Tip:
Highlight text to annotate it
X
He renunciado por propia voluntad...
a todo tipo de vida social,
porque nuestras relaciones personales...
suelen reducirse a comentar y censurar...
el comportamiento de los demás.
Por eso me encuentro solo en mi vejez.
He dedicado toda mi vida al trabajo, aunque me siento satisfecho.
Al principio sólo fue un modo de ganarme el pan...
pero acabó trocándose en un amor por la ciencia.
Tengo un hijo, también médico, que vive en Lund.
Está casado desde hace varios años, pero no ha tenido hijos.
Mi anciana madre vive todavía y se mantiene activa pese a su edad.
Mi esposa Karin murió hace bastantes años.
La cena está servida, profesor Borg.
¿Ah?... gracias.
Soy afortunado. Mi ama de llave es muy eficiente.
Quizás debo añadir algo más: Soy un viejo pedante,
y a veces bastante insufrible, tanto para mí...
como para los que me rodean.
Mi nombre es Everhardt Isak Borg,
y tengo 78 años.
Mañana me nombrarán Doctor Honoris Causa en la Catedral de Lund.
FRESAS SILVESTRES
En la madrugada del primero de junio,
Tuve un sueño muy extraño y desagradable.
Soñé que durante mi paseo matutino...
me había perdido en unas calles vacías...
con casas en ruinas.
¿No se encuentra bien, profesor?
Agda, por favor, ¿podría prepararme algo de comer. Iré en coche.
Querido profesor, vuelva a la cama, a las nueve le serviré el café,
y saldremos a las diez como estaba previsto.
De acuerdo, me iré sin desayunar.
¿Y quién va a colocar su frac en la maleta?
- Lo haré yo mismo. - Y entonces, ¿qué voy a hacer yo?
Puede venir en coche conmigo, o tomar el avion luego. Lo que quiera.
Llevo todo el año pensando ilusionada en su fiesta, profesor...
Lo hemos preparado todo, hasta el útimo detalle...
Y ahora sale usted con que quiere coger el coche...
La ceremonia no será hasta las 5:00.
Si salgo ahora, dispondré de 14 horas para hacer el viaje tranquilamente.
¡Lo va a estropear todo!
¿Qué va a decirle a su hijo que estará esperando en el aereopuerto de Malmoe?
Usted sabrá encontrar una explicación.
Si usted se va en coche, yo no iré a la cermonia.
¡Sea razonable, Agda!
¡Muy Bien! ¡Coja el coche y estropee el día más feliz de mi vida!
Le recuerdo, Agda, que no estamos casados.
Y doy gracias a Dios cada noche por ello.
Durante 74 años he obrado según mi criterio y no voy a cambiar ahora.
¿Es su última palabra?
Sí.
Pero para mis adentros seguiré diciendo muchas cosas sobre viejos egoístas...
a quienes no les importan los sentimientos de quien les ha servido durante 40 años.
Es increíble que haya podido...
soportarla durante tanto tiempo.
Una palabra más, y desde mañana hemos terminado.
Ya le he dicho que me voy en coche, y que usted puede hacer lo que le apetezca.
Tengo edad suficiente como para no supeditarme a sus órdenes, me parece.
¡Nadie hace las maletas tan bien, Agda!
¡Naturalmente!
¡Vieja gruñona!
¿Querrá dos huevos para desayunar?
Sí, por favor, Agda. Es muy amable. Muchas gracias.
¡Doctor Honoris Causa!
Podían haberme nombrado idiota honorario.
Tendré que regalarle algo a la vieja gruñona para amansarla.
No me gusta la gente resentida.
Soy incapaz de hacer daño a una mosca, mucho menos a Agda.
¿Quiere tostadas?
No, gracias. Por mí no se moleste, se lo ruego.
¿Qué mosca le ha picado, ahora?
-¿No quiere una taza de café? -No gracias.
Buenos días, papá Isak.
Bueno, bueno, ¿qué hace mi querida nuera levantada a estas horas?
Resulta difícil dormir mientras Agda y tú discuten acaloradamente.
Nadie ha discutido aquí.
Ah, no. Por supuesto que no.
¿Vas a ir a Lund en coche?
Sí.
¿Puedo ir contigo?
¿Vuelves a tu casa?
Sí. Deseo volver.
¿A casa con Evald?
Claro, pero no me preguntes por qué, cogería el tren si pudiera pagarlo.
Como quieras. Vente conmigo.
Estaré lista en diez minutos.
¡Santo cielo!
Por favor, no fumes. Me molesta el humo de los cigarrillos.
Perdona, lo había olvidado.
Debería de haber una ley que prohibiese fumar a las mujeres.
Hace buen tiempo.
Sí, pero hace bochorno.
- Creo que tendremos tormenta. - No me extrañaría.
Claro que el puro es distinto al cigarrillo.
Es estimulante y relajante. Es un vicio para hombres.
¿Y qué vicio reservas para las mujeres?
Pues... llorar, dar a luz y chismorrear de los vecinos.
¿Cuántos años tienes, Isak?
¿Por qué me lo preguntas?
Por nada en particular. ¿Por qué?
Sé de sobra por qué me lo preguntas.
¡Seguro!
No disimules. Sé que no te gusto. Nunca me has querido.
Sólo te he conocido como suegro.
¿Por qué vuelves a Lund?
Un impulso. Nada más.
Resulta que Evald es mi hijo.
Sí. No hay duda.
Evald y yo nos parecemos mucho. Tenemos nuestros principios.
No hace falta que lo digas.
Por ejemplo, el préstamo...
Sé más que de sobra lo que me vas a decir.
Que debió devolverte el dinero cuando sacó la cátedra.
Que para él tenía que ser cuestión de honor pagarte 5.000 coronas al año, etc., etc.
