Tip:
Highlight text to annotate it
X
Señor Jesucristo Hijo de Dios, ten piedad de mí, pecador.
Señor Jesucristo Hijo de Dios, ten piedad de mí, pecador.
Aquí no hay nadie.
¡No disparen! Me entrego.
¡No disparen!
-¿Adónde está tu capitán? -¿Qué?
¿Qué?
-¿Adónde está tu capitán? -¡Nicht verstehn! No entiendo.
No, entiendo. Aquí está.
No me peguen.
Les mostraré dónde. Aquí está.
Aquí está. Aquí mismo.
¡Oye, Tikhon! ¡Tikhon, sal!
¡Sal, ahora!
Ése es él.
-¿Cuánto tiempo? -20 minutos. -Eres inútil. ¡Disparen!
-¡No! -¡No me disparen, por favor!
¡No me disparen! ¡Por favor! No me disparen.
¡No me disparen!
-Mátalo. Sé un hombre. -¿Qué quieres?
No puedo.
No lo haré.
No lo lograron, ¿no? Pero yo sí. Sí.
Padrecito, ¿dónde está el Padre (Otets) Anatoly?
-Durmiendo.
-Ya veo.
-Está durmiendo. -¿Cuánto esperamos? Estamos cansados.
Esperen un poco, saldrá pronto.
-Me gustaría hablar con el hombre santo (starets) Anatoly -¿Qué?.Tendrá más sentido si escuchas la radio.
-¿Estás en problemas? -Sí.
-Un gran problema. -No llores. Le preguntaré.
Quizás se digne... Pero también, ha estado de mal humor hoy.
-No te estaré en deuda. -Guarda eso, tonta.
-No dejes que lo vuelva a ver. -Perdón.
Bueno entonces...
¿Quieres una bendición para el asesinato?
Toma eso como bendición.
Por favor, Padrecito...
pide la bendición para un aborto al hombre santo.
Estás yendo al infierno ¿y quieres arrastrarme a mí también?
Sé que...
si tengo un bebé nadie va a casarse conmigo.
-¿Quién me querrá con un bebé? -Nadie te querrá sin él.
Fue preordenado.
Tendrás un bebé... por comodidad.
O te estarás maldiciendo toda la vida...
por matar un niño inocente.
¿Cómo sabes? No eres un hombre santo.
Quizás yo también... maté a un hombre.
Igualmente, no te arrodilles ante mí.
Cae sobre tus rodillas cuando le reces a Dios.
Tendrás un varón. "rubiecito".
¡Ahora sal de mi isla!
Señor, ten piedad...
Gloria a Tí Dios nuestro,
Gloria a Tí.
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amin.
Bendito sea nuestro Dios, en todo tiempo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amin.
Gloria a Tí, Dios nuestro, Gloria a Tí...
Gloria a Tí, Dios nuestro, Gloria a Tí. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo, Ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amin.
Santísima Trinidad, ten piedad de nosotros,
-Señor purifica nuestros pecados... -Recuerda, Señor...,
el alma de tu sirviente fallecido, el soldado, Tikhon.
Perdónale cada pecado...
y concédele el Reino de los Cielos y la fuente de la Vida Eterna...
Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí, pecador.
Oh Señor, no me abandones...
No me abandones, ayúdame, Señor.
Libra mi alma de los tormentos eternos, Señor...No me abandones.
Ten piedad de mí, Oh Dios, por tu gran misericordia, por tu inmensa compasión purifica mi iniquidad, del todo lávame de mi iniquidad, y de mi pecado purifícame.
Porque mi iniquidad reconozco, y mi pecado está ante mí sin cesar; contra Tí sólo pequé y lo malo ante Tí realicé...(sigue el Salmo 50)
Rocíame con el hisopo, y estaré puro; lávame y más que la nieve me blanquearé.
Hazme oír gozo y alegría, se regocijarán los huesos humillados. 74 00:23:11,520 --> 00:23:14,400 Retrae tu faz de mis pecados,
y a todas mis iniquidades bórralas.
