Tip:
Highlight text to annotate it
X
LAS NUBECITAS
-¡Hey, Michel! ¿Por qué estás en pijama? ¡Vístete rápido!
-No puedo salir, estoy castigado por perder mi mochila.
-Mi abuelo no me dejó salir esta noche. -¡Ajá! Lo hiciste a propósito para no ir a la escuela, ¿verdad?
-No, estoy seguro de haberla puesto bajo el escritorio. Pero esta mañana cuando me desperté ya no estaba.
-Además, sí me gusta ir a la escuela.
-Si bueno, es sobretodo Sandrina lo que te gusta de la escuela. -Y también tu maestra.
-Este... no... -Pues que mal que no puedas venir, Ophtalmo nos prestó una tabla para surfear en las nubes.
-Parece que allá hay demasiado polvo para deslizarse.
-Wow, eso debe de ser genial.
-¡Es genial!
-¿Qué pasó? -¡Ay mis patitas!
-Ésta nube está rara, podemos caminar sobre ella. -¡Y parece estar inmensa!
-Esperen a que agarre a Ophtalmo. La tabla que nos prestó no tiene buen agarre.
-Por cierto, ¿dónde está la tabla? -Hay que encontrarla o se enojará con nosotros.
-Tal vez cayó por ahí.
-¿Seguro que hay que hacerlo? ¿No podremos decirle a Ophtalmo que su tabla desapareció? ¿o que se escapó?
-Es cierto, este lugar no me da mucha confianza.
-Par de miedosos. -¡Espéranos!
-¡Ey! ¿Qué es esta cosa?
-¡Suéltame!
-Fantomat, fuiste muy grosero con ella. La hiciste llorar.
-No te apures, no está llorando sólo esta lloviendo.
-¿Tú quién eres nube? -Estás loco, las nubes no hablan.
-Somos tus amigos, ¿no has visto una tabla? -¿Qué está haciendo?
-Parece como si nos entendiera.
-Fantomat, ¿tú no hablas "nube"? -Cannish, Bulldog y San Bernardo sí, pero "nube" no hablo.
-Nosotros buscar tabla.
-Nos pide que la sigamos. -Sí, todos lo comprendimos.
-¡Miren!
-Solo me gusta la mitad de este lugar, y la otra mitad me dice que regresemos.
-Tienes razón, la tabla no puede estar aquí. ¡Regresemos!
-¡No! Al menos echemos un vistazo.
-¡Hola! ¿Hay alguien aquí?
-Bueno, pues no hay nadie. Vámonos.
-Parece que quiere que la sigamos. -No, solo nos está diciendo adiós. Adios nubecita.
-¡Oh! ¿Quién está ahí?
-¡Ah! Son ustedes chicos. Pasen, no tengan miedo.
-Los vi entrar por la gran puerta hace rato.
-Bueno, supongo que vinieron a buscar su tabla.
-Sí, la estamos buscando.
-Veamos... pasillo 45, objeto 176-B.
-¿Quieres ir a buscarla Besobeso?
-Eh... señor, ¿y usted quién es?
-¡Ah! Perdonen, no me presenté.
-Me llamo Peter y soy el guardián de los objetos perdidos.
-¿Cuántas veces debo decirte? ¡Los alimentos no!
-¿Y ellas? ¿Quiénes son estas nubes?
-Las nubes grises son "estratorobus".
-Bajan en la noche a la Tierra y cuando la gente duerme toman toda clase de objetos y los traen aquí.
-¡Pero eso es robar!
-Ya sé, pero nunca pude quitarles esa mala costumbre.
-Entonces, yo recibo aquí los objetos y los clasifico mientras llegan los dueños a reclamarlos.
-¡Pero nadie puede subir hasta acá!
-Pues ustedes pudieron llegar. -Sí, pero nosotros teníamos una tabla mágica.
-Las nubecitas blancas son "cumulobesus".
-En la noche también bajan a la Tierra pero ellas van para hacer cariñitos a las personas que duermen.
-A mí no me pasan seguido a visitar.
-Si en la mañana se despiertan sonriendo, es porque una cumulobesus pasó a besuquearlos.
-Si no encuentran su calcetín derecho, es porque un estratorobus estuvo en su cuarto.
-¡Mi mochila! ¡Fueron ellos los que me la robaron!
-¡Ah! ¿Cuándo llegó?
-Antenoche.
-Síganme, vamos a verificarlo.
-Y usted señor guardián, ¿cómo llegó aquí?
-Ya no sé ni cuando ni cómo.
-Sólo estoy seguro que un día como hoy llegué aquí y me puse a ordenar las cosas.
-¡No jueguen sobre los anaqueles! Ya casi llego.
-¿Es esta de aquí?
-¡Sí! Muchas gracias Señor Peter.
-No es nada, aunque de todas formas no te servirá de mucho.
-¿Por qué? -Porque nunca te ha servido. Todos sabemos que sólo vas a la escuela a jugar.
-No. Porque no podrán salir de aquí nunca. -¿Por qué no?
-Porque ustedes se quedarán a hacerme compañía. Me echarán una mano, pasearemos los domingos y nos contaremos lindas historias.
-Usted es muy amable pero nosotros necesitamos regresar. -También cocino muy bien. Ya verán como nos vamos a divertir los cuatro juntos.
-¡Pero está loco! No vamos a envejecer en esta nube.
-¡Ya basta! Deja de besuquearme. ¡Vete!
-Les dije que no podrían salir de aquí.
-Vengan, bajen un rato amigos ¿no quieren jugar cartas?
-El guardián no estaba bromeando, realmente somos sus prisioneros.
-Pues yo no quiero quedarme aquí. Además, tengo escuela al rato.
-Sería tonto olvidarlo siendo que ya encontraste tu mochila.
-Para escapar tendríamos que poder disfrazarnos de nube. -¡Ey esa no es una mala idea! ¿Dónde está tu amiga Fantomat?
-¿Qué amiga? -¡Besobeso!
-¡Silencio! Si no va a venir a besuquearme.
-Sí, pero es nuestra única oportunidad de salir de aquí. Déjate querer y acepta sus cariñitos. ¡Ya verás!
-Ok, pero de otro modo nunca me dejaría abrazar por esta... cosa.
-¡Oh nubecita! Perdóname, hace rato estaba un poco molesto.
-Supongo que por el cambio de horario.
-Pero ven, tengo muchas ganas de que me hagas cariñitos.
-Oh, sí... muy bien...
-Si te llegas a equivocar Petit Vampire...
-¡Es agradable que te estén abrazando!
-Oye Besobeso, ¿tú y tus amigas nos podrían ayudar?
-Veamos, veamos.
-¡Ah muy bien!
-¡Esos pilluelos!
-¡Les dije que nunca saldrían de aquí!
-¡Nos descubrieron! -¡La puerta se está cerrando!
-Pero, ¿qué están haciendo con esas cosas?
-¡Súper, lo logramos!
-¡Gracias chicas, muchas gracias!
-Sí, sí, yo sé. Pero bueno, ya nos tenemos que ir.
-Despierta Michel. -¿Qué crees abuelito? Encontré mi mochila.
-¡Vaya! Aunque tal vez nunca estuvo perdida.
-Sí, pero... bueno sería muy largo de explicar.
-¡Oh rayos, me robaron una pantunfla!
-¿Te robaron?
-Ya sé que sigues aquí. ¡Devuelve mi pantunfla!
-Querida, creo que el pequeño tiene fiebre.
TRADUCIDO POR: Lalao EN COLABORACIÓN CON: Giovi México, 2013