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Mi padre era un hombre muy corpulento.
Toda su vida llevó un poblado bigote ***.
Cuando éste se volvía cano, usaba un cepillo para mantenerlo ***.
Como el que usan las mujeres para sus pestañas. Rímel.
Todos le teníamos mucho miedo. Mi madre, mis cuatro hermanas.
En la mesa nadie podía hablar, a menos que él te dirigiera la palabra.
Sin embargo, me quería mucho. Yo era su predilecto.
Quiero llamar a Inglaterra.
Sí, quiero llamar a Inglaterra.
No, con Londres no.
Con Londres no.
Con Sussex. Hastings, en Sussex.
Ya sabe el código. Me lo dijo usted ayer.
Bueno, alguien lo hizo, sí.
Quattro cinque otto due sei uno.
Hastings, Sussex.
¡Oh, Dios!
No puedo con este libro. Es...
Es ininteligible.
Ni siquiera está bien encuadernado. Venga, salgamos.
- Intento hablar con los niños. - De acuerdo. Contesta.
Diga. Sí.
¡Mamá, hola!
Sí, estupendo.
Sí, es maravilloso. ¿Cómo están?
¿Están...?
Sí, estupendo.
Hola, cariño, soy mamá.
¿Cómo estás?
¿Está Cathy por ahí?
Es increíble, ¿verdad?
Creo que ése San Agustín es increíble.
Es tan...
- No sé. - Igual que la última vez.
¿Qué quieres decir?
Que ya te pareció increíble la última vez que estuvimos en Venecia, ¿recuerdas?
¿Seguro?
- Bueno, ¿y eso qué? - Nada, sólo que...
¿A qué ha venido entonces? ¿A dónde pretendes llegar?
- No quería ofenderte. - Dios.
- Sólo hacía una observación. - ¿Qué observación?
Simplemente que no has cambiado de opinión desde entonces.
Además, estoy de acuerdo contigo. También creo que es increíble.
¡Mierda!
¿Qué te pasa?
Mira.
Tengo otro grano.
Ya no le gustarás a ninguna mujer.
- Quizá deba tomar más sal. - ¿Qué?
Que tal vez tenga que tomar más sal.
No necesitas sal, necesitas sexo.
¡Ah!
- ¿Puedo hacerlo con sal? - ¿Por qué no?
¿No sabrán que me estoy afeitando?
¿Diga?
Sí, ahora mismo se pone. Es Simon.
¿Qué?
Todavía voy por la mitad del libro. Es infumable.
Y se supone que estoy de vacaciones.
- Estas dos. Gracias. - Veintemil.
Ahí tiene una.
Está es para Jack.
- Y la otra. - Y esta para Cathy. ¿Qué te parece?
Preciosa. Les va a encantar.
En esta voy a hacer un dibujo de Cathy.
No está mal.
Y aquí otro de Jack.
Para Jack
Jackie.
- ¿Qué te parece? - Fantástico. Eres un genio.
Gracias.
Quieto.
¡Oh, venga, sonríe!
- ¿Le importaría hacernos una fotografía? - Avec plaisir.
Gracias.
Tiens-moi ça.
Voilà.
Gracias.
Mis hermanas pequeñas, Alicia y Lisa, se acercaron en el jardín y me dijeron:
"Robert, Robert, ven a la cocina, rápido"
"Eva y María tienen una sopresa para tí"
A Cathy la han seleccionado para el equipo de fútbol.
- ¿Qué equipo de fútbol? - El de la escuela, ¿cuál va a ser?
- ¿Crees que es peligroso? - No creo.
Contéstame y dime la verdad: ¿te gustan los niños?
- ¿Qué niños? - Mis hijos.
Me gustan tus hijos.
No, lo que quiero decir es si realmente te gustan los niños.
- ¿Todos los niños? - Los niños. ¿De verdad te gustan?
¿A qué te refieres? ¿A los niños en general?
Lo que pretendo decir...
Es que en realidad... no te gustan los niños.
Lo que quieres decir es que crees que no me gustan tus hijos.
¿Y qué hay de mí?
¿De verdad te gusto?
Me gustas.
¿Y sabes por qué?
No, ¿Por qué?
Por la simple razón de que siempre me estás provocando.
Pones a prueba mi intelecto.
¿Te conté alguna vez una cosa horrible que me pasó de pequeña?
Es la peor cosa que me ha pasado en toda la vida.
No, no me lo contaste.
Bien, tenía unos siete u ocho años y...
...había una pandilla de chavales, chicos y chicas. Yo pertenecía a ella.
Un día...
...uno de ellos dijo: "Un miembro de la pandilla no es lo suficientemente bueno"
"¿Estáis de acuerdo en que deberíamos echarle de la pandilla?"
Y yo contesté que sí. Además aplaudí.
¿Aplaudiste?
Sí.
Aplaudí. Y dije convencida: "Sí, echemos a ese miembro. "
¿Y te imaginas quién era ese miembro?
Tú.
Sí.
Es terrible.
Es una historia terrible.
Mañana tenemos que madrugar para buscar una lancha.
¿Adónde deberíamos ir? ¿Qué me recomienda?
Murano. Es famoso por su cristal. Es precioso.
¡Murano! ¡Fantástico!
- ¿A qué hora clarea? - ¿"Clarea", señor?
Amanece. Iremos a Murano en lancha, al amanecer.
