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Salmos 105:5 dice, “Recordad las maravillas que Él ha hecho.”
Por lo tanto, es bueno para nosotros de recordar y pensar en lo que Dios ha hecho en nuestra vida.
Crecí en un hogar donde mi familia me llevó a la iglesia básicamente cada vez que las puertas estaban abiertas.
Y esta realidad de un Dios estuvo en mi vida desde
la infancia hacia adelante. Nunca realmente hubo un día en mi vida en que
mis padres no me hicieran ir a la iglesia. A través de ese tiempo, había convicción de pecado.
Hubo momentos especialmente cuando predicadores de avivamiento
venían, tenía una experiencia emocional y
me daba cuenta de la realidad del infierno y me daba un poco de cuenta acerca de dónde yo estaba.
Así que, caminaba un pasillo, decía una oración y tomaba una decisión que realmente nunca parecía durar.
De hecho yo, la gente hace bromas sobre esto,
pero créelo, en mi casa en Alabama hay por lo menos dos Biblias donde
tengo, "Yo, Masson Van fui salvo…", con la fecha y firma, para que yo no
dudase. Así que esa es una realidad y no sólo una broma que la gente hace.
Yo tengo por lo menos un par de estas. Este era el tipo de mundo en el que yo crecí
y puedo recordar la última vez en ese período de mi vida, que más o menos estuve bajo convicción.
Un predicador de avivamiento vino una vez y dio un
recurso muy emocional, sin embargo Dios estaba tratando conmigo en un cierto nivel.
Así que, este pensamiento se apoderó de mí: no estoy bien con Dios y tengo que estar en bien con Dios.
Toda profesión que yo había hecho hasta ahora
no era real y necesitaba algo que si fuera real.
Entonces, una vez más fui hacia adelante y esta vez había decidido,
“Esta vez va a ser real, realmente voy hacer un esfuerzo esta vez para ser un Cristiano.”
Así que, creo que escribí de nuevo en la parte de atrás de mi Biblia,
que fui salvo esta fecha y empecé diligentemente a tratar de leer
mi Biblia. Tú sabes, una de las veces antes de esto, yo había
llegado bajo una convicción tan intensa del pecado, que bajé al sótano,
fui a una esquina y lloré por horas. De hecho, mi padre bajó
y me preguntó qué estaba pasando. Así que eso es algo de la realidad del nivel
de convicción bajo el que yo estaba, pero esta vez iba a ser diferente.
Así que me puse a leer la Biblia y a orar lo mejor que podía.
Todas las noches encendía una vela, apagaba todas las luces y encendía una vela
al lado de mi cama, para poder leer mi Biblia bajo la luz de la vela, porque así se sentía más espiritual.
Tú sabes, es algo chistoso, pero realmente nos ayuda a comprender lo que está pasando con
muchas cosas como el catolicismo y la gente que utiliza iluminación y música suave y cosas
como esas. Mi vida estaba apoyada en cosas como la lectura
de mi Biblia con la luz de la vela. Me dio la sensación de que esto era real.
Pero tan pronto como la vela se apagaba, mi vida espiritual también.
Bueno, esto comenzó a desvanecerse, tenía cerca de 12 o 13 años. Estaba muy interesado en el béisbol,
deportes, el atletismo y cosas de este estilo. De hecho, mi padre está en el salón de la fama
en un colegio de Alabama, así que él estaba empujando hacia mí los deportes y cosas como esas.
Entonces, estuve muy involucrado en estas cosas y comencé a involucrarme con la gente
que estaba en deportes. Y nosotros, como una multitud, comenzamos a alejarnos
de todo lo que habíamos creído mientras crecíamos. Empezamos a involucrarnos en las cosas que sabíamos
no deberíamos estar haciendo. Entonces, en mi mente, dejé
las cosas de la iglesia, aunque todavía yendo a la iglesia y cosas por el
estilo, sabía que no era real, pero seguí yendo a
la iglesia porque estaba tratando de aliviar mi conciencia. Bueno, cerca de los 14 años y medio, esta convicción
regresó, y volvió esta vez con tal realidad, con tal sujeción inconmovible
a mi vida, que no podía hacer nada para escapar de ella.
Durante este tiempo, la mayoría de la gente me conocía como un tipo duro.
Era un chico que tenía muy poca emoción, tenía un temperamento muy impuslivo, probablemente la mayoría
de las personas pensaban que yo nunca mostraba ningún tipo de remordimiento o tristeza
o nada por el estilo. Pero lo que no sabían era que todas las noches
cuando llegaba a casa de sus fiestas o llegaba de pasar el tiempo con ellos,
lloraba por aproximadamente 1 a 2 horas cada noche, bajo la realidad
que no estoy bien con Dios. Mi profesión de fe no vale nada, las
Biblias con las fechas en ellas no valen nada, a pesar de todo lo demás a mi alrededor
no estaba bien con Cristo y si moría esa noche, iba a morir bajo la ira de Dios.
