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PELÍCULA EN 13 EPISODIOS Y UN EPÍLOGO.
De verdad, Franz.
No aguanto a Trude.
Es que no la soporto.
¿Lo entiendes?
Me da náuseas.
Me pone enfermo.
Cuando mastica, oigo como... explosiones. O cuando traga...
o me mira...
No sé. La estrangularía.
Estoy harto de ella, de verdad.
Y tengo que librarme de ella hoy. Tengo que hacerlo.
¡Hoy!
¿Así que ya tienes a otra lista, Reinhold?
Sí.
Sí... tengo otra.
Se llama Nelly. Trabaja en el mercado.
Qué mujer.
Qué mujer. No te lo podrías creer.
Es una mujer...
es...
Me lo puedo imaginar, Reinhold.
Sé exactamente a qué te refieres.
Pero no pienso echar a Cilly. Ella está muy bien conmigo...
y es muy buena chica.
Y tú, Reinhold, deberías poner un freno a esto...
como cualquier hombre decente. Yo no puedo seguir así.
Espera, Franz, un minuto.
No te entiendo.
No sé qué quieres decir.
¿Es por el cuello de piel?
Cuando vaya Trude...
te traerá... qué sé yo...
un reloj, un reloj de bolsillo de plata...
o... un gorro de piel con orejeras.
- No te vendría mal uno, ¿verdad? - No, Reinhold. Me niego.
Hay que poner un fin a esta locura.
Y ya me compraré yo lo que necesite.
He estado pensando, Reinhold...
he reflexionado sobre este asunto...
ayer y hoy.
Lo mejor para ti será que sigas con ella...
que sigas con Trude, pase lo que pase.
Tienes que acostumbrarte. Puedes hacerlo.
Somos todos seres humanos, incluso las mujeres.
O contrata a una puta por 3 marcos, seguro que no le importará irse.
Pero seducir a una mujer con cariño, emoción...
para luego dejarla así, una tras otra...
No, Reinhold.
¿Qué te ocurre?
No pasa nada, Franz.
Si no puedes quitarme a Trude, no puedes.
Antes me las apañaba sin ti.
¿Te encuentras mejor, cariño?
Eso es asunto mío.
Quiero que estés bien, Reinhold.
Te quiero tanto...
¡No!
¿Qué ocurre, Franz?
¿No te encuentras bien?
No pasa nada, Cilly.
No pasa nada. Sólo era un sueño.
- Te has despertado sudando. - ¿De verdad?
¿En qué estabas soñando?
Primero, que yo era un caballo...
un caballo normal...
que tiraba de un carro de verduras hasta el mercado.
Pero no quiero ser un caballo.
No quiero ir por ahí dando vueltas por la noche, en el frío...
prefiero estar en el establo, donde hace calor.
Entonces me doy cuenta...
de que mis pies están congelados.
Y quiero morirme...
porque no me dejan entrar en el establo, donde hace calor...
porque mis pies están congelados.
Y cuando quiero morirme, me muero de verdad.
Y cuando estoy muerto...
no me voy del todo.
Me convierto en un pájaro que está en un árbol.
Y entonces veo...
cómo una serpiente...
repta por el tronco hacia mí, despacio.
Quiero irme volando y pienso: "Eres un pájaro, puedes volar." Pero...
no puedo. Puede que sea un pájaro, pero...
no puedo volar. No puedo moverme.
VI. UN AMOR QUE SALE MUY CARO.
Y la serpiente se acerca...
más y más...
y yo quiero escapar. Quiero...
irme más y más lejos. Me asusto cada vez más.
Y la serpiente se acerca a mí...
y de repente está al lado, y me muerde.
Y al morderme...
ya no era un pájaro.
Era yo mismo...
y la serpiente era Reinhold.
Pero sí que me había mordido.
Y entonces supe...
que tenía que morir de verdad.
Lo siento, Cilly.
Era un sueño muy tonto... para haberte despertado.
No era un sueño tonto.
No lo era para nada.
Entiendo por qué estabas tan asustado.
En Berlín, a primeros de abril...
cuando en el aire ya estaba la primavera...
un estudiante ruso, Alex Fränkel, disparó a su prometida...
una artesana de 22 años, Vera Kaminskaya, en su pensión.
La institutriz Tatyana Sanftleben, de la misma edad...
quien había planeado suicidarse junto a ellos...
fue presa del pánico en el último momento y huyó corriendo...
mientras su amiga Vera yacía muerta en el suelo.
