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Las fiestas en honor a Nuestra Señora de La Candelaria y San Blas arrancaron oficialmente
el pasado sábado, 25 de enero, tras el tradicional pregón que este 2014 corrió a cargo de Coros
y Danzas de Ingenio, tras la invitación realizada al grupo ingeniense por parte del Ayuntamiento
de Ingenio con motivo de la celebración del 65 aniversario de su fundación.
El acto, a pesar de que no se pudo realizar en la Plaza de La Candelaria como estaba previsto
debido a las inclemencias del tiempo, logró cumplir igualmente su objetivo de ser un pregón
ejemplar y didáctico donde no sólo se recogieron los ciclos económicos de la villa sino también
“hechos, costumbres y tradiciones que han ido conformando nuestras principales señas
de identidad”, tal y como adelantaba el presidente de Coros y Danzas, David Castellano.
La escenografía preparada para la ocasión tuvo que ser modificada para adaptarla al
interior de la Iglesia de La Candelaria pero, aún así, la formación ingeniense ofreció
su pregón colectivo con la participación del grupo al completo, teniendo una especial
dedicación a sus baluartes Aurorita Cruz, “Mariquita” Luisa Artiles y Manolito Sánchez.
Esa noche se recordaron los orígenes del municipio y los inicios de los pregoneros,
hilando la historia del grupo con la de su pueblo y sus tradiciones, costumbres, oficios
y, especialmente, con la artesanía, todo ello intercalado, como no podía ser menos,
con la música y los bailes.
Participaron en la velada el Cronista Oficial de Ingenio, Rafael Sánchez Valerón, quien
se remontó dos siglos atrás y realizó una recreación de la proclamación del municipio
de Ingenio, así como artesanos, el párroco de la Iglesia de La Candelaria, Victorio Lorente,
y el alcalde de la Villa de Ingenio, Juan José Gil. El primer edil recordó un entrañable
y significativo bando que rezaba: “amarren los cochinos y barran las calles que comienzan
las fiestas de Nuestra Señora de La Candelaria”.
Tras el acto oficial y a la salida de la iglesia, se repartieron entre los asistentes cartuchos
de papel con fruta, una jícara de chocolate y un pan de puño, recordando al párroco
D. Andrés de la Nuez Rodríguez, quien solía repartirlos entre los niños que hacían la
Primera Comunión. Con ello se quiso hacer honor a los párrocos, a la vez que rescatar
y volver a instaurar esta vieja tradición. En la plaza esperaban la Banda de la Sociedad
Musical Villa de Ingenio y los papahuevos que pusieron la nota final de color y alegría.