Tip:
Highlight text to annotate it
X
LONDRES, 1748
Capitán James Macleane:
Por embriaguez y comportamiento desordenado,
motivo de disputas y alteración de la paz de Su Majestad,
os condenamos a ingresar
en la cárcel de Knightsbridge,
y a permanecer allí
hasta recuperar la sobriedad.
¡Lleváoslo!
¡Allí están!
¡Dios, Rob!
- Vamos, muchacho. - Había un rubí.
Me lo tragué para quedármelo.
- Vamos, muchacho. - ¡Vete!
Había un vagabundo, te habrá visto.
- ¡Vete! - Vamos, Rob.
- ¡Me muero! - Llévate por delante un cabrón.
- ¿Nombre? - Skull Dean.
Hace un mes ahorqué a Skull Dean.
- ¿ Quién es tu compañero? - Te aseguro que te matará.
¿ Quién es tu compañero?
¡Perro!
Está bien, está bien.
¡No disparéis, por favor! ¡No disparéis!
¡Cállate!
Tengo dinero, ¿ queréis?
¡Calla y cava, mendigo de mierda!
Pues no lo soy.
Mi padre era pastor.
¡Venga!
¡Deprisa!
¡Por Dios!
Después de irte,
llegaron los soldados
y un hombre con un perro.
El señor Chance.
- ¿Le conoces? - Ya lo creo.
Voy a matar a ese cabrón.
Lo juro.
Toma.
Hazlo.
La verdad, no valgo para estas cosas.
Plunkett.
¡Hazlo!
No, demasiado abajo. Más arriba.
Está en la tripa.
Límpialo.
No tan deprisa, niño del párroco.
¡No, en la cara no!
¡Mierda!
¡Espera, espera!
¡Joder! ¡Piérdete!
- No, escucha. ¡Espera! - Largo, niño del párroco.
¡Espera! ¡Espera!
Tenemos que rendirnos. Nos van a matar.
Rendirse es de babosos.
- ¡Nos rendimos! - ¡Alto el fuego!
CÁRCEL DE NEWGATE
- Profanadores de tumbas, señor. - Ahora no.
¿Jamie?
Lord Pelham, ¿os liberan?
En cierto modo.
He de saldar mis deudas.
Lo siento, Pelham.
Señor Harrison, ofreced mis aposentos al capitán Macleane.
Será un huésped generoso.
- Así se hará. - Gracias, señor.
O jalá sea rápido.
Cuando hay que marchar, ha de ser con estilo.
Macleane.
Se reconoce a un caballero,
y se reconoce a la basura.
Adelante,
capitán.
Al subir las escaleras celestiales
sabes adónde vas
Cuando sabes adónde vas, vas al infierno
Sí, vas al infierno
Desciendes ciento ochenta grados
Puedes ver. Cuando puedes ver que vas al infierno
Sí, vas al infierno
Fuiste débil, fuiste fácil de aplastar
Hicieron contigo lo que les plugo. Vas al infierno
Sí, vas al infierno
Te van a descuartizar
Por tus pecados, vas al infierno
Sí, vas al infierno
Capitán Macleane.
Este hombre dice tener algo urgente para vos.
Muy amable, señor Harrison.
Le salvé la vida y desde entonces me sigue como un perro. Lamentable.
- ¿ Qué quieres? - Has comprometido mi reputación.
¡No seas gilipollas toda la vida!
¡Caballeros, por favor!
Si vais a ser groseros, id a otro sitio.
Es culpa mía, caballeros. Olvidé la compostura.
Veamos, relamido, ¿recuerdas el rubí?
¿El que todos se comen?
Podríamos comprar nuestra libertad.
Bueno, y ¿ dónde está?
Estupendo. Mi libertad a merced de tus apetitos intestinales.
Nuestra libertad.
Es una forma de hablar.
Bueno, yo pongo el rubí
y tú hablas, ¿ de acuerdo?
Es un trato entre caballeros.
Muy bien.
Ahora, si me permites.
La hija del carcelero requiere mis atenciones.
Sírvete.
Te recomiendo las ciruelas, ¿entiendes?
¿ Quién se comió las tartas?
