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En Escocia,
los niños empiezan a aprender programación a los tres años.
Y el mes pasado, el gobierno de Estonia
anunció que los niños de entre seis y dieciocho años
comenzarán a aprender programación
como parte del plan de estudios nacional.
Programar significa
dar a un ordenador una serie de instrucciones a seguir
en un lenguaje que el ordenador entiende.
En el resto del Reino Unido, el plan de estudios se centra mucho más
en enseñar a los niños cómo usar el software, en lugar de cómo crearlo.
Y por software me refiero al
que se usa para crear hojas de cálculo
y presentaciones, o para escribir ensayos.
Y no digo que estos conocimientos no sean valiosos;
son muy valiosos.
Yo los uso todos los días en mi vida profesional.
Pero en los tiempos que corren, esto no es suficiente.
El mes pasado encuesté a 1300 programadores.
Y les pregunté:
¿A qué edad empezaste a aprender programación?
El 69 % respondió que fue antes de los catorce años.
Hoy, los niños nacen en un mundo
donde el uso de dispositivos digitales y conectados a la web, es la norma.
A estos niños se los llama "nativos digitales".
Esta bebita es un ejemplo.
Aquí la vemos usando su "tablet"
con mucha destreza para una bebita de un año.
Bueno, está al revés, pero aun así...
Intenta "usar" la revista,
pero el contenido, que ella reconoce por el iPad,
no se comporta del mismo modo.
Intenta pellizcar y desplazar con los dedos.
No entiende qué sucede.
Es una "nativa digital". (Risas)
Finalmente se da por vencida. (Risas)
Que un nativo digital pueda consumir
no significa que puede producir.
Si enseñamos a los niños cómo escribir código,
ellos podrán convertirse en creadores activos
en lugar de consumidores pasivos.
¿Hay otras razones para enseñar a los niños a programar?
Bueno, en primer lugar, es muy divertido,
y puede ser una actividad muy creativa.
Cuando hayan visto un tiburón
con potencia de fuego en el trasero
o un piano hecho de bananas,
entenderán a qué me refiero.
Enseñar a los niños a escribir código
permite que den vida a su imaginación.
Además es muy útil para la vida en general.
Fortalece el pensamiento lógico
y la capacidad de resolver problemas.
Y fomenta la creatividad.
También es una gran ayuda en materias como
ciencia, matemática y tecnología.
Y puede ser una excelente elección de carrera.
Cualquier empresa de tecnología consultada,
coincidirá en que hay una carencia de programadores.
Simplemente no hay suficientes niños que estudien informática
como para cubrir las cuotas de puestos de programación disponibles.
Entonces podría ser también un gran incentivo para nuestra economía
y vaya si necesitamos incentivar la economía.
Entonces, ¿cómo podemos incentivar a los niños para que aprendan programación?
Porque, a primera vista, puede parecer un poco árido,
o dar un poco de miedo.
Bueno, pensemos qué cosas disfruta un niño de nueve años.
Y aquí me voy a tomar el atrevimiento
de hacer algunas generalizaciones muy amplias,
así que síganme el juego.
A los niños les gusta jugar con aplicaciones
y videojuegos.
Si observan a un niño de nueve años con un smartphone
sabrán a qué me refiero.
Entonces no supone un gran salto lógico pensar
que podrían disfrutar creando aplicaciones y creando videojuegos.
En la misma encuesta que realicé el mes pasado
pregunté a los programadores:
¿Qué te inspiró a comenzar a programar?
El 62 % respondió que los movió la posibilidad de crear cosas,
ya sea crear páginas web, crear juegos,
o crear programas informáticos muy sencillos.
De modo que sabemos que es algo
que deberíamos enseñar a los niños.
Y sabemos que es algo
que ellos disfrutarán de aprender.
Pues entonces deberíamos cambiar el plan de estudios, ¿no?
Y asunto terminado.
Pero hay un problema:
la mayoría de los maestros no sabe nada de programación.
Ni siquiera los rudimentos.
Remontémonos un poco hacia el pasado.
Cada una de estas líneas representa la duración de una vida.
Le asigné a cada persona 80 años de vida,
porque soy un poco mala.
Y usé a mi familia:
mi abuela, mi madre, yo y mi sobrino Finley.
Estamos aquí en el año 2012.
Hace aproximadamente 40 años, se inventó Internet.
Y 20 años después se publicó la primera página web.
En los 20 años que transcurrieron desde entonces
ha habido grandes progresos.
Aparecieron el correo y los motores de búsqueda web,
la transmisión en tiempo real, el uso compartido de archivos y las redes sociales.
Y todo esto tornó imprescindible
el uso masivo de la web por parte del público.
