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Estoy aquí para reclutarles.
Estoy aquí para Uds. y yo juntos creemos un mundo más sano.
Pero también estoy aquí para convencerles de que no podemos hacer esto
dentro del modelo sanitario tradicional.
Tenemos que transformarlo.
Tenemos que unirnos
y abordar los factores sociales subyacentes que repercuten en la salud.
Así que, si lo desean, cierren los ojos un segundo
e imaginen conmigo lo siguiente.
Es medianoche.
Una chica de 14 años camina por la calle.
Está cansada, hambrienta y temblando
Está muy asustada.
¿Dónde dormirá esta noche? ¿Cómo va a sobrevivir?
Solo tiene 14 años y está sola.
Y aún así, sabe que ha tomado la decisión correcta,
porque le asustaba más quedarse en casa.
Si se hubiese quedado donde abusaban de ella,
no habría salido adelante.
No habría sobrevivido.
Y al menos, así tiene una oportunidad.
Así que, ella camina, con un único destino,
con un único objetivo en mente:
sobrevivir.
Así que, abran sus ojos.
Sí. Yo era esa chica de 14 años.
Y conseguí salir de las calles
y estar frente a ustedes hoy.
Y aprendí mucho en esas calles.
Por eo me preocupan los factores sociales subyacentes que repercuten en la salud.
Salí de esas calles, acudí a un centro local de asistencia a adolescentes
y entré en el sistema de acogida.
El primer lugar en el que estuve fue un centro de acogida de emergencia.
Y mientras estaba allí, la gente era... amable,
pero yo no confiaba en ellos.
Así que no les permití ayudarme.
Y justo cuando comenzaba a confiar en ellos,
me trasladaron a otra casa de acogida.
La siguiente casa en la que estuve pertenecía a una familia afroamericana.
Y eran geniales.
Era generosos, amables
y quizás no sabían bien qué debían hacer
con esta chica rubia y blanca de ojos azules.
Pero siempre me sentía como una intrusa.
Y entonces, un día, estaba lavando la ropa de la familia
y, sin querer, metí una camiseta roja con la ropa blanca
Me quedé bloqueada.
¿Cómo sería mi castigo?
¿Qué tipo de castigo me impondrían?
En cambio, dijeron: "¡No te preocupes! No pasa nada".
Y, de repente, nos sentimos unidos por un mismo color:
el rosa. (Risas)
Y mi última casa de acogida fue con una pareja
que se hicieron padres de acogida solo para darme un hogar a mí.
Y me hicieron sentir segura y confiada.
Me enseñaron a confiar en mis habilidades y en mí misma.
Aprendí mucho de ser una niña de acogida.
Aprendí cómo los traumas pueden tener impactos persistentes.
Aprendí sobre raza, igualdad y justicia social.
Aprendí que la bondad
puede salvar una vida, sin duda.
Debido a la crueldad que había sufrido
sabía cómo era sentirse subvalorada.
Debido a la bondad de la que había disfrutado,
conocía la importancia de cuidar de aquellos más vulnerables.
Pero, ¿saben qué?
Tuve suerte en muchos aspectos.
Era blanca, había recibido una educación,
me enviaron a buenas casas de acogida,
y, mientras estuve allí, vi a muchos niños que no tuvieron mi suerte.
Vi cómo perdían la esperanza
y cómo afectaba esto a su salud.
Así que me aferré a esta perspectiva de la vida.
Como dijo Franklin Delano Roosevelt:
"La prueba de nuestro progreso no consiste en añadir
abundancia a aquellos que ya tienen mucho,
sino proveer suficiente a aquellos que tienen demasiado poco".
Y esto es enfrentar los factores sociales que repercuten en la salud.
Con estas lecciones en mente decidí estudiar medicina.
Me formé como médico especialista en enfermedades infecciosas
y terminé justo cuando se desató la epidemia de VIH/SIDA.
Y en esa clínica, la clínica de VIH en la que comencé,
vi a veteranos de guerra,
jóvenes veteranos que venían y parecían ancianos.
Sus cuerpos destrozados, una catástrofe,
por esta devastadora enfermedad mortal.
Porque recuerden, por entonces no había tratamientos.