Lo prometido es deuda, Marianne.
Esa deuda supone un agobio. No podemos irnos de vacaciones,
aunque tu hijo se mate trabajando.
Tú tienes tus propios ingresos.
Lo peor de la cuestión es que eres rico...
y no necesitas ese dinero para nada.
Un trato es un trato, Marianne. Evald lo sabe y me respeta.
Es posible. Pero también te odia.
¿Qué tienes en realidad contra mí?
¿Puedo ser franca?
Sí, te lo ruego.
No eres más que un viejo egoísta, Isak.
Eres desconsiderado y no te preocupas más que de tí mismo.
Pero sabes ocultarlo bajo una máscara de buenos modales y caballerosidad.
En realidad tu benevolencia, es pura fachada.
Pero los que te conocemos no nos dejamos engañar. Eres egoísta y duro.
¿Te acuerdas cuando vine a verte hace un mes?
Tuve la estúpida idea de que podías ayudarnos.
Por eso te pedí quedarme contigo una o dos semanas.
¿Te acuerdas de lo que me contestaste?
Te dije que eras bien recibida.
Lo que dijiste, aunque pareces haberlo olvidado, fue:
"No vengas a contarme tus problemas conyugales.
Ese asunto no me importa.
Evald y tú deben arreglarselas como puedan"
¿Dije yo eso?
- No sólo eso... - Pues lo siento.
Me dijiste palabra por palabra:
"Las masturbaciones mentales no me impresionan lo más mínimo,
así que no me vengas con lamentaciones.
Si lo que necesitas es terapia, te recomendaré un psicoanalista,
o tal vez un sacerdote. Ultimamente están de moda."
¿Realmente dije eso?
Tus juicios son siempre categóricos, Isak.
Debe de ser terrible depender de tí.
Ha sido un placer tenerte en casa.
Como un gato.
Como un gato o como una persona.
Eres una mujer encantadora, y siento mucho que me aborrezcas.
- No es que te aborrezca. -¿De veras?
- Me das lástima. - ¿Lástima?
Me gustaría contarte un sueño que he tenido esta mañana.
Los sueños no me interesan gran cosa.
Sí, claro. Es lógico.
¿A dónde vamos ahora?
Quisiera enseñarte una cosa.
Vinimos aquí todos los veranos durante los primeros 20 años de mi vida.
Eramos diez hermanos. Tal vez ya lo sabías...
¿Vive alguien aquí ahora?
Este verano, no.
Si no te importa voy a nadar un rato. Tenemos tiempo de sobra.
Me parece muy bien.
¡El rincón de las fresas silvestres!
Quizá me puse un poco sentimental.
Tal vez estuviese algo cansado...
y sintiese nostalgia.
No es de extrañar que en este lugar apacible,
mi mente volase hacia donde jugué de niño.
No sé cómo sucedió,
pero la claridad del día...
transformó en una especie de sueño las imágenes de mis recuerdos...
apareciendo delante de mis ojos...
con la fuerza de un acontecimiento real.
¡Sara!
¡Sara,
soy tu primo Isak!
Sí, claro me he hecho viejo y no me parezco mucho al de antes.
En cambio, tú estás igual. ¿No me oyes?
Buenos días, querida prima. ¿Qué estás haciendo aquí?
Cogiendo fresas, tonto. ¿Es que no lo ves?
¿Y quién será el feliz mortal que saboree esta deliciosas fresas...
cogidas casi al amanecer por una chica tan joven y bella?
No seas idiota. Sabes muy bien que hoy es el cumpleaños del tío Aron.
Se me olvidó comprarle un regalo.
Si le llevo una cesta de fresas silvestres, quedaré bien. ¿No?
Voy a ayudarte.
¿Sabes?, Sigbritt y Charlotte le han bordado un mantel y Angelica ha hecho una tarta,
y Anna le ha pintado un cuadro precioso,
y Kristina y Birgitta han escrito una canción para cantársela.
¡Ese es un gran regalo!. El tío Aron está más sordo que una tapia.
¡No seas idiota! Se pondrá muy contento.
Y tú tienes el cuello más hermoso del mundo.
¡Ya sabes que no debes hacer eso!
- ¿Quién lo dice? - Lo digo yo.
Tú te crees alguien y lo que eres en realidad es...
un engreído insoportable.
Soy tu primo, y tú estás enamorada de mí.
¿De tí?
Ven, que te bese en la boca.
Como te pongas pesado, le diré a Isak que siempre estás intentado besarme.
¡Pobre Isak! Puedo vencerle con una sola mano.
Sabes muy bien que Isak y yo estamos prometidos en secreto.
Tan en secreto, que todos lo saben.
La culpa es de las gemelas que lo van diciendo a todo el mundo.
¿Cuándo es la boda?
¿Cuándo es la boda? ¿Cuándo es la boda? ¿Cuándo es la boda?
No sé quién es menos vanidoso de tí y de tus 4 hermanos,
pero creo que Isak.
Y además es el más amable.
Tú, en cambio eres el más fanfarrón...
el más payaso, el más estúpido, el más... ¡No tengo palabras para describirte!
Admite que sientes debilidad por mí.
Además fumas puros que apestan.
Huelo a hombre, nada más.
Y las gemelas, a las que no se les escapa nada,
dicen que has hecho cosas feas con la hija mayor de Berglund,
que según las gemelas no es una señorita. Y yo estoy de acuerdo.
Te pones preciosa cuando te enfadas.
Tienes que besarme. No puedo contenerme más.
Estoy loco por tí, completamente loco.
- Es muy fácil decirlo. - No.
Y las gemelas dicen...
que vas detrás de cualquier chica.
¡Atrévete a negarlo!
¡Oh, mira lo que has hecho!
