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¿Qué es un carro de combate?
Puede parecer una pregunta muy sencilla.
Pero no tiene una respuesta fácil.
Para conocer la magnitud del problema,
consultemos una enciclopedia.
Nos dirá algo así:
"Es un vehículo blindado de combate,
normalmente sobre orugas
y con un cañón como armamento principal".
Una descripción poco concreta.
Como no tenemos respuesta,
tendremos que encontrarla.
Uno es lo que hace.
Si construyes, eres constructor.
Si vuelas, piloto.
Veamos para qué se diseñaban carros en el pasado,
y cómo ha evolucionado su papel.
¿Qué es un carro de combate?
No se sabe muy bien
cuándo aparecieron los primeros blindados de combate.
Algunos apuntan a las máquinas de asedio acorazadas
de la Grecia clásica, a los caballos con armadura del medievo
o a los increíbles planos de Leonardo da Vinci.
Algo más reconocible comenzó a tomar forma
a principios del siglo XX.
Hay poca información sobre esos proyectos.
Las historias se parecen hasta cierto punto,
así que podemos juntarlas.
Un buen día en Gran Bretaña,
o puede que en Austria o Francia,
alrededor de 1912, a un fontanero,
o un instalador de tuberías,
pensó en un vehículo de combate poco corriente.
Pasó varias noches sin dormir
hasta terminar su plano;
y llevó su idea al correspondiente
departamento militar,
soñando con la fama y la gloria.
Pero la respuesta de los militares
fue muy distinta a la que esperaba:
no necesitaban blindados.
No había sitio para ellos en el arte de la guerra,
ni en la teoría ni en la práctica.
Y entonces estalló la Primera Guerra Mundial.
Tras un breve periodo de actividad,
los ejércitos enemigos excavaron trincheras repletas
de ametralladoras y cubiertas por alambradas.
Incluso si se traspasaba
una línea defensiva, a costa de muchas bajas, los ejércitos
tenían muchos problemas para avanzar.
Los métodos tradicionales no servían.
Los estrategas militares vieron
que necesitaban algo nuevo
para atravesar unas defensas tan profundas.
En 1914, Sir Ernest Swinton,
un oficial, ingeniero y aristócrata británico,
presentó un diseño
de un tractor armado y blindado.
Su nombre inicial era "destructor de ametralladoras".
El ejército británico no se interesó por él.
El primero que reconoció el potencial de la propuesta
fue el Primer Lord del Almirantazgo, Sir Winston Churchill,
que financió el proyecto.
Así, el 20 de febrero de 1915 se creó el Comité de Buques Terrestres.
El proyecto se desarrolló rápido y el 10 de septiembre
se probó el primer carro blindado
de la historia, Little Willie.
No superó las pruebas
por no cumplir un requisito clave:
traspasar trincheras y zanjas.
Los ingenieros mejoraron el prototipo
y comenzó a producirse en masa.
El vehículo tuvo un nombre poco pretencioso: Mark I.
Su forma hoy nos resulta extraña.
Pero las orugas rodeando todo el chasis
le permitían cruzar zanjas y trincheras.
No era casual que se llamase
buque terrestre.
Muchos detalles de su diseño venían de la Marina.
El carro llevaba cañones navales
que iban montados sobre aletas,
como los cañones de los cruceros de la época.
Hasta su motor se creó en un principio
para un remolque que usaba la Marina.
La primera remesa se produjo en distintas fábricas.
Para ocultar el proyecto,
el gobierno difundió la historia de que eran
depósitos terrestres de agua,
un encargo del ejército ruso.
Por eso, estos vehículos se llamaron "tanques".
El 15 de septiembre de 1916, los buques terrestres o tanques participaron
en su primer combate, cerca del río Somme.
Treinta y dos vehículos
avanzaron sobre terrenos cenagosos,
esperando un milagro.
Cinco carros se quedaron atascados
y nueve se averiaron,
pero los 18 restantes consiguieron adentrarse
unos 5 km en territorio enemigo.
Las bajas británicas fueron mucho menores de lo habitual.
El milagro se había producido.
Aquellos enormes monstruos de metal
con ametralladoras aterrorizaron a los alemanes
y dieron esperanzas a los británicos
de que podrían ganar la guerra con ellos.
Un año después, los alemanes
comenzaron a usar su "fuerte móvil", el A7V,
como respuesta a los "buques terrestres" británicos.
