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Los nervios de mi padre estaban a flor de piel.
Le dije: Padre, ahora iré hacia adelante, y veo cómo se despacha.
Llegué al primer ***ón, escuché como llamaba lista – Boschmann figuraba entre los primeros -
También nuestro nombre se pronunció. Volví tranquilizado y dije:
Padre, tranquilícese, nuestro nombre está.
Estuve muy excitado. Y cuando finalmente arrancó el tren,
Uno debe imaginarse Moscú; la estación se encontraba hacia el este,
teníamos que pasar por toda Moscú, dirección oeste.
Por encontrarme tan inquieto, dije a mamá: Voy a quedarme acá en la ventana,
Y esperar hasta que no vea mas ninguna luz de Moscú.
Luego me fui a dormir.
Ninguna cama, ninguna sábana; sobre tabla dura.
Luego dormí durante toda noche, y la mitad de la mañana.
En ... la última estación, el último control.
La policía secreta – también había policiales femeninas – Empezaron a revisar a las mujeres – los hombres a los hombres.
Y un hombre vestido de ***, Todo era ***; ***, ***.
Se sienta cansado, y dice, en ruso: “¡Como deploro este trabajo!”
Nos callamos todos. Sabíamos que podía ser carnada.
Una trampa. Papá no dijo palabra.
Luego se le pregunta: "Cuanto dinero tenés."
Papá le da su monedero. "Pues, diga nomás, diga."
"No," respondió, "No he sido el único a hacer compras. Quizás no se exactamente cuanto hay."
"Y luego se dirá que estoy mintiendo."
Bueno; revisa el monedero. "Y bueno, cómprele manzanas y chocolate a los niños en la última estación."
Cuando luego pasamos por el Portón Rojo, se bajó la tripulación rusa.
El tren iba muy despacio; se le podía Acompañar a paso lento.
Y cuando luego estuvimos parados en la estación de tren, en frente ya esperaba el tren alemán.
Königsberg. Cómo respiraban nuestros padres. Y afuera sonaba la canción:
Gran Dios, nosotros te alabamos.
De Königsberg el tren pasaba por el corredor polonés.
Y el corredor se abria por tantos minutos.
Se ordenó con severidad: „Cerrar puertas y ventanas“,
Y ya arrancó la máquina. En determinados minutos teníamos
Que cruzar el corredor polonés.
No lo permitía de otra manera el gobierno polonés.
Nuestra primera estación fue Schneidemühl, y de allí, a Hammerstein.
Quedamos en Alemania hasta el 12 de mayo.
Con el tercer grupo de migrantes, transportado por la Sierra Córdoba, la familia Jackob Boschmann llegó a Buenos Aires.
De allí seguimos con el vapor por el río hasta Ipe, a Puerto Casado, Chaco, Paraguay.
Con el tren de la sociedad Casado Seguimos al interior hasta Km. 145.
Y de allí, con el carro de buey hasta Trebol, El campamento base para la fundación de la colonia Fernheim.
Allí mire a nuestros padres, Estuvieron parados ahí, trajeados de europeos.
Estos ancestrales, todos los ancestrales; vestidos, ¿Cómo?
Tal como lo permitía la situación, Hombres y mujeres.
Parados ahí, llorando. Pero, se nos llevó de ahí,
Y llegamos a Trebol, la ciudad, también una ciudad – carpas a perder de vista.
La familia Jackob Boschmann debería radicarse en el pueblo Nº 7, Schönwiese.
Luego llegó el día en que teníamos que trabajar en el plano del pueblo.
El pozo ya debería estar cavado, pero aún no estaba listo.
Ciertamente, uno habia trabajado, y los demás se habían fugado.
Allí estaba trabajando sólo, y ya no tenía nada para comer.
Luego terminamos de cavar el pozo, El plano del pueblo fue mensurado.
Y volvimos el mismo camino, Y, vino otro más de la colonia Menno.
Nos llevó a la chacra que ahora nos pertenecía. Nosotros nos bajamos.
Escuché a los padres respirando con pesadumbre. Bajamos lo que teníamos.