¿Y qué va a decir Isak, que me quiere de verdad?
¡Qué desgraciada soy! ¡Me has ofendido!
Me has convertido en una mala mujer.
O por lo menos, casi.
No quiero verte más, por lo menos antes del almuerzo.
Tengo que darme prisa. Ayúdame a recoger las fresas.
¡Fíjate! ¡También me has manchado el vestido!
¿Birgitta y Kristina, dónde está Isak?
Se fue a pescar con papá, no creo que puedan oír el gong.
Además papá ha dicho que no le esperemos para comer.
En el nombre de Jesús, tomemos asiento.
Bendice, Señor, estos alimentos que vamos a comer. Amen.
Benjamin, ve a lavarte las manos ahora mismo.
¿Cuándo aprenderás a ser un chico limpio?
¡Si me las he lavado!
Sigbritt, pasa el potaje a Angelica.
y sirve a las gemelas.
Hagbart, pásame el pan.
No untes tanta mantequilla.
Charlotta, la sal se ha apelmazado. Debes dejarla tapada.
¿Cuantas veces tengo que decírtelo?
Tengo pintura en las uñas y no salta.
Quién ha cogido estas fresas para mí?
- He sido yo. - ¿Qué?
Habla más fuerte, querida. El tío Aron es duro de oído.
¡He sido yo!
Te has acordado de que hoy es mi cumpleaños.
Has sido muy amable.
¿No puede tomar el tío una copita para celebrarlo?
¿Licor cuando tu padre no está en casa? ¡Ni hablar!
El tío se ha tomado ya tres copitas.
Lo hemos visto esta mañana a las 8 cuando íbamos a bañarnos.
¿También habéis cogido fresas para mí? Gracias.
Las gemelas no deben hablar mientras comen.
Además, no han hecho las camas, como castigo secarán los cubiertos.
Ya han oído lo que he dicho.
Benjamin, no te muerdas las uñas.
Anna, no te muevas así en la silla. Recuerda que ya no eres una niña.
Es que quiero darle al tío mi pintura.
¡Por favor, tía, sé buena! ¿Podemos darle los regalos ahora?
- Pero ¿dónde los tenéis? - Debajo de la mesa.
No. Cuando acabemos de comer.
Se trata de una obra de arte atrevida: Tristán e Isolda.
¡Aunque no está muy claro quién es Tristán!
¿Qué estaban haciendo Sara y Sigfrid en el rincón de las fresas?
¡Los hemos visto! ¡Los hemos visto!
Deberíamos amordazarlas.
Si las gemelas no se callan tendrán que levantarse de la mesa.
¿Y qué sería de la libertad de expresión, eh?
¡Calla de una vez, idiota!
¡Sara se ha puesto colorada! ¡Sara se ha puesto colorada!
¡Sigfrid también! ¡Sigfrid y Sara! ¡Sigfrid y Sara!
¡Silencio en la mesa!
¡Pero, Sara!
¡Sois unas mentirosas! ¡Mentirosas!
Isak es tan educado... y bueno,
tan delicado y tan sensible...
quiere que leamos juntos poemas...
y me habla también del más allá...
y le gusta que toquemos los dos el piano...
Sólo quiere besarme en la oscuridad...
y me habla sobre el pecado.
Creo que tiene un espíritu muy elevado,
y me hace sentir tan poca cosa,
tan insignificante. No puedes imaginártelo.
Pero a veces tengo la impresión de ser mucho mayor que él,
no sé si me comprendes.
Entonces me parece sólo un niño, aunque los dos tengamos la misma edad.
Y Sigfrid es tan atrevido y tan guapo... ¡Me gustaría volver a casa!
No quiero pasarme todo el verano...
siendo el blanco de la bromas de las gemelas y de todo el mundo.
¡Eso ni hablar!
Sara, hablaré con Sigfrid...
y si no se porta como es debido,
te aseguro que se quedará sin vacaciones.
Papá me hará caso y lo arreglará enseguida.
El también cree que Sigfrid es un fresco y que necesita trabajar.
¡Pobrecitoi Isak! ¡Con lo bueno que es conmigo!
No hay justicia en este mundo.
Todo se arreglará. Ya lo verás
Escucha, las gemelas le están cantando al tío Aron.
¡Qué tontería cantarle al tío, que está sordo como una tapia!
Es típico de las gemelas.
Las flores saludan, las hierbas se arquean...
alrededor de nuestra casa...
para saludar al tío Aron...
que con nuestra canción...
recibe nuestra felicitación.
Cuatro hurras por el tío Aron.
¡Hurra! ¡Hurra! !Hurra! ¡Hurra!
Voy a salir al encuentro del tío y de Isak.
Claro, ve.
Me invadía un sentimiento de vacío y de tristeza,
pero de pronto una voz juvenil quebró mis ensoñaciones.
Era la voz de una joven que repitió varias veces la misma pregunta.
¿Es tuya esta casa?
No, no es mía.
Haces bien siendo sincero.
Mi padre es el propietario de toda la dársena, incluyendo la casa.
Viví aquí en otro tiempo. Hará mil años...
¿Sí?
- ¿Es tuyo el cacharro que hay en la verja? - Sí, es mi coche.
Parece una antigüalla.
Sí, es una antigüalla, como su dueño.
¡Sabes burlarte de ti mismo! ¡Eso es fantástico!
¿A dónde vas? Me refiero, a dónde te diriges.
Voy a Lund.
Me viene de maravilla. Fíjate, yo voy a Italia.
Será un placer llevarte.
Me llamo Sara. Un nombre tonto. ¿Verdad?
Yo me llamo Isak. Un nombre tonto, también.
¿Isak y Sara estuvieron casados?
No, por desgracia. Fueron Abraham y Sara.