Aquel carro tenía el mayor número
de tripulantes hasta el momento.
Se diseñó para lo mismo que el Mark I:
ayudar a la infantería a traspasar las defensas enemigas.
Al empezar la construcción de blindados,
la pregunta "¿Qué es un carro?" tenía una respuesta sencilla.
Para alemanes y británicos,
era una especie de ariete
que ayudaba a la infantería a traspasar defensas enemigas.
Pero los franceses optaron por un enfoque distinto.
El padre de los carros franceses
fue el coronel Jean Baptiste Estienne.
En agosto de 1915 escribió:
"¡Caballeros! La victoria en esta guerra
será para el bando que primero consiga
montar un cañón de 75 mm sobre un vehículo
capaz de atravesar cualquier terreno".
Y estaba en lo cierto.
El coronel Estienne se fijó en los primeros carros
y decidió que el ejército necesitaba
algo distinto para apoyar a su infantería.
Algo ligero, pequeño,
maniobrable y barato.
Con esta idea,
acudió al mayor fabricante
de vehículos de Francia, Louis Renault.
Así apareció el nuevo vehículo,
muy distinto a los buques terrestres.
Tenía dos tripulantes: el piloto
que controlaba el carro,
y un comandante que hacía el resto.
El vehículo tenía una ametralladora
o un cañón corto de 37 mm.
Aun así, el Renault FT17 se convirtió
en el apoyo de infantería más eficaz,
y en el principal vehículo de las fuerzas blindadas francesas.
Muchos países se interesaron
en crear sus propios carros
tras la Primera Guerra Mundial.
Los militares de muchos países los vieron como refuerzos
de los elementos tradicionales militares,
en especial de la infantería.
Los franceses y británicos los dividieron
en carros de infantería y de caballería o cruceros.
La URSS tenía cinco tipos principales de carros:
de reconocimiento, de armas combinadas,
operacionales, de refuerzos cualitativos
y de operaciones especiales.
Además, tenían el apoyo de siete tipos especiales.
Así que, en la teoría y en la práctica,
la definición de "carro"
no dejaba de evolucionar.
A finales de los años 30,
empezaron a hacerse más pesados.
La era de carros de blindaje fino tocaba a su fin.
El punto de inflexión fue la Guerra Civil española.
Allí quedó claro que la infantería,
al menos en Europa, era capaz de derrotar carros.
Los cañones de pequeño calibre y disparo rápido y las ametralladoras pesadas
podían penetrar sus blindajes sin problemas.
A comienzos del siglo XX,
los alemanes comenzaron a desarrollar
la teoría de la "guerra relámpago" o blitzkrieg.
No consiguieron aplicar del todo esa idea
en la Primera Guerra Mundial, pero continuaron
depurando el concepto.
Con las nuevas reglas,
debían llevar a cabo la blitzkrieg
grandes formaciones de carros.
Su función ya no sería apoyar a la infantería,
sino atravesar con firmeza las defensas enemigas.
Ya no se esperaba que luchasen con las defensas de campo,
sino que desestabilizasen la retaguardia enemiga:
invadiendo cuarteles generales,
conquistando rutas de transporte y almacenes de suministro,
e impidiendo que los enemigos obtuviesen refuerzos.
La victoria se obtendría interrumpiendo comunicaciones
y los suministros del enemigo.
El ejército moderno no es una legión romana.
No puede luchar sin gasolina ni munición.
Según los alemanes,
los carros no eran "algo adicional" en la guerra,
sino "el arma de ataque más poderosa".
El resto de fuerzas debían servir a sus intereses.
El papel de apoyo a la infantería
pasó a otro tipo de vehículo: los cañones de asalto.
Se crearon dos carros
para apoyar esta teoría:
los Panzerkampfwagen III y IV.
Se complementaban entre sí en el campo de batalla.
El Panzer III se creó como carro principal de la Wehrmacht.
Su función era atacar elementos
desprovistos de defensas anticarro pesadas.
Enfrentarse a unidades de infantería en vez de vehículos.
Por eso maximizaba el número de armas
y la cadencia de tiro:
tenía tres ametralladoras
y un cañón de 37 mm.
Además de este armamento,
tenía un gran sistema de observación.
La función de los Panzer IV era apoyar
a los Panzer III.
Sus cañones cortos de 75 mm eran buenos
contra la artillería enemiga
y las fortificaciones de campo.