Sobre la mesa había dos grandes jarras de limonada, un pastel de nata,
dos tabletas de chocolate a la taza, y una caja repleta de malvaviscos.
María me dijo: "Mira, cariño. Todo esto es para tí. "
¿Colin?
¿Viste algo?
¿No te parece maravilloso?
¿Qué opinas?
Y María dijo: "Mira, cariño. Todo esto es para tí. "
¿Estás dormida?
Mary, es tarde.
- ¿Qué pasa? - No hemos cenado nada.
¿Qué hora es?
Tarde.
¿Estará abierto Padovani?
- ¿Qué tal a...? - No, ya es tarde.
Es demasiado tarde. Todo está cerrado.
Pero conozco un bar muy bueno. Cierra tarde.
Buenos bocadillos. Buena bebida. Un lugar agradable y fácil de encontrar.
- De acuerdo. Nos llevaremos el plano. - Lo siento. Es el único que tengo.
- Déjeme darle un vistazo. - Aquí. ¿Lo ve? Es sencillo.
Salgan y sigan recto. Luego giren a la derecha.
Después continúen y giren de nuevo a la derecha.
Está justo aquí.
Bien. Gracias.
- Ven, es por aquí. - ¿Cómo lo sabes?
¿Tú qué crees?
- Sí, es por aquí. No. Seguro que es por el otro lado.
Lo siento pero así es.
- Por aquí. - De acuerdo.
Colin...
¿Qué es eso?
Mira esa cama.
- Me recuerda a alguien. - Parece una nave espacial.
¿Dónde estaremos? ¿Qué te parece?
¿Será por aquí?
Sí, estoy segura.
- Fíjate en todo esto. - Colectivo Feminista de Venecia.
- Las mujeres aquí parecen algo radicales. - Ojalá tuviéramos un plano.
Quieren que los violadores convictos sean castrados.
Mira ese edificio.
Hemos pasado por delante de él hace unos diez minutos.
Es muy razonable.
- ¿El qué? - Castrar a los violadores.
¿Qué está haciendo ese hombre?
¿Golpear un cristal a estas horas de la noche?
- ¡Qué extraño! - Venga, vamos.
- Tengo hambre. - Creo que éste es el camino correcto.
Y yo.
Buenas noches. ¿Puedo ayudarles?
Bueno...
Estamos buscando un bar donde poder comer algo.
No hay nada en esa dirección, pero les mostraré uno que hay por allí.
- ¿No hay uno justo por aquí? - No. Ya está todo cerrado.
- Me llamo Robert. - Hola.
- ¿Quieren probar la comida veneciana? - Nos encantaría.
Les llevaré a un sitio. Deben ustedes tener mucha hambre.
- Está bien, vamos. - Síganme.
Ella se llama Mary. Yo soy Colin.
- ¿Son ingleses? - Sí.
¿De dónde?
Mary es de Bristol y yo de Londres.
Hermoso país.
- ¿Es su primer viaje a Venecia? - Ya estuvimos hace tres años.
- Dos años. - Dos.
¿Ha cambiado mucho, no?
Estos carteles están por todas partes.
Se trata de mujeres que no encuentran un hombre.
Lo único que desean es destruir todo lo bueno que hay entre ambos sexos.
No saben ni lo que quieren.
Es por aquí.
- Ciao, ragazzi. Come va? - Bene, grazie.
Es muy fácil perderse.
Hay muchos callejones sin salida y canales.
Ya estamos cerca.
Buona sera, Robert.
Por favor.
Monica. Jocelyn. Ça va.
Por aquí, por favor.
Esta es la auténtica Venecia.
Disculpad.
No queda comida. Lo siento. El cocinero está enfermo.
Es una tragedia. Lo mataría. Lo siento mucho.
Pero bueno, este es un vino estupendo. Tiene muchos nutrientes.
- Salud. - Salud.
Bien, cuéntenme.
Soy un hombre tremendamente curioso. Apasionadamente curioso.
- ¿Están ustedes casados? - No.
- Pero viven juntos, viven en pecado. - No.
¿Por qué no? Hoy día nadie se lo impediría.
En estos tiempos ya no hay normas al respecto.
¿Y usted? Cuéntenos algo sobre usted. Por ejemplo... ¿Díganos quién es?
Pero tienen un hijo. ¿No es cierto?
- ¿Cómo lo sabe? - Lo intuyo.
Tengo dos hijos.
Un niño y una niña.
- Estos son su hijo y su hija. - Así es.
Preciosos.
No son suyos.
No son mios.
Son muy guapos. Han salido a su hermosa madre.
Su inglés es muy bueno.
Me crié en Londres. Y mi mujer es canadiense.
¿No hay más palitos?
- Ancora vino. E dei grissini. - Arrivo subito.
- ¿Su mujer es de Canadá? - Sí. Vivimos allí.
¿Cómo se conocieron?
Eso sería imposible de explicar sin antes describir a mi madre y a mis hermanas.
Y entonces esto sólo sería comprensible si antes describo a mi padre.
Para poder explicar cómo conocí a mi mujer antes debería describir cómo era mi padre.
¿Quieren realmente que lo haga? ¿Quieren de verdad?
- Está bien. Adelante. - Mi padre era un hombre muy corpulento.
Toda su vida llevó un poblado bigote ***.
Cuando éste se volvía cano, usaba un cepillo para mantenerlo ***.
Como el que usan las mujeres para sus pestañas. Rímel.
Todos le teníamos mucho miedo. Mi madre, mis cuatro hermanas.