¿Nos vamos, entonces?
Me acompaña otra dama. Aquí viene.
- Marianne, esta es Sara. - ¡Hola!
Nos acompañará hasta Lund.
Va a Italia, pero me ha prometido viajar un rato con nosotros.
Otra vez la ironía, te sienta bien.
¿Nos vamos ya?
¡Hola, chicos! He encontrado transporte casi hasta la misma Italia.
Este es Anders y aquél, Viktor y él es papá Isak.
Esta preciosidad que se comen con los ojos es Marianne.
¡Qué coche más grande!
Sí, hay sitio para todos.
Pueden poner los equipajes detrás, así será más cómodo.
Debo decirte, Isak, que Anders y yo estamos juntos.
¡Estamos locamente enamorados!
Viktor es nuestra carabina. Papá insistió...
Viktor también está enamorado de mí.
Así que la idea de mi padre ha sido genial.
Tendré que seducir a Viktor para tener el camino libre con Anders.
Debo decirte, también que aún soy virgen. Por eso puedo hablar así.
Además fumo en pipa.
Viktor dice que es bueno para mí. Está obsesionado por la higiene.
De joven estuve enamorado de una chica que se llamaba Sara.
¡No! Se parecería a mí, supongo...
Se parecía mucho a ti.
¿Y qué ha sido de ella?
Se casó con mi hermano Sigfrid y tuvo seis hijos.
A sus 75 años, ahora, es una viejecita encantadora.
Envejecer es la cosa más horrible del mundo.
¡Oh, perdón! Siento haber metido la pata.
¿Están todos bien?
No tengo perdón. Ha sido culpa nuestra.
Conducía mi mujer. ¿Están todos bien?
Los criminales frustrados deben presentarse. Me llamo Alman.
Esta es mi mujer, Berit. Fue actriz en otros tiempos.
Y de esto precisamente discutíamos cuando...
Acércate, Berit, y pide disculpas.
Lo siento. Ha sido culpa mía.
Iba a darle una bofetada a mi marido cuando ha aparecido la curva.
Ha sido un castigo divino. ¿Pensarás eso ya que eres católico?
Deberíamos ver cómo está su coche.
- No, por favor. No se preocupen. - ¡Cállate, Sten!
Por extraño que te parezca, hay personas que no son egoístas.
Mi mujer está un poco nerviosa. Claro, hemos tenido un shock.
Miren cómo el señor ingeniero mide su fuerza con los muchachos,
tensando sus esmirriados músculos para lucirse delante de la joven.
¡Cuidado, querido! ¡Te va a reventar una vena!
A mi mujer le gusta ridiculizarme.
Yo la dejo. Pura psicoterapia.
¡Alto! ¡Alto!
Nunca consigo distinguir cuándo llora de verdad y cuando actúa.
Parece que ahora va en serio.
Suele ocurrir cuando se ha visto de cerca la muerte.
¿No puedes callarte?
Mi mujer es una experta en fingir.
Durante dos años, me ha hecho creer que tenía cáncer...
agobiando a todo el mundo con síntomas inventados,
que por supuesto, los médicos nunca podían encontrar.
¡Fue tan convincente que le creímos a ella en vez de a los médicos!
Supongo que usted tiene sus problemas, señor Alman,
pero, ¿porqué no deja en paz a su mujer?
Una mujer llorando conmueve a otra, ¿eh?
Dejad a las mujeres con sus lágrimas.
Usted es muy guapa, y Berit ya está un poco ajada.
Por eso se permite el lujo de defenderla.
Me solidarizo con ella. Por razones evidentes...
¡Muy sarcástica!
No tengo la impresión de que usted sea una histérica.
En cambio, la pequeña Berit, sí lo es.
¿Y sabe lo que esto significa para mí?
Por lo que ha dicho su esposa, usted es católico.
Efectivamente. Es mi forma de soportar la vida.
Nos ridiculizamos el uno al otro.
Ella tiene su histeria y yo mi catolicismo.
Pero, fíjese, nos seguimos necesitando.
Si no hemos acabado matándonos, ha sido por egoísmo.
¡Aquí está!
Esto es lo que se llama un ataque, ¿no es así?
Muy divertido.
Si hubiera tenido un cronómetro podría haberles anunciado la crisis.
¡Cállate! ¡Cállate!
Esto les puede servir a ustedes de desahogo...
pero por el bien de los jóvenes, hagan el favor de bajar del coche.
Perdónenos, si puede.
Volver a estos parajes convulsiona mis sentimientos.
Aquí empecé a trabajar.
Mi anciana madre vive muy cerca.
Buenos días, doctor.
¿Qué hace por aquí, doctor?
¿Le lleno el depósito? Páseme las llaves.
¡Eva! ¡Ven aquí un momento!
Es el doctor Borg en persona.
Mis padres y todos en la comarca hablan maravillas de él.
Es el mejor médico del mundo.
Por eso le pondremos su nombre a nuestro hijo.
Isak Akerman, no es un mal nombre para un primer ministro.
Supon que es una niña.
Imposible. Nosotros sólo fabricamos niños.
¿Sigue su padre con los dolores de espalda?
El pobre ya no es lo que era.
En cambio mi madre está más vivaracha que un cohete.
Supongo que va a visitar a la suya, ¿no, doctor?
Está espléndida. Y ya debe andar por los 95.
- Noventa y seis. - ¡Noventa y seis! Ya lo decía yo.
¿Qué le debo?
- ¡Es un regalo de nuestra parte! - ¡No puedo consentirlo!
No lo desprecie, doctor. ¡Nosotros también tenemos nuestro orgullo!
No hay ninguna razón para que no pague la gasolina.
Hay cosas que no se olvidan y que no pueden pagarse.
Y menos con gasolina.
