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Definirse a uno mismo es muy difícil, pero no sé,
diría que un diletante.
Al fin y al cabo,
alguien que tiene muchos intereses,
pero que a su vez es un farsante en todos ellos.
Estudié audiovisuales
y estos tienen relación con la imagen,
la imagen con el cine,
el cine con la literatura,
la literatura con el periodismo.
Yo creo que hay una cadena.
Deus et machina,
seguramente,
ha sido de las primeras películas que he tenido en la cabeza.
Hace unos 20 años empecé a trabajarla un poco,
porque hace 22 años empecé a trabajar en la fábrica que aparece en la película.
La idea estaba ahí aparcada,
pero hace unos 4 años empecé a tomarlo más enserio.
Decidí empezar a trabajar una historia,
que al principio era más documental,
luego le di otro giro
y de ahí salió la película.
De la fascinación que me produce la desaparición de ese mundo.
Hay una artesanía muy mecánica,
un mundo mecánico,
que en esta era digital,
cada vez se está perdiendo más.
Y por otro lado quiero contar una historia
sobre los trabajadores,
pero no por la situación que vivimos hoy en día,
si no porque de una manera u otra los trabajadores ponen en marcha todos los días su propio mundo.
Como creador me gustan los desafíos.
Decir: tengo esta historia,
a ver cómo puedo contarla de forma que a mí me parezca atractiva.
En el caso de Amuak, por ejemplo,
puse el final de la historia al principio
y cuando lo enseñé, todos me decían: eso déjalo para el final, déjalo para que el final sea más intenso.
Para mí era un desafío empezar la película muy arriba
y que luego no decayese.
Que se mantuviese el interés
y completar la historia circular.
Muchas veces me parecen más interesantes los bocetos
que las obras terminadas.
En ese caso,
yo intento hacer cosas, por gusto.
Entonces, De ninja a mujer.
Se me ocurrió
últimamente estaba viendo muchas películas de Kung Fu para un proyecto,
y dije:
¿cuántas películas de Kung Fu o de Karate habrá con mujeres desnudas?
Pensé: eso es una locura.
Pero luego te pones a buscar documentación
y ves que hay películas aquí y allí, encuentras locuras por ahí.
Y dijé: voy a hacer algo con todo eso. y ves que hay películas aquí y allí, encuentras locuras por ahí.
Y dijé: voy a hacer algo con todo eso.
Tengo la sensación de que me he convertido en un defensor del cortometraje.
Yo lo entiendo como un formato.
A mí me gusta contar historias como esas.
Muchas veces la historia y el talento tienen mucha más importancia
que la duración de la película.
Siempre intento defender el cortometraje
como si fuese cine.
Cuando hago las películas,
por ejemplo si me dan una ayuda económica,
pagamos al alquiler de las cámaras,
pero también les pagamos a los actores,
pagamos a todo el equipo,
desde los de maquillaje,
hasta a los del catering
o a los ayudantes de cámara.
Al fin y al cabo,
porque es hacer cine,
no es un formato más pequeño o inferior.
Es simplemente otra manera de hacer cine.
Nunca he intentado centrarme a un solo estilo,
decir este es mi estilo
o estos son los temas que yo trato.
Hay gente que tiene esa mentalidad,
pero en mi opinión he tratado diferentes temas,
algunos más dramáticos, otros más irónicos.
Pero también es verdad
que tengo unos intereses concretos
y que estos se repiten a lo largo de las películas.
Creo que hay algo así, pero es lo que he mencionado antes,
a mí me gusta hacer las películas
y contar la historia de una manera concreta.
Me gusta unir las cosas,
más que contar me gusta sugerir.
Yo creo que eso se puede ver en todas mis películas.
Me he dado cuenta que en todos mis trabajos hay una relación con la naturaleza.
A pesar de que las historias sean diferentes, es un tema que siempre aparece.
Por ejemplo, Deus et machina ocurre en una zona industrial,
pero la naturaleza también tiene su importancia.
Siempre he trabajado de un modo muy libre y siguiendo ese proceso,
he llegado a un punto de hacer películas de una forma más libre.
Hay descubrimientos, que dices ¡No es posible!,
parecen hechos paranormales.
En la película del barco por ejemplo,
empecé a grabarla en un crucero y luego de repente,
vi Nosferatu, la parte del barco.
Después comencé a leer algunas cosas sobre la película
y descubrí que al rodar Nosferatu
ocurrieron algunos hechos raros con la mujer de Abraham Stoker.
Y por casualidad yo tenía rodados unas imágenes
de una mujer en el barco.
Entonces pensé que podía relacionar a la mujer de Abraham Stoker y lo mío.
El cine en euskera debería ser mucho más natural.
Yo hago las películas en euskera,
pero porque las hago así.
Es el idioma con el que trabajo y porque me sale así.
Pero no lo hago como reivindicación.
Creo que muchas veces perdemos el tiempo y gastamos energía en esa reivindicación,
pero luego no hacemos nada.
¿Por qué el cine en euskera trata siempre los mismos temas?
No existe un cine urbano,
los temas siempre tienen un punto agro,
que no me parece nada mal,
pero el euskera siempre se relaciona con ese ambiente.
Un ambiente vasco, algo folclórico.