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He aquí el pan...
...y la sal...
...¡y el hisopo!
He aquí la miel...
...¡y el agua!
Todas las mañanas el cielo derrama su gracia sobre mi jardín
como el rocío.
Bendigamos a Dios por los bienes que nos otorga
y roguémosle que nos proteja con su paz.
Que los negros demonios del abismo
se aparten de nuestro camino.
¡Sobre Athanaël, nuestro hermano,
extiende, Señor, la fuerza de tu brazo!
¡Athanaël! ¡Athanaël!
¡Cuán larga es su ausencia!
¿Cuándo regresará? 17 00:06:35,375 --> 00:06:37,206 ¿Cuándo?
Se aproxima la hora de su regreso...
Esta noche, un sueño me lo ha mostrado
apresurando su venida...
¡Athanaël es un elegido de Dios!
¡Se revela en los sueños!
¡Helo aquí! ¡Helo aquí!
¡La paz sea vosotros!
¡Salud, hermano!
- La fatiga te invade... - Descansa...
- el polvo cubre tu frente... - ocupa tu lugar entre nosotros...
- ocupa tu lugar... - ¡Come! ¡Bebe!
No... Mi corazón está lleno de amargura...
¡Regreso triste y afligido!
¡La ciudad se ha rendido al pecado!
Una mujer... Thais... ¡la cubre de escándalo!
¡Mediante ella, el infierno gobierna a los hombres!
¿Quién es esta Thais?
¡Una infame sacerdotisa del culto a Venus!
¡Ay! Aún era un niño,
aún no había recibido la gracia en mi corazón,
cuando la conocí... ¡la conocí!
Un día, me avergüenzo de ello,
me detuve frente a su umbral maldito,
pero Dios me salvó de esta cortesana,
y he encontrado la calma en este desierto...
sin dejar de maldecir el pecado que pude haber cometido.
¡Ay! Mi alma está atribulada!
La vergüenza de Thais Y el mal que causa
provocan en mí amarga congoja,
¡y bien quisiera rescatar su alma para Dios!
Sí, bien quisiera rescatarla para Dios.
¡Para Dios! ¡Para Dios!
Nosotros jamás nos mezclamos, hijo mío, con las gentes del mundo,
pues tememos las trampas que acechan al espíritu.
Eso nos recomienda la eterna sabiduría.
Llega la noche: Oremos y durmamos.
Oremos.
Que los negros demonios del abismo
se aparten de nuestro camino.
Señor, bendice el pan y el agua,
bendice los frutos de nuestros jardines.
Concédenos un sueño sin pesadillas
y un inalterable reposo.
Oh, Señor, en tus manos...
deposito mi alma.
¡Vergüenza! ¡Horror! ¡Eternas tinieblas!
¡Señor! ¡Señor! ¡Ayúdame!
Tú que inspiras la piedad en nuestras almas,
buen Dios, ¡loado seas!
He comprendido la enseñanza de la sombra.
¡Me levanto y parto!
¡Pues quiero liberar a esa mujer
de las ligaduras de la carne!
¡En el firmamento veo a los ángeles inclinarse desolados sobre ella!
¿No es ella, acaso, el aliento de Tus labios?
¡Señor! ¡Señor!
¡Ay! ¡Cuanto mayor es su culpa más la compadezco!
¡Pero la salvaré!
¡Señor! ¡Entrégamela, entrégamela!
¡Y yo te la rescataré para la vida eterna!
¡Hermanos! ¡Hermanos! ¡Levantaos todos! ¡Venid! ¡Venid!
Mi misión me ha sido revelada!
Debo regresar a la ciudad maldita...
Dios ha prohibido que Thais se sumerja aún más
en el pozo del mal
y me ha escogido a mí para rescatarla!
Nosotros jamás nos mezclamos, hijo mío, con las gentes del mundo.
¡Eso nos recomienda la eterna sabiduría!
Espíritu de luz y de gracia,
¡fortalece mi corazón para el combate!
¡Fortalece su corazón para el combate!
¡Y hazme fuerte como el arcángel...
¡Y hazle fuerte como el arcángel...
contra las pompas del demonio!
¡Fortalece su corazón...
¡Fortalece mi corazón...
...para el combate...
...contra las pompas del demonio!
¡Vete, mendigo, a buscarte la vida en otro sitio!