Y vi cómo perdían sus trabajos,
sus casas y a sus amigos,
conforme se iba deteriorando su salud.
Y lo peor fue la tristeza
de ver cómo les rechazaban sus familias
cuando estaban muriendo. Y solo porque eran homosexuales.
¿Y cómo creen que afectó esto a su salud?
Y a través de la lucha y apoyando a estos valientes
contra todos estas opiniones injustas y el abandono,
encontré mi inspiración.
Cuidando a otros que habían sufrido la crueldad y la adversidad
tuve la oportunidad de devolver la bondad
que otros me habían mostrado.
Esos pacientes me enseñaron lecciones muy importantes:
lecciones de aceptación, valentía y de amor.
Y me enseñaron qué puede hacer un médico
y qué debe hacer la medicina.
Pero, desafortunadamente, la medicina está fracasando en nuestro país.
El hecho de que el sistema en el que trabajo aquí en los EE.UU.
gaste más del doble en sanidad
que ningún otro país desarrollado,
y que tengamos los peores resultados.
Gastamos un 18% de nuestro PIB
y tenemos unas condiciones sanitarias desalentadoras.
El asunto es que en este país
hay demasiadas personas que no tienen acceso a este sistema que fracasa.
Hay 51 millones de personas sin seguro médico y muchas más con seguros insuficientes.
Esta falta de cobertura sanitaria se traduce directamente
en los peores resultados sanitarios.
¿Saben? Yo fui una de esas personas sin seguro cuando era adolescente
y no tenía un médico.
El único lugar al que podía ir cuando enfermaba
era a emergencias.
Y no es el lugar adecuado para que una adolescente reciba ayuda.
El asunto es que actualmente nuestros sistema sanitario
se caracteriza por desigualdades inadmisibles:
desigualdades sanitarias basadas en la raza y la etnia,
en la geografía, la orientación *** y el nivel socioeconómico.
Es lamentable.
Y lo sé. Vean estas cifras.
Las personas de raza negra viven un promedio de 4 a 7 años menos que las de raza blanca.
Y lo sé porque escuché historias que hablan "del porqué"
de pacientes afroamericanos infectados por el VIH
...de los que cuidé en la clínica de VIH.
Y esto se debe a los factores sociales que repercuten en la salud.
Martin Luther King dijo: "De todas las formas de desigualdad,
"la injusticia en el sistema sanitario es la más impactante e inhumana".
Y mi mensaje hoy
es hacer un llamamiento.
Recuerden que iba a reclutarles
en las profesiones sanitarias, pero aquí hay un matiz importante:
¡y mucho más!
Porque tienen una forma de solucionar esta injusticia.
Les doy una razón por la que gastamos tanto en sanidad
y recibimos tan poco a cambio:
estamos gastando dinero en cosas equivocadas.
Tenemos un sistema que trata a "enfermos", no un sistema sanitario.
Tratamos a los pacientes una vez que están enfermos,
pero no les proporcionamos serviciosni oportunidades
para evitar que vuelvan a enfermar.
Necesitamos un nuevo modelo sanitario.
Uno que sea reactivo.
No, reactivo, no. Quería decir proactivo.
Uno que se base en la atención primaria, no en intervenciones graves.
Uno que coordine los cuidados, no uno que lo fragmente.
Uno que se base en la comunidad y en la población,
en vez de uno basado en el hospital y los médicos.
Y, lo que es más importante,
tenemos que cambiar el sistema de atención sanitaria tradicional
por uno que haga frente a los factores sociales que repercuten en la salud.
Y ahora entendemos que la salud de la población
está determinada sobre todo por factores que son de asistencia médica,
ni hospitalaria ni consultas médicas.
De hecho, esto solo constituye el 10% de lo que determina la salud de una comunidad.
El otro 90% depende de factores sociales y de comportamiento.
Y, ¿a qué me refiero con factores sociales que repercuten en la salud?
Me refiero a factores como el nivel socioeconómico,
las oportunidades educativas,
el puesto de trabajo y la seguridad laboral,
la vivienda, los barrios seguros,
el estatus social
y uno que es especialmente importante para mí:
sentir que tienen un lugar en la sociedad,
sentir que tienen un sistema de asistencia social,
sentir que los valora.