Oh, ángel mío.
Mi canto de sirena.
Me emboscaste en la floresta de tus cabellos.
Me sumiste en la laguna de tus ojos.
Me encadenaste a la poesía de tus labios.
Me encanta cómo hablan los caballeros refinados.
Lady Tipton
fue a Hampstead
con el duque de Northumberland.
Ganó mil quinientas libras
y se marchó con el duque de Norfolk.
¿Ah, sí?
¡Lo ha contado cien veces!
¡Cerdo!
Apuesto diez guineas a que Macleane
se alivia antes que la ramera.
Veinte a que la furcia grita primero.
Treinta guineas
a que se corren a la vez.
¿Os gustaría opinar?
¡Claro! Tienen más dinero que cerebro.
Macleane, cierra los ojos y piensa en Inglaterra.
¡Vamos, zorrita!
¡Cabálgalo con fuerza!
- ¡Joder! - Treinta guineas cada uno, caballeros.
¡Vamos!
¡Empuja! ¡Empuja!
¡Vamos! ¡Vamos!
¡Bien!
Enhorabuena. Ha sido niña.
Rubí.
Esto será de gran ayuda para demostrar vuestra inocencia.
Si los árboles dieran sabiduría, vos seríais un arbusto.
- Os burláis de mí, señor. - ¿Burlarme yo, señor?
No os burléis, señor. Nadie se burla de mí, señor.
El discreto burla al hombre,
el burlador es el burlado.
Cierto. Bien.
Dejadme esto.
Bueno,
un caballero siempre mantiene su palabra.
Ya, pero tú no eres un caballero, ¿no?
Sí.
Mientras follabais,
estaba escuchando.
Bueno, ahí lo tienes, ¿ lo ves?
No, quiero decir que escuchaba a tus amigos.
Un hombre inteligente podría hacerse rico escuchando
en los lugares apropiados.
Seguro que sí.
Verás, lo que digo es que podría irnos muy bien juntos.
Tú y yo, ¿no?
Verás,
no sé de qué hablas, pero,
mira, soy un caballero
y, sin ánimo de ofender,
¿te importaría perderte de una puta vez?
¡Perdón!
¡Qué vamos a hacer con tanto *** mendigo!
¡Cabrones!
¡Oh, vaya!
No, creo que no.
Sí, parece que es un niño prodigio.
- ¿AI piano? - Sí, al piano.
Claro que, el problema es
que conoces a los ricos,
pero no eres uno de ellos.
Se ríen de ti.
¡Bocazas!
Lo podría arreglar.
Joven, con más dinero que sentido común.
Te recibirán encantados.
Después, descubrirás a quién hay que asaltar.
Cuándo.
Dónde.
¿ Verdad?
No sé.
Estoy harto de recoger migajas.
Hablo de
algo grande.
Te olvidas de que tengo una moral.
¿La tienes?
Por supuesto que la tengo.
¿Cómo de grande?
Grande.
América.
Un par de buenos golpes y me largo.
- No es lugar para un caballero. - ¡Exacto!
Yo tengo el cerebro y las aptitudes,
y tú puedes hacerte pasar por un caballero.
¿Entras o no?
Para pasar por un caballero, necesitaría
buen alojamiento, vestimenta exquisita, sirvientes
y un montón de pasta.
Vamos de compras.
Veamos, señor.
¿ Qué?
¿ Qué pasa?
¿Los andares?
Todo el mundo lo hace este verano.
Pues muy bien.
Que el hacer de caballero no se te suba a la cabeza.
Todo esto es trabajo.
De lo contrario, no estaría contigo ni borracho.
Imbécil.
¡Eh! ¡Pilla!
Gástalo con cabeza.
- ¿A quién buscamos? - Un viejo amigo. Conoce a todo el mundo.
Diez a que el *** mata al blanco.
¡Rochester!
¡Vaya, hola! Estás deslumbrante.
- Lo último que oí... - ¿ Sí?
...era que estabas enjaulado. Otra vez.
Rumores venenosos. Tengo habitaciones en el Athena.
¿Ah, sí?
Tendré que hacerte una visita.
¿ Sigues inclinándote a ambos lados?