¡Mi amo no recibe a perros como tú!
Hijo mío, por favor, haz lo que te digo;
soy amigo de tu amo y quisiera hablarle un instante.
¡Fuera de aquí, pordiosero!
Golpéame, si lo deseas,
pero avisa a tu amo.
Ve.
¡Ahí está la terrible ciudad!
¡Alejandría! ¡Alejandría!
Donde yo nací del pecado.
¡El aire luminoso en el que respiré el hedor repugnante de la lujuria!
¡He ahí la voluptuosa mar
en la que escuché los cantos de la sirena de los ojos de oro!
Sí, he aquí la cuna de mi carne:
¡Alejandría! ¡Patria mía!
¡Mi cuna, mi patria!
Mi corazón ya no alberga afecto por ti.
¡Te aborrezco por tus riquezas!
¡Te detesto por tu ciencia y tu belleza! ¡Te detesto!
¡Y ahora te maldigo
como un templo habitado por espíritus impuros!
¡Venid! ¡Ángeles del cielo! ¡Suspiros de Dios! ¡Venid!
Perfumad con vuestro aleteo
el aire corrompido que ha de rodearme!
¡Athanaël! ¡Eres tú! ¡Mi condiscípulo! ¡Mi amigo! ¡Mi hermano!
¡Oh! Te reconozco, aunque en verdad
más pareces una bestia que un hombre.
Abrázame... y sé bienvenido.
¿Abandonas el desierto? ¿Regresas con nosotros?
¡Oh, Nicias!
¡No he vuelto más que por un día! ¡Por una hora!
¡Dime qué deseas!
Nicias, ¿conoces tú a esa comediante llamada Thais, la cortesana?
¡Ciertamente la conozco! Mejor dicho, ha de pertenecerme
aún durante un día.
Por ella he vendido mis viñedos,
mi último campo, y mi último molino,
y por ella he compuesto tres libros de elegías,
¡y todo para nada!
Inútil sería que intentara retenerla:
¡su amor es leve y fugaz como un sueño!
¿Qué quieres tú de ella?
¡Quiero conducirla a Dios!
¡Ja, ja, ja! ¡Pobre amigo mío!
Cuida de no ofender a Venus, pues ella es su sacerdotisa.
¡Quiero conducirla a Dios!
Arrancaré a Thais de esos amores inmundos
y la daré por esposa a Jesús.
¡Thais vendrá conmigo hoy
para ingresar en un monasterio!
¡Cuida de no ofender a Venus, la poderosa diosa,
o se vengará!
Dios me protegerá.
¿Dónde puedo ver a esa mujer?
¡Aquí mismo! Ha de cenar conmigo
por última vez en alegre compañía.
Hoy tiene actuación, pero vendrá al salir del teatro.
Préstame, amigo mío, unas vestiduras de Asia
para que pueda asistir dignamente al festín que le vas a brindar.
Crobile y Mirtale, queridas,
encargaos de vestir al buen Athanaël.
¡Te veo tan hermoso como en otros tiempos!
Sí, combatiré al infierno con sus propias armas.
Orgulloso filósofo, el alma humana es frágil.
No temo al orgullo cuando el cielo me guía.
¡Es joven! ¡Es apuesto!
- ¡Su barba es un poco agreste! - ¡Sus ojos centellean!
¡Ese atuendo le sienta muy bien!
¡Querido Sátrapa, mira tus pulseras!
¡Tus sortijas!
- ¡Dame tu brazo! - ¡Tus dedos!
¡Es joven, es apuesto! ¡Sus ojos centellean!
¡Ahora el vestido!
¡Quítate ese *** cilicio!
¡Ah! ¡No, mujeres, eso jamás!
- ¡Está bien! - ¡Está bien!
Oculta tus rigores bajo este suave tejido.
No te ofendas por sus bromas,
ni bajes la mirada ante ellas. ¡Admíralas, más bien!
- No te ofendas... - ¡Es hermoso como un joven dios!
- Por sus bromas, - ¡Espíritu de luz! - ¡Es hermoso como un joven dios!
- Ni bajes la mirada... - Fortalece mi corazón... - Si Dafne lo viera...
...ante ellas. ...para el combate! ...su hosca divinidad se humanizaría!
Permítenos calzarte con estas sandalias de oro.