En la mesa nadie podía hablar, a menos que él te dirigiera la palabra.
Sin embargo, me quería mucho. Yo era su predilecto.
Mi padre era diplomático. Pasamos muchos años en Londres. En Knightsbridge.
Cada mañana se levantaba a las seis e iba al baño para afeitarse.
Nadie podía levantarse hasta que él hubiera terminado.
Mis dos hermanas mayores tenían 13 y 15 años. Yo tenía 10.
Un fin de semana la casa se quedó vacía toda una tarde.
Mis hermanas cuchicheaban. Se llamaban Eva y María.
Me llamaron y me metieron en la habitación de nuestros padres.
Me dijeron que me sentara en la cama y me estuviera callado.
Entonces fueron al tocador de mi madre.
Se pintaron las uñas, se empolvaron la cara y se pintaron los labios.
Se depilaron las cejas y se pusieron rímel en las pestañas.
Se quitaron los calcetines y se pusieron las medias de seda de mi madre.
Comenzaron a contonearse por la habitación, mirándose en el espejo.
Se reían y se besaban, se acariciaban con risa nerviosa. Yo estaba cautivado.
Ellas alimentaban mi fascinación.
Me susurraron que aquél sería nuestro secreto.
Que lo guardaríamos siempre en nuestros corazones. Que nunca lo revelaríamos.
Pero esa noche durante la cena, noté que mi padre me miraba fija y profundamente.
Masticó, tragó, dejó el cubierto en el plato y me clavó sus ojos.
Mi corazón se desbocó. Empezó a latir con fuerza.
Mi padre dijo: "Dime, Robert, ¿Qué habéis estado haciendo esta tarde?"
Él lo sabía.
Yo sabía que él lo sabía. Él era Dios. Me estaba poniendo a prueba.
Así que se lo conté. Le dije todo lo que habían hecho mis hermanas. Todo.
Mi madre se quedó callada. Mis hermanas estaban lívidas. Nadie habló.
Mi padre dijo: "Gracias Robert. " Y terminó su cena.
Después de cenar, mis hermanas y yo fuimos llamados al despacho de mi padre.
Les pegó sin compasión con el cinturón de cuero. Y yo lo vi.
Un mes más tarde mis hermanas se vengaron.
Los niños estábamos solos en casa. La institutriz había salido.
Mis hermanas pequeñas...
Grazie.
...Alice y Lisa vinieron a buscarme al jardín.
Dijeron: "Robert, ven rápido a la cocina Eva y María te tienen una sorpresa. "
Sospeché algo, sin embargo fui.
Era tan...
...inocente.
En la mesa había dos grandes jarras de limonada, un pastel de nata,
tabletas de chocolate a la taza y una caja repleta de malvaviscos.
María dijo: "Mira cariño, todo esto es para tí. "
Pero antes Eva me dijo: "Tienes que tomar una medicina. "
"Esto es muy fuerte y debes proteger tu estómago. Así podrás disfrutarlo más. "
Yo era demasiado goloso. Y aunque sabía un poco mal, me bebí la medicina.
Acto seguido me comí el chocolate, el pastel de nata y una jarra de limonada.
Me aplaudieron y dijeron que sólo un hombre podría beberse otra jarra.
Y que por tanto yo no sería capaz. Yo dije: "¡Dádmela!"
Me la bebí de un trago. Y terminé el chocolate, el pastel y los malvaviscos.
Me dijeron: "Bravo, Robert. " Entonces la cocina empezó a darme vueltas.
Y tuve la urgente necesidad de ir al lavabo.
De repente, Eva y María me sujetaron.
Me ataron las manos a la espalda con una cuerda enorme,
y me arrastraron hasta el despacho de mi padre.
Luego cogieron la llave y candaron la puerta.
"Adios, Robert" me decían. "Ahora tú eres Papá en su despacho. "
Estaba encerrado en el lugar más temido y respetado de la casa.
Dónde él recibía al cuerpo diplomático de Londres. A la élite del mundo.
Y yo vomité, me oriné y cagué por las alfombras y paredes de ese santuario.
Mi padre me encontró allí. Me dijo: "Robert...
"¿Has estado comiendo chocolate?"
Me pegó sin miramientos. Estuvo sin hablarme durante seis meses.
Nunca perdoné a mis hermanas.
Mi único consuelo era mi madre.
Yo siempre tenía sed por la noche.
Ella me traía un vaso de agua y ponía su mano sobre mi frente.
Era tan... tierna.
Cuando mi padre estaba fuera, yo dormía en su cama.
Una tarde, invitaron a la esposa del embajador canadiense a tomar el té.
Vino con su hija, Caroline.
Mientras mi madre enseñaba el jardín a la suya nos dejaron solos, a los niños.
De repente Eva dijo: "¿Caroline, duerme usted con su madre?"
Caroline contestó: "No. ¿Y usted?"
Y Eva dijo: "Robert sí"
Mis hermanas se echaron a reir, entonces Caroline me miró, sonrió y dijo:
"Creo que eso es algo realmente bonito. "
Y se convirtió en mi mujer.
No en aquel momento, claro. Ambos teníamos... unos 11 años por entonces.
¿Dónde demonios estamos?
¿Tienes idea?
Deja que me siente. Me encuentro fatal...
Me duele horrores la cabeza.
¿Puedes darme un masaje en la nuca?
¿Por aquí? ¿Mejor?