Un corazón puro crea en mí, Oh Dios, un espíritu recto renueva en mis entrañas
No me apartes de tu faz, y tu Santo Espíritu no retires de mí...
Por las oraciones de nuestros Santos Padres, Señor Jesucristo, Dios nuestro,
ten piedad de nosotros. -Amin.
Oye, Padre Anatoly,
alguien ha ensuciado la manija.
-¿Quién podrá haber sido? -Deben haber sido algunas almas malas.
-Límpiala. -En un minuto.
-Dame un trapo para limpiarme la mano.
-No tengo. -¿No te doy trapos para tus necesidades?
En serio no hay trapos. Entra y echa un vistazo.
-Eso si no te molesta el hollín, la suciedad, el carbón... -No importa.
Estoy aquí de parte del Padre Superior, Filaret.
Consigue la bendición del Padre Filaret y vive en paz con él.
Si vives con un santo, te volverás un santo.
Dijiste algo, no entiendo.
El Padre Filaret muestra su bondad. Quiere que vivas en su recámara...
para cuidar tu salud.
-¿Quién va a trabajar aquí? -El hermano laico Nicodemo.
-Cómo?, le teme al fuego. -Todos le tememos a la Gehena.
Padre Job,
dame tu bendición para quedarme aquí. Estoy acostumbrado, conozco todo.
-Es invierno. Necesito echar carbón. -¿Me oyes?
¡El Padre Filaret te está mostrando bondad!
Mira...
aprendiste a leer y escribir, ¿no?
Si no lo hubiera hecho no sería un jefe.
-Leer libros sagrados también. -Claro, los sé de memoria.
Me olvido...
por qué Caín mató a su hermano Abel.
Tú y tus bromas. Más te vale limpiar esa manija.
Te estás revolcando en la inmundicia... bromista.
-¡Esto es pura dicha!... -¡Siempre me estás asustando!
¿Dónde aprendiste a caminar sin hacer ruido?
Si quieres, puedo hacerme herraduras así siempre me oyen a distancia.
¡Sólo atrévete! Esto es un monasterio, no establos.
¡Si todo el mundo usa herraduras habrá tanto ruido! Como en un hipódromo.
¿Debería apostar por tí? ¿Ahora qué?
Permítame reportar...
-el Padre Anatoly... -¿El Padre Anatoly? ¡Otra vez no!
Está todo escrito aquí.
¿Qué quiero con tus garabatos? Di lo que tengas que decir.
Y terminemos con esto.
Esto es lo que con toda honestidad ya no puede ser tolerado.
Primero, Anatoly nunca se lava la cara ni las manos.
Segundo, siempre llega tarde a trabajar.
Tercero, la gente del continente siempre está viniendo a verlo. Ayer se apareció en la iglesia...
con una bota de fieltro en una pierna y una media en la otra y empezó a cantar por la nariz.
Padre, los hermanos se están quejando.
En ocasiones de fiesta sí va a la iglesia...
pero no reza, sólo expone...
-Fue excluido del refectorio... -Suficiente. Mi cabeza ya está girando.
¿Adónde está ahora?
¿Dónde más?
En la sala de calderas tomando té con laicos. ¡Con azúcar!
-¿Lo llamo? -No, yo lo veré.
¿Le dijiste que deje el trabajo en la sala de calderas...
-y se mude a mi celda? -Lo hice. -¿Y?
Me preguntó...
si sé por qué Caín mató a Abel.
¿Y por qué?
-¿Estás tratando de lastimarme? -Perdón.
-Puedes irte, lo resolveré con él. -Tengo buenas intenciones... -Ve, mi buen hombre, ve.
Y perdóname.
Madre de Dios,
perdona a este pecador, sálvame y cuídame.
Dame a mí y a mis hermanos salud y fuerza.
Que este día sea alegre y libre de pecado.
Perdóname, Madre de Dios. Preserva mi fe y multiplica mi amor por tí.
Con todo mi corazón te he buscado, Señor. Señor, concede reducción de pena de sus pecados...
a todos los que se han quedado dormidos... en fe y esperanza de resurrección.