¡Deja que derramemos este perfume sobre tus mejillas!
- ¡Es hermoso! - ¡Es apuesto! - ¡Admíralas!
- ¡Como un dios! - ¡Como un dios! - Fortalece mi corazón...
- ¡Ah! ¡Es apuesto como un joven dios! ...contra los encantos del mundo!
- ¡Es joven, es apuesto! - ¡Contra los encantos... - ¡No te ofendas!
- ¡Es joven, es apuesto... ...del mundo! - ¡Admíralas!
...como un dios! - ¡Del mundo! - Sé feliz.
¡Ten cuidado! ¡He aquí tu terrible enemiga!
¡Thais! ¡Hermana de Karites!
¡Rosa de Alejandría!
¡Belleza silenciosa!
¡La tan deseada Thais!
¡Thais! ¡Thais! ¡Thais!
¡Querida Thais!
¡Hermodoro! ¡Aristóbulo!
¡Calícrates! ¡Dorión!
¡Mis huéspedes! ¡Mis amigos!
¡Que los dioses sean vosotros!
Es Thais, el ídolo frágil, que viene as sentarse por última vez
a la mesa florida.
Mañana, ya no seré para ti nada más que un nombre.
Durante una larga semana nos hemos amado...
Durante una larga semana nos hemos amado...
Grande ha sido tu constancia
y no me lamento;
ahora te alejarás,
libre, lejos de mis brazos...
Libre... lejos de tus brazos...
Muéstrate alegre esta noche,
dejemos correr las horas dichosas,
y no le pidamos a la noche otra cosa que
¡un poco de embriaguez enloquecida
y de divino olvido!
¿Quién es ese forastero que me observa con mirada feroz?
Nunca le había visto presente en nuestros banquetes.
¿Quién es? ¿De dónde viene?
¡Es un filósofo de alma endurecida!
¡Un anacoreta del desierto!
¡Ten cuidado! ¡Ha venido por ti!
¿Qué trae consigo? ¿El amor?
Ninguna debilidad humana logrará debilitar su corazón.
Quiere convertirte a su santa doctrina...
¿Qué enseña?
El desprecio de la carne, el amor al dolor,
¡la austera penitencia!
Ve... sigue tu camino; ¡yo sólo creo en el amor
y ningún otro poder logrará nada de mí!
¡Ah! ¡No blasfemes! ¡No! ¡No blasfemes!
¿Qué te ha vuelto tan severo?
¿Por qué refulge esa llama en tus ojos?
¿Qué triste locura te ha hecho perder tu destino?
¡Hombre, hecho estás para amar,
qué gran error el tuyo!
¡Hombre, hecho estás para saber! ¿Qué es lo que tanto te ciega?
¡Tú no has libado el cáliz de la vida!
¡No has pronunciado palabras de amorosa sabiduría!
Siéntate junto a nosotros; corónate de rosas.
El amor es la única certeza:
¡tiende los brazos al amor!
Siéntate junto a nosotros; corónate de rosas.
El amor es la única certeza:
¡tiende los brazos al amor!
¡No! ¡No! ¡Detesto la falsedad de vuestra embriaguez!
¡No! Nada diré aquí; pero acudiré, pecadora,
acudiré a tu palacio a llevarte la salvación,
¡y al triunfar sobre ti venceré al infierno!
¡Acudiré a tu palacio!
Corónate de rosas, ¡el amor es la única certeza!
¡Tiende los brazos al amor!
¡Acudiré a tu palacio a llevarte la salvación!
¡Ah! ¡Atrévete a venir, tú, que desafías...
...a Venus!
¡Atrévete a venir,
tú, que desafías a Venus!
¡Ah! Estoy sola,
¡sola, al fin!
No hay en esos hombres más que indiferencia
y brutalidad:
Las mujeres son malvadas... y las horas se hacen pesadas...
Tengo el alma vacía...
¿Dónde encontraré el reposo?
¿Cómo asegurar mi felicidad?
Oh, mi espejo fiel, tranquilízame;
¡dime que soy la más bella...
...y que seguiré siendo hermosa eternamente!
Que nada marchitará las rosas de mis labios;
¡que nada deslucirá el oro de mis cabellos!
¡Dímelo! ¡Dímelo!
¡Ah! ¡Seré bella eternamente!
¡Ah! ¡Cállate, voz despiadada!
