vuelvo.
¿A qué clase de restaurante me has traído?
Es el lugar de moda, por lo que parece. Como tú estás de moda...
Prefiero la angustia a una paz que te pudra.
De las dos, prefiero la angustia. Vamos a hacer un brindis.
¿Por qué? ¿Por la angustia?
No, por el próximo siglo. Vosotros lo necesitaréis.
Me pregunto si no tendréis problemas con el siglo que viene.
Con todos los problemas que hay, seguro que necesitamos ese brindis.
Quisiera brindar por el "saudosismo" el movimiento poético de la nostalgia.
Tengo la nostalgia del "saudosismo".
Ya nadie es "saudosista", todo el mundo se está volviendo europeo.
Sin embargo tú has sido un escritor muy europeo.
Como primero, le recomiendo también el Turbot "O Delfim"
o Lenguado Interseccionista relleno de jamón.
La Nouvelle cuisine también necesita poesía.
INVITADO: ¿La nouvelle cuisine?
PAUL: Por supuesto, es nuestra vanguardia en este fin de siglo.
Les dejo pensar...
¿De qué hablábamos?
Te decía que eras el escritor europeo por excelencia.
Sabes, nunca salí de Lisboa, ni de Portugal.
Amaba Europa pero solamente en un plano mental.
Los demás viajaban por mí, enviaba un amigo a Inglaterra, otro a París
y yo me quedaba tranquilamente aquí, en casa de mis tías.
En mi época, Europa era algo lejano, distante... Un sueño.
¿Has soñado mucho con ella?
No demasiado.
Lo que me gustaba era ir a la estación del Rossio,
esperar los trenes que llegaban de París
y leer el viaje en las caras de la gente.
PAUL: No entraste en el juego. Eres un mentiroso.
INVITADO: No, simplemente busqué ser aquel otro que todos somos.
Pero yo también he amado. Tú lo sabes.
(Suena "Valsa em Fá")
Era un Vals lo que yo bailaba antaño.
Aprendí los pasos con un manual que se llamaba "El bailarín moderno".
Siempre me gustaron ese tipo de librillos que nos enseñan a hacer cosas,
me entrenaba a veces por las noches, volviendo del trabajo.
Bailaba solo, escribía poemas y cartas a mi novia.
¿Te ha gustado el baile en el que te he guiado hoy?
PAUL: He sufrido. Pero ahora me siento más ligero.
PAUL: Como liberado. Pero ¿y tú? ¿Qué papel juegas tú?
INVITADO: Mira la luna.
Es la misma que contemplaba con mi novia,
cuando paseábamos por Poó do Bispo.
Es curioso, ¿no crees?