Digno es, y conforme a la verdad bendecirte Gestadora de Dios. Siempre bienaventurada y muy inmaculada y Madre de Nuestro Dios.
Más venerable que los querubines, y más gloriosa sin par que los serafines, sin corrupción a Dios Verbo diste a Luz, Verdadera Madre de Dios, te engrandecemos.
¡Padre!
Tenga. Todo casero.
Por favor reza por mi difunto marido.
Lo mataron en la Gran Guerra Patriótica.
Toma asiento, hermana. Tomemos té. Siéntate.
Ahora cuéntame tu historia.
Se la pasa apareciendo en mis sueños.
-¿Qué dice? -Nada.
Sólo gruñe.
Se debe estar sintiendo mal ahí arriba.
-¿Lo amaste? -Todavía lo amo.
Sólo estuvimos juntos seis meses. Luego fue reclutado.
He sido viuda por 30 años ya.
Muy bien. Dado semejante amor, no hará daño pedir.
Iré a ver al Padre Anatoly.
No es un santo, pero sí bien leído. Puede que dé algún consejo útil.
Ven aquí.
Mientras le esté hablando... abriré la puerta... tú quedáte aquí de pie y escucha.
Sólo quedáte callada.
-¿Cómo se llama? -Mikhail.
Padre Anatoly...,
una viuda aquí pide que reces por el reposo de un soldado caído, Mikhail.
¡Qué idea! ¡Un réquiem para los vivos!
Ella dice que él entregó su vida en batalla del '44.
No entregó nada. Fue capturado.
Tras la victoria se quedó en Francia.
Está enfermo ahora. Quiere ver a su primera, amada esposa antes de morir.
¿Qué haces aquí? Vete.
¿Escuchaste? No hay réquiem para los vivos, dice.
Tu hombre está vivo pero enfermo. Tienes que ir a Francia.
Para consolar al hombre enfermo antes que muera y cerrarle los ojos.
No te quedes mirándome, hazlo.
¿Qué estás diciendo, Padre?
-¿Yo? ¿A Francia? -¿Por qué no? -La gente vive en Francia también.
Imposible. Es un país capitalista. No me dejarán salir.
No temas. Si el Padre Anatoly lo dice, te dejarán.
Pero está mi casa, mi vaca... Hay que matar a mi cerdo.
-Véndelo todo, deshazte completamente de todo. -¿Todo? -Completamente de todo.
Véndelo, no lo lamentarás.
Te darán mucho dinero por tu cerdo. Es un buen cerdo.
Si yo comiera carne, lo compraría. Lo haría.
Debes estar bromeando, Padre.
¿Amas a tu marido?
Entonces ve y haz lo que fue preordenado.
No me angusties, ¡ve!
¡Perdóname y ten piedad!
Guíame en mi camino, ¡Oh Señor!
Porque soy débil de alma. Y débil de cuerpo... ¡sí!
Y de pasiones pecaminosas soy yo un vicioso esclavo.
¿No puedes ajustar el apoyo?
Tu ropa está en el suelo.
No hay muchos de ustedes hoy.
¿Qué estás haciendo aquí?
Escribiéndole una petición a nuestro Rey Celestial...
...para sobrevivir el invierno. Es difícil para los hermanos cortar una tumba con hielo permanente.
Gracias a Dios estás bromeando de nuevo, temía que hubieras enloquecido.
Mira, está navegando.
Reza por mí, Padre Anatoly.
Tú deberías rezar por mí. Soy tres veces más pecador que tú.
¿Qué estás diciendo?
No te agrado, Padre Job.
A Filaret sí, y tú...
estás tratando de satisfacerlo.
¿Por qué debería amarte?
Nunca pasas por mi celda sin una broma de mal gusto.
Ahora ensucias la manija de la puerta, plantas algo de basura.
¿No conozco mis pecados sin tus indirectas?
Está bien... Olvídalo, hermano. Y perdona a este pecador.
-¿Cansado? -No, no. -Bueno.
-Déjame llevarte. -No, yo me las arreglo.
-Cuidado. -Yo puedo. -Sí, claro.
Cuidado.