- Oh, Dios. Voy a... - ¿Qué?
- Lo siento. - Tranquila.
Ya me encuentro mejor. Sólo necesito sentarme un poco.
No puedo andar más.
Abrázame, Colin.
¡Qué hombre tan horrible!
¿Quién será?
Estamos de vacaciones.
Mary.
Despierta.
- ¿Dónde estamos? - No lo sé, en Venecia. Vamos.
Vamos.
Toma esto.
Me ha picado algo.
Intenta no rascarte.
Me muero de sed.
Me parece que hoy te tocará cuidarme.
¿Por qué? ¿Acaso me cuidaste tú ayer?
Tengo muchísima sed.
Allí está el puerto. Vamos. Tomaremos un café.
Vayamos a la sombra.
Queremos algo de beber, por favor.
Llamaré al camarero.
Me pregunto cómo estarán los niños.
Ya hablaste con ellos, ¿cuándo fue?
- ¿Ayer por la mañana? - ¿Y cómo estaban?
Esto es como una cárcel.
Volvamos a casa.
- El billete es para dentro de 5 días. - Podríamos tomar otro vuelo.
¿Por qué quieres volver? ¡Disculpe!
No puedo creerlo. Ya viene.
Trayendo a los niños con nosotros todo habría sido diferente. Al menos para mí.
- ¿Signore? - Traiga una jarra de agua con hielo.
- ¿Agua? - Eh... y café.
- ¿Croissant? ¿Huevos? ¿Zumo? - No, sólo agua. Gracias.
- Vayámonos al hotel, allí beberemos agua. - Está bien.
Da igual, tal vez nos la traigan ahora.
No sé por qué hemos venido a Venecia.
Ya habíamos estado antes. ¿Por qué hemos vuelto?
De hecho, sé prefectamente por qué hemos vuelto.
¿Creíamos que lo solucionaríamos, no es verdad?
Que arreglaríamos lo nuestro.
¿Bien?
¿Se te ha ocurrido algo?
A mí no. Sólo quiero volver a casa. Dormir en mi cama y estar con mis hijos.
Es posible que a tí sí.
Que ya hayas decidido lo que quieres.
Lo que quieres hacer.
¿Es así?
No.
Oh, no. Debimos haber vuelto al hotel.
No nos ha visto.
Amigos.
- ¿Cómo se encuentran esta mañana? - Fatal. Hemos dormido en la calle.
¿En la calle?
- Despues de que le dejamos... - No teníamos un plano.
Es terrible. Culpa mía. Les entretuve con el vino y mis estúpidas historias.
- Deja de rascarte. No, no es eso... - Ha sido por mi culpa.
Y es mi responsabilidad enmendarlo. Deben ustedes venir a mi casa.
- Su café. - Senta. Lasci stare.
No, estamos en un hotel.
Mi casa es mil veces más confortable, apacible y sosegada que un hotel.
Cogeremos un taxi.
Por favor.
- ¿Qué te parece? - De acuerdo.
¡En la calle! No puedo creerlo.
- ¿Dónde estamos? - Robert nos trajo aquí.
Robert. ¿Dónde está?
No lo sé.
¿Qué hora es?
Es por la tarde.
- ¿Dormiste bien? - Sí, de maravilla.
¿Qué tal tu picor?
Se fue.
¿Y mi reloj?
¿Y nuestra ropa?
¿La has visto?
Aquí no está.
Ni aquí.
¿No?
¿No crees que deberíamos buscarla?
- Yo estoy bien así. - Tengo que saber dónde está.
No puedo andar por aquí totalmente desnudo.
Creo que hay una bata colgada en aquel perchero.
No puedo ponerme esto. Mira.
Claro que puedes. Estás guapísimo.
Pareces un dios.
Me parece que voy a tener que llevarte a la cama.
- No es una bata, es un camisón. - No tienes idea de lo bien que te sienta.
No puedo andar por una casa extraña vestido así.
- ¡Con una erección desde luego que no!
Toma. Póntela.
Entérate de lo que pasa por aquí.
¿Qué tal me queda?
Hola.
Soy Caroline, la esposa de Robert.
- ¡Bien, veo que han descansado! - Hola.
Venga fuera. Es muy agradable.
¡Vaya!
Es maravilloso, ¿verdad? Pasaría aquí los ratos muertos.
- Soy Mary Kenway. - Sí, lo sé.
- Venga y siéntese. - ¿Es esto suyo?
Sí.
Lo hice yo misma.
A veces me siento aquí y me pongo a bordar. Me encanta bordar.
Es precioso.
- ¿Quiere un galleta? Coja una. - Gracias.
Deben tener hambre. Robert quiere que se queden a cenar. Volverá enseguida.
Ha ido a su bar. Esta noche empezaba un nuevo encargado.
- ¿Su bar? - Sí.
Estuvieron en él anoche, ¿no?
- No nos dijo que fuera suyo. - Para él es una especie de pasatiempo.
Y ustedes lo conocen mejor que yo. Nunca he estado allí.
¿Le ocurre algo en la esplada?
Debo moverme. En ocasiones basta con ponerme en pie para aliviarme.
¿Quiere mucho a su amigo? - ¿A Colin?
Espero que no le moleste. Pero hay algo que tengo que decirle.
Mientras estaban descansando, entré y estuve mirándoles.
Me senté en el diván una media hora. Me senté y les estuve contemplando.