Y sería lógico esperar que a mitad de camino en este proceso
alguien, en algún lugar, se hubiera preguntado:
"Quizás deberíamos estar enseñando esto a nuestros hijos
para que ellos puedan continuar nuestro progreso en el futuro".
Pero eso nunca ocurrió.
Y entonces lo que tenemos frente a nosotros
son unos diez años, siendo generosos,
durante los que podríamos haber estado aprendiendo a programar
y enseñando a nuestros maestros a programar,
para que ellos puedan transmitir el conocimiento.
No fue así.
Y ahora tenemos una generación perdida que crecerá
sin saber programar.
Entonces, ¿cómo llenamos ese hueco?
Porque creo que hace falta llenarlo.
Es aquí donde comienza mi propia historia personal.
Alrededor de marzo de este año
estaba con mi amiga Linda
bebiendo demasiada cerveza para ser lunes, como uno suele hacer
cuando se nos ocurrió una idea muy simple y muy peligrosa.
"¿Por qué no enviar desarrolladores de software a las escuelas
para que dicten talleres extracurriculares de programación
donde se enseñe a los niños a escribir código?"
Así se transmitiría el conocimiento
y se irían llenando los huecos que se han producido.
Nos esforzamos muchísimo
por olvidarnos de esta idea
porque nos dimos cuenta del enorme trabajo que implicaría.
Pero no lo logramos.
Entonces, un mes más tarde, lanzamos nuestros proyectos.
Fue una llamada a las armas para el sector tecnológico.
Dijimos: "nosotros prometemos crear proyectos
si ustedes acuden a escuelas primarias de la zona
y dictan talleres extracurriculares de programación".
Reunimos un equipo de programadores
y utilizamos un lenguaje de programación llamado Scratch.
¿Han oído hablar de Scratch alguna vez?
Fue desarrollado por gente astuta de MIT.
Está diseñado especialmente para enseñar
conocimientos básicos de programación a niños.
Y se ve así.
A la izquierda tenemos unos bloques,
que arrastramos hasta el centro.
Los bloques se unen para formar secuencias
que controlan las acciones
que suceden en lo que se llama el escenario (a la derecha).
Creamos nueve proyectos usando Scratch.
Cada uno permite crear un juguete, una animación o un juego.
Y lo que hacemos es
enseñar a los niños a programar, pero a escondidas.
Entonces ellos se divierten creando juegos y animaciones
cosas que ya sabemos que disfrutan.
y aprenden sin darse cuenta, como cuando disfrazamos las verduras en sus comidas.
Somos muy tramposos.
Pusimos a prueba estos proyectos en 20 escuelas
durante la última mitad del último trimestre escolar del año.
Pedimos a las escuelas que nos dieran su opinión al final de cada proyecto
para que pudiéramos pulirlos y mejorarlos.
Y pedimos a los niños que les dieran un puntaje
de 0 (aburrido) a 100 (lo más divertido que haya hecho en mi vida).
Y me hace muy feliz decir que nuestros proyectos son un 92 % divertidos.
(Risas)
Al comenzar este proyecto, pensamos:
"Para fin de año tendremos unos veinte talleres".
Pero no fue así.
La respuesta del público fue arrolladora,
y me enorgullece decir que desde el inicio en septiembre
hemos abierto 300 talleres en el Reino Unido.
(Aplausos)
Hay unos 15 niños por taller, lo que significa que
alrededor de 4500 niños han empezado a programar desde septiembre.
Pero en el Reino Unido hay 23 000 escuelas primarias.
Aunque 300 parezca un número alto,
en realidad solo representa el 1.3 % de las escuelas.
Y para nosotros, no es suficiente.
¿Acaso no deberían tener todos los niños la oportunidad de aprender esto,
si así lo desean?
En el Reino Unido hay 333 000 profesionales de software
Y nuestro trabajo es conectarlos con las escuelas de sus respectivas zonas
y ofrecerles todo el apoyo que sea posible
para que ellos puedan crear todos los talleres que sean posibles
y más niños puedan aprender a programar.
Y un día, los nativos digitales crecerán
y se convertirán en maestros,
y llevarán consigo el conocimiento
de que saber programar es importante.
Si logramos enseñarle a esta generación a programar
ella podrá enseñarle a la siguiente,
y así sucesivamente.
Hace unas tres semanas,
estaba hablando con un pequeñito, Alan, en uno de los talleres,
y le pregunté: "¿Qué quieres ser cuando seas grande?"
Él dijo: "Quiero ser programador... o trabajar como doble en películas".
(Risas)
Entonces, por su propia seguridad... (Risas)
la posibilidad de inspirar a miles de niños
y el posible incentivo para la economía,
voto por enseñar a las próximas generaciones a programar.
Gracias.
(Aplausos)