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X
Probando, probando, uno, dos, tres.
Cuando tu banda intenta tocar,
el sonido de retroalimentación es un obstáculo molesto,
pero en la gran orquesta de la naturaleza, la retroalimentación no solo es beneficiosa,
sino que es lo que hace que todo funcione.
¿Qué es exactamente la retroalimentación?
El elemento clave, ya sea en el sonido, el medio ambiente o las ciencias sociales,
es un fenómeno llamado interacción causal mutua,
donde x afecta a y, y afecta a x, y así sucesivamente,
creando un proceso continuo llamado bucle de retroalimentación.
Y el mundo natural está lleno de estos mecanismos
formados por los vínculos entre la vida y las cosas inertes
que crean resiliencia al gobernar la forma en que las poblaciones
y las redes alimentarias responden a los eventos.
Cuando las plantas mueren, el material muerto enriquece el suelo con humus,
una masa estable de materia orgánica, que proporciona humedad y nutrientes
para que otras plantas crezcan.
Cuantas más plantas crecen y mueren, más humus se produce,
permitiendo incluso que crezcan más plantas, y así sucesivamente.
Este es un ejemplo de retroalimentación positiva,
una fuerza esencial en el crecimiento de los ecosistemas.
Pero no se llama retroalimentación positiva porque sea beneficiosa.
Más bien, es positiva, porque amplifica un efecto o cambio en particular
de las condiciones previas.
Estos bucles positivos o de amplificación también pueden ser perjudiciales,
por ejemplo al destruir un bosque se hace vulnerable a la erosión,
lo que elimina la materia orgánica y los nutrientes de la tierra,
dejando menos plantas para anclar el suelo, lo que lleva a más erosión.
Por el contrario, la retroalimentación negativa
disminuye o contrarresta los cambios en un ecosistema
para mantener un equilibrio más estable.
Piensa en los depredadores y sus presas.
Cuando los linces comen liebres, reducen su población,
pero esta caída en la fuente de alimentación del lince
pronto causa que su propia población disminuya,
reduciendo la tasa de depredación
y permitiendo que la población de la liebre aumente de nuevo.
El ciclo en curso crea un patrón ondulatorio de arriba a abajo,
manteniendo equilibrio a largo plazo
y permitiendo una cadena alimentaria persistente en el tiempo.
Los procesos de retroalimentación podrían parecer
contrarios a la intuición porque muchos de nosotros
estamos acostumbrados a escenarios lineales de causa y efecto más previsibles.
Por ejemplo, parece bastante simple
que rociando pesticidas se ayuda a las plantas a crecer al matar las plagas de insectos.
Pero esto puede desencadenar otras reacciones inesperadas.
Por ejemplo, si la pulverización disminuye la población de insectos,
sus depredadores tendrán menos comida.
A medida que su población se reduce,
la depredación disminuida permitiría elevarse la población de insectos,
contrarrestando los efectos de nuestros pesticidas.
Ten en cuenta que cada retroalimentación es el producto de los vínculos en el bucle.
Añade un vínculo negativo y se invertirá la fuerza de la retroalimentación por completo,
y un enlace débil reducirá el efecto de toda la retroalimentación considerablemente.
Pierde un enlace, y todo el bucle se rompe.
Pero esto es solo un ejemplo sencillo,
ya que las comunidades naturales no consisten en cadenas de comida separadas,
sino en redes de interacciones.
Los circuitos de retroalimentación son a menudo indirectos,
producidos a través de cadenas más largas.
Una red alimenticia con 20 poblaciones puede generar miles de bucles
de hasta 20 enlaces de longitud.
Pero en lugar de formar una cacofonía desordenada,
los bucles de realimentación tocan juntos en los sistemas ecológicos,
creando patrones regulares al igual que múltiples instrumentos,
que se unen para crear una pieza compleja pero armoniosa de música.
Amplias retroalimentaciones negativas mantienen las positivas en jaque,
como tambores que mantienen un ritmo.
Puedes ver la forma en que funciona
un ecosistema particular dentro de su hábitat único
como la representación de su sonido característico.
Ambientes oceánicos dominados por las interacciones depredador-presa,
y fuertes bucles negativos y positivos
estabilizados por retroalimentación autoamortiguada,
son poderosos y sonoros, con muchas oscilaciones.
Los ecosistemas del desierto, donde el giro de la biomasa es lento,
y los bucles de las retroalimentaciones débiles a través de la materia muerta
son más como un zumbido constante.
Y la selva tropical, con su gran diversidad de especies,
altos ciclos de nutrientes y fuertes retroalimentaciones
entre la materia viva y la inerte,
es como una exuberante panoplia de sonidos.
A pesar de sus efectos estabilizadores,
muchos de estos hábitats y sus ecosistemas se desarrollan y cambian con el tiempo,
al igual que las armonías que crean.
La deforestación puede convertir exuberantes trópicos en un terreno estéril,
como una banda exitosa se rompe tras perder sus artistas estrella.
Pero un terreno abandonado en tierras cultivables
también puede convertirse en un bosque con el tiempo,
como una banda de garaje en una magnífica orquesta.