Las divisiones de carros alemanes validaron las teorías
de los altos mandos
al aplastar al ejército francés en cuestión de semanas.
Francia tenía más carros,
y sus características técnicas no eran inferiores.
Pero se usaban de manera anticuada.
Los Panzer III y IV
desempeñaron sus roles a la perfección
al comienzo de la invasión alemana en la URSS.
Pero, de pronto,
las cosas empezaron a ir mal.
Los Panzer se enfrentaron
a algo no previsto por sus creadores:
una nueva generación de carros.
En la URSS, los vehículos blindados
se habían diseñado siempre
prestando mucha atención
a dos aspectos:
la movilidad, algo comprensible
con las distancias y las carreteras de la URSS,
y la potencia de fuego.
Un tercer factor se añadió
tras la Guerra Civil española.
Los carros de la nueva generación, el T-50,
el T-34 y el KV-1, tenían blindaje para protegerse
de las balas enemigas.
Estos carros fueron excelentes vehículos,
con características equilibradas.
Conscientes de que se enfrentarían
a muchos blindados soviéticos, los alemanes
revisaron sus ideas sobre qué debía hacer un carro.
El papel del cazacarros
pasó a ser la prioridad.
Los nuevos Panzer, como el Panther,
por ejemplo, tenían cañones largos
y un blindaje más grueso.
Ya no se diseñaban
para ataques veloces en la retaguardia enemiga.
Ahora debían luchar contra los carros enemigos.
La ambición de militares y
diseñadores alemanes, alcanzar la superioridad cualitativa
en blindaje y armamento a toda costa,
se convirtió en toda una obsesión.
El Tiger apareció en 1942.
Era bueno, pero demasiado pequeño.
Los ingenieros diseñaron el Maus,
aún demasiado pequeño.
Lo hicieron un poco más grande
y crearon el Ratte.
Pero alguien dijo: "¡Muy pequeño!",
y el proyecto se convirtió en un monstruo de 1500 toneladas...
pero solo en papel.
Si los ingenieros del Tercer Reich
hubieran tenido más tiempo,
quizás hubiésemos visto algo aún mayor.
Justo después de la Segunda Guerra Mundial,
la pregunta "¿Qué es un carro?"
seguía sin una única respuesta.
Había dos, de hecho:
los carros medios, los "caballos de batalla"
de las fuerzas acorazadas;
y los carros pesados y cañones de asalto,
que se desplegaban como
"refuerzos en el ataque y la defensa".
Los militares querían un único carro
para ambas cosas,
pero los ingenieros no conseguían crearlo.
Les limitaba la tecnología,
sobre todo la potencia del motor y la transmisión.
A finales de los años 50, los británicos
diseñaron un cañón de carro de 105 mm
que, como los Beatles,
tuvo un gran éxito en todos los países occidentales.
Se usó en el Centurion 7 y el M60,
y después en el M48 Patton 3
y el Leopard 1.
El motivo de su éxito era sencillo:
un carro medio equipado
con aquel cañón podría penetrar
los carros pesados soviéticos de frente.
Además de contar con excelente munición antiblindaje,
el cañón podía disparar balas muy explosivas y potentes.
La respuesta de los soviéticos
fue el cañón de ánima lisa de 115 mm.
Podía hacer lo mismo con los carros pesados de la OTAN:
penetrar su blindaje frontal con facilidad.
Cuando el cañón estriado L7 británico
y el cañón de ánima lisa soviético
comenzaron a fabricarse en serie,
se dejaron de desarrollar carros pesados en todos los países.
Siguieron usándose,
pero los carros de combate principales
fueron reemplazándolos poco a poco.
Los diseñadores lograron
crear vehículos rápidos,
con buen blindaje y bien surtidos de armas,
todo a la vez.
La maldición había terminado.
Los nuevos vehículos
por fin respondían
con facilidad a la pregunta
"¿Qué es un carro?".
Es un vehículo de combate versátil,
con buena potencia de fuego,
un blindaje resistente
y una elevada maniobrabilidad,
capaz de atravesar
una defensa o de defender un área.
Cuando los carros aparecieron,
eran máquinas exóticas,
diseñadas para hacer frente a las trincheras de guerra.
Ahora son un pilar
de las fuerzas terrestres modernas.
A veces se dice
que los carros están desfasados.
Pero no parece muy probable
que algo vaya a sustituirlos en un futuro próximo.