Jamie, yo me inclino a todos lados.
Veinte a uno, entonces.
¿ Y quién es esta deliciosa muestra de tosquedad?
- Mi hombre. - ¿Ah, sí?
¿No te encanta una sustanciosa pelea de "pollos"?
¡Oh, por favor!
Diez guineas, si no me equivoco.
- ¿ Sabías algo y yo no? - Lo sé todo.
- ¿Dónde es la partida esta noche? - Chez moi.
Y trae contigo a tu hombre. ¿Lo harás?
¡A casa y sin poner freno a los caballos!
¡Joder!
Mala suerte, Jamie.
¡Gané! ¡Gané!
De nuevo.
Estás ahí, mi amor, toma chocolate.
¿No es tu noche, Jamie?
Lo recuperaré.
¿A quién más ha sonreído la fortuna?
Además de a ti, claro está.
Al lord supremo de Justicia, Gibson.
Tengo la impresión de que siempre le dejan ganar.
Me pregunto por qué.
¿Es asquerosa o apestosamente rico?
Es jodidamente rico.
¡Vaya, hola!
Si me permites.
Winty, Dixie, ¿cómo fue el concierto?
¡Mágico!
Oh, esperad.
No sois un caballero.
Un caballero no miraría así a una dama en público.
Os pido perdón.
Capitán James Macleane, a vuestros pies.
Oh, así que sois un caballero.
- Sí. - ¡Qué lástima!
- Jamie... - ¿ Quién es?
Lady Rebecca Gibson. Buena elección.
Muy selectiva.
Me encantaría presentarte a algunos amiguetes. Vamos.
- ¡Vaya! - ¡Tío!
¡Genial!
Encantadores, ¿ verdad?
¿ Quién se lleva el premio gordo?
Para tu información, el triunfador de la noche es
el lord supremo de Justicia.
Estará en el parque dentro de una hora.
Buena suerte.
No, esto lo hacemos juntos.
¡Vamos!
¡Dios Todopoderoso, Rebecca! Lord Sibley es rico
- y bien parecido. - Me duerme.
Seguro que te mantendría despierta si le dieras oportunidad.
Muy gracioso. Pero me da asco.
Querida, ¿tú crees que nos reproduciríamos
si nos preocupáramos por esas banalidades?
¡La bolsa o la vida!
¡Moveos!
¡Muévete, gordito! ¡Fuera!
¡Esto es ridículo!
¡Tú, fuera!
- ¿ Sabes quién soy? - Sí. ¡Llénala!
- ¡Os colgarán! - ¿Ah, sí?
¡Atrás!
¡Cuidado con la cara, zorra!
¡Ocúpate de ella!
Ésa no es forma de hablar a una dama.
Por favor, aceptad mis más humildes disculpas por esta
terrible e innecesariamente violenta
contrariedad.
¿ Seríais tan amable de darme los ob jetos de valor?
EI...
- ¡Cógelo! - No lo necesitamos.
- Está bien. - ¡Cógelo!
¡Date prisa!
Lo siento.
Jamás lo volveré a hacer.
Me tenías aturullado.
¡Cierra el pico!
"Ayer noche, el carruaje del lord supremo de Justicia
fue asaltado en Hyde Park".
"Lord Gibson, su guardián y su sobrina, lady Rebecca,
fueron despojados de su dinero".
"Uno de los salteadores actuó con tan curiosa educación
que se podría sospechar que sea un caballero".
Puede, podría, pero definitivamente "es" un idiota.
THE DAILY JOURNAL EL ASALTO DE HYDE PARK
Señoría, cuando el propio lord supremo
es víctima de un asalto,
ha llegado el momento de legislar.
El sistema actual no es sistema.
Necesitamos una ley de policía, ya.
Me siento en deuda con el honorable caballero,
pero, como siempre, evita lo crucial.
Supongo, señoría, que el lord supremo
interviene con su habitual cicatería.
¡Cicatería! Señorías, ignorad los gastos.
Lo crucial es la libertad.
Una policía controlada por el gobierno es el fin de la libertad.
¡Sabemos lo que os interesa y no es la libertad!