Colin es muy apuesto, verdad. Robert dijo que lo era...
Usted también lo es, por supuesto. Ambos tienen una piel maravillosa.
¿Están enamorados?
Bueno, yo...
Yo le quiero. O eso creo.
Aunque no tanto como cuando nos conocimos.
Confío mucho en él. Es mi amigo más íntimo.
¿Pero qué quiere decir con enamorados?
Me refiero a si sería capaz de hacer cualquier cosa por la otra persona.
Y al tiempo que ella hiciera lo propio por usted.
¿Cualquier cosa?
- Si uno está enamorado de alguien es...
- ¡Hola! - Colin, esta es Caroline, la esposa de Robert.
- ¿Lo están pasando ustedes bien?
- En sus vacaciones, quiero decir. - Sí, pero nos perdemos con frecuencia.
Coja una silla.
Oh, Dios mio.
¿Qué?
¡Su ropa. Me olvidé por completo! La he lavado y ya está seca.
Tengo que decirles dónde está.
Pero antes debería contarle lo que le he dicho hace un momento.
- ¿El qué? - Lo que hice mientras dormían.
Oh, claro.
Caroline entró en el cuarto y nos estuvo mirando cuando dormíamos.
¿En serio?
Sí.
Estaba tan tranquilo. Como un bebé.
- A veces los bebés son inquietos. - Oh, no, Colin no.
- Estoy segura de que siempre duerme así. - Sí, pero no soy un bebé.
Nunca dije que lo fuera. Sólo he dicho que dormía como tal.
En fin. A Robert le encantaría que se quedaran a cenar con nostros.
Me dijo que no les devolviera la ropa hasta que hubieran aceptado.
Deben estar hambrientos.
¿Se quedarán?
- Bueno, pues... - Por favor, si no me echaría la culpa.
- Quedémonos. - ¡Fantástico!
Y ahora... ¿puedo ponerme mi ropa?
Está metida en el armario de su baño. Esta es la llave.
- Gracias. - Por aquella puerta.
¿No es fascinante cuando los hombres son tímidos?
Qué dulce es.
Dígame, ¿A qué se dedica? ¿Trabaja?
Bueno, últimamente hago doblajes, para anuncios publicitarios.
Hasta hace unos seis meses formaba parte de un grupo de mujeres, pero ahora.
- ¿A qué se refiere exactamente? - Un grupo de teatro.
¿Así que es usted actriz? Debe ser algo maravilloso.
Bueno, a veces. El grupo se deshizo y...
Mujeres. ¿Eran sólo mujeres?
Algunas queríamos meter hombres pero la mayoría quería manterner la "pureza".
Esa fue la razón por la cual se deshizo.
¿Se puede representar sólo con mujeres? ¿Qué tipo de obras?
¿El tipo de obras? Bueno pues...
Se puede montar una obra sobre dos mujeres que se acaban de conocer...
...y charlan sentadas en un balcón.
Pero lo más probable es que estén esperando a un hombre.
Y cuando él llegase... sería cuando sucedería algo.
- Me duele cuando me rio. - Vaya, ¿puedo hacer algo?
¿Podría darme un masaje en el cuello?
Ahí. Apriete.
No, no. Más fuerte.
¡Ah, así! Así, muchas gracias.
- Una vez representamos Hamlet. - ¿Hamlet?
Nunca lo leí. De hecho, no he visto una obra desde que estaba en el colegio.
¿Es aquella del fantasma, que encierran a alguien y al final todos mueren?
- ¿Eras la protagonista? - No.
- Hola. - Hola.
- ¿Ha dormido bien? - Ya lo creo.
- Tienen una casa preciosa. - Traeré unas copas.
Pertenecía a mi abuelo.
¿Ha visto esa isla?
Es la isla del cementerio. Mi abuelo y mi padre están enterrados allí.
- ¿Se quedarán a cenar, supongo? - Iré a vestirme.
Primero tomemos una copa de champán.
¡Caroline!
Gracias.
Parece un ángel.
¿Cómo se encuentra?
Mejor.
Por Colin y Mary.
- La cena. - Tengo que ir a vestirme.
Gracias.
Un sitio magnífico.
Todos esos libros eran los favoritos de mi padre.
Y de mi abuelo.
Son primeras ediciones.
Esos son objetos que mi padre usaba a diario. Pequeñeces.
- ¿Iba a la ópera todos los días? - No. Sólo los usaba en la ópera.
Antes fueron de mi abuelo.
Parece que su padre... significó mucho para usted.
Mi padre y mi abuelo se entendían a la perfección.
Eran hombres y estaban orgullosos de serlo.
Las mujeres también les entendían.
Hoy día las mujeres tratan a los hombres como niños, no pueden tomarlos en serio,
pero a hombres como mi padre y mi abuelo las mujeres los tomaban muy en serio.
No cabía la mínima duda. Ni la confusión.
Entonces.
Esto es un museo. Dedicado a los buenos tiempos, ¿eh?
Tiene un encanto especial. Hace dos años visitamos, Florencia, Asís y Roma...
Bien, ¿Cómo sigue Inglaterra? La querida, hermosa y vieja Inglaterra.
Hampshire, Wiltshire, Cumberland, Yorkshire.
Harrods.
Qué país tan hermoso. Con sus ricas tradiciones.
Bueno, en realidad ya no lo es tanto. ¿Verdad, Colin?
- ¿Colin, te encuentras bien? - Claro.
