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—¿Qué haces de pie?
—No, no, siéntate ahora mismo. Siéntate ahora mismo, que me voy a acabar enfadando.
Mira, ¿sabes qué? Mira.
—Escucha, Messi. Mira, es muy importante que no te vuelvas a lesionar antes de la semifinal.
—Eso, eso.
—¡Muy bueno!
Vale, ya está. Ya está, venga.
Venga, ya hemos reído bastante; ahora, hablemos seriamente. Roura.
Muy bien. Mira, Messi, es por tu seguridad.
Por eso, para evitar los peligros, no te puedes mover de aquí bajo ningún concepto, ¿queda claro?
—¡Ja, ja, messidependencia dice!
Escúchame, voy a tapiar aquella ventana, que con un golpe de aire se puede resfriar. —Bien hecho, muy bien, sí.
No, escucha una cosa: en el partido sí que tienes que estar, pero hasta que no llegue el partido te tienes que quedar aquí.
—A ver, escucha, Messi. A ver...
—¡Estoy limando las taquillas, que las puntas están muy afiladas y son un peligro!
—¡Vale, muy bien, Roura, perfecto! A ver, se entiende que te puedes levantar cuando sea necesario hacerlo.
—¡No, no, parapente no! ¿Qué dices ahora? ¡No, siéntate! ¡Siéntate aquí!
—Es que las esquinas son terroríficas.
Mira, ¿y sabes qué? Aprovecharé para limpiar estas toallas con más suavizante, porque rascan mucho y le podría salir un ***.
—¡Ostras, rápido! ¡Rápido!
—¡Ostras, ostras, ostras, Roura, que lo perdemos! ¡Rápido, gasas, bisturí!
¿Estás bien, Messi?
—Al menos le hemos podido salvar la pierna.
—¿Crees que se podrá recuperar para mañana?