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Ese momento, es decir, estás de 15 a 20 metros de un avión de 80 toneladas que viene
a través del edificio a 530 millas por hora, con más de 3,000
galones de combustible de avión.
Vives para contarlo, no porque el ejército de los Estados Unidos me haya hecho
el hombre más fuerte en ese edificio, sino porque el hombre más fuerte que jamás
haya caminado sobre la tierra, hace 2,000 años, y está sentado a la diestra del
Padre, tenía algo diferente en mente.
[TRANSMISIONES DE RADIO]
[9:37 am, Hora Estándar]
[TRANSMISIONES DE RADIO]
[Arlington, Virginia]
[TRANSMISIONES DE RADIO]
La mañana del 11 de septiembre, salí y fui al baño de hombres y
hice lo que tenía que hacer.
Estoy siete a ocho pasos cuando el vuelo 77 se estrella deliberadamente
contra el Pentágono, en la intersección del cuarto trimestre y el anillo E, en
un ángulo de 45 grados.
[TRANSMISIONES DE RADIO]
lanzado por todas partes, como una muñeca de trapo, en fuego.
***, el humo putrefacto que estoy respirando.
El combustible de avión en aerosol que había inhalado.
La temperatura de lo que estoy respirando
es entre 300 y 350 grados.
Y puedes ver la carne colgando de los brazos.
Mis ojos ya están empezando a hincharse y cerrar.
Ya no tengo pelo.
El frente de la camisa sigue intacta, y mi tarjeta de acceso y la etiqueta con mi nombre
se derritieron, pero siguen colgando, cubiertas de tizne *** y sangre quemada.
Mis brazos son desollados a carne viva, mis pantalones ya no están.
Sólo tengo mi cinturón de cuero, y una porción de mis pantalones
que se quedó en el área inmediata del cinturón.
[TRANSMISIONES DE RADIO]
La llama me consume antes de que pueda esperar pasar.
[TRANSMISIONES DE RADIO]
Es realmente la definición de terrorismo, porque
combina dos cosas.
Una de ellas, es recibir una lesión potencialmente mortal.
Quiero decir, ser encendido en fuego de la manera que yo fui.
Pero combinado con la penumbra, y la oscuridad, y la
inhabilidad de navegar.
Sólo momentos antes, yo estaba en un pasillo con el cual estaba sumamente
familiarizado.
Sabía exactamente en qué dirección iba.
Y en el instante siguiente, tras el impacto de la aeronave, y
ser encendido.
Estoy sufriendo una lesión que amenaza mi vida y no hay forma de escapar, no hay
manera de saber cuál dirección es segura, cual te lleva al peligro.
Esa oscuridad y negrura.
Eso es lo que realmente captura tu corazón.
El pánico cuando conoces esas dos circunstancias.
Y esos momentos parecen durar una eternidad.
Y yo hice lo que en el ejército nunca te entrenan hacer,
y eso es darte por vencido.
Y llegué a la conclusión de que ya no estaba luchando para sobrevivir.
Pero había pasado esa línea del deseo y entusiasmo por la vida,
con la cual todos somos creados, a la aceptación de mi muerte, y
reconociendo que esta era la manera en que el Señor me iba a llamar a casa.
Sólo grité en una voz muy alta, Jesús, yo vengo a verte.
Ese sentimiento no venía.
Me quedaba allí pensando, bueno, Señor, vamos.
Vamos a seguir adelante con esto.
Pero el Señor tenía otros propósitos.
Utilice la pared contra la cual me habían explotado para levantarme.
Entonces, estoy tambaleándome por el pasillo.
Cuatro hombres, Bill McKinnon, Roy Wallace, John Davies, y Chuck Knoblauch salen
del área de la puerta de anillo B.
Y Roy me puede ver.
Me ve saliendo del humo, tambaleándome por el pasillo.
Y en su prisa por recogerme, Bill, Roy, Chuck y John cada uno agarra
una de mis extremidades y dan ese primer esfuerzo para recogerme, pero yo
no voy con ellos.
Similar a la parafina, o la cera caliente en que metes las manos,
y después se enfría la cera, simplemente se pela y se caí.
Y eso es lo que sucede cuando Bill, Roy, Chuck y John cada uno agarra una de mis extremidades
y vienen a recogerme.
Ellos estiraron trozos de mí.
Y esa es mi primera idea de los umbrales de dolor que están por delante de mí,
como un sobreviviente de quemaduras críticas.
Empecé a gritarles que me dejaran en paz.
Y en mi corazón y en mi mente, sé que les estoy diciendo que me dejen morir allí.
Ellos no hacen eso.
Chuck me rueda al lado izquierdo, y esencialmente, los
cuatro unen sus manos unos con otros, agarrando la mano o la muñeca del otro,
y ponen el peso de mi cuerpo sobre sus brazos, actuando como una litera
para cargarme.
Estoy gritándoles que me bajen, que me dejen solo.
Y yo estoy gritándole a Bill.
Porque yo reconozco a Bill, pero Bill no me reconoce a mí.
Estoy temblando violentamente y sin control.
Y en todos mis años de los procesos de emergencia, se cuida a los
que están más heridos primero, a los más críticos.
Y el Dr. Baxter me trata a mi primero.
Y eso me dice que tan serio estoy.
Llegamos al Hospital Georgetown University, y al otro lado del
río Potomac, a través del Key Bridge, había mucha intensidad, un montón de
comandos de voz, una gran cantidad de directivas.
Claramente, una gran cantidad de gravedad.
Normalmente, en una situación de sala de emergencias, es vía aérea, respiración
circulación.
Una vez que esas tres cosas se han estabilizado, te evacuan
a cuidado especializado.
Pero más importante, cuando el vuelo 77 hace impacto contra el Pentágono, es
el tercer avión que se estrella ese día.