¿En qué sentido? ¿En qué sentido no es tan hermoso?
No lo sé.
Por la libertad. Ya sabe.
¿Libertad? ¿De qué tipo? ¿Para hacer qué?
- Libertad para ser libre. - ¿Quiere ser libre?
- ¿Libre para hacer qué? - ¿Acaso no cree en ella?
Sí que creo, pero a veces ciertas normas, ya sabe, no vienen mal.
Lo primero, la sociedad debe protegerse de los pervertidos. Todos lo saben.
Mi punto de vista es sencillo: Todos contra una pared y a disparar.
Lo que necesita la sociedad es purificarse a sí misma.
El gobierno inglés va por el buen camino.
Aquí en Italia podríamos aprender mucho de ellos.
Yo soy inglés, y debo decirle que estoy en total desacuerdo con lo que ha dicho.
Creo que es una mierda.
Le respeto a usted como inglés que es. Pero no si es usted un comunista maricón.
¿No será maricón, verdad?
¿Se dice así, no? ¿O es "flor de té"?
Hablando de flor de té. Es el momento del café.
- No, Creo que deberíamos irnos. - Sí, nos tenemos que ir.
- ¡Pero el café! - No, ya hemos estado demasiado tiempo.
- Muchas gracias por todo. - Está cansada.
Gracias.
Nuestro hotel no nos parecerá lo mismo después de haber estado aquí.
Qué bonito.
Soy un aficionado entusiasta de la fotografía.
- Entonces seguimos recto hasta... - Hasta el puente de San Zacarías.
Por favor. Vuelvan. Por favor. Es importante.
Yo no puedo salir.
- Con mucho gusto. - Es por mi espalda. Las escaleras.
Muchas gracias por su hospitalidad. Buenas noches.
- Ha sido un inmenso placer. - Buenas noches.
Sabes, cuando te ví esta tarde en aquel balcón, con aquel camisón...
...estabas tan preciosa...
...el corazón... me dió un vuelco.
Yo también te dije que te sentaba muy bien ¿verdad?
- Permesso. - ¡Oh, por favor!
- Dovrei pulire la stanza - Estamos de vacaciones, coño.
Ven aquí. Ven aquí.
¿Qué se siente?
A veces me pregunto qué se siente.
¿Qué se siente, cuándo?
¿Cuando eres mujer? Me refiero a los sentimientos...
Se siente...
...como...
...esto.
Estoy loca por tí.
Estoy loco por tí.
No levantes las persianas.
Ven aquí.
Ven aquí.
Siéntate.
- Te deseo. - No.
- ¿No? - Sí.
No.
- ¿No crees que la camarera era extraordinaria? - Escucha.
¿Por qué te haría aquello la pandilla? ¿Por qué te echarían fuera?
Porque no les caería bien.
Tenían celos, eso era. Tenían celos de tu belleza.
Yo también siento celos. ¿Lo sabes, verdad?
Siento celos... de tu belleza.
Puesto que me pertenece. Siento celos.
Nadie puede tocarla. Es toda mía.
¿Sí?
Toda mía. Es de mi propiedad.
- Estoy poseída. - Avete visto quei due inglesi?
Colin.
¿Qué?
- È carino. - Anche lei è molto bella.
¿Sabes lo qué está haciendo esa gente?
- ¿Qué? - Están hablando de nosotros.
- De tí. - No, de tí.
- Quizá de ambos.
Esto me recuerdo algo. Quiero que hablemos de culos y de muslos.
- ¿De qué? - Bueno, ya sabes.
La gente se fija en el culo y en los muslos de los otros. "¡Vaya muslos"!
O, "¡Qué trasero!", "¡Menudo culo!" "¡Vaya tetas!"
¡Qué tetas, qué globos, qué nalgas! A ver si me explico.
Mira, lo que quiero decir es...
Sólo la palabra muslos es constante.
Tienes un montón de palabras para los otros, pero sólo una para muslos.
- ¿No resulta increíble? - Muslos es perfecta, no necesitas otra.
- ¿Cuál es tu pregunta? - Esta.
Cuando la gente te mira y... habla de tu culo, de tus muslos, o de ambos,
¿qué sensación de tus muslos y tu trasero sientes en ese momento?
La gente no habla de mi trasero o de mis muslos.
¿Cómo puedes saberlo?
Porque todo el maldito restaurante está hablando de tus muslos y de tu trasero.
¿De los míos? No, no lo creo.
¿De verdad?
Increíble.
- Olvidé decírtelo. - ¿El qué?
Que tengo una idea genial.
Voy a contratar un cirujano.
Un cirujano muy apuesto.
- Para que te corte brazos y piernas. - ¿Ah, sí?
Te meteré en una habitación de mi casa y te utilizaré como esclavo ***...
...cuando me apetezca.
Y de vez en cuando te prestaré a mis amigas...
...para que hagan contigo lo que quieran.
Es gracioso que digas eso.
Porque he tomado cierta decisión y todavía no te la he dicho.
- ¿Una decisión? - Mi decisión es la siguiente.
- ¿De qué se trata? - Bueno...
Voy a inventar una máquina.
Hecha de acero. Movida por electricidad.
Tendrá mandos, pistones...
Además de correas, discos. Y hará un zumbido similar a este.
¿Así?
Y la máquina te follará.
No durante unas horas o días, sino durante años, años y años.
Para siempre.
¡Mary!
Estabas teniendo una pesadilla. ¡Mary!