Cuidado.
¡Cuidado con su pierna!
Se cayó del techo de una cabaña. Se rompió la pierna.
Ahora su cadera se está pudriendo.
Cuatro operaciones pero no ayudaron.
Hemos visto todo tipo de profesores y cirujanos...
-Tengo calor, mamá. -El Padre nos ayudará.
-Nadie puede ayudar y su cadera se está pudriendo -Siéntate.
Estás cansada.
-¿Cómo se llama el niño? -Vanechka.
Este buen hombre nos ayudará.
Sáquemosle las muletas.
Levántate...,
moveré un poco el bloque.
Ponlo en el bloque.
-No tengas miedo. -¿No lo lastimará?
Sosténlo.
Mi ángel...
Vanechka, voy a rezarle a Dios...,
tu reza también, con tus propias palabras.
Pídele al Señor que te cure la pierna.
Es amable, te ayudará.
Lo hará.
Mi queridísimo...
Sólo quedáte quieto.
En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.
Gloria a Tí, Dios Nuestro, Gloria a Tí.
Rey Celestial, Consolador, Espíritu de la verdad, que estás en todo lugar y todo lo llenas. Tesoro de bienes y dador de vida.
Ven y mora en nosotros, y purifícanos de toda mancha,
y salva, Oh Bueno, nuestras almas. -Pídele al Señor.
Por favor, ayúdame y cura mi pierna.
Te estamos rezando a Ti, Dios Nuestro.
Concédele tu gracia a tu siervo Juan...,
perdona todas sus iniquidades...
Manda tu fuerza curativa.
A su carne.
Apaga el fuego, sofoca todo calor y enfermedad sigilosa.
Cura a tu siervo Juan.
Por favor, ¡oh querido Dios! Levántalo de su cama de enfermo...,
llévalo a tu iglesia. Que entienda tu Voluntad.
Gloria al Padre,
y al Hijo, y al Espíritu santo,
ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amin.
Gloria a Tí Dios Nuestro, Gloria a Tí.
Oh Señor, socorre a Juan...,
cura su pierna.
Dios Todopoderoso,
socorre a los que sufren y los enfermos.
Confío en Tí, oh Señor.
Ahora estarás bien, Vanechka.
-Vamos, prueba. -No, no puede.
-Sí, puede. -Prueba.
-Cuidado. -Sosténlo, sosténlo.
Mira, está caminando.
Buen chico.
No necesitarás más estas muletas.
Olvídate de ellas.
Ven a mí, ángel.
Mi niño, mi niño precioso.
-Nos iremos ahora, y gracias. -¿Se irán?
Deberían pasar la noche en el monasterio. Mañana el Padre Filaret...
le dará la comunión a tu niño y nunca jamás rengueará.
No puedo quedarme. Necesito ir a trabajar.
-¿Crees que estoy jugando contigo? -Tengo un pasaje.
Qué es más importante...
¿tu hijo o tu trabajo?
Pero tengo que ir a trabajar.
Sal de mi vista. ¡Vete!
¡Esperen! ¡Esperen!
¡Vuelvan!
¡Vengan a la orilla!
¡Esperen!
¿Qué crees que estás haciendo?
Ya, mi niño.
-¿En qué andas? -Si no piensas en tí misma...,
piensa en tu niño.
-¡Vanya! -Vamos, Vanya, no temas.
-Me despedirán. -¿Te gusta tu trabajo?
Me encanta.
Nuestra oficina de diseño tiene la comisión de un proyecto y hasta trabajamos toda la noche.
Se rompió un caño ahí, el personal está sin trabajar hace 3 días sin paga.
-¿Cómo puedes saber? -¿Por qué estás mintiendo?
No estoy mintiendo. Cuando te enteres será demasiado tarde.
Ve, mujer. No tengo tiempo para tí.
-¿Otra fila? -Mira...
toma al niño...,
acomódalo por la noche. Mañana el Padre Filaret le dará la comunión.
¿De quién es?
¿Ahora qué hacemos?
-¿Es tuyo? -Sí.
¿Ahora adónde vamos?