Encontró a una patrulla de policía...
les contó sus terribles experiencias de los últimos meses...
y les llevó a donde Vera y Alex yacían heridos de muerte.
Se avisó a los de homicidios...
quienes mandaron oficiales a la escena del crimen.
Alex y Vera querían casarse...
pero la situación económica no les permitía hacerlo.
¿Qué tal te va? ¿Y el negocio?
¿No pasan ya suficientes cosas en el mundo?
No me puedo quejar. Las cosas podrían ir peor.
Tengo lo suficiente para ir tirando. ¿Qué más necesito?
- No me van los lujos. - Es cierto. A ti no te van los lujos.
Por otra parte, hay que decir que también
está bien poder permitirse ciertas cosas y estar seguro de tener...
algo que comer durante diez o veinte días.
Todo depende.
Depende de cómo mires las cosas...
y cuánto te tengas que vender...
para tener esa seguridad.
Bruno, ven aquí.
Tú también, Theo.
Hablemos de ese asunto con tranquilidad otra vez.
Es increíble cómo le obedecen los chicos.
- Les tiene dominados. - Se ganan bien la vida gracias a él.
Pumps necesita más gente.
- ¿Qué haría yo con la fruta? - La fruta no es su único negocio.
Pumps es un zorro astuto...
muy astuto.
Ellos son como sus empleados.
Dependen de él como los demás de un jefe.
- Maxe. - ¿Sí?
- Tráenos dos dobles. - Marchando.
¿Sabes qué, Meck?
¿Sabes lo que creo?
Que la gente...
es muy rara.
- ¿Ahora te enteras? - No, no me refiero a eso.
Me refiero a algo muy específico, ¿entiendes?
Si te refieres a algo específico, dilo de una vez.
Es que...
Aquí tenéis.
Gracias.
Salud.
Me refiero...
Estoy hablando de Reinhold.
Le dije que me quedaría con sus novias, como él se cansa tan rápido...
Bueno,
y lo hice dos veces. Con Fränze y luego con Cilly.
Pero a la tercera vez le dije que no. "Cilly está muy bien conmigo."
Se va a quedar, no la voy a echar.
Y ahora tiene que quedarse con esa Trude.
No me digas que de verdad hicisteis ese trato.
Sí, acabo de decírtelo.
Es la mayor locura que haya oído jamás.
Debe aprender a estar con alguien...
aunque a veces le resulte aburrido.
¿Lo entiendes? Ese chico está enfermo.
Pero como es mi amigo, y en el fondo me cae bien...
creo que debería ayudarle.
- Salud, Meck. - Salud.
Vamos a cantar una canción en nuestra mesa.
Vamos a cantar una canción en nuestra mesa.
Tres por tres son nueve. Nos emborracharemos como cerdos.
Tres por tres nueve y uno diez. Y beberemos una ronda otra vez.
Dos, tres, cuatro, siete...
A las 8:23 y 17 segundos entra otra persona en el bar.
Otro... Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete.
Mamá está cociendo remolachas. ¿Quién puede ser?
¿El rey de Inglaterra?
No, no es el rey de Inglaterra...
cabalgando con su séquito a la apertura del parlamento.
Un símbolo del sentido de la independencia de los ingleses.
No, no es él. ¿Y quién es?
Viene arrastrándose, y los calcetines que se le caen.
Sólo es... Reinhold.
Siéntate allí detrás.
Para Trude una cerveza y para mí un café.
Marchando.
Hola, Reinhold.
Llegas bastante tarde.
- Lo siento. - No pasa nada.
Me es difícil no echarme a reír...
y morirme de risa al final.
No te lo tomes a risa, Meck. No tiene gracia.
Es un objeto de mi enseñanza.
Es mi alumno. Le tengo bien atado.
Chicles Wrigley P. R.
Para unos dientes sanos, un aliento fresco y una mejor digestión.
Siéntate, Reinhold.
¿Qué tal te va todo? ¿Todo sobre ruedas...?
Ya lo ves.
Trude sigue conmigo.
Al final te acostumbras.
¿Ves, Meck? Estamos arreglando el mundo.
El espectáculo ha comenzado. Que nadie diga lo contrario.
Un pecador arrepentido vale más que 999 personas honradas.
¿Y tú?
¿No te alegras de que haya acabado todo este lío con las chicas?
Te gustaría hacer de médico, ¿no?
¿Por qué?
Tengo experiencia es esas cosas.
Sé por dónde van.
¿Quieres curarme convirtiéndome en un casado tullido?