Y sabemos que aquellos que se sienten infravalorados sufren mala salud.
Cuando estaba en acogida, vi a niños
que no tenían la oportunidad de recibiruna educación
y ahora sé que si no conseguían un título de secundaria,
eran cinco veces más propensos a tener peor salud que yo,
que tenía formación universitaria.
Y vi a niños que solo habían vivido en la pobreza,
y ahora sé que son ocho veces más propensos a tener mala salud
que sus compañeros más afortunados.
Mis experiencias me han mostrado la relación
entre estos factores sociales sanitarios
y el estado de salud de una comunidad y de una persona.
Y estas realidades exigen
que hagamos frente a los factores sociales que repercuten en la salud
Y este es mi mensaje:
la salud no es solo responsabilidad de los médicos.
Debemos unirnos, asociarnos,
gobierno y grupos comunitarios,
instituciones educativas y empresariales,
para garantizar que todo el mundo tenga acceso a la educación,
a las oportunidades laborales, a barrios seguros.
Así que no necesitan estudiar medicina para mejorar la sanidad.
Tienen que moverse.
Y la salud no debe ser limitada a un único ámbito.
Tenemos que hablar de la salud en todas las políticas
y comprender que cada política social en nuestro país
debe tener en cuenta su impacto sobre la salud.
Ahora se dice que no podemos permitirnos que el sistema sanitario
se ocupe de todos estos problemas sociales.
Bien, estoy aquí para decirles que tenemos el dinero para hacer esto.
Simplemente lo estamos gastando en cosas equivocadas.
Así que si miran este cuadro,
verán a Estados Unidos justo aquí, en rojo, en el medio.
Gastamos más en sanidad tradicional,
pero menos en servicios sociales.
Si añadimos los programas de erradicación de la pobreza a los sanitarios,
estamos justo en el medio.
Simplemente estamos gastando el dinero en cosas equivocadas.
Tenemos que reducir la pobreza.
Tenemos que dar oportunidades educativas.
Tenemos que crear oportunidades laborales.
Porque si lo hacemos, la gente estará más sana
y evitaremos estos inmensos gastos en asistencia sanitaria.
Creo que mi llamada a la acción hoy es urgente.
Tenemos que unirnos
para hacer frente a los factores sociales que repercuten en la salud,
para plantar cara a las desigualdades
que están tan arraigadas en nuestro país,
para crear políticas sociales que garanticen una mejor sanidad para todos.
Como dijo el presidente Obama:
"Cada cierto tiempo,
llega un momento en el que tienes la oportunidadde hacer valer
todas esas esperanzas que tuviste para ti
y para tu país..."
Esta es mi propuesta.
Es un desafío. Miren en su interior.
Analicen sus experiencias en la vida.
Definan sus valores fundamentales.
¿Qué van a hacer?
Pregúntense:
¿En qué país quiero vivir?
Uno en el que la marginación social defina su nivel de sanidad.
Uno en el que las circunstancias en las que nacieron
determinen su esperanza de vida?
¿O quieren vivir en un país en el que juntos
podamos hacer frente a los factores sociales que repercuten sobre la salud?
Un lugar en el que nos unamos
para compartir nuestros diversos puntos de vista y experiencias
para garantizar una sanidad mejor para todos?
Nuestras experiencias vitales definen lo que priorizaremos:
cómo hacemos uso de las oportunidades que se nos ofrezcan.
Para mí, mi experiencia contribuye inevitablemente
a que ayude a los más vulnerables,
a garantizar la justicia social en nuestra sociedad,
a cuidar de aquellos olvidados por la sociedad.
Así que les pregunto:
¿Cómo vamos a tratar a los más vulnerables?
¿Tendremos la voluntad política de luchar contra la pobreza,
de desarrollar políticas nacionales que incluyan la educación,
las oportunidades laborales, la seguridad de los barrios?
¿Tendremos la valentía...
de cambiar la forma en la que gastamos nuestros dinero destinado a la sanidad
y usarlo para hacer frente a los factores sociales que repercuten sobre la salud?
Y lo que es más importante:
¿Se unirán a mi causa?
¿Liderarán este cambio?
Porque ahora es el momento.
Muchas gracias.
(Aplausos)