¡Deja de decirme: "Thais, envejecerás"!
¡Y así, un día, Thais ya no será Thais!
¡No! ¡No! Me niego a creerlo.
¡Tú, Venus, garantízame mi belleza!
¡Asegúrame, Venus, que será eterna!
¡Venus, invisible y presente!
¡Venus, hechicera de las sombras!
¡Venus! ¡Respóndeme! ¡Respóndeme!
¡Aquí estás, forastero, tal y como dijiste!
¡Señor! ¡Señor!
¡Haz que su rostro radiante aparezca velado ante mí!
¡Haz que el poder de sus encantos no triunfe sobre mi voluntad!
Adelante, pues: Habla.
Dicen que no hay mujer que te iguale,
y por eso he querido conocerte;
por eso también, al verte,
¡he comprendido cuán glorioso será vencerte!
Tus halagos son grandes, pero aún mayor es tu orgullo;
¡cuídate de amarme, presuntuoso!
¡Ah! Te amo, Thais, y no me importa decírtelo;
¡mas no te amo como tú piensas!
Yo te amo en espíritu,
te amo de verdad.
Te prometo algo más que una embriaguez florida
y que los sueños de una breve noche.
¡La felicidad que hoy te ofrezco
no concluirá jamás! ¡Jamás!
¡Jamás!
¡Ja, ja, ja, ja!
¡Muéstrame, pues, ese amor maravilloso!
El verdadero amor sólo tiene un lenguaje: Los besos.
¡Thais, no te burles más!
¡El amor que yo predico es el amor desconocido!
Amigo mío, llegas tarde;
conozco todos los deleites.
El amor que tú conoces no provoca sino vergüenza.
¡El amor que yo te traigo es el único que da la gloria!
¡Cómo osas ofender a quien te acoge!
¡Ofenderte!
¡Mi único deseo es convertirte a la verdad!
¿Quién me inspirará encendidos discursos para que mi aliento,
oh, cortesana, derrita tu corazón como la cera?
¿Quién te entregará a mí?
¿Quién tornará mi palabra en un Jordán
cuyas olas arrolladoras preparen tu alma para la vida eterna?
¡Para la vida eterna!
¡Para la vida eterna!
Muy bien: Muéstrame... ...todo ese amor misterioso...
Te obedezco... Soy tuya...
¡Un tumulto pavoroso se alza en mi pensamiento!
¡Señor! ¡Señor!
Haz que su rostro radiante aparezca velado ante mí.
¡Venus invisible y presente!
¡Piedad! ¡Señor!
¡Venus, hechicera de las sombras!
- ¡Venus, destello de los cielos... - ¡Que el poder de sus encantos...
- ¡Venus, destello de los cielos... ...no triunfe sobre mi voluntad!
...y blancura de la nieve!
¡Venus, desciende y reina!
¡Esplendor! ¡Voluptuosidad!
- ¡Dulzura! - ¡Señor! ¡Piedad!
Soy Athanaël, monje de Antinoé!
¡Vengo del sagrado desierto y maldigo la carne
y maldigo la muerte que te posee!
Heme aquí, ante ti, como ante un sepulcro,
- y aquí te digo: ¡Thais, levántate! - ¡Ah!
¡Piedad! ¡No me hagas daño!
¡Habla! ¿Qué quieres de mí?
¡No! ¡Ah! ¡Calla, por piedad!
¡Yo no escogí mi destino ni mi naturaleza!
¡No es culpa mía si soy bella!
¡Piedad! ¡No me mates!
¡Ah! ¡Temo tanto a la muerte!
¡No! Ya te lo he dicho: Vivirás eternamente.
¡Serás por siempre la bienamada
esposa de Cristo, de quien fuiste enemiga!
¡Ah! Siento frescor en mi alma arrebatada,
¡y me estremezco de deleite!
¡Ah! ¿Qué poder es el tuyo?
Thais, frágil ídolo, deseo por última vez...
¡Nicias! ¡Jamás!
...el amor de tus labios floridos.
Mi alma ya no me pertenece.
¡Amarme! ¡Quien jamás amó a nadie! ¡Quien sólo ama el amor!
Mañana, ya no seré para ti nada más que un nombre!
- ¿Oyes? - ¡Bien! ¡Márchate, pues!