Nosotros somos de los que no olvidan.
No tiene más que preguntar a la gente.
Todo el mundo se acuerda de usted.
Quizá nunca debí irme de aquí.
¿Qué quiere usted decir?
¡Ah?... ¿Cómo?
Doctor, ha dicho que nunca debió irse.
- ¿Eso he dicho? - Sí - Ya...
Bueno, gracias por todo.
Avísenme cuando nazca el niño, quizá pueda ser el padrino.
Ya saben dónde vivo.
Durante la comida me sentí muy animado...
y les conté a los jóvenes historias de mis años como médico del distrito.
Les gustaron mucho,
y se rieron con ellas, no por mera cortesía.
Bebimos vino con la comida, y Oporto con el café.
¡Si tan maravillosa es la belleza transparente en cada criatura,
cuán radiante debe ser su fuente eterna!
Anders quiere ser pastor, y Viktor, médico.
Recitando esa poesía se ha roto el pacto establecido...
de no hablar de Dios ni de ciencia durante este viaje.
A mí me ha parecido muy bonita.
¡No comprendo como hoy en día alguien quiere ser pastor!
Tu racionalismo es seco como el polvo.
Lo que digo es que el hombre moderno...
Lo que pasa es que...
Lo que pasa es que el hombre moderno sólo cree en sí mismo.
Unicamente en él y en su propia muerte biológica.
El hombre moderno no existe más que en tu imaginación.
El hombre le tiene un miedo espantoso a la muerte.
¡Venga, Religión para el pueblo! Opio para quedarse en el limbo.
¿Verdad que son adorables?
Siempre creo que tiene razón el que dice la última palabra.
Cuando eras niño creías en Santa Claus, ahora crees en Dios.
¡Nunca has tenido imaginación!
¿Y usted qué opina, profesor?
No tengo nada que decir. Recibirían mi opinión con ironía,
así que prefiero callarme.
Los decepcionará si se calla.
No, Sara. Nada de eso. Al revés.
"Donde está el amigo que busco?
Siento soledad al despuntar el día.
Cuando cae la noche... cuando cae la noche..."
"Cuando cae la noche, sigo anhelándolo todavía."
"Aunque mi corazón está ardiendo, veo Su rastro de gloria..."
¿Es usted religioso, profesor?
"Veo Su rastro de gloria y poder...
en el aroma de las flores, en el color de las espigas..."
"En mi aliento y en el aire que respiro...
está presente su amor en el viento del estío."
No está mal como poema de amor.
Me he sentido transportada. A veces me pasa sin motivo.
Quisiera visitar a mi madre. Vive cerca de aquí.
- ¿Puedo acompañarte? - Pues claro.
Parece que habrá tormenta.
Te he puesto un telegrama para felicitarte...
en tu gran día.
Y resulta que vienes a verme.
A veces pasan estas cosas, querida madre.
¿Es tu mujer, esa que está contigo?
No quiero hablar con ella.
Nos ha hecho mucho daño.
No, querida madre.
Es Marianne, la mujer de mi hijo Evald.
Que no se quede ahí y venga a saludarme.
¡Buenas tardes, señora Borg!
¿Por qué está aquí? ¿Qué hace contigo?
He estado de visita en Estocolmo.
Deberías estar en casa con Evald, cuidando los niños.
Evald y yo no tenemos hijos.
¡No entiendo a la gente joven! Yo tuve diez hijos.
¿Puedes acercarme, por favor, esa caja de ahí?
Mi madre vivía en esta casa.
¿Te acuerdas, Isak cuando venías a verla?
Claro que sí.
Aquí guardo sus recuerdos.
Siempre intento adivinar cuál era el de cada uno.
Diez hijos, y todos han muerto menos Isak.
Veinte nietos.
Y Evald es el único que viene a verme.
No es que me queje, pero no estoy contenta.
Tengo quince biznietos pero no conozco a ninguno.
Mando regalos en todos los cumpleaños.
Recibo cartas de agradecimiento, pero nadie viene a visitarme...
salvo para pedirme dinero.
Ya lo sé. Soy una vieja aburrida.
No pienses eso, madre.
Y además tengo un defecto.
No me muero.
Así que no pueden heredar...
tal y como tenían planeado esos jovencitos.
Esta es la muñeca de Sigbritt.
Se la regalaron cuando tenía 8 años.
Yo le hice el vestido.
Pero nunca le gustó mucho,
así que se la quedó Charlotta.
A ella sí que le gustaba. Lo recuerdo perfectamente.
¿Mira lo que tenemos aquí?
Sigfrid con tres añitos y tú tenías cinco.
Y yo.
Produce escalofríos echar una ojeada a los tiempos felices.
¿Puedo quedármela?
Por supuesto. No es más que basura.
Aquí hay un cuaderno de dibujo.
No sé de quién podría ser.
Todos escribieron aquí sus nombres.
Kristina garabateó:
"Quiero a mi papá más que a nada en el mundo."
Y Birgitta añadió: "Yo me casaré con mi papá."
¿No tiene gracia? Me río cada vez que lo leo.
¿No hace un poco de frío aquí?
No me lo parece.
He sentido frío toda mi vida.
Incluso dentro del estómago. ¿Puedes decirme por qué?
Tienes la presión baja.
Quédense a tomar el té, nos sentaremos y charlaremos.
No, gracias, madre. No queremos molestarte más.
El hijo mayor de Sigbritt ha cumplido los 50.
Yo había pensado regalarle el reloj de oro de tu padre.
No tiene manecillas. ¿Crees que se lo puedo regalar así?
Recuerdo al hijo de Sigbritt cuando era pequeño.
Estaba en su cuna en verano bajo el macizo de lilas.
Y ahora cumple 50 años.
Tu prima Sara solía cargarlo y arrullarlo con canciones de cuna.