Ven conmigo.
¡Bienaventurado es el varón
que no anda en consejos de impíos,
y en camino de pecadores no pone pie,
y en sitial de pestilentes no se sienta,
más en la ley del Señor está su voluntad, y a su ley se aplica día y noche!.
y será como árbol plantado junto a corrientes de agua,
que su fruto da a su tiempo,
y su hoja no decae; y todo aquello que hace, resulta.
¡No así los impíos, no así! Más como polvo son,
el que barre el viento de la faz de la tierra.
Por eso no se levantarán los impíos en el juicio,
ni los pecadores en el consejo de los justos.
Porque conoce el Señor el camino de los justos, y el camino de los impíos se pierde.
-¿Qué estás haciendo ahí? -Esperándote.
¿Por qué el leño quemado?
Sólo se me salió de las manos. No fue mi intención.
Ya veo.
-No, no ves. -Baja.
-No, estoy bien donde estoy. -He recibido quejas sobre tí.
Los orgullosos se levantan en mi contra y hombres violentos han buscado mi alma.
¿Qué crees que debería hacer sobre esto, bromista?
Maravillosas son tus obras, ¡Oh Señor!
Oigo que has estado cultivando supersticiones y tentando a hermanos y laicos.
Cuídame de la difamación mundana...
Olvida las oraciones y usa el cerebro.
Siendo tu superior es mi deber castigarte.
El Señor es mi iluminación y mi Salvador,
¿A quién temeré ? -Sólo espera, bromista.
Cosecharás los beneficios de tus actos.
En Dios está mi salvación y mi consuelo.
¡Perdóname y ten piedad!
Guíame en tu camino, ¡Oh Señor!
Porque mi alma es débil y también lo es mi cuerpo...
Soy el esclavo de pasiones pecaminosas.
-El Padre Anatoly está mirando al lado equivocado. -Corrígelo.
Fuego, hermanos, ¡fuego!
-¡Apáguenlo! -Lo estamos apagando.
-Sabías del fuego, ¿no? -Nadie puede saber esto excepto Dios.
Tiraste un leño quemado a mis pies. Me acuerdo.
-Muchos están de luto por los rectos, Padre Filaret. -¿Por qué no lo dijiste?
¿Por qué esos leños quemados? Soy un hombre ordinario...,
no entiendo tus señales.
-Si te difaman en el nombre de Cristo, entonces el Espíritu de Dios habita en tí. -¡Respóndeme!
¡Soy tu superior!.
Benditos son los perseguidos...
-y difamados por mi bien... -No digas más.
Por tus oraciones, Padre, hemos apagado el fuego.
Tu celda se quemó un poco, pero salvamos la gallina.
¡Suficiente!
Cacareando como una gallina.
No estás en tu oficina, ¡sino en la casa de Dios!
No discutamos asuntos mundanos aquí.
Los templos son para rezar.
-¡Padre santo! -Perdóname, hermano Job. Fui demasiado lejos...
Fue tu hermano laico, Ambrosy.
-Llenó una lámpara de aceite, prendió un fósforo y lo soltó. -Entiendo.
Lo arreglaremos enseguida. - Oh, Señor.
Te diré qué, Padre Anatoly.
Nunca quise ser un Padre Superior.
Quería vivir en el desierto como un ermitaño...
Tomo el fuego como una señal de que me convierta en ermitaño...
-¿Tú qué piensas? -No soy un hombre culto, no pienso nada.
Estoy aquí para compartir tu celda...
mientras restauran la mía. ¿Me aceptarás?
Depende de tí decidir.
-¿Adónde duermes? -Aquí mismo.
-¿Aquí? ¿En los carbones? -Sí. En los carbones.
Puedes dormir junto a mí.
Bien. Nos salvaremos mutuamente y rezaremos en conjunto.
Y pensaremos en Dios y la Vida Eterna.
Sabes, soy un compañero de cama problemático. Tengo ataques de tos.
A veces de repente quiero cantar...
en medio de la noche. ¿No te molestará?
Hace mucho he querido preguntarte, bromista.
