Tip:
Highlight text to annotate it
X
Cuando estudiamos... el Dhamma, o estudiamos... lo que el Buddha enseñó
...o estudiamos lo que cualquier maestro espiritual enseñó,
lo que estamos haciendo es básicamente “amasando” un grupo de ideas y conceptos,
y maneras de interpretar nuestra experiencia...
(Son) herramientas...
Cuando ya en verdad practicamos,
y a medida que desarrollamos nuestra práctica en el tiempo,
lo que aprendemos en realidad es:
Cuándo necesitamos estas herramientas, y cuándo dejarlas.
Y el Buddha usó una analogía para las herramientas que enseñó,
a manera de una balsa que se construye para cruzar la corriente;
y una vez que cruzas la corriente, se supone que uno deja la balsa...
está hecha de quizás de madera fina... u otros materiales...
reunimos nuestras herramientas espirituales en un vehículo
para cruzar la corriente al otro lado,
al lugar donde hay “menos sufrimiento”...
Pero una vez que llegamos ahí, la idea no es cargar con todos estos
conceptos que aprendemos,
sino en realidad, es ser capaces de hacer a un lado estos conceptos.
Saber cuándo los necesitamos... pero saber también cuándo dejarlos.
A veces las personas pueden aferrarse bastante
a las ideas que aprenden en su “entorno espiritual”,
o en sus propias investigaciones, lecturas.
Y pueden volverse bastante intimidantes con sus “herramientas espirituales”,
podemos comenzar a sermonear a nuestros amigos,
nuestra familia puede comenzar a evitar hablarnos de cualquier cosa
porque empezamos con “lo que el Buddha enseñó...”....
Pero más que eso... de lo que voy a hablar es en realidad de...
hay realmente una muy prominente y errada perspectiva.
Que es que, existe esta idea de que el Buddha
dio una visión ulterior y trascendente de la realidad.
Y de que, el resto de nosotros andamos por ahí
con una visión convencional y nebulosa de la realidad.
Y de que, la meta de la práctica espiritual es, de alguna manera,
“ver la realidad claramente”...
pura y claramente...
De que de alguna manera, la única meta de la práctica espiritual
es ser capaz de “experimentar el mundo de una manera profundamente clara...”,
sin ninguna de nuestras “cosas” entrometiéndose...
Y de que, de alguna manera, cuando “alcanzamos la iluminación”,
lo que eso significa en esta perspectiva incorrecta,
es que llegamos a un lugar en el que podemos realmente experimentar la realidad
sin nada del Yo-ísmo centrado en el sí mismo entrometiéndose...
De manera que la meta espiritual es, en otras palabras,
“quiero ser capaz de ver el mundo con claridad y todo lo que está ocurriendo”.
Esto no es lo que el Buddha enseñó.
Y hay muchas buenas razones por las que no enseñó esto.
Pero nuevamente, no se trata de entrar en una dimensión
con una percepción pura y ulterior de la realidad.
El Buddha de hecho, enseñó, y iré a esto más adelante,
enseñó una serie de percepciones que provocan menos y menos sufrimiento...
La meta no es encontrar la visión ulterior de la realidad,
porque el Buddha no estaba interesado en nada más allá de nuestra propia experiencia!
No creía que hubiese esta realidad allá afuera
que podría ser experimentada sin filtro alguno por parte de nuestra mente.
Que podríamos de alguna manera acceder al mundo sin nuestros asuntos entrometiéndose.
La idea, sin embargo, es que hay ciertas maneras de percibir el mundo
que provocan más sufrimiento, a nosotros mismos y a los demás,
y que hay maneras de percibir que no nos provocan sufrimiento...
Entonces, es un proceso gradual de ir reemplazando
una percepción del mundo, o experiencia, pongámoslo así...
por percepciones gradualmente menos estresantes.
Pero no se trata de alguna vez llegar a tal situación en que tenemos
una visión completamente objetiva de la realidad.
¿Por qué?
Bueno, hay un par de razones. Primero que nada,
si vas simplemente a la enseñanza del Buddha,
las primeras líneas que dan comienzo al Dhammapada son:
“La mente es el autor de todas las cosas”... Punto.
Todo lo que experimentamos, todo lo que conocemos,
ha pasado... es lo que se conoce como “sankara”,
es una “fabricación”, algo que ha sido configurado por nuestra mente.
Ahora, esta profunda observación ha sido de hecho corroborada
por todas las investigaciones recientes de la Neurociencia, básicamente.
Que dice que lo que experimentamos no es en realidad “una clara representación del mundo”
Es en realidad algo que es extremadamente fabricado.
En vez de que el mundo simplemente “entre” por nuestros ojos
y se proyecte en una pantalla en nuestra cabeza,
que es lo que quisiéramos creer,
en verdad, hay toda una parte del cerebro, llamada lóbulo occipital,
que está re-creando el mundo, desde recuerdos, expectativas e ideas,
y de hecho sólo estás viendo un porcentaje muy, muy pequeño de lo que está ocurriendo
en cualquier momento...
Y de hecho es menos del 3%, el resto...
el 97% restante del campo visual está siendo puesto ahí por tus recuerdos y expectativas
Pero eso puede estar cambiando sin tú estar siquiera conciente de ello.
Y hay tests clínicos maravillosos online, que demuestran justamente
cuánto de lo que creemos que vemos, en verdad no lo estamos viendo...
cuánto es en realidad creado por expectativas mentales...
Luego, hay muchos filósofos contemporáneos... pueden haber oído de Wittgenstein
quien dijo que el lenguaje en sí mismo está equipado de extremadamente pobre manera
para alguna vez entregar alguna descripción veraz del mundo mismo.
Pero usemos además algo más práctico,
en vez de sentarnos aquí a hablar y enseñar de Wittgenstein,
que realmente es una manera bizarra de pasar la tarde!
Hagamos un experimento más práctico.
Supongamos que estás parado en una esquina, y ves un accidente,
un peatón ha sido atropellado por una Van, y menos mal no muere,
pero está ligeramente herido y lo llevan al hospital y entonces,
un policía que ha llegado al lugar te pregunta, “¿qué pasó?”
Y entonces puede que simplemente digas,
“Bueno, aquel peatón fue atropellado por esa Van”
Esa sería una percepción del evento.
Pero luego, puede haber más datos.
Por ejemplo: ¿la luz verde era para el peatón o para la Van?
Ese es un dato adicional.
Otro asunto puede ser: ¿El conductor de la Van vio al peatón y no frenó?
¿o miraba para otro lado y no vio al peatón?
¿Fue un acto intencionado o fue un accidente?
O, te pueden preguntar si es que el peatón corrió por frente de la Van,
de manera que no habría forma de que el conductor se diera cuenta.
O por otra parte, ¿acaso el conductor condujo mal a propósito?
Y luego hay aún más datos.
Puedes ir los trasfondo del conductor.
¿Acaso el conductor vivió en un horrible genocidio en Ruanda
y vino a este país, y estaba bajo el efecto de un evento post-traumático
reviviendo los horrores de su pasado; cuando iba así pasó con luz roja
y atropelló al peatón?
O quizás, había algún tipo de evento importante en el cual el conductor
pudo haber salvado incontables vidas si llegaba a algún lado...
O por otro lado, quizás.... ya se hacen la idea,
podemos seguir y seguir y seguir! ¿Cierto?
¿En qué momento dices “ya entendí lo que pasó”?
En ningún momento.