Se casó con el bueno para nada de Sigfrid.
No debo retenerlos más. Llegarán tarde a la ceremonia.
Me ha encantado su visita, y espero pronto verlos de nuevo.
Recuerdos a Evald. Adiós.
¿Dónde están Anders y Viktor?
Discutieron sobre la existencia de Dios, y empezaron a insultarse.
Anders agarró a Viktor por el brazo y se lo retorció,
Viktor le dijo que ese argumento era el peor para probar la existencia de Dios.
Yo les dije que lo dejaran y me hicieran más caso a mí.
Pero me mandaron callar porque discutían principios,
que yo no podía entender.
Subieron a la colina para seguir peleándose porque...
ninguno de los dos dará su brazo a torcer.
- Pero, ¿dónde están ahora? - Allí arriba.
Ya los veo. Voy a por ellos.
¿Cuál de los dos te gusta más?
¿Y a tí, cuál te gusta más?
No lo sé. Anders quiere ser pastor...
Es un encanto,
pero ser la mujer de un pastor...
Viktor también es encantador. En otro sentido.
- Viktor llegará lejos, seguro. - ¿Qué quieres decir?
Un médico gana más que un pastor, hoy en día.
Anders tiene un bonito cuerpo y besa muy bien.
Pero, ¿cómo puede alguien actualmente creer en Dios?
¿Entonces, qué? ¿Dios, existe?
Me quedé dormido y tuve sueños que parecían reales...
y que me angustiaban.
Había algo en mis pesadillas agobiando mi conciencia.
Premoniciones que anunciaban la proximidad de la muerte.
¿Te has mirado en el espejo, Isak?
Pues ahora voy a decirte el aspecto que tienes.
No eres más que un viejo que va a morir muy pronto,
pero yo tengo toda la vida por delante.
¿He herido tus sentimientos? ¿Te has enfadado?
No, no me he enfadado.
Sí, te has enfadado, porque no puedes soportar la verdad.
Lo cierto es que he sido muy considerada contigo.
Pero las verdades, ofenden.
Te comprendo.
No, no lo has entendido. Ni siquiera hablamos el mismo idioma.
Mírate en el espejo, otra vez.
No apartes la vista.
Me estoy mirando.
Escúchame...
Me voy a casar con tu hermano Sigfrid.
Nuestro amor es fácil como un juego.
Mira tu rostro ahora. ¡Intenta sonreír!
¡Así! Sonríe, ahora.
Duele tanto...
Como médico eminente deberías saber por qué te duele.
Pero no lo sabes.
Crees saber muchas cosas, pero no sabes nada.
Tengo que irme.
Le prometí a Sigbritt cuidar su niño.
¡Pobrecito! ¡Estás llorando!
¡Pobrecito! Duérmete.
No tengas miedo del viento...
ni de los pájaros...
ni de las olas del mar.
Yo estoy contigo y te protejo.
No tengas miedo, pequeñín.
Pronto será de día.
Nadie te va a hacer daño.
Yo estoy contigo y te protejo.
Pase, por favor, profesor Borg.
Tome usted asiento.
¿Ha traído su papeleta de examen?
- Por supuesto, aquí la tiene. - Gracias.
Por favor, identifique qué bacterias son las que se ven en el microscopio.
Parece que está averiado.
Está en perfectas condiciones.
No puedo ver nada.
Por favor, lea este texto.
¿Qué significa?
No lo sé.
¿De verdad?
Soy médico, no filólogo.
Sepa que en la pizarra está escrito el primer deber de un médico.
¿Sabe usted cuál es el primer deber de un médico?
Déjeme pensar...
Tómese su tiempo.
El primer deber de un médico...
El primer deber...
Lo he olvidado.
El primer deber de un médico es pedir perdón.
¡Claro! ¡Ahora lo recuerdo!
Es usted culpable de culpabilidad.
Haré constar que no ha comprendido la acusación.
¿Es grave?
Desgraciadamente, profesor.
Estoy enfermo del corazón...
y soy un anciano.
Me parece que merezco un poco de consideración.
En su documentación no consta que esté enfermo del corazón.
¿Quiere que interrumpamos el examen?
¡No, por Dios, nada de eso!
Diagnostique este paciente.
¡La paciente está muerta!
¿Qué está escribiendo en mi papeleta?
- La nota. - ¿Y cuál es?
Que usted es incompetente.
¿Incompetente?
Se le acusa además de pequeñas, pero importantes cosas.
Insensibilidad, egoísmo, falta de consideración.
Su mujer ha presentado los cargos.
Procederemos a un careo.
¡Pero si mi mujer murió hace años!
¿Cree usted que bromeo?
Haga el favor de acompañarme.
No tiene elección, vamos.
A menudo se olvida a una mujer que lleva muerta 30 años.
Algunos conservan una dulce imagen que se difumina poco a poco.
En cambio usted puede recordar siempre esta escena con claridad.
Martes, 1 de mayo de 1917.
Usted estaba en este mismo lugar.
y pudo verlos y oír perfectamente lo que decían.
Ahora iré a casa y se lo contaré a Isak. Puedo adivinar lo que me dirá.
"¡Pobrecita mía, qué lástima me das!"
Como si fuese el mismísimo Dios.
Entonces gimotearé y diré, "¿En serio te doy lástima?"
Y él dirá: "Sí, mucha lástima."
Lloraré un poco más y le preguntaré si podrá perdonarme.
Entonces él me dirá:
"No tienes que pedirme perdón. No tengo nada que perdonarte."
Pero no sentirá una sola de sus palabras...
porque es frío como el hielo.
De pronto se pondrá muy tierno,
y yo le gritaré que se ha vuelto loco,
que su hipocresía me da ganas de vomitar.