¿Por qué actúas incorrectamente durante el servicio?
Deberías rezar de modo ordenado.
Si todo el mundo empezara a rezar a su manera...
¿Dónde estaríamos?
¿Qué quedaría de la iglesia?
Padre Filaret...
-tienes lindas botas. -¿Te gustan? -Mucho.
-¿Suaves, no? -Ah, sí.
Las únicas botas que puedo usar. Su Beatitud me las dio por bondad.
Sabe que tengo malos pies.
Y tu cobija es aún mejor. ¿Su Beatitud también?
No, la conseguí en Grecia cuando el Metropolitano y yo fuimos de peregrinaje a Afon.
Bien... vayamos a dormir.
¿Qué estás haciendo, Padre Anatoly?
Estoy leyendo el libro de los pecados humanos.
Cuando termine, lo meteré en el horno... y ya no habrá pecado.
¿Qué demonios estás haciendo?
Voy a leer la segunda página.
¿Página? Es mi bota.
Otra más ya no está.
¿No sabías...
que la mayoría de los pecados anidan en los empeines de las botas del obispo?
¡Payaso!
¿Por qué está cerrado?
-Vamos a exorcizar demonios. -¿Qué demonios?
-Están alrededor nuestro, ¿no ves? -Abre inmediatamente.
A los demonios no les gusta el humo. Los echaremos con humo.
-Mira adónde fue ése. Y otro. -Tú eres el demonio.
¡Mira! Aquí están. Un nido de cría...
Malditos sean.
Fuera, ¡fuera con ustedes!
-Pero nos sofocaremos. -Casi termina...
-Nos desharemos de todos. -Nos sofocaremos.
-Sólo espera un segundo. -¿Por qué cerraste la ventanilla?
¡Me quieres muerto!
-Espera. -¡Aire, aire! -Ya casi se fueron todos.
Salgan.
Lo hicimos.
Ah, me olvidaba el demonio jefe.
Pequeño pero tan vil.
¿Por qué me estás mirando?
¿Malo, no soy?
Es lo que soy.
No te tengo rencor, hermano.
Te estoy agradecido, hermano.
En serio lo estoy. Me has liberado de cosas superficiales e innecesarias.
Estaba muy apegado a esas botas y esa cobija...,
y tú me las quitaste. Gracias.
Y me has mostrado que hay poca fe en mí.
Me asusté mucho. Voy a encontrar la muerte en su agujero de carbón, pensé.
Temí la muerte porque tenía poca fe.
Quiere decir que no estoy listo para encontrarme con Nuestro Señor.
Tenía miedo de enfrentarme a la muerte sin arrepentirme.
Hay poca virtud en mí, pero mucho pecado.
¿Virtud?
Mis virtudes apestan ante el Señor.
-Puedo sentir el olor en serio. -Sí, huélelo y con eso...
serás salvado.
Me pregunto por qué yo.
¿Por qué me ha elegido Dios para guiar a la comunidad?
Deberían colgarme por mis pecados...
En vez de eso fui hecho casi un santo.
¿Qué hay de santo en mí?
No hay paz en mi corazón.
¡Tikhon!
Tikhon Petrovich...,
¿puedes oírme?
Conoces toda mi vida.
Sufro tormentos.
No puedo vivir y no puedo morir.
Mi espíritu era frágil.
He estado cargando este pecado por años... Nunca me deja, ni siquiera un segundo.
¿Sé que me perdonaste?
Reza para que Dios...
levante esta carga de mi pecho.
La cuchara está resonando.
Sí, nos estamos moviendo.
No quiero tu té.
Yo sí.
¿Por qué me miraste así, papá?
-No te miré. -Sí, me miraste.
¿No me amas para nada?
Claro, sí te amo, mi pequeña.
Estás mintiendo. No me amas.
No puedo estar aquí sentada.
No puedo estar aquí sentada.
-No quiero estar aquí sentada. -¿Qué pasa, pequeña?
¿Por qué me tienes encerrada?
-¿Qué? -Camarada almirante, yo... -¿Qué quieres?
Lo lamento...