¡Salud! ¡Larga vida al tullido casado!
Tres por tres son nueve. Nos emborracharemos como cerdos.
Venga, todo comienzo es difícil, pero sin él nunca hay final. Salud.
Un momento.
¿Qué les pasa?
¿Entiendes...
por qué cuchichean todo el día?
Hola, Biberkopf. ¿Tan cabezota como siempre?
Es muy fácil.
Se encargan de un camión de vegetales...
Pums reparte la mercancía...
y ganan dinero.
Te he dicho que no lo haré.
Piénsatelo otra vez.
Tú piénsatelo.
Me encontrarás cuando me necesites.
Vamos, Meck.
- Adiós a todos. - Adiós.
Yo también me voy.
Tengo que hacerlo.
Hasta luego.
¿Tú qué crees, Reinhold?
¿Tú qué piensas...
de ese negocio de Pumps?
Bueno...
yo también estoy metido.
No sé.
Me lo pensaré.
Maldito sea el hombre, dijo Jeremías, que confía en el hombre.
Maldito quien confíe en su fuerza y aparte su corazón del Señor.
Será como zarza en el desierto, no verá el bien cuando llegue.
Morará en la sequedad del desierto, en tierras de sal, donde nadie habita.
Bendito el hombre que confía en el Señor y deposita su confianza en ÉI.
Será como un árbol plantado junto al agua que extiende sus raíces.
No teme que llegue el calor y sus hojas están siempre verdes.
En época de sequía no se angustia y nunca deja de dar fruto.
Nada hay tan engañoso como el corazón. ¿Quién lo comprende?
Franz, podrías al menos haberte quitado las botas.
No montes un escándalo, Cilly.
Me pongo las botas, me las quito, me las pongo...
No puedo estar todo el rato así.
Agua en el denso bosque ***...
horrible agua negra, yaces tan silenciosa.
Tan horriblemente quieta yaces...
inmóvil cuando ruge la tormenta en el bosque...
y los pinos se doblan, se rompen las telarañas y comienza la ruptura.
En el hueco yaces, negra agua. Las ramas caen.
El viento rasga el bosque pero a ti no te alcanza.
No hay dragones, la era de los mamuts ya pasó.
No hay nada que pueda asustar.
¿Qué te pasa?
Nada, Cilly.
DOMINGO, 8 DE ABRIL, 1928
¿Hoy es fiesta, Cilly?
Sí, es domingo.
No, ¿es alguna fiesta especial?
Las campanas no dejan de repicar.
¿Dónde?
Ahí, ahora.
Yo no he oído nada.
¿Tú has oído algo?
No paraban de repicar, Cilly...
menudo estruendo.
Lo habrás soñado.
No, Cilly...
no estaba soñando.
No se sueñan cosas así...
campanas repicando.
Las he oído.
¿Quién sabe qué le habrá pasado a alguien ahora?
No hables así, Franz.
Me asustas.
De verdad. Me asustas.
No pasa nada, Cilly.
Voy a salir a respirar aire fresco...
y a ver si ha pasado algo.
Horrible y negra agua, yaces tan silenciosa...
tan horriblemente quieta.
Las plantas se descomponen en ti. Peces...
caracoles se mueven. Nada más.
Sin embargo, aunque sólo seas agua...
hay algo extraño en ti, negra agua...
horrible agua quieta.
Es Bruno.
Claro que es Bruno.
¿Qué ha pasado?
Espera, tú te vienes a comisaría. ¿Está claro?
Ve a ver a Pums, por favor. Calle Kölner, 17.
Ve a verle. Dile que no puedo ir hoy.
- Es importante, ¿puedo confiar en ti? - Claro.
Buenas tardes, Sr. Pums.
Buenas tardes.
Sr. Biberkopf, cómo me alegro de verle.
Pase.
Va todo bien, Clara. Venga.
Le sorprende que haya venido a verle, ¿verdad?
¿Qué quiere que le diga?
Estaba por Alexanderplatz, y en la calle Landsberger había una pelea.
Me acerqué a ver qué pasaba.
Y ahí estaba Bruno, liándose a tortas con un bajito.
Luego han venido los polis y se los han llevado a la cárcel.
Así que yo tengo que decirle que Bruno no podrá venir esta noche.
- Eso es todo. - Qué raro...
estaba pensando en Vd., Biberkopf.
Qué raro...
Sí que es raro.
Así que Bruno no puede venir esta noche.
En ese caso...