¡Orden!
¡Orden!
¡Honorables miembros, mantened el orden!
¿Nunca salís sin vuestra Biblia, señor Chance?
Es de gran consuelo en estos tiempos inicuos.
El ministro desea saber cuándo capturaréis a esos salteadores.
Muy pronto, contando con los medios adecuados.
Señor Chance,
¿podría preguntaros, en la más estricta confidencialidad,
qué opináis del lord supremo de Justicia?
Un buen hombre y benemérito señor.
¿Pero?
Bien, ya que me forzáis,
seré franco. Creo que está cansado.
Ese puesto precisa alguien más enérgico.
Con los pies más en la tierra.
Veréis, detesto ser crítico...
Al primer ministro le gusta estar informado.
Vamos, dilo.
- ¿Decir qué? - Seis a nada.
Es verdad.
No te preocupes, abuelo. Lo conseguirás.
Ponte derecho.
SE BUSCA: EL CABALLERO SALTEADOR
Una cosa. Cuando...
No está mal para el almuerzo.
Estarán todos, ¿ sabes?
Lord Braithwaite,
uno de los hombres más ricos de Sussex.
Sir Oliver Potter,
el amo del café.
Lady Estelle D'Arcy,
tan rica como cachonda.
¿Te parece que el chaleco va bien con las polainas?
Estupendo.
Suficiente información para trabajar varios meses.
Y la casaca de seda azul, ¿ verdad?
Perfecto.
Y recuerda
que esto es trabajo, no placer.
¿Placer?
¿ Qué es eso?
Maravilloso.
¡Vaya, hola!
¡Dixie, Winty!
- ¿Os acordáis de Jamie Macleane? - Claro.
Dixon y Winterburn son famosos por sus fiestas.
- ¡Venga ya! - ¡Es cierto!
¿ Vamos?
El conde de Rochester y el capitán James Macleane.
Bella dicción.
¡Hola!
¡Hola!
Hola, damas, ¿cómo estáis?
Te has puesto muy bella.
¿Cómo estáis? ¡Adorable!
- ¿ Vas a probar suerte? - Por favor.
Lady Estelle D'Arcy.
Dueña de media Inglaterra.
Hola.
El caballero nada caballeroso.
- Sí. - Todavía mirando.
Eso parece.
- Soy Rebecca Gibson. - James Macleane.
- ¿Os lastimasteis la mano? - ¿No lo habéis oído?
No.
Golpeé a un salteador.
¡Cielos! ¿Cuándo?
Anoche.
De camino a casa, pararon nuestro carruaje.
¡Qué espanto!
Casi los puse en fuga.
- ¿Ah, sí? - Sí.
Tarde o temprano los ahorcarán.
Si no sois un caballero, ¿ qué sois?
¿ Qué desearíais que fuera?
Me gustaría que fuerais lo que sois.
¿Nos hemos visto antes, señor?
No, pero tengo unas facciones familiares.
Y la voz, y la complexión.
Capitán James Macleane. Mi tío, lord Gibson.
- Nos conocimos donde Rochester. - Por desgracia.
Encantado de conoceros, señor.
No tendrá un real, y tú pensarás que es maravilloso.
- Por lo menos no me repugna. - Gracias.
Soy bueno juzgando caracteres, Macleane.
Y, en mi opinión, el vuestro es deficiente.
Es decir,
no veo nada que merezca la pena en vos.
En resumen, no me gusta vuestra traza.
Buenas noches, señor. ¡Rebecca!
¡Rebecca!
- ¿ Qué le ocurrió a vuestro labio? - Me tiró el caballo.
Buenas noches.
¿Traza?
- Buenas noches, lady Rebecca. - ¡Señor Chance!
Estáis tan encantadora como siempre.
Permitidme deciros cuánto siento lo de anoche.
Los villanos serán desenmascarados.
Muy amable de su parte.
Habéis bailado...
Estelle D'Arcy está aquí. La mujer más rica de Inglaterra.
¿ Y a qué coño esperas? ¡Ve a por ella!
Entérate dónde guarda sus cosas.
Estaba bailando con Rebecca.
Es inconcebible "entrarle" a Estelle.
