Tip:
Highlight text to annotate it
X
El Movimiento Zeitgeist
Respuesta a los medios
"Muerte de Osama Bin Laden"
El 1 de mayo de 2011
el Presidente Barack Obama apareció en la televisión nacional
con el anuncio espontáneo de que Osama bin Laden
el presunto organizador de los trágicos acontecimientos del 11 de septiembre de 2001
había sido asesinado por las fuerzas militares en Pakistán.
Momentos después, un bombardeo mediático corrió a través de prácticamente
todas las cadenas de televisión en lo que sólo podría describirse
como una grotesca muestra de celebración
reflejo de un nivel de inmadurez emocional
que raya la psicosis cultural.
Imágenes de gente corriendo por las calles de Nueva York
y Washington cantando consignas patrióticas estadounidenses
agitando sus banderas como los miembros de algún culto
alabando la muerte de otro ser humano
revelan otro estrato más de esta enfermedad que llamamos sociedad moderna.
No es la intención de esta respuesta dirigirse al uso político
de tal evento o dilucidar la orquestación escénica
de cómo ha sido controlada la percepción pública por los medios masivos
y el Gobierno de Estados Unidos.
Mas bien, el punto de este artículo es expresar
la burda irracionalidad aparente
y cómo nuestra cultura se determina y se carga emocionalmente tan fácilmente
con respecto a simbología superficial en vez de verdaderos problemas de fondo
soluciones o consideraciones circunstanciales racionales.
La primera y más obvia de las cuestiones
es que la muerte de Osama bin Laden no significa nada
cuando se trata del problema del terrorismo internacional.
Su muerte simplemente sirve como catarsis
para una cultura que tiene una fijación neurótica con la venganza y la retribución.
El hecho de que el gobierno
que, desde un punto de vista psicológico, siempre ha servido
como una figura paterna para los ciudadanos, refuerce la idea
de que matar a personas es la solución a algo
debería ser suficiente para que la mayoría de nosotros hiciésemos una pausa y consideráramos
la calidad de los valores que surgen del mismo Zeitgeist.
Sin embargo, más allá de las distorsiones emocionales y trágicas
el patrón vengativo de recompensar la continuación de la división
y la violencia entre humanos, hay una consideración más práctica
con respecto a cuál es realmente el problema
y la importancia de ese problema en relación a la prioridad.
La muerte de cualquier ser humano tiene una consecuencia incalculable
en la sociedad. Nunca es sólo la muerte del individuo.
Es la muerte de las relaciones, el compañerismo, el apoyo
y la integridad de los entornos familiares y comunitarios.
La muerte innecesaria de 3000 personas el 11 de septiembre de 2001
no es ni más ni menos importante que la muerte de personas
durante las guerras mundiales, por cáncer y enfermedades, accidentes o cualquier otra causa.
Como sociedad, es seguro decir que buscamos un mundo
que estratégicamente limite tales consecuencias innecesarias
a través de enfoques sociales que permitan la mayor seguridad
que nuestro ingenio pueda crear.
Es en este contexto
que la obsesión neurótica con los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001
resultan gravemente insultantes y perjudiciales para el progreso.
Se ha creado un entorno
donde cantidades escandalosas de dinero, recursos y energía se gastan
buscando y destruyendo subculturas muy pequeñas de seres humanos
que presentan diferencias ideológicas
y actúan sobre esas diferencias a través de la violencia.
Sin embargo, sólo en Estados Unidos cada año
mueren aproximadamente 30.000 personas por accidentes automovilísticos
la mayoría de los cuales podrían ser evitados con cambios estructurales muy simples.
Esto es diez veces el 11-S cada año
pero nadie parece quejarse de esta epidemia.
Asimismo, más de 1 millón de estadounidenses mueren de enfermedades cardíacas
y cáncer al año, causas que ahora fácilmente se pueden conectar
a influencias medioambientales en su mayoría.
Sin embargo, independientemente de los más de 330 11-S
que se producen cada año en este contexto
las asignaciones presupuestarias gubernamentales para la investigación
sobre estas enfermedades es sólo una pequeña fracción
del dinero gastado en las operaciones "antiterroristas".
Tal lista podría seguir indefinidamente en lo referente
a la perversión de la prioridad cuando se trata de lo que realmente significa
salvar y proteger la vida humana
y nosotros tenemos la esperanza de que muchos por ahí puedan reconocer
el severo desequilibrio que tenemos con respecto a los valores.
Entonces, volviendo a la cuestión de la venganza y la retribución
esta respuesta concluirá con una cita al Dr. Martin Luther King
probablemente la mente más brillante e intuitiva cuando se trata de conflictos
y el poder de la no violencia.
El 15 de Setiembre de 1963, una iglesia en Birmingham, Alabama, fue bombardeada
matando a cuatro niñas que asistían a la Escuela Dominical.
En un discurso público, el Dr. King dijo:
"¿Qué asesinó a estas cuatro niñas?
Mira a tu alrededor. Verás que muchas personas
en las que nunca habías pensado participaron en este acto malvado.
Así que esta noche todos nosotros debemos irnos de aquí
con una nueva determinación para luchar.
Dios tiene un trabajo para que hagamos.
Quizás nuestra misión sea salvar el alma de América.
No podemos salvar el alma de esta nación lanzando ladrillos.
No podemos salvar el alma de esta nación cogiendo nuestras municiones
y saliendo a disparar con armas físicas.
Debemos saber que tenemos algo mucho más poderoso.
Simplemente tomemos la munición del amor."
Para más información, visite: www.movimientozeitgeist.org