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Ideas que te transforman
Miguel San Martin
Rumbo a Marte
Mi amor por la exploración de Marte
comenzó cuando estaba en el colegio secundario.
Estaría en segundo, tercer año.
Cuando leyendo una revista, Mecánica Popular, me entero
de esta misión a Marte, Viking, de los Estados Unidos,
que tenía como objetivo aterrizar dos estaciones científicas
con el fin de ver si había vida.
Tenían instrumentos para detectar vida.
Este iba a ser el primer intento de los Estados Unidos
en aterrizar un paquete de instrumentos en la superficie
y una hazaña que todavía nadie había hecho,
la Unión Soviética nunca lo logró,
me sorprende también
la complejidad y la audacia de esta misión, así que
enseguida me quedo fascinado y la sigo
lo mejor posible, porque no teníamos Internet en aquella época,
así que de vez en cuando aparecía algún artículo
en los diarios. Y bueno, después me entero de que
la iban a lanzar, y la lanzaron y cuando llega
el momento del aterrizaje, esa noche
antes del aterrizaje me encuentro en la chacra
de mis padres en Villa Regina, Río ***,
tratando de seguir la cosa, escuchando a la BBC de Londres
en onda corta, atentamente: "all systems go, all green",
todo verde, y se termina la transmisión
porque terminaban a esa hora y me voy a dormir
con la gran incógnita de lo que había ocurrido.
Así que, a la mañana, me levanto y vamos al pueblo
a hacer las compras como siempre, pero yo me mando
directo al quiosquito del diario y me encuentro con esto
[El Viking llegó a Marte]
había sido un gran éxito, funcionó.
Pero lo que más me encuentro es fascinado con esa foto,
de la pata del "Viking" plantada firmemente sobre el suelo marciano.
Yo no sé si era la fascinación de la proeza técnica
de ingeniería de transportar este vehículo de la Tierra
y que en este momento se encuentra en este mundo
o el abrir los ojos y encontrarse con una vista nueva de
un planeta que todavía estaba por explorarse,
lo que sí sabía en ese momento era que yo quería ser
parte de una expedición, una aventura de este tipo.
Vivir ese momento de suspenso y de triunfo, o tal vez
fracaso y de descubrimiento. Así que
ahí es cuando yo decido, digamos, formar, tratar, tratar
de hacer este tipo de cosas en mi vida.
También me entero a través del Viking de este lugar
con un nombre casi misterioso: "Jet Propulsion Laboratory", Laboratorio de Propulsión a Reacción,
Pasadena, California, todas las noticias y todas las notas
sobre la misión Viking siempre empezaban con "Pasadena, California,
Jet Propulsion Laboratory", así que también eso
de inmediato se transformó en mi mira, ahí es dónde puse yo
mis esfuerzos. Así que, bueno, estudio en los Estados Unidos,
Ingeniería Electrónica al principio, después
Ingeniería Aeronáutica y Astronáutica con una especialización
en guiado de navegación y control, y marcho para
el lugar este misterioso en Pasadena, California,
que es el único trabajo que he tenido en mi vida,
y, bueno, me especializo en estas misiones a Marte,
en la parte que les llamamos el descenso en Marte
o los siete minutos de terror. La propuesta es muy sencilla,
la nave espacial llega a Marte a las altas superficies de la atmósfera, a 125 km, a 20 000 km/h
y en siete minutos, la velocidad tiene que ser cero
y las ruedas del vehículo tienen que estar posadas sobre
la superficie del planeta. Durante ese tiempo, la nave pasa por
una serie, una metamorfosis donde se va desprendiendo
de diferentes partes. Separando escudos térmicos,
abriendo paracaídas, prendiendo los motores cohetes,
una secuencia complicada en la que todo tiene que funcionar
en forma perfecta y en forma automática porque
las señales llevan catorce minutos. Así que no se puede
comandar con un "joystick", ¿no es cierto?
Así que, ésta es la parte que a mí en realidad me fascinó
del Viking y la parte en la que me quería especializar,
y en particular mi parte era el sistema de guiado de navegación y control
que es el piloto que va manejando la nave espacial
durante estos siete minutos. Y la razón por la que la llamamos
"el terror" es no solamente porque es complicada,
hay muchas cosas complicadas en el mundo. Es porque no podemos
practicar esto en la Tierra, porque las condiciones de la gravedad, la atmósfera es distinta
y no es práctico. Es decir muchas de las cosas que hacemos
o prácticamente toda la secuencia, la primera vez que lo hacemos
"de veras", como diríamos, es en Marte. Así que por eso que
tenemos tanto miedo y no tenemos muchas oportunidades
de hacer esto. Por eso es que tiene que funcionar.