¡Dile que detesto a los ricos, a los felices!
¡Que me olvide! ¿Oyes? ¡Dile que le aborrezco!
¡Aguardaré tu regreso hasta que despunte el alba!
¡No! ¡Sigo siendo Thais! ¡Thais, la cortesana!
No creo en nada, y nada deseo:
¡Ni a él, ni a ti, ni a tu Dios! ¡Ja, ja, ja, ja, ja!
Padre, Dios me ha hablado mediante ti. ¡Aquí me tienes!
¡Thais, Dios te esperaba!
Tu palabra ha permanecido en mi corazón como un divino bálsamo.
¡He orado! ¡He llorado! En mí se ha hecho la luz.
He comprendido cuán vacías son las pasiones,
y vengo a ti como me ordenaste.
¡Vamos, hermana, ten valor! ¡El día de tu reposo se acerca!
¿Qué debo hacer?
No lejos de aquí, hacia occidente,
hay un monasterio de mujeres escogidas
que viven como los ángeles:
En perfecto recogimiento.
Son pobres, para que Jesús las ame;
modestas, para que las contemple;
¡y castas, para que las despose!
Allí te conduciré.
¡Y a su piadosa superiora, Albina, te consagraré!
¡Albina, hija de césares!
¡La más inmaculada de las sirvientas de Cristo!
Allí, te encerraré en una estrecha celda
hasta que Jesús acuda a buscarte.
¡No lo dudes! ¡Vendrá en persona!
Cómo se estremecerá tu alma...
...cuando sientas posarse en tus ojos el contacto luminoso de sus dedos...
que enjugarán tus lágrimas.
¡Llévame allí, padre!
¡Sí!
Pero antes, destruye a la otrora impura Thais,
tus palacios, tus riquezas,
¡todo cuanto proclama tu vergüenza!
¡Quémalo todo! ¡Destrúyelo todo!
Que así sea, padre.
Nada quiero conservar de mi pasado... Tan sólo... esto...
esta imagen de marfil, esta criatura,
esta orfebrería antigua y maravillosa:
¡Es Eros! ¡Es el amor!
Piensa, padre mío,
que no podemos tratarlo con crueldad.
El amor es una virtud rara,
y yo he pecado, mas no por él, sino más bien contra él.
¡Ah! No lloro porque haya sido mi señor,
sino por haber ignorado su voluntad.
ÉI prohíbe que una mujer se entregue
a quienes no vienen en su nombre,
y por este motivo debe ser honrado.
Lleváoslo para preservarlo en algún monasterio,
¡y así quienes le vean se volverán a Dios!
Pues el amor eleva nuestras mentes a los más celestiales pensamientos.
Nicias me regaló esta imagen cuando me amaba.
¡Nicias! ¡Nicias! ¡Ah! Maldita sea la venenosa fuente
que dio origen a este presente! ¡Que sea destruido!
¡A las llamas, al abismo con todos los demás!
¡Ven Thais! ¡Que todo lo que antaño fuiste...
...retorne al polvo y al eterno olvido!
¡Ven! ¡Ven!
¡Seguidme todos, amigos!
¡La noche no ha concluido! ¡Venid! ¡Venid!
¡He ganado en el juego treinta veces lo que pagué
por la belleza de Thais!
¡Así pues, regocijémonos de nuevo, de nuevo, de nuevo!
¡De nuevo! ¡De nuevo! ¡Evohé! ¡Evohé!
¡Convocad a las danzarinas de Asia, a los magos y a los acróbatas!
¡Hagamos durar hasta el alba las danzas, los juegos y los gritos!
¡Iluminemos los candelabros para que luzcan más que el sol!
¡Extendamos tupidas alfombras!
¡A mi lado, Crobile! ¡Y tú, Mirtale!
¡Evohé! ¡Evohé!
¡No hay otra certeza que la vida! ¡Ni otra sabiduría que la locura!
¡Aquí está la incomparable!
¡Toma la lira, Crobile! ¡Y tú la cítara, Mirtale!
¡Entonad ambas un canto a la hermosura!
¡La que ahora llega es más bella
que la reina de Saba cuando danzaba en sus espejos!
¡De detrás de sus velos
parten los dardos de su voz
como flechas de fuego!
¡Su piel es pálida como el ámbar,
y acude, etérea,
como un ídolo impasible!