- Ocupará su puesto, Sr. Biberkopf. - ¿Qué quiere que haga?
Primero siéntese.
Es muy fácil, Biberkopf.
Ya son casi las seis. A las nueve tenemos que ir a por la mercancía.
Hoy es domingo. De todas formas, no tiene nada que hacer.
Yo le pagaré los gastos...
y además le pagaré...
vamos a decir... Cinco marcos la hora.
- ¿Cinco marcos? - Sí, cinco marcos...
más gastos. Cinco con cincuenta.
¿Qué más da?
¿Quiere café o un licor?
No, gracias.
Es que...
debería ir a casa.
Me espera mi novia, Cilly.
No puedo dejarla todo el domingo sola en casa.
No, Biberkopf. No puedo dejar que se vaya.
De lo contrario todo saldrá mal, y me quedaré aquí tirado.
No por una mujer. Me niego, Biberkopf.
No puede estropearlo todo sólo por eso.
Ella no se irá.
Lo sé.
Es cierto. Puedo confiar en ella.
Por eso no puedo dejarla sola.
Porque no me ha visto, ni sabe nada mí...
ni siquiera sabe dónde estoy.
Bueno, Sr. Biberkopf... Todo se arreglará.
Por cierto, ésta es mi mujer...
y éste es el Sr. Franz Biberkopf.
Vendrá con nosotros esta noche.
- No te olvides de las pastillas. - Esta vez no se me olvidará.
No más matrimonios entre niños en la India.
Un cementerio para animales que hayan sido premiados.
Bruno Walter dirige su último concierto de la temporada...
el domingo 15 de abril en la Ópera.
El programa incluye la sinfonía de Mozart en Mi bemol mayor.
Todo lo recaudado se destinará...
al monumento de Gustav Mahler en Viena.
Chófer, casado, 32, con permiso de conducir 2a y 3b busca empleo...
en empresa privada o camiones.
Hola, Reinhold.
Hola, Franz.
Reinhold, ahora sí que me siento como en casa.
Me alegro de que estés aquí. Ahora no me importa haber venido.
A ver, dime qué pasa.
Entonces...
¿tú también vienes?
Es lo que acabo de decir.
Es cierto.
Por fin has tomado una decisión.
Es aquí.
- Ahora puedes apagar el puro. - ¿Por qué?
Porque te lo digo yo, ¿está claro?
¿Qué haces aquí, Biberkopf? Tú aquí no pintas nada.
Quédate abajo y vigila. Que te quedes abajo.
- ¿Por qué? ¿No debía recoger algo? - No digas tonterías. Baja, rápido.
- ¿No te lo ha dicho nadie? - Nadie me ha dicho nada.
Tú vete ahí y vigila.
¿Dónde estamos?
Robo...
y asesinato.
Están robando.
Tengo que salir de aquí.
Tengo que salir de aquí. Una pista de hielo, un tobogán.
Una huida rápida: por el agua hasta Alexanderplatz.
Tengo que salir de aquí.
Alcanza a ese imbécil.
¿Por qué huyes así?
¿No te lo había dicho nadie?
Bueno...
ahora no importa.
Ven conmigo.
No hace falta que tires así. Ya voy.
- ¡Venga! - Que sí.
Por Dios, más rápido.
Quédate ahí y vigila.
- ¿Aquí quién da las órdenes? - Cierra el pico. No hay tiempo.
¿No tienes cerebro?
No hagas el tonto.
Tú quédate aquí y silba si ocurre algo, ¿está claro?
- Sí, pero... - ¡Cállate!
Así están las cosas.
Ahora estoy aquí.
Me han jugado una mala pasada.
Me han engañado.
Y ese cabrón me ha pegado.
Reinhold...
me ha pegado.
Están robando.
¿Quién sabe qué estarán robando?
Dios, qué tonto soy.
Pensaba que comerciaban con fruta...
y no son más que unos ladrones.
Dios mío, yo estoy aquí vigilando.
¿Has oído, Franz? Estás vigilando.
Tras ser encerrados en sus celdas, todos los presos deben ir a la cama.
En el verano pueden quedarse despiertos hasta el anochecer.
Esto de aquí es una banda y Pums es el jefe.
Klöckner, Humboldt, Deutz, Krupp, Mercedes...
y a mí me han encerrado aquí.
Vamos, Franz. Ya hemos acabado.
Vamos. Ha ido todo bien.
¿Qué?
- ¿Tú también estás metido, Meck? - Claro, Franz.
¿No lo sabías?
Yo conduzco el otro coche. Vamos.