¿Crees que estoy enferma?
Claro que no.
Estás cansada...
necesitas descansar bien.
Pero sí estoy enferma.
Muy enferma.
Por las oraciones de nuestros Santos Padres, Señor Jesucristo, Dios Nuestro, ten piedad de nosotros.
Amin.
¿Por qué me mandaste ese incienso?
-Habrá un funeral el miércoles. -¿Funeral de quién?
Aquél al que el Señor ha elegido.
Las olas de la muerte...
han roto sobre mí y redes mortales me han atrapado.
¿En serio quieres morir?
Te conseguiré un ataúd.
¿Roble? ¿Pino? Tú dilo. No importa.
-No es necesario. Ya tengo uno. -¿Dónde está?
En el porche. ¿Viste esa caja ahí?
Ni siquiera puedes morir como un ser humano.
¿Por qué no ordenamos un ataúd decente?
Quiero la caja, Padre. La caja.
Ésa es mi voluntad. Amin.
¿Qué clase de persona eres?
Ni siquiera puedes morir sin trucos.
Todos los hombres yacen en ataúdes...,
incluso los santos venerables.
Pero él quiere una caja con sogas.
Eso es vanidad.
¡Vanidad!
En verdad te agrado, Padre Job...,
¿no?
No puedo soportarte, viejo cascarrabias.
Me preguntaste por qué Caín mató a Abel. Te contaré.
Traté de ayudar a otros como tú...
pero el Señor no quiso aceptar mi sacrificio.
Ah, ¿por qué te estoy hablando?
Espera.
¿Cuando muera llorarás por mí?
¿Qué te pasa, Nastya?
¿Divirtiéndote, Padre Anatoly?
Escuché que tú, bromista, te estás preparando para morir.
Así que te han dicho.
No quiero perderte.
Me pregunto...
si debería hacerte caso.
¿Qué quieres decir?
He vivido una vida terrenal, he evitado la ley...
¿y debería ahora renunciar a todo?
Padre, olvídalo. Eso está fuera de discusión. ¿De qué estás hablando?
Pecados. Pecados ardientes. Me han quemado el corazón.
Estás hablando en acertijos otra vez, hermano.
No hay pecado que el Señor no pueda perdonar... Nada le es imposible.
Suficiente.
No viniste sola, ¿no?
-Mi papá está... por allá. -Y el nombre es...
-Nastya. -No el tuyo, el de tu padre.
Tikhon Petrovich. Es un almirante.
¿Almirante?
Me alegra que sea un almirante.
Puedes quedarte por acá. Ya vuelvo.
Lo lamento, está enferma.
¿Qué te pasa?
¿Puedo ayudarte?
No, gracias. Hay ángeles cantando en mi corazón. Perdón...
no es precisamente ella misma.
La he llevado a doctores. Hasta fuimos a Moscú.
Nada ha ayudado.
Escuché que hay un hombre santo acá en el monasterio.
Si él no puede ayudar, no sé quién pueda.
-¿Cuánto tiempo ha estado ella así? -Cuatro años y medio...
desde que murió su marido.
Era tripulante de submarino en el Mar de Barents.
Dime. Puede su hombre santo...
¿Puede curar a los locos?
-Ella no está loca. -¿Qué le pasa?
Está poseída.
-Tiene un demonio adentro que la atormenta. -Suena absurdo. Discúlpame.
-¿Cómo sabes? -Lo conozco personalmente. -¿A quién?
Al demonio.
Nastya, ¿dónde estás?
¡Nastya! Salgamos de aquí.
¡Oye, Nastya!
Baja. Hemos llegado.
-No voy a ir contigo. -Tienes que hacerlo, dulce. -No. Estoy cansada.
-Tú ve, yo me quedaré aquí.
No voy a ir contigo.
Eres una persona desagradable.
Y tu isla es desagradable.
No voy a ir contigo.
-Tienes que venir. -Tienes que venir. No tengas miedo.
-No voy a ir. -Estarás bien.
No quiero ir.
En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.
Señor Jesucristo, Hijo de Dios, hágase tu Voluntad.