Nos arrebata, nos acaricia...
...su mirada rompe las cadenas...
...y sus bellos ojos lánguidos...
...cautivan a los hombres.
Ignorante de su poder...
...nos arrebata, nos acaricia,
¡con su encanto mortal!
¡Ah! ¡Es él! ¡Athanaël!
¡Salud, Athanaël, sabio entre los sabios!
¿Acaso Thais ha obnubilado la razón?
¡Ja, ja! ¡Observad su glorioso rostro! ¡Ja, ja, ja, ja, ja!
¡Ah! ¡Silencio!
¡Thais es la esposa de Dios! ¡Ya no os pertenece!
La Thais infernal ha muerto para siempre:
¡he aquí la nueva Thais!
Ven, hermana mía, ¡huyamos para siempre de esta ciudad!
¡No, jamás! ¡No, jamás!
¿Qué dice? ¡Llevársela! ¡No, jamás, no!
¡Dice la verdad!
¡Thais! ¿Piensas dejarnos? ¿Es posible?
¡Impío! ¡No la toques, si es que amas la vida!
¡Es sagrada! ¡Es parte de Dios!
- ¡Abrid paso! - ¡No! ¡No! ¡No!
¡Paso! ¿Qué quiere este hombre de ella?
¡Que regrese al desierto!
¡Márchate! ¡Cabeza de perro!
¡Nos roba a Thais!
- ¡Thais! ¡No te marches! - ¿De quién viviremos?
- ¡Quédate! - ¡Ah! ¡Mis collares! ¡Mis joyas!
- ¡Llamas! - ¿Quién nos pagará?
- ¡Un incendio! - ¿Para quién son las leyes?
- ¡Fuego! - ¡Nos roba a Thais!
¡Que se quede! ¡Y a él, matadle!
- ¡El palacio se quema! - ¡A los cuervos! ¡AI cadalso! ¡A la cloaca!
¡Toma, sátiro!
- ¡Ah! ¡Muramos, si es nuestra hora! - ¡Ah! ¡Por piedad! ¡Quédate con nosotros!
- ¡En un instante obtendremos... - ¡Fuego! ¡Un incendio! ¡A muerte!
...mediante nuestra sangre... - ¡El palacio se quema!
...el gozo eterno! - ¡Maldito! ¡A muerte! ¡A muerte!
¡Deteneos! ¡Por todos los dioses!
- ¡Esto os aplacará! - ¡Oro!
¡Vamos!
¡Adiós, Thais!
Me olvidarás en vano.
¡Tu recuerdo será el bálsamo de mi alma!
- ¡Ah! Para siempre. - ¡Ven!
- ¡Adiós! - ¡Para siempre!
¡Oro!
¡El ardiente sol me aplasta Como un fardo demasiado pesado!
¡Ah! ¡No soporto el peso del día!
¡Detengámonos!
¡No! ¡Sigue avanzando!
¡Castiga tu cuerpo! ¡Aniquila tu carne!
Bien decís, padre.
Ofrezco mi tormento al divino redentor.
Tan sólo el arrepentimiento nos purifica. ¡Camina!
Ese cuerpo perfecto que entregaste a los paganos,
a los infieles, a Nicias...
...¡Dios lo había creado...
...para que fuera su tabernáculo!
Y ahora que ya sabes la verdad,
no podrás unir tus labios,
ni podrás juntar las manos,
sin sentir repugnancia de ti misma.
¡Camina!
¡Expía!
Bien decís, padre.
¡Expía!
¿Nos hallamos aún lejos de la casa de Dios?
¡Camina!
¡No puedo más! ¡Perdonadme, venerado padre!
¡Ah! La sangre gotea de sus blancos pies.
¡La compasión se adueña de mi alma!
¡Pobre niña! ¡Pobre mujer!
Demasiado he prolongado ya esta dura prueba. ¡Perdóname!
¡Oh, hermana mía! ¡Oh, santa Thais!
¡Oh, santa, santísima Thais!
¡Tu palabra tiene el dulzor de la aurora!
Prosigamos nuestro camino.
Todavía no.
Un poco de agua fresca y unas frutas te devolverán las fuerzas.
Espera... ...descenderé hasta ese oasis...
...hasta ese acogedor remanso.
Mira, allí abajo, esas celdas blancas:
Es el convento de Albina, al que nos dirigimos.