Mi primera oportunidad para hacer estas actividades vino con
"Mars Pathfinder" y el vehículo "Sojourner".
Y fue un gran éxito, fue un sistema de descensos muy distinto al Viking.
Tenía bolsas de aire que rebotaban,
no era necesariamente la parte que más me interesaba.
Me interesaba más la guía de navegación y control del Viking pero
de todas formas fue para mí una gran misión, un gran éxito,
y fue la primera vez que viví esos momentos de los siete minutos de terror,
y el triunfo que yo buscaba. Después vino
los vehículos robóticos "Space" y "Opportunity" que
tenían también el mismo sistema de bolsas de aire
y fue un gran, un gran éxito. También me dio
una gran satisfacción personal y otra oportunidad de vivir esos momentos de descubrimientos.
Pero, en realidad, cuando miro hacia atrás me doy cuenta
de que esas misiones eran el preámbulo, la preparación para
la gran misión que es la del "Curiosity".
En esta misión, como pueden ver, se produce un salto tecnológico
en los instrumentos del vehículo que requiere también un salto de tamaño del vehículo
y de peso. Ahora estamos hablando de casi una tonelada de peso.
Casi más de cinco veces los anteriores.
Y también estamos hablando de un costo mucho más grande.
Para que se den una idea, el "Curiosity" fueron USD 2500 millones.
Y "Space" y "Opportunity" fueron USD 800 millones, y eran dos, es decir
que los anteriores teníamos dos oportunidades para triunfar en el descenso,
acá teníamos una y eran USD 2500 millones,
y no son los dólares, sino es el trabajo del equipo que se invirtieron
de lo que estamos hablando acá que hace que uno se sienta un poco más nervioso durante el descenso.
Acá para que comparen esto es del tamaño de un auto como el que uno se puede ir al supermercado.
Así que es un gran salto en ese sentido.
También la misión nos requirió mejorar nuestra navegación,
para poder ir a lugares científicos, a lugares de Marte que sean de mayor interés científico, difíciles de acceder.
Así que ese fue otro de los grandes desafíos de esta misión que también agregaban riesgo.
Muy bien, entonces, bueno, y así fue que comenzamos a diseñar
un sistema de descenso, durante ocho años, totalmente nuevo. Tuvimos que
prácticamente, utilizamos la experiencia de los anteriores, pero tuvimos que hacer
una serie de innovaciones, tuvimos que hacer la cápsula más grande
que se utilizó en la investigación tripulada o sin tripulación; cuatro metros y medio de diámetro.
El paracaídas supersónico más grande del mundo, de la historia, tiene 50 metros de largo.
Pueden ver ahí una persona parada al lado
del paracaídas para que vean el tamaño.
Y después, tuvimos que inventar un sistema totalmente nuevo
de posar al vehículo robótico "Curiosity" porque las bolsas de aire, obviamente,
uno no se puede imaginar una tonelada de peso rebotando
10 metros de altura por un kilometro,
es prácticamente ridículo. Así que inventamos
este nuevo sistema y la primera vez que lo utilizamos
fue en Marte, frente a todos, porque no se podía practicar, ensayar esto en la Tierra.
Y bueno, fueron 8 años de trabajo muy intenso, ¿no es cierto?
Con muchos sacrificios, muchas horas en el laboratorio, con la electrónica y el software.
A veces momentos frustrantes, pero también tuvimos
días donde nos teníamos que pellizcar sí estábamos
en un sueño o nos sentíamos un poco culpables de que
nos estaban pagando un salario para hacer estas cosas.
Nosotros nos codeábamos un poco: "¿podés creer que esto
es un trabajo?". Entonces, por ejemplo, cuando tuvimos que ir
a la histórica base de la fuerza aérea Edwards donde por primera vez
se rompió la velocidad del sonido. Fuimos ahí a probar
el radar de aterrizaje, utilizando un avión F-18
estuvimos varios días trabajando, un lugar muy interesante geográficamente
porque son las salinas que existen en California donde
ellos hacen mucho sus experimentos, y, bueno, finalmente también
yendo al histórico centro espacial Kennedy en Cabo Cañaveral
a alistar, darle los últimos toques al "Curiosity" antes de su viaje a Marte.