Pues piensa en Rebecca y en el dinero.
No quiere un muerto de hambre.
- ¡Muestra un poco de genio! - ¡Está bien!
Capitán James Macleane.
A vuestro servicio.
¿A qué os referís?
No aquí, desde luego.
Oh, ángel mío,
mi canto de sirena.
Me emboscasteis en la floresta de vuestros cabellos.
Me sumisteis en la laguna de vuestros ojos.
¡Calla ya!
¡Fóllame!
¡Estoy hecho polvo!
¡Acabado! Por tu culpa, chulo malparido.
¿Cómo iba a saber que tenía sífilis?
Debí imaginármelo. ¡La más rica de Inglaterra
tiene que tener sífilis!
- Tranquilo. Merecerá la pena. - ¿La pena?
Mi aparato es una zona catastrófica.
- ¡Mira! - No quiero mirar.
¡Dios santo!
¡Merecerá la pena!
¡Tengo toda la parafernalia en llamas!
A ti sólo te preocupa la información.
¡Información, información, América, América!
¡Espero que te ahogues en el viaje!
Y Rebecca me ha perdido.
¿Cómo voy a hacer el amor con sífilis?
¿ Qué es eso?
La Cura contra la sífilis de Plunkett.
Antes era boticario, ¿ sabes?
¿ Qué?
¿Funciona?
Eso dicen. Sí.
Ten cuidado, ¿ de acuerdo?
Típico de la aristocracia.
A ti te pega la sífilis,
y cuatro días después se casa con otro.
- ¡Pobre imbécil! - Un imbécil rico.
Matrimonio à la mode, querido Plunkett.
- Te adoro, cielo. - Yo también.
Lo que adora es su fortuna.
Ahí están. Los diamantes de Devonshire.
Y tu Rebecca también está.
¿Está? ¿Dónde? ¿Dónde?
En el extremo de la derecha.
¡Cabrón!
¿ Qué rima con Rebequita?
Cebollita. Por cierto, ¿cómo va...?
- Mucho mejor. Gracias. - Eso está bien.
La tengo más grande, ¿te imaginas?
Mejor no.
- Bueno, vamos allá. - Sí.
Mi nuevo antifaz.
¿ Vamos?
Bueno. Tres minutos.
¡Vaya, mirad eso!
¡Damas y caballeros!
Solicito vuestra atención,
pero no tanto como vuestros ob jetos de valor.
¿Forma parte del espectáculo?
¡Muy realista!
¡No es parte del espectáculo!
Soy el caballero salteador.
¡El hombre más buscado de Inglaterra!
Hombres y mujeres tiemblan al verme,
pero por distinto motivo.
Qué bueno es, ¿ verdad?
No me lo quitéis, por favor. Me lo regaló mi madre.
Me veo en la obligación, como caballero,
de informar al afortunado novio
de que su novia tiene sífilis.
- ¡Mentiras! - ¿ Qué dice?
¡Cómo se atreven a destrozar mi boda!
¡Matad a esos rufianes!
¿No os la habréis tirado?
Gracias, damas y caballeros.
Habéis sido
una atenta y espero que
gratificante audiencia.
¡Vámonos!
¡Volved!
¡Volved, ladrones de mierda!
¡Volved ahora mismo!
¡Volved!
¡Que alguien los detenga!
- ¡Volved! - ¡Vayamos a por ellos!
¡Volved!
¡Voy a contratarlos para mi fiesta!
¿ Quiénes eran esos rufianes?
Rufianes con estilo, querido.
Rufianes con estilo.
- ¡Quita de en medio! - ¿ Se acabó la fiesta?
¡De puta madre!
Falso.
De imitación.
De pasta.
De cristal. ¡Esta puta aristocracia!
Pero,
estuve fabuloso y fue para partirse, ¿no?
No más gastos.
No más juego.
No más risas. ¿De acuerdo?
- Pero ¿ qué dices? - No podemos permitírnoslo.
Lograsteis salir de las cloacas, ¿ verdad, Chance?
Podría decirse así, señor.
Así lo digo yo, señor. ¿ Qué se siente al contemplar
vuestros humildes orígenes desde las alturas?