¿Qué te pasa?
¿Qué te pasa?
Has tenido un sueño horrible. Dime qué era.
Eres muy hermoso.
- ¿Ya estás despierta? - Estoy muy asustada.
Tranquila.
Tócame.
Volvamos a la cama. Vamos. Siéntate.
Has tenido una pesadilla.
¿La recuerdas?
Cuéntame. ¿Qué ha sido?
Había una fotografía en la casa de Robert.
Era tuya.
¿Qué fotografía?
En casa de Robert estuve viendo unas fotografías.
Y una de ellas era tuya.
¿Mía?
Debía estar tomada desde fuera. Desde una barca o desde el canal.
Tú estabas de pie en este balcón.
- Yo no ví ninguna fotografía. - No, tú no la viste.
- No te duermas, por favor. - Estoy despierto.
Tú estabas en aquella fotografía.
¿Colin?
- ¿Qué te parece aquel sitio? - Está bien.
Vamos.
En casa de Robert pasó algo que no te conté.
- No te he oído. ¿Qué? - Que en casa de Robert pasó algo.
Cuando te fuiste a vestir. ¿Recuerdas?
Robert estaba hablando conmigo.
Sobre su padre.
Y de repente me dio un puñetazo en el estómago.
- Me dejó sin respiración. - ¿Te golpeó?
¿Pero por qué?
¿Por qué no le dijiste nada?
No lo sé.
No tengo ni idea de porqué no le dije nada.
Ni sé por qué me pegó.
Y tampoco sé por qué me hizo una fotografía en el balcón.
Voy a darme un baño.
Escucha.
He estado pensando.
¿Por qué no lo hacemos?
- ¿Hacer qué? - Juntarnos.
Ya sabes.
Vivir juntos, con los niños.
Lo digo en serio.
Te amo.
Sí, pero tampoco hace falta que nos comprometamos ahora mismo...
Hace un día tan maravilloso.
Creí que querías que viviéramos juntos.
Y quiero... pero esta mañana mientras nadaba sola,
Me sentí tan... sosegada.
No puedo describirlo.
Hubiera estado así eternamente.
No puedo volver a la realidad así como así. Tan de golpe.
Creía que lo deseabas.
Ya lo hablaremos otro día.
Da la vuelta a la isla por el otro lado, y regresa por el puerto hasta aquí.
Tomémoslo entonces.
Podemos bajar en la próxima parada y continuar a pie.
- ¿Qué? - Que podemos bajar y seguir a pie.
- Será más rápido que dar toda la vuelta. - Es posible.
Sí.
¿Sabes dónde estamos?
¡Colin, Mary! ¡Hola!
¡Hola!
¡Suban!
¡Vamos, suban!
- ¿Quieres que subamos? - Nos ha visto. No podemos ser groseros.
- Al otro lado del canal. - Grazie.
- Hola. - Hola.
Un placer volver a verles.
Vinimos en barco desde la playa y hemos pasado a saludarles.
Les esperábamos antes.
- ¿Recibieron mi mensaje? - No, ¿Cuándo?
Hoy les dejé un aviso en su hotel. Nos marchamos.
- Queríamos que lo supieran. - No, no lo hemos recibido.
Bueno, lo que importa es que han venido.
¿Se marchan?
A Canadá.
A ver a mi familia. Queríamos decirles adiós y tomar una copa de despedida.
Sírvele un refresco a Mary, mientras tengo que ir al bar.
Tengo un asunto pendiente. Será rápido. ¿Quire acompañarme?
- Bueno... - Venga, volveremos enseguida.
- Colin... - ¿Ha ido a la playa?
Sí.
¡Dios mío!
- Pensé que se iban sólo de vacaciones. - Vamos a venderlo.
Nos vamos de vacaciones, pero cuando volvamos compraremos una planta baja.
- Es lo que necesito. - Oh.
- ¿Le apetece un té? - Sí, me encantaría.
- Ciao, Robert. - Dove andate? Venite con noi.
- Alguien me ha pellizcado. - Los venecianos son muy cordiales.
Por aquí.
Robert me dijo que les había hablado de su niñez.
Es un exagerado. Convierte su pasado en historias para contarlas en su bar.
- No quiero azúcar. - Sólo estoy sacándole el zumo al limón.
- ¿Quiere que lo tomemos en el balcón? - ¿Me permite?
¿Qué le pasa en la espalda?
Sì, certo. È come hanno detto.
Esattamente. Sì, sì, ho capito.
Grazie. Allora posso stare tranquillo.
Arrivederci.
L'avvocato dice che il contratto è perfetto.
¿Entendió algo de lo que les dije a los que nos han acompañado?
No.
Les dje que usted era...
...mi amante, y que Caroline está celosa porque a ella también le gusta.
- ¿Por qué les ha dicho eso? - ¿Que por qué?
Sabíamos que volverían.
Mire, Robert. Escuche un momento.
¿Por qué me tomó la fotografía? ¿Aquella que le enseñó a Mary?
- Es muy rápida. - ¿Con qué motivo?
Le voy a vender el bar.
A él.
Nunca se lo he contado a nadie, nunca. Pero quiero contárselo a usted.
Poco después de casarnos, Robert empezó a pegarme mientras hacíamos el amor.
Traté de impedirlo, pero él continuó. Una vez tras otra y terminó por gustarme.
No el dolor en sí mismo, pero sí... el hecho de sentirme indefensa ante él.