La meta está próxima;
¡espera, reza!
Oh, mensajero de Dios,
bendita sea tu severidad,
¡y bendito seas tú, que me has abierto el cielo!
Mi carne sangra,
y mi alma rebosa de alegría.
Un aire fresco baña mi frente abrasada,
un aire más fresco que el agua de la fuente,
y más dulce que un panal de miel.
Tu pensamiento reina en mí como un suave bálsamo,
y mi espíritu, desligado de la tierra...
¡se remonta ya a la inmensidad!
Mi muy venerado padre,
¡bendito seas!
Refresca con agua mis manos y mis labios,
dame esos frutos, dame esos frutos.
Refresca con agua mis manos y mis labios;
mi vida te pertenece, mi vida te pertenece.
Dios te la confía.
Te pertenezco.
¡Bebe tú ahora!
¡No! Verte revivir
es para mí la mejor dulzura.
¡Todo me embriaga!
Percibo que tu mal ya ha pasado.
¡Oh, divina bondad!
¡Oh, dulzura inefable!
Pater noster, qui es in coelis...
¿Quién viene?
...Panem nostrum quotidianum da nobis.
¡Ah! ¡Providencia divina!
He aquí a la venerable Albina
que, en compañía de sus hermanas, nos trae el pan *** del convento.
Avanzan hacia nosotros en oración.
Et ne nos inducas in tentationem,
sed libera nos a malo
¡Amén!
Que la paz del Señor sea contigo, santa Albina.
Traigo a tu colmena divina
una abeja que, por la gracia de los cielos,
encontré un día perdida en un sendero sin flores.
Viéndola frágil, la acogí en el hueco de mis manos,
y tras calentarla con mi aliento
he venido a entregártela
para que la consagres a Dios.
¡Así sea!
Ya no iré muy lejos.
Ven, hija mía.
¡Mi labor está completada!
Adiós, querida Thais,
reclúyete en tu estrecha celda;
¡haz penitencia y reza por mí a todas horas!
Beso tus manos misericordiosas
y lloro por tener que separarme de ti...
...¡de ti que me has llevado a Dios!
¡Oh, qué conmovedoras palabras!
¡Oh, qué tiernas lágrimas!
¡Dichosa la pecadora que ha sabido ganar la gracia eterna!
¡Qué hermosas son sus facciones!
¡Qué destello de alegría brota en sus ojos!
¡Adiós para siempre!
¿Para siempre?
¡Nos encontraremos...
...en el reino de los cielos!
¡Amén!
Lentamente se aleja entre las blancas doncellas,
y las palmeras inclinan sus ramas
como si quisieran refrescar su frente.
¡Pasarán los días y los años...
...sin que vuelva a verla!
¡Ya no la veré más!
¡Qué cargado está el cielo!
Este embotamiento aplasta a los seres y a las cosas.
¡Se oye a lo lejos el aullido del chacal!
El viento desencadena su rugiente jauría
de truenos y relámpagos.
Refugiémonos en nuestras cabañas con nuestro grano y nuestros frutos.
Evitemos que una noche de tempestad puedan dispersarlos.
¿Alguien ha visto a Athanaël?
Desde que regresó, hace veinte días,
creo, hermanos, que no ha comido ni bebido.
¡La victoria que ha obtenido sobre el infierno...
...parece haber quebrado su cuerpo y su alma!
¡Ahí llega!
Parece absorto en sus pensamientos.
¡Se encuentra próximo a Dios!
Respetemos su silencio.
Dejémosle solo...
Quédate conmigo;
necesito confesar las tribulaciones de mi alma
a tu alma serena.
Bien sabes, oh, Palemon,
que supe rescatar el alma de la otrora impura Thais.
Esa victoria me proporcionó una orgullosa alegría
y regresé a este desierto de paz.
¡Pues bien, la paz ha muerto en mí!
¡En vano he flagelado mi carne,
y en vano la he martirizado!
¡Un demonio me posee!
¡La belleza de esa mujer atormenta mis visiones!
¡Sólo veo a Thais, Thais, Thais!
Y a veces, ni siquiera a ella,
sino a Helena y a Friné, a Venus y a Astarté.
¡Todos sus esplendores y voluptuosidades
en una única criatura!
¡Sólo veo a Thais, Thais, Thais!