¿No os da vértigo?
¿No teméis tropezar
y volver a caer en el fango?
Si me permitís el atrevimiento de recordaros...
¿ Que me sobornasteis para facilitaros las cosas?
¡Y menudo trabajo hice!
Pero vuestra ineficacia ha hecho que
el primer ministro se vuelva contra nosotros.
Debemos atraparlos para aplacar la tormenta.
Señor, os prometo que en menos de un mes...
¿ Un mes? ¡Hoy, Chance, ahora!
Vos y yo nos salvamos o nos ahogamos juntos.
Claro, señor.
Los cogeremos y serán castigados.
Lady Rebecca,
estáis más radiante que nunca, si me permitís.
Muy amable.
Lo puedo ser más.
Señor Chance,
me parece que tenéis halitosis.
RECOMPENSA DE 20 GUINEAS
¡La bolsa o la vida!
- ¡Piérdete! - ¡Gracias, tronco!
¡La bolsa o...!
RECOMPENSA: 50
RECOMPENSA DE 150 GUINEAS
Os pago,
pero no hacéis nada.
Os pago, pero no hacéis nada.
Os pago,
¿para qué?
Dos salteadores,
todavía en libertad robando y desapareciendo a placer.
Y vosotros...
No hacéis nada.
- ¿Cuánto hace, Eddie? - Casi un mes, señor Chance.
Casi un mes, señor Chance.
¿ Qué diablos pasa?
¡Plan de acción!
Quiero que visitéis a los fabricantes de fuegos artificiales,
los almacenes de pólvora,
todas las boticas de Londres.
Hay cientos.
- ¿ Qué has dicho, Joshua? - Nada, señor Chance, nada.
- De rodillas. - No he dicho nada, señor Chance.
Arrodíllate.
Señor Chance, no he...
Abre la boca.
¡Abre la boca!
Trágatelo.
Trágatelo.
Tenemos que ser disciplinados.
¡Coño! ¡Esta vez, casi!
- No podemos quedarnos mucho. - No. Lo suficiente para celebrarlo.
Sí.
¿ Sí?
Soy yo. Quiero irme.
Sí. Un momento.
Pues date prisa.
Es Rebecca...
- Por favor, señor, no. - ¡Ven aquí!
¡Déjala en paz, joder!
¡Déjala en paz, joder!
¡Joder!
¡Plunkett, no! ¡No!
¡Aquí, no! ¡Ahora, no!
Pero ¿ qué pasa?
Este gusano me ha amenazado con un cuchillo.
¿ Sí? Pues la próxima vez no habrá amenaza.
Exijo satisfacción, señor.
Mañana, al amanecer.
Es mi sirviente. La etiqueta lo prohíbe.
¡A la mierda!
Por favor, caballeros, diez pasos, volveos y esperad.
Entonces soltaré el pañuelo
y podréis disparar cuando os convenga.
Adelante, caballeros.
¡Qué disparo! ¡Qué disparo!
¡Gracias a Dios!
Me toca a mí.
Tengo derecho a un disparo.
¡Si ha hecho trampa!
¡Dejad que lo haga!
¡Mierda!
¡Mierda!
¡Dios mío! Está herido. Está herido.
Está bien.
¿De dónde lo habéis sacado?
Pues, de la iglesia.
Estaba a punto de ordenarse.
¿ Vos le enseñasteis a usar la pistola?
Todo lo que sabe de defensa, señora,
lo aprendió de mí.
¿Más té, señor Plunkett?
- ¿ Una magdalena? - No, muchas gracias.
Según parece, el caballero con quien os batisteis
todavía está sediento de sangre.
Pues se va a hartar.
Cuando aparece un nuevo y valiente caballero,
las damas nos excitamos considerablemente.
Señor Plunkett,
¿habéis salvado a damas desvalidas?
Bueno, yo...
Seguro que me habría salvado
de haber estado cerca cuando me asaltaron.
Plunkett prefiere salvar inocentes dragones de fogosas damas.
Pero yo habría estado encantado de...
Querida Rebecca, tuvo que ser espantoso para vos.
- ¿ Se lo llevaron todo? - Sí.
