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Frente al problema ambiental global del cambio climático, la Ciencia Económica ha
buscado respuestas; una de ellas, unida a la definición política de negociación, nos
trae el Protocolo de Kioto.
Preocupados por esta situación, en estas negociaciones internacionales se ha
buscado alternativas para enfrentar estos problemas que nos afectan a toda la
humanidad. Una de estas alternativas está dada por mecanismos de
flexibilización, y dentro de ellos es importante destacar el papel del Mecanismo de
Desarrollo Limpio (MDL), en el cual Colombia puede participar como país No
Anexo I.
En ese mecanismo se estipula que una de las herramientas para que esto funcione y
sea eficiente en su funcionamiento, es precisamente la transferencia
tecnológica. Estamos pensando en salir de un bloqueo tecnológico basado en
carbón, a un desarrollo de tecnologías que busquen sostenibilidad mediante la
utilización de tecnologías alternativas de bajo carbón, de tecnologías que permiten
sostenibilidad social, ambiental y económica.
Este nuevo acercamiento, dada su complejidad, requiere la asignación de
herramientas de análisis diferentes de las tradicionales. Tenemos el caso de la
economía ecológica, con su profundidad de la visión ambiental completa; y
tenemos también el caso de la economía evolucionista, que nos permite
aproximarnos a estos procesos de transferencia tecnológica de una manera
aún más cercana a la realidad de los procesos, que nos lleva a resultados
diferentes a la información con que cuenta la negociación internacional,
basada en modelos muy tradicionales de economía neoclásica, básicamente.
Como resultado, encontramos que los análisis que se hacen de transferencia
tecnológica, están desarrollados sobretodo en países industrializados,
desarrolladores de tecnología, por tanto la solución se plantea en términos de
“nosotros países industrializados Anexo I, desarrollamos tecnología y basados en el
MDL se las transferimos a ustedes, países No Anexo I, sin el desarrollo de
esta tecnología”.
Nosotros, desde nuestros países y como colombianos debemos pensar en una
solución diferente y desarrollar tecnología propia por un lado y, por otro, pensar en
qué soluciones reales necesitamos, de manera tal que la tecnología que se
transfiera sea la que corresponda a nuestras necesidades de mitigación y
adaptación y nos convirtamos en útiles a un negocio que tal vez no nos conviene.