Dios mío, Reinhold.
Jamás habría creído que eras tan fuerte.
Me has hecho daño al pegarme.
Cállate.
Que te calles.
Cállate de una vez.
Si nos sigue alguien, haznos una señal.
¿Me has oído? Si nos siguen...
Vamos, síguelo.
- ¿Por qué, cariño? - A ver si tú eres más rápido.
No lo digas dos veces.
Nos están siguiendo.
Más rápido, se están acercando.
¿De que te ríes, imbécil?
¿Te has vuelto loco?
¿Por qué no puedo reír?
No es asunto de nadie si yo me río.
¿Así que no es asunto mío si tú te ríes?
Eres un inútil y un desgraciado.
Para mí no eres más que una serpiente en la hierba.
Un soplón, eso es lo que eres.
No, Reinhold.
De una cosa te puedes fiar.
Jamás me chivaría. Jamás lo haría.
Agua en el bosque *** que yaces tan silenciosa.
Tan horriblemente quieta yaces ahí...
inmóvil cuando ruge la tormenta en el bosque, los pinos se doblan...
las telarañas se rompen y comienza la ruptura.
La tormenta no te alcanza ahí abajo.
Maldito sea el hombre, dijo Jeremías, que confía en el hombre.
Será como zarza en el desierto, no verá el bien cuando llegue.
Morará en la sequedad del desierto donde nadie habita.
El corazón es engañoso. ¿Quién lo comprende?
UN AMOR QUE SALE MUY CARO.
UN AMOR QUE SALE MUY CARO.
Cilly ha estado buscándole toda la tarde. Franz no volvió a casa.
Tengo que mear.
Franz está muerto.
¿Qué has dicho?
Que Franz está muerto.
Fue un accidente.
Dios mío...
¿Franz ha muerto?
Sí, ya lo has oído. Está muerto, ¿entiendes?
¡Muerto!
Fue un accidente.
- Hola, Meck. - Está muerto.
¿Sabes algo de mi Franz?
No ha vuelto a casa.
Le he estado esperando, me ha dejado sola.
Tú eres amigo suyo. Tienes que saber dónde está.
Está muerto.
Vuestras bromas son tan malas...
que son divertidas.
No es una broma, Cilly. Franz está muerto.
Ha sido un accidente.
¿Muerto?
¡Repite eso!
¡Cerdo asqueroso! ¡Repítelo!
¡Repítelo, cerdo asqueroso, cabrón!
¡Vuelve a decir que mi Franz ha muerto!
- ¡Repítelo! - Cilly, Franz está muerto.
¿Muerto?
No lo vuelvas a hacer, Cilly.
No lo aguantaré una segunda vez.
¿Está claro?
Lo siento, lo siento. No he... Lo siento, Meck.
No he podido controlarme.
- Ha sido superior a mí. - No pasa nada, Cilly.
¿Dónde está Reinhold?
¿Reinhold? ¿Por qué?
¿Por qué?
Reinhold es su amigo.
Siempre decía que era su amigo.
Está en el lavabo.
¿En el lavabo?
Reinhold...
¿has oído?
Franz está muerto.
Ha tenido un accidente. ¿Me oyes?
Esto es el lavabo de hombres, Cilly.
¿Está claro?
El lavabo de hombres.
Di algo, Reinhold, por favor.
Algo.
Tendrás algo que decir, ¿no?
¿Qué quieres oír?
Bueno...
si de verdad quieres saberlo...
es cierto.
Está muerto.
Franz.
Fue un accidente.
Saltó de un coche en marcha.
Reinhold...
¿ya no me quieres?
¿Ni siquiera un poco?
Sí...
Cilly...
claro que sí.
Ya ha pasado mucho tiempo...
¿Está muerto?
No lo sé.
Aquí también hay sangre.
Creo que deberíamos llamar a la policía.
¿Por qué?
Aquí nadie puede vernos. Nadie nos ha visto.
Y ha sido su culpa.
Ha saltado del coche.
No es nuestra culpa.
Pero no podemos dejarle aquí. ¿Y si la palma?
Ya te he dicho que ha sido su culpa.
Saltó. No tuvimos nada que ver.
Dios mío, Marianne, si este hombre se muere...
y nosotros podíamos haberle ayudado...
¿podrás olvidarlo algún día? Yo no podría olvidarlo jamás.
¿Y qué crees que pasará si llamamos a la policía?
¿Qué crees que pasará? Menudo escándalo.
Tienes razón, Marianne.
