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Corta la energía en las vías.
No puede haber agua si hay corriente en las vías.
Ni en mis sueños más locos soñé
con participar en el departamento de bomberos voluntarios.
Y me enamoré. De verdad me enamoré.
El día de la tormenta, cuando Sandy golpeó Nueva York, el 29 de octubre,
tuvimos que descifrar
cuánto se verían afectadas las diferentes áreas,
tanto en la oficina como en Long Island.
He estado en Manhattan toda mi carrera, unos 26, 27 años.
Nunca había visto a Manhattan sumida en ese silencio inquietante.
Era absolutamente espeluznante.
¿Quieres encender la sirena, Matty? Gracias.
En el cuartel de bomberos, soy el primer subdirector.
Así que soy la segunda persona de más jerarquía.
Cuando llegó la tormenta,
francamente, las llamadas fueron absolutamente abrumadoras.
Recibimos unas 49 llamadas en un período de 33 minutos.
El problema en ese momento eran las inundaciones,
árboles que caían sobre cables eléctricos,
cables eléctricos que caían sobre casas
y después los incendios.
Lo que ninguno de nosotros entendía cuando nos despertamos el día 29,
era la secuencia y lo rápido que todo esto iba a suceder.
Hagámoslo.
Tenemos alrededor de 100 miembros.
Y en cuanto a los 13 años de camaradería,
espíritu de equipo, voluntariado,
es una situación increíble para mí.
Probablemente sea lo mejor que haya hecho.
Necesitaba algo en mi vida en ese momento.
Era más que escribir un cheque, ya que era trabajo voluntario.
Era una linda forma de hacerlo. También conocí a chicos increíbles.
Cuando la gente dice que está muy ocupada para hacer algo,
siempre puede encontrar tiempo para hacer algo.