Y, bueno, y los días pasaron y ocho años de trabajo y, de golpe,
nos encontramos a seis días del aterrizaje mandando la señal
para activar el sistema de descenso. Lo activamos seis días
antes por miedo de que haya un terremoto en California
y no poder mandar la señal. Siempre tenemos que, cuando se habla
de una misión de tanto costo, siempre hay que
asumir lo peor. Así que el sistema ya estaba activado,
se escuchaba el tic-tic del sistema y el aterrizaje
iba a ser ese domingo. Pero antes de eso, iba a ocurrir el miércoles ***, que le llamo yo,
a sólo cuatro días del aterrizaje, ese es el miércoles
aterrizamos el domingo, descubrimos un error en un parámetro en el software
que indicaba la posición de un instrumento de navegación muy, pero muy, importante para nosotros
y era un error de 4 centímetros. Era un error que había estado ahí hacia años, seis años por lo menos,
y que estaba en las simulaciones y en el software,
entonces se cancelaba, lo cual es una de los peores cosas que nos pueden ocurrir.
Bueno, en ese momento había dos alternativas: una era estudiar cuales eran las consecuencias de vivir
con ese error, en cuanto a las probabilidades de éxito del aterrizaje; la otra era mandar un comando a la nave espacial y corregirlo.
A uno le parecería que, bueno, elijo la segunda obviamente. Bueno, no tan fácil,
porque en esta parte de las misiones,
uno se vuelve muy pero muy cuidadoso, qué comandos le manda a la nave espacial,
se necesitan muchas firmas de muchos jefes para
comandar la nave y siempre existe el problema de que
uno puede cometer un error o que haya un efecto
secundario como en todos los sistemas complicados de software
a veces queremos hacer una cosa y nos sale esa y otra más.
Por lo tanto, hay una gran reticencia del equipo técnico
de hacer eso. Así que hay que probar que se necesita.
Bueno, una vez reconocido eso un poco sudando frío tengo que hacer una visita
al jefe del proyecto, Pete Tisinger, y le digo a Pete:
"Pete, tengo que darte malas noticias, tenemos un error
del software, un parámetro. Entonces Pete muy tranquilamente,
un veterano de muchas misiones, dice: "Bien, Miguel, ¿qué vamos a hacer?"
"Vamos a investigar cuales son las consecuencias de vivir con el problema,
o si debemos hacer una comando para mandar, para cambiar y arreglar el error en el software".
Entonces nos dividimos en dos equipos.
Uno, del que yo estoy a cargo analiza las consecuencias de vivir cómo estaba la cuestión, vivir con el error.
Y otro equipo, de hacer todos los preparativos para mandar el comando.
La cosa es trabajar en paralelo. El jueves y el viernes
pasan una serie de altibajos y decisiones intermedias
y el tiempo sigue pasando. Marte se nos sigue aproximando,
o nosotros nos aproximábamos a Marte y llega el sábado,
no es cierto, dónde en una reunión de decisión final porque
nos quedábamos sin tiempo, a la mañana
nos reunimos para tomar la gran decisión.
Yo vengo a la reunión con una hora de sueño. Así que estoy bastante cansado.
Y después de presentar todas las diferentes opciones,
toma la palabra el jefe de proyecto, Pete, y empieza diciendo:
"ésta es la decisión más difícil de mi carrera",
lo cual es para mí como que me hubieran enterrado un cuchillo por haberle causado tanta pena a esta persona.
Yo personalmente no había cometido el error pero
era mi equipo así que yo tenía que asumir esa responsabilidad.
y, entre paréntesis, de este problemita no solamente se enteró el director del laboratorio,
sino que ya estaba hasta Washington, NASA, los "headquarters" en Washington de NASA.
No es necesariamente, el tipo de fama que estaba uno buscando,
en ese momento. Bueno, entonces Pete toma su decisión
y decide hacer el cambio en el software, lo cual era para mí
era un gran alivio, porque a pesar de que
habíamos descubierto que era
bastante benigna la cosa, que no se rompía con ese error,
igual era el juicio de dos días de análisis y simulaciones
y en un estado de alta presión y muy cansados.
Por lo cual podía ser que hubiésemos concluido algo incorrecto.
Así que yo me sentía muy bien con el cambio.