Así que cada noche, era básicamente la misma rutina, lloraba hasta que me dormía.
Y justo antes de dormir, oraba la oración del pecador porque eso fue lo que
me enseñaron al crecer, que así es como te conviertes en un Cristiano,
tienes que recitar la oración del pecador. Y esto continuó durante unos 2 años,
en ese estado de realidad y en esa convicción tan intensa.
Bueno, mi temperamento terminó metiéndome en problemas y sin entrar en demasiados detalles,
me metí en una pelea con un tipo de una ciudad vecina, todos mis amigos iban a venir
a esta pelea, sin duda yo era más pequeño que este tipo,
así que el plan era que, básicamente, yo comienzo la pelea y luego ellos me ayudan.
Y así no fue como el plan resultó. Dios me perseguía, afortunadamente,
mirando hacia atrás ahora como Cristiano, puedo ver que Dios se estaba acercándose así,
en este momento de mi vida. Y bueno, hace falta decir, pierdo esta pelea
y estoy corriendo por mi vida, literalmente, estoy corriendo por mi vida y por 2 semanas estoy
escondiéndome de todos y toda esta gente está buscándome.
Bueno, eventualmente, los jóvenes del grupo de la iglesia donde yo asistía, se iban para Carolina del Sur.
El año anterior, yo había ido con mi amigo a Carolina del Sur, y habíamos conocido a algunas personas
allá, así que pensé, tú sabes, “Tengo que salir de la ciudad,
tengo que salir de la ciudad, entonces lo que hare será, voy a coger un autobús y mi amigo y yo
pasaremos el tiempo allá con esa gente y cuando el grupo de jóvenes regrese,
los alcanzaremos de vuelta.” Y este era el plan.
Deberías haber visto la cara de asombro del grupo de jóvenes, cuando yo, el pagano
de la escuela, aparece en el autobús de la iglesia, yendo a Carolina del Sur.
Estas personas estaban estupefactas. Y un querido hermano en el momento, que tenía cierto discernimiento, comenzó a orar por mí.
En ese momento él era el líder de los jóvenes y
empezó a orar por mí. Él sabía que yo estaba en un mundo de problemas.
Así que fuimos allí, y durante todo este tiempo y aún más en estas dos semanas,
había sido capaz, durante tanto tiempo de mi vida, de ahogar la voz de Dios.
Mira, yo odiaba, odiaba cuando tenía que poner mi cabeza sobre una almohada
porque entonces la voz de Dios volvería rápidamente. Así que si no estaba escuchando música,
estaba en una fiesta. Si no estaba en una fiesta, estaba hablando con
un amigo. Y si no estaba hablando con un amigo, estaba haciendo algo.
Hacía cualquier cosa para evitar el silencio. Porque cuando había silencio, la voz de Dios
regresaba corriendo hacia mi vida diciendo, “Tú no estás bien con Dios, tú sabes que tienes que
convertirte.” Así que todo este asunto con esta lucha y mi
sistema de apoyo de ahogar la voz de Dios con mis amigos, se derrumbó
hacia abajo. Y aquí me encuentro, en un viaje a Carolina del Sur.
Durante ese tiempo en Carolina del Sur,
no tengo ningún recuerdo de que yo estuviese buscando otra decisión para seguir
a Cristo. No fui allí con una mentalidad de que,
“Realmente estoy en problemas y necesito tomar otra decisión.”
Ya había visto suficiente en ese momento, para saber que iba a llevar más
que solamente orar otra oración para que algo real ocurriese.
Así que, los 2 primeros días, fueron bastante normales, realmente ni siquiera recuerdo mucho acerca de ellos.
Lo único que recuerdo es la última noche antes de que fuéramos a salir
y regresar al día siguiente. Parecía ser un momento muy emocional y
puedo recordar un poco de ese día, pensando sobre algunas de estas cosas,
acerca de que no estoy bien con Dios, que tengo que estar bien con Dios pero me siento absolutamente impotente.
Durante esa noche, cómo dije, un típico momento emocional en cuales
donde todos bajaron la cabeza, así que por cortesía, incliné la cabeza.
Y recuerdo pensar cuando incliné mi cabeza, “Necesito algo real.”
No puedo explicar lo que pasó. Pero entre el momento de bajar mi cabeza y cuando
miré hacia arriba y abrí los ojos otra vez, lo único que podía ver era la gloria
de Dios y la cara de Cristo. De repente, el desierto se había convertido
en una alberca. Y el amor de Dios, vino corriendo en mi vida. Se apoderó de mí y nadie pudo
ayudarme. Los líderes juveniles no sabían qué hacer
porque estaba llorando sin parar. Tuve una sensación abrumadora de que
estoy libre, estoy libre. Todo esto, todo el peso del pecado,
2 años de la ira de Dios acercándose cada vez más y ahora todos mis pecados se han ido.
