Tip:
Highlight text to annotate it
X
Nuestra visión occidental del mundo se caracteriza por la fragmentación y la distracción.
Vemos fronteras entre países, entre culturas, entre creencias y esperanzas.
Vemos diferencias entre nuestro cuerpo y nuestra mente, entre tú y yo, entre la naturaleza y los objetos.
Esta visión fragmentada también permanece en la forma en que organizamos nuestra vida.
Cuando estamos trabajando, pensamos en nuestras próximas vacaciones.
durante las vacaciones pensamos en el trabajo.
Cuando estamos comiendo vemos la televisión
y cuando intentamos dormir pensamos en nuestra lista de tareas para mañana.
to physically compensate for this unhealthy way of living, we go for a long run.
Para compensar físicamente este insano estilo de vida salimos a correr, pero mientras tanto encendemos nuestro mp3 para no pensar.
Cuando viajamos en transporte público hacemos exactamente lo mismo para que no nos molesten los demás.
Durante el camino intentamos no prestar atención a los cientos de anuncios en su mayoría irrelevantes que intentan distraernos.
Mientras tanto estamos alienándonos unos de otros. Estamos haciendo frente a problemas de avaricia y desigualdad.
Nuestra búsqueda de sentido en el siglo XXI nunca fue tan grande.
Por un lado, esta visión del mundo fragmentada se debe a nuestro lenguaje, que tiene una estructura de sujeto-verbo-objeto que nos fuerza a pensar en dualidades.
Por otro lado, y desde la antigua Grecia, hemos desarrollado el método científico como la única fuente fiable de encontrar la verdad.
Sus premisas son que cualquier experimento debe ser: verificable intersubjetivamente, cuantificable y expresable lingüísticamente.
Esto nos ha llevado a dirigir nuestra atención hacia el mundo exterior, en oposición al mundo interior.
Hay otras fuerzas que nos han estado distrayendo en este viaje interior.
A lo largo de la historia hemos estado ocupados colonizando y explorando nuevos continentes,
disfrutando las riquezas de esta vida
con revoluciones industriales y tecnológicas.
E incluso, viajando al espacio.
De algún modo parece que tenemos miedo de enfrentarnos a nosotros mismos.
De ver qué es lo que queda sin todas las distracciones.
Y este es el reto para el siglo XXI:
Nosotros mismos.
Existen dos formas de conocimiento.
La primera es a través del pensamiento racional y es perfecta para lograr un determinado fin a través del análisis,
pero interpreta el mundo como un puñado de objetos separados y sin significado por sí mismos.
La segunda es el pensamiento meditativo o conocimiento intuitivo.
Este tiende a ver el mundo como un todo y no busca la verdad absoluta,
pero aporta un significado subjetivo.
Sin embargo, no es útil a la hora de llevar a cabo asuntos prácticos.
Ambas formas de conocimiento son complementarias y absolutamente necesarias,
pero parece que el hombre occidental se ha identificado principalmente con el pensamiento racional y ha abandonado el pensamiento meditativo como una fuente de conocimiento.
Así que vamos a centrarnos un poco más en este pensamiento meditativo.
Siempre ha formado los fundamentos de las tradiciones orientales.
Ellos reconocen que el lenguaje es incapaz de reflejar la realidad.
El lenguaje es un mapa, que no debe confundirse con el territorio real.
La naturaleza en esencia no conoce estas distinciones,
sino que es parte de un gran campo de frecuencia en el que todo influye en todo lo demás.
Esta unidad es llamada Tao en Taoísmo,
Dharmakaya en Budismo,
Brahman en Hinduismo
…y la teoría unificada de campos en física cuántica.
Este flujo natural de energía se extiende de manera natural
…y puede verse en todas partes.
Es el impulso de la naturaleza queriendo liberarse.
Si bloqueamos esta energía aparecen deformaciones artificiales.
Ocurre lo mismo en nuestro cuerpo.
Si nuestros músculos están en tensión y bloquean energía provocan dolor y enfermedad en otras partes del cuerpo.
De hecho, esta idea es la base de la medicina china.
Así que el reto es deshacernos de todas las barreras físicas, emocionales, mentales, espirituales y expectativas sociales
para dejar que ese flujo natural de energía fluya por nosotros.
De tal modo, nuestro propósito se manifiesta en lo que damos a este mundo.
Vamos a dar un pequeño salto y echar un vistazo a la manera en que hemos organizado nuestra sociedad.
Cinco de sus grandes industrias son: las drogas, el juego, la prostitución, la guerra y la banca.
Todas ellas se basan en el materialismo, el proteccionismo,
…y como resultado del vacío que sentimos entre ambas nos llevan al escapismo,
Ya sean drogas, prostitución o el juego.
El cambio está ocurriendo de todas formas, ya que el impulso de la naturaleza por liberarse es más fuerte que nosotros.
Millones de personas alrededor del mundo están dando y compartiendo incondicionalmente
ya sea software, música, talento, abrazos y hogares donde hospedarse.
Nuestros gobiernos y negocios, sin embargo, todavía actúan desde ese viejo marco de la propiedad y el proteccionismo
y están haciendo todo lo que pueden para evitar este flujo natural.
Echa un vistazo a la guerra del terror,
la industria musical intentando proteger la música,
la censura en internet o toda la industria de propiedad intelectual.
Todas ellas basadas en el miedo a la pérdida.
Pero el conocimiento, el talento, la música, el amor y la compasión no se dejan encerrar en este marco proteccioncita.
Parece que estamos luchando contra las fuerzas de la naturaleza.
Tarde o temprano nos daremos cuenta de que todo lo que tenemos es lo que entregamos.
Guión: Jeroen Timmers, Sonido: Leo Melcherts, Animación: Raquel Ramírez