Pete se da vuelta me dice: "Miguel, vos te vas a dormir ya,
porque te necesitamos fresco para poder tomar decisiones
que puedan ocurrir de acá al descenso". Yo en ese
momento me sentía exhausto, físicamente, emocionalmente e intelectualmente.
Pero, antes de irme, Pete se da vuelta y me dice: "Miguel,
excelente trabajo". Y a mí me sorprendido.
Digo: "Pete, hubiera estado mucho mejor el trabajo si no hubiera
cometido el error en primer lugar.
Entonces Pete me mira directo a los ojos y me dice:
"no, excelente trabajo porque encontraste el problema
con tu equipo, trabajaste para hacer el análisis,
y tuviste la valentía y el coraje de venir y contarnos y explicar
el error". Entonces, en ese momento yo me emocioné mucho
y me di cuenta de qué contento, qué orgulloso
estaba de formar parte de esa institución
con esos valores de honestidad, integridad y trabajo en equipo.
Valores que son importantísimos en el éxito de estas
misiones. Así que me voy a casa a descansar.
Y después viene el día del aterrizaje. Entro al centro
de control. Una persona feliz pero aterrorizado, obviamente.
Como se puede esperar USD 2500 millones de trabajo
nadie quiere ser el que erró el penal en la final, ¿no es cierto?,
yo tampoco. Pero calmo un poco mi temor
leyendo, o acordándome de las palabras que dio
el presidente de los Estados Unidos, Teodoro Roosevelt,
a principio del siglo XX que dice así: "No es el crítico
el que cuenta, ni el que señala cómo la persona fuerte
tropezó, o cómo el hacedor de proezas podría haberlas
hecho mejor. El mérito es de la persona que está
en el ruedo, cuya cara está cubierta de polvo, sudor y sangre,
que erra y se queda corto una y otra vez.
porque no hay esfuerzo sin error. Quién en el mejor
de los casos al final conoce el triunfo de un gran logro
y en el peor, si falla, al menos falla intentando algo grandioso.
Mucho mejor es intentar grandes cosas, lograr triunfos
gloriosos aun salpicados por fracasos, que unirse a esos
espíritus tímidos que no disfrutan ni sufren mucho
porque viven un ocaso gris que no conoce ni la victoria
ni la derrota". Y yo así me sentía feliz porque estaba
en el lugar que quería estar. Y ahora les voy a contar
cómo se vivieron esos minutos del descenso con un video
que lo explica mucho mejor de lo que yo lo puedo hacer
con mis palabras.
(Inicio Video)
Laboratorio de Propulsión a Reacción, 5 de agosto de 2012, 22:23
Las cosas se ven bien, llegando a la entrada.
El vehículo reporta interfaz de entrada.
Comenzamos a sentir la atmósfera a medida que avanzamos.
OK, reporta que observamos g’s en el orden de los 11 o 12 g’s de la Tierra.
Guiado activo iniciándose. (Aplausos)
Ahora estamos recibiendo telemetría desde Odyssey.
Debemos tener apertura de paracaídas alrededor de Mach 1.7
El paracaídas se ha abierto. (Aplausos)
Estamos desacelerando.
El escudo térmico se ha separado, estamos sujetos al suelo.
Bajando a 90 metros por segundo
a una altitud de 6,5 kilómetros y descendemos.
En espera para separación del escudo trasero.
Estamos en vuelo propulsado.
(Aplausos)
Estamos a una altitud de 1 kilómetro y descendiendo.
En espera de la Grúa Aérea.
Grúa Aérea iniciándose.
La señal de Odyssey se mantiene fuerte.
Contacto confirmado. ¡Estamos a salvo en Marte!
(Festejos) (Aplausos)
Tenemos imágenes.
¡Es una rueda, es una rueda!
(Festejos) (Aplausos)
Curiosity ha amartizado.
(Fin Video)
(Aplausos)
Y al poco tiempo de aterrizaje llegó esta foto hermosa
dónde podemos ver las ruedas del "Curiosity" firmemente
sobre la superficie. Y la sombra del vehículo "Curiosity"
triunfalmente sobre la superficie del planeta rojo.
Yo no sé si esta foto salió en la primera plana del Río ***,
pero espero que inspire a las nuevas generaciones
de la forma que la foto del Viking me inspiró a mí.
Muchas gracias. (Aplausos)
Gracias. (Aplausos)