Mis joyas más preciadas.
Fue el "caballero salteador", ¿no es cierto?
Sí.
Bueno, eso debe servir de consuelo.
¡Ya lo creo! El caballero salteador.
¡Qué emocionante!
Podría ser...
Un poco de pastel.
No se lo dije.
Pues casi.
Tanta gilipollez con lo del "caballero" te ha trastornado.
¡Cállate!
Ésta será la última vez.
Pues me estaba empezando a gustar.
Te van a colgar en Tyburn por no controlar tu lujuria.
Mi amor, Plunkett, mi amor.
¡Buscamos dinero, no mujeres!
- ¿Nunca te has enamorado? - No.
Nunca.
¿Entendido?
- ¡La bolsa o la puta vida! - ¡Tíralo! ¡Ya!
¡Fuera! ¡Abajo!
¡AI otro lado!
¡AI otro lado! ¡Quedaos ahí!
¡Sal, gabacho! ¡Fuera!
¡Fuera!
Déjame a mí.
Ne haga pas ruido y tout irá bon.
Todo lo que je veux son vos pertenencias.
Usad vuestro idioma.
Matadme a mí, pero no a mi idioma.
Espero que os ahorquen en Tyburn por vuestro mal francés.
Merci, monsieur. O jalá llueva cada día de vuestra puta visita.
¡Hay que joderse! ¡Vámonos!
¡Cállate!
¡Dios mío!
¡Corred!
Vamos. Vamos, muchacho.
Vamos.
Vamos.
Eso es.
Señor Chance.
Bien, venga.
Vamos.
Tómatelo.
Muy bien.
Eso es.
Un poco más.
¿Dónde aprendiste estos cuidados?
¿ Qué?
¿ Quién era?
Hace un par de años tuve una tienda.
Cosas de botica.
La perdí.
Acabamos en la calle.
Mary enfermó y murió.
Lo siento.
Me voy a por los billetes.
- ¿ Qué billetes? - Para América.
He ahorrado lo suficiente para los dos.
- Plunkett. - ¿ Qué?
Me has salvado la vida.
En vista...
En vista del horrible asesinato
del embajador francés,
pretendo...
Pretendo seguir con este asunto
hasta llegar a una conclusión satisfactoria.
¡Dimisión! ¡Dimisión!
El primer ministro está muy preocupado
por la salud de lord Gibson.
Haced lo necesario para capturar a los rufianes
antes de terminar la semana,
y buscaremos la manera de olvidar pasadas indiscreciones
proporcionándoos un título más relevante.
¿Nos entendemos, comandante de policía?
Seré generoso, Gibson.
Os ofrezco dos días para salir del país.
¿Cómo?
Estáis acabado, señor. Asumidlo.
¿Cómo os atrevéis? Insolente...
Tengo autorización del ministro.
¡Imposible!
No me canséis, Gibson, u os mandaré directamente a Tyburn.
¡A Tyburn! ¿A mí?
No iría solo, os lo prometo.
Estoy absuelto
por los de arriba.
¿ Qué se siente, señor, al contemplar el abismo?
¿ Sentís vértigo?
Seamos razonables.
Podemos beneficiarnos mutuamente.
Después de lo pasado juntos.
Pelillos a la mar, ¿eh?
Pondré dos hombres a vuestra disposición para el viaje.
Sed agradecido.
Sois un hombre afortunado.
¡Qué fisgoncilla tan hermosa!
Ya veo que se requiere cierto forcejeo,
pero no hay potrilla que sea peor por eso.
Me encantan tus lágrimas.
Me excitan.
Espero que derrames muchas más.
Eddie.
Lord Gibson y lady Rebecca.
Vigílalos.
¡Rebecca!
Escuchadme,
mi tío está acabado.
Huiremos a Francia mañana.
Yo iré con él y también nuestra fortuna.
Chance nos ofrece escolta. Sólo dos hombres hasta Dover.
- Si detuvierais el carruaje... - Pero ¿ qué decís?
Sé quién sois.
¿Lo haréis?
¿ Sí o no?
Sí, lo haré.
Estáis herido.
Nada serio.
Plunkett.