Entonces me dirá que me va a dar un sedante,
que debo tomármelo y que todo irá bien.
Le diré que él tiene la culpa de que yo sea como soy.
Pondrá cara compungida y dirá que la culpa es suya,
pero no sentirá absolutamente nada...
porque es muy frío.
¿Dónde está ella?
Se fue. Todos se fueron.
Todo ha sido extirpado, profesor Borg.
Una obra maestra de la cirugía. Sin dolor,
sin hemorragias ni convulsiones.
¡Cuánto silencio!
Una obra maestra en su género, profesor.
¿Y cuál es mi condena?
No lo sé. La usual, supongo.
¿La usual?
La soledad.
¿La soledad?
Precisamente.
¿No hay clemencia para mí?
No me lo pregunte a mí. No lo sé.
¿Qué hacemos aquí?
Han querido bajar un rato a estirar las piernas.
Pero si continúa lloviendo...
Les he contado lo de tu ceremonia. Insistieron en hacerte un regalo.
¡Santo Dios!
¿Has dormido bien?
Sí... He soñado. Estos últimos meses he tenido sueños peculiares. Es extraño.
¿Qué es extraño?
Es como si quisiera decirme a mí mismo algo que no quiero oír despierto.
¿Y qué es?
Que ya estoy muerto, aunque todavía viva.
¿Sabes que Evald y tú se parecen mucho?
Ya me lo has dicho.
Él me contó lo mismo que tú.
¿Sobre mí?
No. Sobre él mismo.
¡Pero si sólo tiene 38 años!
¿Quieres que te lo cuente?
Te lo agradeceré.
Hace unos meses quería hablar con Evald,
cogimos el coche y fuimos al mar.
Estaba lloviendo, como ahora. Yo conducía, él iba a mi lado.
Bien. Ya estoy atrapado. ¿Qué quieres decirme?
Algo desagradable, por supuesto.
¡Ojalá no tuviera que decírtelo!
Entiendo. Encontraste a alguien más.
¡No seas infantil!
Me dices con voz de ultratumba que tienes que hablar conmigo,
y una vez aquí, no sabes cómo empezar, Marianne.
¡Vamos, por el amor de Dios! ¡Habla y no me tengas en vilo!
Al final vas a hacerme reír.
¿Qué has imaginado que quería decirte?
¿Que he matado a alguien? ¿Que he robado en la Facultad?
Voy a tener un hijo, Evald.
¿Estás segura?
El médico me lo dijo ayer.
Así que ése era el secreto...
Es que además tengo que decirte que voy a tenerlo.
- ¿Ya lo has decidido? - Claro que sí.
Ya sabes que no quiero tener hijos.
Así que tendrás que escoger entre él y yo.
- ¡Pobre Evald! - ¡No me compadezcas!
Es absurdo vivir en este mundo, y más ridiculo aún poblarlo con nuevas victimas...
y lo más absurdo de todo es pensar que serán más felices que nosotros.
- Eso es sólo una excusa. - Llámalo como quieras.
Yo mismo fui un niño no deseado en un matrimonio infernal.
Mi padre nunca ha sabido si soy hijo suyo.
Sigue siendo una excusa para comportarte de esta manera.
Debo estar en el hospital a las 3:00.
y no tengo ni tiempo ni ganas de seguir discutiendo.
¡Eres un cobarde!
Sí, tienes razón.
Esta vida me da asco.
No quiero cargar sobre mis espaldas...
una responsabilidad que me haga vivir más de lo que me venga en gana.
Sabes perfectamente que hablo en serio.
Lo que sé es que esto está mal.
Las cosas no están bien o mal.
Cada cual actúa según sus necesidades.
¿Y cuáles son las nuestras?
Tu sientes la imperiosa necesidad de sentirte viva y de dar vida.
¿Y tú?
Yo deseo estar muerto. Completamente muerto.
Si te apetece un cigarrillo, puedes fumar.
¿Por qué me has contado esto?
Cuando te ví con tu madre, sentí un pánico irracional.
No te entiendo.
Pensé: Esa es su madre.
Una mujer viejísima, fría como el hielo,
más horripilante que la propia muerte.
Y ése es su hijo,
pero hay una distancia de años luz entre ellos.
El mismo dice que está muerto en vida.
Y Evald está tan solitario, frío y muerto como ellos.
Después he pensado en el hijo que llevo dentro.
y en que cualquier camino, nos lleva a la frialdad, la soledad...
y la muerte.
Pero todo tiene que seguir hasta el final.
Pero... ¿Vas a volver con Evald?
Sí. Para decirle que no acepto sus condiciones.
Quiero tener a mi hijo y nadie me lo podrá arrebatar.
Ni siquiera el hombre al que amo más que a nada.
¿Puedo ayudarte?
Nadie puede ayudarme.
Ya somos muy mayores. Las cosas han ido demasiado lejos.
¿Qué ocurrió después de su conversación?
Nada. Me fui al día siguiente.
¿Y él no ha tratado de buscarte?
- No quiero que acabemos como aquéllos... - ¿Como quiénes?
Como la pareja que he echado del coche.
Yo también he estado pensando en ellos.
Me han recordado mi matrimonio.
¡Pero nosotros nos queremos!
¡Que viva muchos años! ¡Que viva muchos años!
Que viva por lo menos hasta cumplir los cien.
Sabemos que hoy es un día muy especial para usted.
Y con estas sencillas flores queremos decirle...
que nos ha impresionado que celebre sus 50 años de profesión.
Nos hemos dado cuenta de que es un anciano muy sabio...
que lo sabe todo sobre la vida...
y que ha aprendido por la experiencia todo lo que hay que hacer.
Gracias.
Ahora debemos irnos. Se está haciendo tarde.
