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Bajo su sombra marcada para siempre,
Con el signo del Redentor.
En lo alto del cerro del Corcovado,
El mundo entero está lleno de su amor.
Cristo nos invita: "Vengan a mí, mis amigos."
Cristo nos envía, “Vayan y sean mis misioneros!"
Mis hermanos franciscanos jóvenes, mis jóvenes hermanos y hermanas:
A todos los que están participando en este maravilloso Día Mundial de la Juventud en Río de Janeiro.
Deseo enviar una bendición especial también en nombre de los Franciscanos,
que están participando en este evento.
Estamos presentes, estamos, estaremos ahí todo el tiempo, porque creemos en serio,
que Cristo nos invita, Cristo nos llama a ser sus discípulos.
Cristo nos llama a ser sus amigos. ¿No es esto una maravillosa invitación para todos nosotros?
Él nos llama a ser amigos de Dios,
Y por esta amistad con Dios, llegamos a ser amigos los unos de los otros,
Y amigos de toda la creación.
Este evento, este augurio lo dirigimos al Santo Padre, el Papa Francisco, que también lleva el nombre franciscano,
Y a todos loa que se unirán a nosotros en esta celebración.
Santo Padre, te damos la bienvenida y las gracias por tu presencia aquí.
Que Dios te bendiga y puedas continuar llamándonos a ser personas auténticas del Evangelio.
El Papa nos invita a ser personas que cuidan de los pobres, que ponen a sus necesidades antes de nuestras propias necesidades.
Estamos llamados, estamos marcados, estos son los signos de Jesús vivo en nuestras vidas.
Y de estos tiene necesidad hoy nuestro mundo, el mundo necesita signos.
Tiene necesidad de signos; signos de nuestro compromiso de vivir como hombres y mujeres que están llenos de esperanza,
Que están llenos de alegría, que son las personas que llegan a los demás.
Quién buscan afuera a los que están perdidos,
que van en busca de los que se debilitaron por levantarlos.
Este Día Mundial de la Juventud es una celebración de toda la humanidad y desde luego para todos nosotros los franciscanos
Es la entera Familia Franciscana que se encuentra aquí con nosotros hoy.
Invocamos la bendición de Dios para que nos bendiga y bendiga
a los que han podido llegar a Brasil, a Río con motivo de este gran evento,
Pero también, pidamos que bendiga a todos los jóvenes de todo el mundo.
Es a través de vuestro don, el don que Dios les ha dado a ustedes como jóvenes discípulos de Jesús,
Dios nos llama para que usted pueda descubrir cada vez más profundamente su amistad,
Y a través de esta amistad, ustedes puedan descubrir que ahora tienen la misma responsabilidad
Para ir e invitar a otros a esta amistad, a este discipulado.
Vayan y hagan discípulos a otros.
Sólo me gustaría añadir, si me lo permiten, tres palabras de una oración que vamos a utilizar en la apertura de la Jornada Mundial de la Juventud:
Padre nuestro, que has enviaste a tu Hijo eterno para salvar al mundo,
A llamar a los hombres y a las mujeres, de manera que a través de Él, con Él y en Él
puedan reconocer la Buena Nueva del Evangelio.
Oh, Cristo, Redentor de toda la humanidad, la imagen de Tu brazo abierto en la parte superior de la montaña Corcovado,
acoja a todas las personas. Oh Espíritu Santo, Amor del Padre y del Hijo,
El esplendor de la verdad y el fuego de su corazón.
Sean los que nos den la alegría, la esperanza y el coraje para recibir el don de Jesús,
para compartir los unos con los otros y para llevar adelante el mensaje.
Id y haced discípulos a todas las naciones.
Cristo nos invita: "Ven a mí, mis amigos, Christ nos envía,
Ir y ser mis misioneros!"
Feliz JMJ!