Levántase Dios,
y sean disipados sus enemigos, y huyan de su presencia los que lo aborrecen;
desaparezcan como el humo,
Como se derrite la cera al calor del fuego, así perezcan los enemigos de la vista de los que aman a Dios,
y que hacen la Cruz en sí mismos, que claman con regocijo:
"Regocíjate, oh venerable, vivificadora Cruz del Señor, expulsando
a los demonios por la fuerza de Aquel que estaba crucificado sobre Tí, Nuestro Señor Jesucristo, que bajó al Hades y pisoteó la fuerza del diablo
y que nos dio a Tí, gloriosa Cruz para expulsar a cualquier adversario,
oh honorable y vivificadora Cruz del Señor, ayúdame junto con la Santa Soberana Virgen Deípara y con todos los santos por los siglos. Amin."
Oh Señor, socorre a los enfermos. Amin.
Ahora estás bien.
Date un buen llanto.
Gracias. No sé cómo puedo agradecerte lo suficiente.
Nastya brilla.
Deberíamos agradecerle a Dios.
Ahora vayan a la iglesia. Nastya debería confesar sus pecados y recibir la comunión.
-¿No quieres confesar? -No entiendo.
Ven, te lo explicaré.
No temas, Almirante.
Nadie va a probar tu lealtad al Partido.
No le tengo miedo a nadie...
Ya he tenido mi cuota de temor.
Pero en serio no entiendo de qué se trata esto.
En el '42 fui tomado prisionero. Aún era un adolescente.
Los alemanes me prometieron...
en cambio... eh... si yo le disparaba a mi compañero.
-¿Dónde serviste? -Aquí en la flota del norte.
-¿Cómo se llamaba el tipo? -No me acuerdo.
Era mayor que yo. Un capitán en un remolcador.
¿Por qué no preguntas si le disparé?
-Bueno, ¿lo hiciste? -Lo hice.
No sé cómo vivir con eso.
Yo tampoco.
-¿Por qué me contaste? -Estoy viejo...
y temo morir con este pecado. Tengo miedo.
No tengas miedo. Muere tranquilo, Padrecito.
Conozco al hombre.
Sobrevivió.
Sólo le disparaste...
a través del brazo.
Luego hubo una explosión, cayó al agua y se agarró de un madero.
Lo rescataron a la mañana siguiente.
Perdóname.
Estás perdonado.
Estaba seguro que no habías sobrevivido.
Tikhon, ve en paz.
Dios te bendiga.
Gracias, hermanos.
Buen trabajo. Lo lijamos primero, luego la barnizamos.
Bien podrías usarlo de aparador ¿Te gusta?
Necesito un ataúd, no un aparador.
Traté de satisfacerte.
Nada nunca te satisface.
Puedo buscar algo de lija y lo rayaremos o lo ensuciaremos con tu carbón.
Dime qué quieres. Lo haré por tí, Padre (otets) Anatoly
Padre Job, perdóneme a mí, un viejo tonto.
-Perdóneme el hollín y Caín y este aparador. -Está bien.
-Perdóname por el amor de Cristo. -Deja el pasado en el pasado.
-Tú perdóname. -He sido injusto contigo.
-Perdóname por el amor de Cristo. -Con Dios de por medio.
Gloria a Tí, Dios nuestro.
Mírame. Tomaré un pedazo de carbón...
¿Ves?
Justo lo que quieres..., Otets Anatoly, Otets Anatoly!
Padre Job, dame una mano.
Aquí estoy.
Ve a decirle al Padre Filaret...
que el siervo de Dios Anatoly he dejado esta vida.
Padre Anatoly... ¿No teme morir?
No temo morir.
Temo estar ante Dios. Los pecados me oprimen.
¿Cómo debería vivir?
Todos somos pecadores. Vive cómo puedas.
Sólo trata de no pecar demasiado.
Bueno, basta de eso. Suficiente charla. Ve...
querido mío, ve.
Dios esté contigo.
Señor... recibe mi alma pecadora.
subtítulos corregidos por: http://teoforos-orientecristiano.blogspot.com