Y Cristo ya no es esta figura religiosa que caminó hace 2 mil años
cargando ovejas en sus hombros. De repente, Él es el Hijo de Dios resucitado
y yo lo amo y quiero seguirlo. Nunca quiero
volver a pecar. No quiero hacer nada que pueda ofender el amor que es tan precioso.
Así que, eso pasó esa noche. Ellos sabiamente me regresaron a mi cuarto y me dijeron
“Es necesario que ores.” Yo malentendí eso, porque tú sabes,
crecí con la mentalidad que había que orar y pedir que Cristo entrara en tu corazón.
Así que vuelvo a mi habitación del hotel y cuando más o menos me compuse, empecé a tratar de
orar la oración del pecador. Pero yo era algo así como el hijo pródigo,
cuando volvió a su padre. Tú sabes, en el camino cuando regresaba, él
ensayó el discurso que le iba a dar a su padre cuando regresara.
Y básicamente, lo que sucede es que cuando el hijo pródigo aparece, el padre lo interrumpe
a la mitad del discurso y le dice, “No quiero escuchar todo lo que puedes hacer por mí,
me alegro que hayas regresado.” Así que esa fue la manera como me sentí
repitiendo la oración del pecador. Es como si estuviera pidiéndole a Cristo que entrara
a mi corazón y él me dice, “No tienes que hacerlo, aquí estoy, aquí estoy, soy una realidad viva,
tus pecados se han ido. Tus pecados se han ido.” Y hubo gozo inexpresable y mi vida
fue totalmente diferente. Hice una llamada telefónica, creo que fue esa noche o al día siguiente,
a toda la gente con quien me había metido en pleitos y dije,
“No me importa lo que hagas cuando regrese a casa, me he convertido en un Cristiano ahora.”
Y tú sabes, ¿qué puedes decir a eso? Quiero decir algo sobre todo esto,
porque sí hubo gozo inexpresable y sí hubo mucha felicidad,
pero pasé por varios meses, tal vez incluso un par de años de oscuridad de cierta forma,
por todo este asunto de la oración del pecador. Tú sabes, puedes escuchar a alguien predicar contra esto
y puedes pensar, “Tal vez estás poniendo demasiado énfasis en esto.
Tal vez necesitas retroceder un poco.” Esta oración daña a las personas.
Malas doctrinas dañan a las personas y me causó dolor y ésta es la forma en que me lastimó.
Por meses, como dije, tal vez incluso un par de años después de ser salvo,
me iba de casi todas las reuniones, a mitad de la reunión y salía
e iba al cuarto de la escuela dominical para orar la oración del pecador,
porque pensé, “Señor eres tan real para mí, pero no puedo ser salvo porque me enseñaron
que el camino para convertirse en un Cristiano es orando, le pides a Cristo que entre en tu corazón y después
Dios te salva.” Bueno, nada de eso sucedió. Todo lo que me pasó
fue que, bajé la cabeza y en algún momento, Dios alumbró con la luz de los conocimientos
de la gloria de Dios, en el rostro de Cristo hacia mi corazón y fui convertido.
Y eso es básicamente la forma en que sucedió, y cómo dije, esto se prolongó durante un par
de años. Lo que me sacó de todo esto, fue que alguien me dio una cinta de Paul Washer.
Esto fue antes de que todos conocieran sobre Paul Washer. Y fue una cinta de Paul
predicando en Oseas 4:6, donde dice, “Mi pueblo fue destruido porque le faltó conocimiento.”
Y en algún lugar en medio de ese sermón, él se refirió a Jeremías 17:9 donde dice,
“El corazón es perverso y engañoso sobre todas las cosas, ¿quién lo conocerá?”
Dios hizo este verso real. Dios me enseñó esto y luego no puede escuchar nada más
de lo que dijo, porque empecé a darme cuenta de lo que Dios decía en este versículo acerca de mi vida.
Y empezó a mostrarme, si mi corazón es desesperadamente malvado y engañoso sobre todas las cosas
y que yo mismo no lo puedo conocer, no había manera que yo iba poder salvarme.
Así que de repente, todos estos versículos empezaron hacerse reales.
Mateo 1:11 “llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará á su pueblo de sus pecados”
Me di cuenta de lo que pasó esa noche, yo no me salvé a mí mismo, Dios me salvó. No somos salvos
por obras hechas en la justicia sino por su misericordia.
Y así lo que sucedió esa noche es que Dios en su misericordia me abrió los ojos para ver la preciosidad
de Cristo y esa visión capturó mi corazón, y que quería seguir a Cristo todos los
días de mi vida. Y eso es lo que el Señor ha hecho por mí.
Amén.