¡Por fin han llegado! Evald y yo habíamos perdido la esperanza.
¿El viaje en coche resulta relajante, verdad?
Tiene el tiempo justo de ponerse el frac.
Buenas tardes, Marianne. Le he dicho a Evald que venía.
Gracias. Ha hecho bien.
Después de todo decidió venir, Agda.
Lo consideré mi deber. Pero usted ya me estropeó la fiesta.
Bienvenido, padre.
Como puedes ver, he traído a Marianne conmigo.
- ¡Hola, Marianne! - ¿Puedo dejar mis cosas arriba?
¿El cuarto de invitados, como siempre, padre?
Déjame llevarte la maleta. Pesa bastante.
- ¿Han tenido buen viaje? - Sí, muy agradable.
¿Quiénes son esos jóvenes?
No sé, pero son encantadores. Van a Italia.
- Parecen simpáticos. - Sí, son muy simpáticos.
Ya son las cuatro y cuarto.
Le he comprado unos cordones nuevos para los zapatos.
Me marcho mañana mismo, no te preocupes.
- ¿Prefieres dormir en un hotel? - No, ¿por qué?
Podemos compartir el dormitorio una noche más. Si no tienes inconveniente.
- ¿Me ayudas a deshacer la maleta? - Es agradable verte de nuevo.
Un placer inesperado.
Lo mismo digo.
¿Vamos a ir a la cena después de la ceremonia?
Sí voy a llamar a Stenberg para decirle que me acompañará una dama.
¡Dese prisa, profesor!
Papá Isak.
Papá Isak.
Durante la ceremonia,
mis pensamientos daban vueltas a lo acontecido en el día.
Entonces decidí...
escribir todo tal y como había ocurrido.
Estaba convencido...
de que la cadena de acontecimientos seguía una extraña lógica.
¿Qué, le ha gustado la ceremonia?
Sí, gracias.
¿Parece cansada, Agda?
Un poco. No lo niego.
Tómese una píldora para dormir. - No, gracias.
Oiga, Agda, siento de veras lo de esta mañana.
¿Se encuentra bien, profesor?
Sí. ¿Por qué?
No sé... Suena raro lo que dice.
¿Tan raro resulta que yo le pida perdón por algo?
¿Quiere que le ponga la jarrita en la mesita? - No.
Bueno... Gracias por todo, profesor. ¡Buenas noches!
Oh, Agda.
¿Qué desea profesor?
Nos tratamos desde hace...
un buen montón de años,
¿no cree que ya va siendo hora de que nos tuteemos?
No, no estoy de acuerdo.
¿Por qué no?
¿Se ha lavado ya los dientes, profesor?
Sí, gracias.
Gracias, pero prefiero guardar las distancias.
Es mejor que las cosas sigan como están.
Pero, a nuestra edad, ya...
Hable por usted. Una mujer debe cuidar su reputación.
Imagine lo que diría la gente si de pronto empezáramos a tutearnos.
- ¿Qué iban a decir? - ¡Lo que se iban a reír!
Usted siempre se ha comportado bien.
Casi siempre.
A nuestra edad, es más conveniente todavía.
Buenas noches, profesor. Dejaré la puerta entreabierta.
Ya sabe dónde estoy si necesita algo.
Papá Isak estabas espléndido en la procesión.
Estamos muy orgullosos de haberte conocido.
Una mujer nos lleva en su coche hasta Hamburgo.
- Anders ya está loco por ella. - ¡Cállate!
Sólo queríamos decirle adiós.
Adiós. Y muchas gracias por su compañía.
Adiós, papá Isak.
No olvides que eres el hombre al que quiero.
Hoy, mañana, siempre.
No lo olvidaré.
¡Vamos!
Adiós profesor.
Adiós Viktor.
Adiós profesor.
Adiós Anders.
- Tenemos que irnos ya. - ¡Adiós!
No dejen de escribirme.
- Creo que se ha dormido. - ¡Evald!
¿Padre?
¿Han vuelto ya?
No. Marianne ha perdido un tacón del zapato.
¿Entonces, irán a bailar?
Supongo que sí.
-¿Y tú cómo te encuentras? - Muy bien.
- ¿Y tu corazón? - Estupendamente.
Que duermas bien.
Espera. Siéntate aquí un momento.
¿Te ocurre algo?
¿Cómo van las cosas entre Marianne y tú?
Perdona la pregunta.
No lo sé.
- Sé que no es de mi incumbencia, pero... - ¿Pero, qué?
Pues... Quisiera...
Le he pedido que siga conmigo.
¿Y ella, qué piensa? Quiero decir...
- No puedo vivir sin ella. - ¿Significa que no puedes estar solo?
No puedo vivir sin ella. Eso es lo que significa.
Ya entiendo.
Será lo que ella quiera.
Y ella...
Ha dicho que lo tiene bien pensado.
En cuanto al dinero que me debes...
No te preocupes. Te lo pagaré.
- No es eso lo que quiero... - No importa. Te lo pagaré.
¿Cómo estás papá Isak?
Bien. Perfectamente.
He perdido un tacón. Me he cambiado de zapatos.
Estos son muy bonitos.
- Gracias por haber estado conmigo. - No hay de qué.
Te quiero, Marianne.
Yo a tí también, papá Isak.
Cuando estoy triste o inquieto tras un día intenso,
para calmarme, trato de evocar recuerdos de mi niñez.
Esa noche volví a hacerlo.
Isak, aquí ya no hay fresas silvestres.
La tía quiere que vayas a buscar a tu padre.
Nosotros iremos a tu encuentro al otro lado de la isla.
Lo he buscado y no lo encuentro, ni tampoco a mamá.
Ven, yo te ayudaré.
Reeditados en base al guión original de Bergman y resincronizados por jfreyre