¿Acaso no te lo dije? :
"Nosotros jamás nos mezclamos, hijo mío, con las gentes del mundo.
¡Temamos a las plagas del espíritu!"
¡Ay! ¿Por qué nos dejaste?
¿Por qué?
¡Que Dios te ayude!
¡Adiós!
¿Qué te ha vuelto tan severo,
y por qué disimulas el fulgor de tus ojos?
¡Thais!
¿Qué desdichada locura te impulsa a abandonar tu destino?
Hombre hecho para amar,
¡cuán equivocado estás!
¡Ah! ¡Satán! ¡Atrás!
¡Me arde la carne!
¡Atrévete a venir,
tú, que desafías...
...a Venus! - ¡Muero!
¡Thais!
¡Ven!
Una santa está a punto de abandonar la tierra.
¡Thais de Alejandría va a morir!
¡Thais va a morir!
¡Thais va a morir!
¿Para qué existen, pues, el cielo, los astros y el universo?
¿De qué sirve el universo?
¡Thais va a morir!
¡Ah! ¡Verla de nuevo!
¡Verla, sentirla, mirarla!
¡La deseo! ¡La deseo!
¡He de recuperarte! ¡He de recuperarte!
¡Sé mía! ¡Sé mía! ¡Mía! ¡Mía!
Señor, en tu misericordia, ¡ten piedad de mí!
¡En tu misericordia perdona mi iniquidad!
Dios la llama, y esta noche...
...la blancura de la mortaja velará la pureza de su rostro.
Ha pasado tres meses...
...de vigilia, oración y llanto...
Su cuerpo está devastado por la penitencia,
¡mas sus pecados han sido perdonados!
Señor, en tu misericordia, ¡ten piedad de mí!
Sé bienvenido a nuestro tabernáculo,
¡oh, padre venerado!
Pues sin duda acudes para bendecir...
...a esta santa que nos has entregado?
¡Sí, Thais!
Ha llevado a cabo lo que tu espíritu puro le ordenó realizar...
¡... y pronto va a ver...
...la luz eterna!
¡Thais! ¡Thais!
Señor, en tu misericordia, ¡ten piedad de mí!
¡Thais!
¡Sois vos, padre mío!
¿Recuerdas el luminoso viaje...
...durante el que me condujiste hasta aquí?
¡Sólo recuerdo tu belleza mortal!
¿Recuerdas aquellas horas de paz...
...en el frescor del oasis?
¡Ah! Tan sólo recuerdo esa sed inextinguible...
...que sólo tú puedes apaciguar.
¿Recuerdas, sobre todo, las sagradas palabras...
...de ese día en el que por ti...
...conocí el verdadero amor?
¡Cuando te hablé, mentía!
¡Ya amanece!
¡Te mentí!
¡He aquí las rosas del alba eterna!
¡No! El cielo... ya nada existe...
No hay otra certeza que la vida... ...y que el amor de dos seres...
¡Te amo!
¡Los cielos se abren!
¡He aquí a los ángeles, los profetas...
...y los santos!
¡Acuden sonrientes,
con las manos llenas de flores!
¡Escúchame, bienamada mía!
Dos serafines de alas blancas...
¡Ven! ¡Me perteneces!
...flotan en el firmamento...
...y como ya me anunciaste... - ¡Oh, Thais mía! ¡Te amo!
...Dios, en su dulce consuelo... - ¡Oh, Thais mía! ¡Te amo!
...posa sobre mis ojos sus dedos luminosos...
- ¡Ah! - ¡Te amo!
...y enjuga para siempre mis lágrimas. - ¡Ven! ¡Thais! ¡Ah! ¡Ven!
Dime: ¡Viviré! ¡Viviré!
- ¡El sonido de las arpas me embelesa! - ¡Oh, Thais!
- ¡Suaves perfumes me embriagan! - ¡Thais mía!
¡Oh, Thais mía, me perteneces!
- Un exquisito bienestar me inunda... - ¡Thais! ¡Thais!
- ¡Ah! ¡Ah! - ¡Te amo!
- Un bienestar que aplaca todos... - ¡Ven! ¡Thais!
...mis males! - ¡Ah! ¡Ven!
¡Ven!
¡Ah! ¡El cielo!
¡Es Dios... le veo!
¡Ha muerto!
¡Piedad!