Sentirme reducida a la nada.
El hecho de ser castigada, hacía sentirme culpable.
Y me parecía correcto que se me castigara.
Me excitaba.
Nos sobrepasaba totalmente. Crecía y crecía. No tenía fin.
Pero eso tenía que terminar. Y los dos sabíamos cómo sería.
El camaerero antes era pescador.
Pero la contaminación arruinó la pesca. Ahora todos son camareros.
¿Por qué me hizo esa foto? ¿Qué significa?
¿Ve esa barbería? Tanto mi padre como mi abuelo iban a ella.
Yo también me afeito ahí.
Esa es la isla del cementerio.
Lo de mi espalda fue de repente, una noche. Me encontraba muy mal.
Me atendió un cirujano incompetente. Y desde entonces me encuentro así.
Robert es terriblemente fuerte.
Cuando me echó la cabeza hacia atrás el dolor hizo que perdiera el sentido,
pero recuerdo que pensaba: "Está a punto de suceder. Ahora. "
"No hay vuelta atrás. Va a suceder ahora. "
"Ya está aquí. Éste es el fin. "
La estoy aburriendo.
No, no, en absoluto. Debe ser...
El sol, creo que he nadado demasiado.
¿Usted y Colin hacen cosas extrañas?
Oh, no. No lo creo. No.
Tengo la impresión de que Colin sí.
De hecho, estoy segura.
Quiero enseñarle algo.
- Estoy un poco mareada. - Tengo que enseñarle una cosa.
¿No ha visto nuestro dormitorio, verdad?
Me duelen las piernas.
¡Dios mío!
¡Qué hermoso es!
Robert les vió el mismo día que llegaron.
Esta fue la primera foto que ví de él.
Nunca lo olvidaré. Robert regresó muy excitado.
Y luego siguió trayendo más y más fotos.
Nos unimos mucho más.
Muchísimo más.
Colin nos unió.
Fue idea mía ponerlas en la pared para verlas mientras hacíamos el amor.
Esa la tomé yo misma. ¿No es genial?
- ¿Por qué? - Entonces Robert les trajo a casa.
Era como si Dios estuviera en nuestro sueño.
Sabía que la fantasía se hacía realidad. ¿Lo ha experimentado alguna vez?
Es como si entraras en un espejo.
Colin
Colin.
Despierte. Despierte.
Colin y Robert han vuelto.
¿Sabe dónde estamos ahora?
¿Quiere que se lo diga?
Estamos al otro lado del espejo.
¿Mary, qué te ocurre?
¿Mary?
¿Qué te pasa?
¿Qué te pasa? Mary. ¿Qué te pasa?
Salud.
- Es sólo una insolación. Eso es todo. - No está caliente.
¿Qué tienes? ¿Es una insolación?
Dímelo. Intenta decírmelo.
¡Dímelo!
- Sólo está cansada. - Co...
¿Estás intentado decir mi nombre?
- Co... - ¿Qué intentas decir?
- Co... - Calor.
- Tiene calor. - No deberíamos molestarla.
Necesita un médico. ¿Dónde hay un teléfono?
Está desconectado.
- ¿Desconectado? - Nos estamos mudando.
Pero tienen que conocer a algún médico.
Busquen un *** médico. ¡Está muy enferma!
- No hay necesidad de gritar. - Se pondrá bien.
Mary lo comprende.
Usted también lo comprende, ¿verdad que sí?
Lo comprende. Lo comprende. ¿Verdad?
¿No sabe dónde está? ¡Levántese!
No se mueva.
Me ha roto el labio.
¡Shh!
¿Qué le han hecho a Mary?
Haré lo que quieran. Pero busquen un médico para ella.
- ¿Qué es lo que quieren? - ¿Querer?
Yo le enseñaré lo que queremos.
Se lo enseñaré.
Se lo enseñaremos.
Carolina.
Roberto.
¿Qué querían de esas personas? Se lo repetiré.
¿Qué querían ustedes de esas personas?
Nada. Eran amigos.
¿Amigos?
Cenamos una vez con ellos.
¿Por qué regresó con su novio a ver a esas personas?
¿Qué querían de ellos?
¿A su novio le gustaba la mujer?
A mí sí. Pero no creo que a él...
¿A su novio le gustaba el hombre?
No. No le gustaba.
¿Y a usted?
¿Le gustaba el hombre?
¿A usted le gustaba el hombre? - No.
Entonces, ¿por qué fueron a cenar? ¿Y por qué volvieron después?
¿A qué vinieron a Venecia? ¿Qué estaban buscando?
- Nada, nosotros... - ¿Quizá buscaban... divertirse?
Íbamos...
Íbamos a casarnos.
¿Es el cuerpo de Colin Mayhew?
Firme aquí.
- Peinaron su pelo al lado equivocado. - ¿Disculpe?
Que le peinaron mal.
Es hacia el otro lado.
...un turista, pero ahora lo planea todo por anticipado.
Vende su bar, su casa, compra droga, y así una y otra vez.
Pero luego, sin embargo, deja la navaja con sus huellas,
compra un billete bajo su propio nombre y viaja con su pasaporte.
No lo entendemos.
Escuche. Déjeme contarle algo.
Mi padre era un hombre muy corpulento.
Toda su vida llevó un poblado bigote ***.
Cuando éste se volvía cano, usaba un cepillo para mantenerlo ***.
Como el que usan las mujeres para sus pestañas.
Rímel.
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