¿ Qué hace aquí?
Espera. Rebecca, cuéntaselo.
¡Cuéntaselo!
Pensamos salir de Londres mañana a las diez de la noche.
Pase lo que pase, iré en el carruaje.
Adiós.
- Tengo los billetes. - Escúchame.
No, no me lo digas. No quiero saberlo.
Estás salido. No puedes ni pensar con claridad.
¡Plunkett, por favor!
La respuesta es no.
Por favor.
Buenos días. ¡Cuánta actividad!
- ¿ Hay noticias? - Cambio de planes.
¡Soo! Despacio. Eso es. Despacio.
¡Joder!
No está ella.
Vámonos.
- ¿Dónde está Rebecca? - Adelante.
- Os conozco. - ¿Dónde está Rebecca?
¡Fuera!
¡Macleane, vamos!
¿Dónde coño está?
¡Imbécil incompetente!
¿ Y mi escolta? Podían haberme matado.
Lo hicieron.
Rebecca no nos ha traicionado. ¡Lo sé!
Voy a buscarla. ¿ Vienes?
Mira. ¡Ahí tienes tu billete!
Necesito tu ayuda.
No queda nada.
Lo he gastado durante meses.
Lo he gastado en trajes y en bebida.
Y lo que quedaba, a las cartas.
No queda ni un céntimo.
¡Cabrón de mierda!
Podemos hacernos con el dinero de Gibson.
No es por el dinero.
¡Rebecca!
¡Rebecca!
Capitán James Macleane.
Este tribunal os considera culpable
del asesinato de Sydney Henry Lord Gibson...
¿Tenéis algo que añadir antes de dictar sentencia?
Sí, señoría.
Señorías, damas y caballeros,
yo no maté a lord Gibson.
Es una lástima.
Pero soy culpable de algo de lo que me arrepiento profundamente.
De engañar a mi amigo
y compañero de asaltos.
Un hombre con más nobleza en el meñique
que la que podáis tener todos
en vuestros grasientos cuerpos.
¡Silencio!
¡Silencio!
La ley exige
que regreséis al lugar del que salisteis
y, de allí, al lugar de ejecución,
donde seréis colgado por el cuello
hasta la muerte,
muerte, muerte.
Que el Señor se apiade de vuestra alma.
EL CABALLERO SALTEADOR
Lo siento.
No os traicioné.
No te preocupes. Le verás mañana.
Bailando la jiga de Tyburn.
Rebecca.
¡Vamos! ¡Venga!
No complace a mi corazón
tener que contar la triste historia
del hombre que va sobre ese carro
Oh, por una semana, una noche, un día
Por el azote del viento y el bramido de una pistola
Por ese derecho, amigos, de buena gana
Estaríais junto al diablo del patíbulo de Tyburn
¡Adelante!
Frío intermediario
Despensa de moscas
Cómplice de asesinatos
Seno de vergüenza
Patíbulo, patíbulo
Maldito de la historia
Ladrón de caballeros
Dulce James Macleane
Abre los ojos.
¡Sujétala!
Que Dios os bendiga, querida.
¡Ay, por Dios! ¿Está bien? ¿Respira?
Rebecca, déjalo. ¡Déjalo!
Levántate.
- Te tomaste tu tiempo. - Dudaba que te lo merecieras.
- Vamos, rápido. - Estoy bien.
Llévatelo dentro.
Rochester...
¿ Sabes, querido? No iré.
¡El Nuevo Mundo... tan lejos!
¡Tan grande! ¡Tan primitivo!
No, mi sitio está aquí,
pervirtiendo a la juventud.
- ¿Estás bien? - Sí.
- ¿ Qué pasa? - Un trabajo inacabado.
¡No seas bobo! Estamos casi fuera de alcance.
Os alcanzaré. Seguid.
¡Vete! ¡Vete!
¡Vamos, vamos, vamos!
¿Duele?
Sólo cuando me río.
¿Dónde está Macleane?
¡Vamos!
Vaya, ha sido un día emocionante, ¿no?
¡Pelotazo y camita!
De vuelta a la realidad.
Podría terminar acostumbrándome a tanta aventura.