El hombre se fue, luego limpiamos un espacio de las malezas,
Armamos las carpas, de la mejor manera posible. Pero primero teníamos que ingresar al monte,
A la búsqueda de palos, necesarios para el armaje de las carpas.
Para la familia era cosa del pasado el miedo del destierro, y de la huida del terror.
Pero, qué perspectivas de futuro existían Para David, ahora de 19 años?
Estuvimos sentados a la noche, nosotros los jóvenes, a nadie le antojó hablar de lindas chicas.
Hablamos del hambre. Uno preguntó al otro: "Has comido algo?"
"No." Preguntó al otro: "Y bueno”, dijo uno, “nuestra madre tenía algunos granos."
"A estos granos los tostó." Lo que no sabíamos: Se trataba de sorgo. Bueno, no lo conocíamos.
Jamás habíamos visto algo así.
Son situaciones que se graban profundamente En la memoria de un joven.
Pero, la vida continuaba. Los tres pueblos, conjuntamente, construyeron una escuela.
Me encontraba insatisfecho. Quería irme, al igual que aquella vez en Rusia.
Pero, hacia donde? En la biblioteca escolar encontré Historia romana; historia griega.
Pero, ningún caballo. Y luego me alcanzó la suerte.
Se me nombró posteriormente profesor en Filadelfia, también pude participar de un curso de biología.
Y luego se me encargó de la dirección del club de profesores.
Y, en relación a esto, yo decía: Bueno, tenéis algo.
Pero, me inquietaba demasiado.
Quería irme; pues, reconocía mi precariedad.
Sin embargo, cuando me encargaron este trabajo,
entendí: Así no es posible.
La ánsia para salir de ahí Se puso en segundo plano a razón de ello.
La profesión de profesor trajo satisfacción. Su primer encargo de profesor obtuvo en el pueblo Blumenort Nº 14.
El 10 de Abril de 1937 David Boschmann Se casó con la profesora Anna Kaethler.
Anna Kaethler ya había culminado sus estudios de profesora en Rusia.
Es una entre los profesores pioneros de Filadelfia.
Familia y profesión eran desafíos a los cuales David Boschmann se enfrentó de alma entera.
El desarrollo cultural de la comunidad colonial y la enseñanza, eran su alegría.
Como consejero escolar organizó programas culturales con presentaciones teatrales y otras
Actividades de formación general. En eso quizás había adelantado en mucho su tiempo.
Esto tenía consecuencias.
Era mi aspiración adecuar aproximadamente La enseñanza al sistema educativo paraguayo.
Y eso no funcionaba. Las pequeñas aspiraciones entonces,
La insinuación, de hacia dónde apuntaban mis aspiraciones, posteriormente se cumplió todo.
Todo se hizo tal cual en el colegio central. Ampliar, ampliar, ampliar.
Pero, para mí, entonces era demasiado difícil. Demasiado se me acusaba.
Y se me adjudicaba apelativos. Uno señora cierta vez quedó muy seria, diría, enojada,
Fue junto a un pastor, Las cosas que ha dicho,
No lo quiero citar aquí. Mi resolución era: Ahora, suficiente.
Y esto entonces salió bien.
En 1950 la familia Boschmann se instaló En Asunción.
Una actividad de enseñanza, que llevó 31 años Se inicio en la Escuela Goethe.
En Asunción se formaba una comunidad Menonita cada día más cresciente.
Donde David Boschmann habría de empeñ*** de cuerpo y alma los próximos años.
Por lo que, cuando, año cincuenta llegué aquí, se me ofreció de inmediato una plaza en la escuela.
Así llegué a trabajar durante 31 años en la escuela Goethe.
Y al cumplir 70 años, dije: Bueno, ahora es suficiente.
Los ámbitos religiosos y culturales de la comunidad fueron fomentados y desarrollados.
Era miembro del consejo eclesiástico, Donde obró por algún tiempo como líder.
Tía Anna durante muchos años dirigió el club de mujeres.
En tal función también presenció la palada inicial Para la construcción de la iglesia.
La construcción de una iglesia propia Y de una escuela propia,
Eran emprendimientos, en cuyo suceso David y Anna Boschmann participaron.