Dentro de la Sala de Situaciones en la Casa Blanca, el Vicepresidente Cheney mira al
Secretario Mineta, el Secretario de Transporte, y dice, cierra todo
el espacio aéreo de los Estados Unidos.
Y eso incluye helicópteros medevac.
Dr. Williams no sólo va a hacer todo lo posible para mantenerme estable, el comenzara
el desbridamiento, la escarotomía, las escisiones, las cosas horribles
que tienen que ser hechas a alguien que ha sido tan serio
y críticamente quemado.
La finalidad y la permanencia de la vida que pensé que estaba enfrentando en el
Pentágono, ahora estoy en una sala de emergencia, dándome cuenta de que las cosas que haga
aquí pueden ser mis últimos actos.
Así que le dije al Dr. Williams que quería quitarme mi anillo de bodas.
Porque normalmente la joyería se tiene que cortar del sobreviviente de quemaduras,
ya sea un anillo, o una pulsera o collar.
Si esa es la parte del cuerpo quemado, ya que se produce la expansión de la hinchazón
del cuerpo, pero las joyas no se hinchan, se convierten
en un torniquete.
Judith Rogers, una de las enfermeras en Georgetown que había respondido
a la llamada de ayuda a la sala de emergencia, sólo por el anillo, mientras mi cuerpo
es enfriado, como a la carne que se toma de la parrilla,
mientras Judith le da ese tirón, expone la carne.
Hay hueso expuesto después de que ella me lo quita, y hay sangre saliendo
de la base de mi mano.
Y sólo el Señor puede escucharme gritar en mi mente.
Concentrándome en la dignidad y la finalidad de la muerte porque yo
sé que me estoy muriendo.
Y diciéndole adiós a mi esposa y a mi hijo.
El simbolismo del anillo de bodas.
Mel eventualmente llegaría a Georgetown.
Sabiendo que ella estaba allí era crucial para mí.
Y eso, más que nada, ella estaba honrando los votos de matrimonio que
había hecho 14 años antes.
Orgulloso de ella.
Y después pregunté por el capellán del hospital, Capellán Cirilo.
¿Dirías la oración final?
Es solo una oración que dice, está bien, Señor, tú eres el que manda aquí.
Si guías las manos del Dr. Williams y el equipo aquí en la sala de emergencias Georgetown,
y sobrevivo, vamos a saludar a la bandera y salir de esta misión.
Pero si me has traído aquí y Tu decisión es llamarme a la eternidad
calladamente y en silencio, bajo el cuidado y la compasión de mis compatriotas Americanos,
igual y vamos a saludar a la bandera.
Y fue con la fuerza, no de un soldado, pero de mi fe en Cristo
que pude mirar al Dr. Williams cuando la oración termino, y muy
laborado le dije, sigamos adelante con esto.
Descansando en el consuelo de quien es el comandante encargado de la vida.
El General Peake muy sabiamente le pregunta a Mel, ¿ha venido Matthew hasta
aquí para ver a su padre?
Y Mel dice, no, todavía no.
el general Peake dice, necesitas traer a Matthew aquí.
Tu esposo se está muriendo.
Y tu hijo tiene que venir a decirle adiós antes de que eso suceda.
Matt haría la visita.
Y en más de 20 años de servicio militar, lo más difícil que me han
pedido hacer es, decirle adiós a mi hijo.
Recuerdo ver a Matt entrar.
Y él vino por el lado derecho.
Estoy envuelto como una momia.
Tengo un tubo en cada orificio de mi cuerpo.
Y me refiero a cada uno.
No puedo hablar por la tráquea y los tubos de alimentación y otras cosas
Y lo puedo ver entrar y él sólo mueve su boca, me habla.
Él dice, te amo, papá.
Y podía estar allí, y mover mi boca, para decirle también a él lo mucho que lo amaba.
Y debido a la oportunidad que había tenido de decirle adiós a mi hijo, en ese
momento, yo estaba teniendo mí momento de, consumado es.
Y por tan difícil que eso era, el físicamente y emocionalmente decirle adiós a mi hijo,
pienso en lo difícil que debe haber sido para Dios el Padre decirle
adiós al Hijo por tres días.
Después de haber conocido la perfección del cielo.
En mi muerte, estaría separado de mi hijo, pero unido
con mi Padre celestial.
Es la muerte de Cristo que Él iba a ser separado de la perfección
del cielo, y de la relación que tenía con el Padre.
[Desde el año 2001, Brian ha sobrellevado más de 39 cirugías reconstructivas.]
[Actualmente, como un teniente coronel retirado, continúa sirviendo a su país como un miembro del Senado de Texas]
El tiempo permitirá que yo perdone.
De hecho, no puedo decir que eso ha pasado.
No podría mirarte a los ojos y decir, sí, he perdonado y seguido adelante.
Pero te puedo decir que Mel y yo acentuamos lo positivo no sólo de tener
nuestras vidas para permanecer juntos, ver a Matthew seguir creciendo, nietos
en el futuro, seguir viviendo en esta gran nación.
Nosotros no pensamos en la dificultad que cinco terroristas particulares nos
hicieron vivir al concentrarnos en lo negativo de las acciones terroristas.
Pero nos concentramos más en la gracia de las acciones del Señor.
Me dieron un Corazòn Pùrpura por salir del baño de los hombres.
Y muchos de nuestros grandes hombres y mujeres en uniforme hoy ganan su Corazón Púrpura
por salir de esta gran nación a zonas de peligro extranjeras.
Cristo ganó su Corazón Púrpura al salir
de la perfección del cielo.
Y eso es exactamente por qué el término Yo Soy Segundo y Él es primero es tan
apropiado.
Mi nombre es Brian Birdwell.
Y Yo Soy Segundo.