Sería muy desagradable, y como tú dices, se cayó del coche.
No pudimos hacer nada.
Pero tenemos que llamar a la policía.
Creo que está intentando decir algo.
Así que aún vive.
La policía no... por favor. La policía no.
Quiero volver a Berlín.
La policía no. No llamen a la policía.
Llévenme a Berlín. Calle Elsässer.
¿Ha oído? Calle Elsässer, 26.
Por favor.
No quiere que llamemos a la policía.
Quiere ir a la calle Elsässer, 26.
Deberíamos llevarle.
¿Tú qué dices?
Tú eres el que decide. Tú eres el hombre.
Decídelo tú.
Sí...
será lo mejor.
Será mejor que hagamos eso.
Vamos, ayúdame.
EL INFIERNO Y SUS HIJOS
¡Reinhold!
¿Quién es ésta?
¿Me puedes decir quién es esta persona?
No.
Cilly... ¿qué haces aquí?
Ella...
es mi novia. Cilly.
¿Y quién es Vd., señora?
Le he preguntado quién es y qué quiere.
Ésta es mi casa.
¿Qué busca aquí?
Te quiero.
Esto sí que no me lo esperaba.
¿Cómo puede alguien usar unas palabras así?
¿Sabe lo que le digo, señora?
Que es una zorra.
¿Por qué has hecho eso?
¿Qué he hecho yo?
Vengo a casa...
a mi casa, y me encuentro con una extraña.
Y luego me dice que me quiere.
Me he pasado tres días temiendo que te hubiese pasado algo.
Nadie debe temer por mí.
Nadie debe preocuparse por mí, ¿entendido?
Te he preguntado que si está claro.
No me hagas daño, Reinhold.
Por favor, no me hagas daño.
No me hagas daño, por favor.
Ya no te aguanto más.
Estoy harto de ti, ¿me oyes?
Estoy harto de ti.
Eres repulsiva.
Me das asco.
No te quiero volver a ver.
Lárgate.
¿No me oyes? ¡Que te largues!
No lo entiendo, Reinhold.
¿Qué ocurre?
¿Has oído?
No entiende qué ocurre.
No lo ha pillado esa estúpida.
Tengo que ir al baño.
Te he dicho...
que estoy harto de ti.
Que me das asco.
Y si no te largas de aquí...
ahora mismo...
te mataré.
Te mataré.
¿Me oyes?
No me hagas daño, por favor.
¡Largo de aquí!
¡Te mataré!
¡Te mataré!
¡Te mataré!
Lo he conseguido.
He conseguido echarla.
La acabo de echar.
¡Cilly!
He conseguido echar a alguien.
He conseguido echar a alguien.
¿Quién lo habría pensado?
Ni siquiera Franz.
Ni siquiera Franz habría pensado...
que podía hacerlo.
Y es importante...
que seamos felices cuando el sol se levante...
y llegue una bonita luz.
Las lámparas de gas tienen que apagarse.
La luz eléctrica tiene que apagarse.
La gente se tiene que despertar cuando suena el despertador...
pues ha empezado un nuevo día.
El mundo ha seguido girando.
El sol se ha levantado.
No están seguros...
de qué pasa con ese sol.
La gente está muy preocupada por ese sol.
Se supone que es el centro de nuestro sistema planetario...
porque nuestra Tierra...
es sólo un pequeño planeta. Pero...
entonces, ¿qué somos?
Cuando el sol se levanta y somos felices...
uno debería en realidad estar triste...
porque, ¿qué somos?
El sol es 300.000 veces más grande que la Tierra...
y los demás números y ceros no tienen fin...
lo que demuestra...
que nosotros mismos somos un cero, nada de nada.
En realidad es ridículo...
pero aún así somos felices.
Sales a la calle...
y te sientes fuerte.
Emergen colores...
los rostros de la gente cobran vida...
y hay formas que...
se pueden agarrar con la mano.
Es una suerte que podamos ver...
que podamos ver esos colores, esas líneas.
Y la gente siempre se alegra...
de poder mostrar lo que son...
que están haciendo algo...
experimentando algo.
Nos gusta... sentir un poco de calor.
Nos alegramos de que las flores...
puedan crecer.
Pero ése otro asunto...
eso debe de ser un error...
tiene que haber un error...
en todos esos números horribles...
con todos esos ceros.
No hay razón para desesperar.
Cuando siga con esta historia, hasta su amargo y espantoso final...
utilizaré a menudo esas palabras: "No hay razón para desesperar."