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Anteriormente en Fab&Vivien dan la vuelta mundo
Acabamos de comenzar nuestra travesía mundial, la cual incluye ¡una serie de apuestas muy locas!
Esta es su misión:
visitar pequeños proyectos locales y recaudar fondos para ellos con el apoyo
de la comunidad global de internet.
Fab & Vivien combinan la recaudación de fondos y la música en una apuesta descabellada:
por cada 10€ que sean donados,
deberán encontrar una persona que cante junto a ellos en un espectáculo público.
Cuanto más dinero sea donado, más personas tienen que encontrar.
Si no lo logran, los espera una sanción.
Adiós Europa y hola Africa!
Tanger, la puerta de África
Sólo 15 km separan la Península Ibérica de Tánger, Marruecos.
Y aún así, al abandonar el barco al otro lado del Estrecho de Gibraltar,
me sentí en otro mundo.
Es fácil perderse en el laberinto de incontables calles de la parte vieja.
A veces te encuentras niños que por uno o dos dirham te hacen de guía.
Quién sabe?, quizás el hombre de mi lado hizo lo mismo cuando era joven y
fue el guía por esas mismas calles de Jack Kearouck,
Paul Bowles o Mick Jagger.
Todos ellos vivieron aquí y visitaron la ciudad en muchas ocasiones.
Bowles la llamó una vez “ciudad de mis sueños”.
Todo era posible en Tánger durante su apogeo en los años 50.
Un paraíso para todas las clases sociales y todo tipo de excéntricos,
tanto millonarios como jugadores o agentes secretos!
Una parada obligatoria para muchos artistas y
escritores que querían experimentar por ellos mismos.
Sin embargo en 1956 con el nuevo Gobierno nacional,
desapareció el estatus especial de Tánger.
Desaparecieron las comunidades de expatriados
al imponer el Gobierno controles burocráticos
e impulsar una “limpieza” de la ciudad.
La primera mitad del siglo XX dejaba una sensación de decadencia por la ciudad
y en Tánger se respiraba incertidumbre.
Para mí, Tánger es la puerta de entrada a África,
mientras otros muchos vienen aquí con la intención de cruzar
el océano rumbo a una nueva vida en Europa.
Y, aunque España está a sólo 40 minutos de viaje en barco,
traspasar las fronteras de la fortaleza Europa es a menudo,
la parte más dura de su búsqueda. Una de esas personas es Monir,
a quién conocí hace 2 años en mi primer viaje a Marruecos.
Ahora estoy a punto de reunirme de nuevo con él.
Monir cree que no tiene perspectivas en su país.
Me pregunto que haría yo en su situación.
Me escaparía en los bajos de un camión?
Su novia vive en España; cada vez que llega a Algeciras o Tarifa
–si la policía no le pilla y lo envía de vuelta-
intenta reunir el dinero necesario para conseguir un billete de autobús a Barcelona,
dónde ella nunca sabe cuando él va a aparecer.
Qué haría yo al arrastrarme desde los bajos de un camión en un lugar que no conozco
sin dinero para comprar un billete? Pediría?
O agarraría una billetera si viera una encima de una mesa y
eso fuera lo único que tuviera que hacer para estar con mi novia?
Qué harías tú?
Conocer a gente como Monir y escuchar sus historias es la razón por la que viajo.
Me hace ver el mundo en todas su facetas, desde todas las perspectivas y
me doy cuenta de qué relativas son nuestras preocupaciones y penas.
Al final, parece que todos queremos lo mismo:estar al lado de nuestros seres queridos,
un poco de estabilidad que nos permita tener un techo
sobre nuestras cabezas y alimentar una familia.
Algunos de nosotros tenemos suerte de tener todo esto sin tener que cruzar los límites de las,
algunas veces, ambigüas leyes. Otros no tienen esa suerte;
pero no deberíamos todos tener los mismos derechos?
Es culpa suya que nacieran en Namibia, Senegal o Marruecos?